¿Qué es ofrecer algo a Dios?

Orando por los enfermosSi hay algo más impresionante que ver a una persona sufriendo es ver que ofrece su sufrimiento por el bien de otros. Es una escena que he tenido la gracia de ver más de una vez, especialmente en el contexto de los agonizantes. Precisamente allí donde todo se entrega, allí donde asoman las puertas altas y siniestras de la muerte, la generosidad brilla como piedra preciosísima. Estos, mis oídos, han oído cosas como: “¡Ofrezco este dolor por mi país, para que cese la violencia!” O también: “Acepta, Jesús, esta ofrenda de mi vida por las vocaciones sacerdotales.”

El valor asombroso de personas como estas lo mueve a uno a reflexión en varios niveles. Está la parte existencial, es decir, ese cuestionamiento que uno termina haciéndose en torno a a los propios valores, y en torno también a lo que pasa y lo que dura. Para mí por lo menos es inevitable sentirme torpe, cobarde y egoísta cuando descubro el tamaño del amor que circula por esas carnes maceradas por el peso de la enfermedad, los accidentes o la violencia de los hombres. Este es un nivel de cuestionamiento que se puede resumir en la pregunta: “¿Y yo qué?”

Pero hay otros niveles. Por ejemplo, cabe preguntarse por la dimensión psicológica del ofrecimiento: ¿Qué hay en la cabeza de una persona cuando enfrenta un dolor intenso y lo abraza, y lo ofrece? Aunque suene cruel o descreído preguntarlo: ¿Es un acto de resignación? ¿Es una forma de huir con decoro y tratar de hacer algo bueno de un momento malo? La razón de hacer estas preguntas no es la curiosidad. Es que me llama la atención por qué unas personas parece que pueden dar ese paso mientras que otros se cierran en una concha de amargura y simplemente maldicen su suerte o se concentran en recriminarle a Dios su injusticia. ¿Por qué sucede así? ¿Hay alguna forma de ayudar a que la persona que sufre bajo el impacto de un dolor descomunal encuentre un camino hacia una perspectiva de oblación y ofrecimiento, o eso sólo sucede si la persona ya era creyente y muy religiosa?

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¿Cómo Evangelizar Hoy?

Cruz

Evangelizar…

Con ardor pero sin angustia;
con fervor pero sin fanatismo;
con convicción pero sin presunción.

Evangelizar…

Como quien cuenta una historia
que empezó hace tantos años
y es tan joven como la mañana.

Evangelizar…

Sabiendo que el mapa de la bondad,
el mapa de la verdad
y el mapa de la fe
sólo al final coinciden.

Evangelizar…

Con la alegría del que nada merecía
y siendo así indigno fue amado,
y tanto le amaron que arde ya en fuego
y entre llamas habla de un amor inmenso.

Evangelizar…

Con voces de esperanza,
que dan risa y dan llanto;
con acento de Cielo,
que mueve a danza y canto.

Evangelizar…

Entendiéndolos más de lo que ellos nos entienden;
amándolos más de lo que ellos pueden amarnos;
arriesgando más de lo que nadie arriesgaría.

Evangelizar…

Celebrando el sol más allá de la noche,
saludando la gloria desde la cruz de ignominia;
viendo lo que nadie ve,
dejando morir de hambre a la mentira.

Evangelizar…

Con una canción más fuerte que el silencio,
una que sane a quien ya no lo espera,
y abrume con amor al que aprendió a burlarse,
y abrace con piedad al que muere en su hielo.

Evangelizar…

Sabiendo que cosecharemos bienes
que no hemos sembrado,
y sembraremos bienes
que no habremos de cosechar.

Evangelizar…

Cada día un poco más y un poco mejor.
¡Sí! Que la muerte te encuentre anunciando a Jesús
y al encuentro con Jesús venzas tú a la muerte.

67. Sanado de tu Traición

Amanecer67.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

67.2. Causa extrañeza a tu mente que puedan estar tan próximas la santidad y el pecado, la virtud y el vicio, la belleza y la deformidad. En la contemplación de la naturaleza —antes de que la toque la mano humana— no suelen darse vecinos tan dispares. Un león no es a veces tierno y a veces cruel con las cebras, ni hay por naturaleza leones tiernos y leones crueles, mientras que los hombres varían en sus sentimientos, los tejen y relacionan de modos caprichosos o absurdos, los ocultan o manifiestan cuando les conviene, o a veces padecen terribles conflictos internos: sienten que aman y odian a la vez, descubren que les gustaría que no les gustara lo que les gusta, y, en fin, hacen mil combinaciones más de un universo interno complejo y a menudo agobiante.

67.3. La Biblia toma atenta nota de este desgarramiento interno del corazón humano. El mismo Pedro que recibió de primero la claridad sobre la misión propia de Jesús (Mt 16,16), recibió también de Jesús severa reprimenda por su osadía desorbitada (Mt 16,23); prometió hacerse matar por su Maestro (Mc 14,31) y lo negó (Mc 14,66-72).

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Sobre el Lenguaje Apocalíptico en algunos discursos de Jesús

Jesús, Juicio FinalHay dos comentarios básicos que hacer, antes de abordar un texto como el discurso de Jesús en Mateo 24. Primero, el carácter general del lenguaje apocalíptico. Segundo, los varios niveles del discurso de Nuestro Señor.

Sobre el lenguaje apocalíptico hay que decir que se trata de algo bastante elaborado por el tiempo en que Cristo vivió sobre esta tierra. La “apocalíptica” es todo un género literario que hunde sus raíces en el movimiento profético y hasta cierto punto lo generaliza o extiende. Si fue tarea de los profetas mostrar el parecer de Dios para unas coordenadas concretas de tiempo y lugar, las visiones de tipo apocalíptico ensanchan ese enfoque hasta cubrir todas las naciones y todos los tiempos.

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La Palabra Impronunciable

Maniquíes¿Cuál es la Palabra Impronunciable de nuestro tiempo? ¿Cuál será? ¿Una grosería de baja estofa? ¿Una blasfemia terrible? ¿Una obscenidad burda? Nada de eso; todo eso es “pronunciable” y todo eso brota por todas partes en nuestra sociedad liberal y secular.

Haz en cambio esta prueba: di en voz alta que la inteligencia del hombre es genética y neurológicamente distinta de la inteligencia de la mujer. O di que en las razas humanas hay diferencias, y que lo que es más fuerte en unas no lo es en otras. O di que no todas las llamadas “culturas” son equivalentes. O di que no da lo mismo creer en Cristo que seguir las enseñanzas de Buda o los escritos de Mahoma. Si pronuncias la palabra “diferencia,” no en el sentido liviano de “variación” sino en el sentido primero y directo de realidades que no son ni van a ser lo mismo, seguro que vas a tener problemas.

Todo ello configura a la palabra, o por lo menos el concepto de “diferencia,” como un tabú, tal vez el primer gran tabú del siglo XXI. Cosa que es paradójica porque se supone que todo en nuestra sociedad habla de “pluralismo” y de “multiculturalidad.” Estamos en un mundo que se regocija en la pluralidad pero que en el fondo quiere que las diferencias no marquen nada sustancial.

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66. El Origen de la Paz

Pregunta66.1. Aunque hay igualdades fundamentales entre los seres humanos, ellas son de tal naturaleza que se abren a una diversidad inagotable. En efecto, vuestras facultades propias, como la inteligencia y la voluntad tienen una identidad básica, pero tienen también una apertura radical hacia el objeto que les es propio, a saber, la verdad para la inteligencia y el bien para la voluntad.

66.2. Eres semejante a tus hermanos los hombres en que también ellos, lo mismo que tú, estáis llamados al bien y a la verdad, pero como no estáis predestinados a un bien particular o a una verdad única, resulta así que de la unidad de naturaleza y de especie nace la diversidad de los individuos.

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¿Es la Ecología la Nueva Religión?

EcologíaLa Ecología es la ciencia que mira a los seres vivos en relación con su entorno y por ello mismo en la complejidad de sus mutuas relaciones. Es una ciencia con nombre hermoso porque la raíz “eco” viene del griego “oikos” que quiere decir “casa;” es la misma raíz que está en la palabra “economía.” Según eso, la ecología quiere que conozcamos nuestra “casa común,” que en cierto sentido es este planeta Tierra, y en otro sentido se confunde con el universo, con el cosmos mismo.

Surgimiento de la Conciencia Ecológica

El surgimiento de la ecología hasta las primeras planas de los diarios no sucede por causas tan hermosas, sin embargo. El siglo XIX inició la llamada Revolución Industrial, de la cual podemos decir que no se ha detenido. Las máquinas de vapor, o más tarde, de los derivados del petróleo, el uso extenso de la electricidad y el fenómeno imparable del urbanismo han afectado no sólo nuestras vidas sino el presente y el futuro de la vida en el planeta. Los primeros usuarios de los vehículos de gasolina tenían demasiadas cosas de qué preocuparse para darse cuenta de que sus aparatos estaban también produciendo contaminación. Con una población motorizada de millones y millones de personas aglomeradas en espacios relativamente pequeños, pronto esta contaminación se hizo visible. Ciudades como Londres o Chicago se hicieron famosas por su “smog,” neologismo para designar una niebla (fog) que viene del humo (smoke) de nuestras máquinas. El smog fue una de las primeras señales de que no todo iba bien con el avance acelerado de la industrialización.

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