142. Lo más precioso de ti

142.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

142.2. Tus oraciones son lo más precioso de ti. Tus pensamientos, aun los más brillantes a tus ojos, seguramente serán superados. Tus afectos, incluso los más hermosos, tendrán que ser purificados. En tu memoria hay recuerdo de muchas cosas que enmendar, y en tus proyectos hay tanto que corregir, porque no funcionará, como hay para depurar, porque no es grato a Dios. Por contraste, mira ahora la belleza y la simplicidad de una oración. Las oraciones son lo único tuyo que verdaderamente roza el Cielo.

Continuar leyendo “142. Lo más precioso de ti”

Ejercicios sobre el perdon, 54

PERDONAR A LOS OTROS:
(Mt 5,21-24; 18, 21-35)

Entremos ahora a reflexionar sobre el tercer nivel del perdón, el perdón a los demás, teniendo siempre presente que si no existiese el perdón, las relaciones humanas serían imposibles. A lo largo de nuestra vida, muchas personas nos maltratan y nos hieren. El Señor, que nos ama, quiere que perdonemos a esas personas, para que podamos vivir en paz y alegría. Tenemos que ser conscientes, además, de que con nuestra falta de perdón a los demás, estamos debilitando las relaciones con nuestro Padre Dios. En cambio, al perdonar a los hermanos, nos abrimos a la gracia de Dios, que nos perdona generosamente.

Sorprende que algunas personas, animadas por la venganza y la desconfianza, puedan amedrentar, torturar y matar a otros. También impacta que existan tantas personas que, a pesar de tragedias personales o familiares que han vivido, encuentran en su corazón una capacidad de perdón que, sin duda, los convierte en dignos de admiración.

Continuar leyendo “Ejercicios sobre el perdon, 54”

Morir a si mismo para servir mas plenamente a Dios

Como el altar de esta iglesia, también nosotros, [los sacerdotes y religiosos], fuimos consagrados, puestos “aparte” para el servicio de Dios y la edificación de su Reino. Sin embargo, con mucha frecuencia nos encontramos inmersos en un mundo que quisiera dejar a Dios “aparte”. En nombre de la libertad y la autonomía humana, se pasa en silencio sobre el nombre de Dios, la religión se reduce a devoción personal y se elude la fe en los ámbitos públicos. A veces, dicha mentalidad, tan diametralmente opuesta a la esencia del Evangelio, puede ofuscar incluso nuestra propia comprensión de la Iglesia y de su misión. También nosotros podemos caer en la tentación de reducir la vida de fe a una cuestión de mero sentimiento, debilitando así su poder de inspirar una visión coherente del mundo y un diálogo riguroso con otras muchas visiones que compiten en la conquista de las mentes y los corazones de nuestros contemporáneos.

Continuar leyendo “Morir a si mismo para servir mas plenamente a Dios”

141. Las Flores

141.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

141.2. Las flores, desde tiempo inmemorial, según la medida de tus años, han sido referencia de belleza. Toda la profundidad de las raíces y la seriedad del tronco: toda la diligente labor de las hojas y la diversidad de ramas y ramitas se vuelve explosión de colores, texturas y contrastes en las flores. La flor, por así decirlo, da una razón de ser a todo el árbol que la sostiene. Y si no hubiera flores en el campo, parecería que no existiera más razón para el trabajo que poder trabajar más y más. En la flor y en su serena hermosura descansa el trajín de la naturaleza; el universo se remansa cuando nace una flor, y con paciencia espera a que despliegue sus pétalos y esparza su aroma.

Continuar leyendo “141. Las Flores”

Ejercicios sobre el perdon, 53

PERDONAR A DIOS: Les invito a que reflexionemos ahora sobre los tres niveles fundamentales del perdón: el perdón a Dios, el perdón a sí mismo y el perdón a los demás. En cuanto al perdón a Dios, las dos palabras no parecen ir juntas. Sin embargo casi todos guardamos en nuestro interior resentimientos contra Dios, además de forjarnos falsas ideas acerca de El. Ya hemos visto que el perdón se centra en el amor de Dios. Cuando la persona está centrada en el amor de Dios, cuando descubre que es amada por Dios, por un Dios que nos acepta como somos, desaparecen muchísimos problemas.

Es importante darnos cuenta de que, aunque oremos mucho, participemos en retiros, en muchas Eucaristías, es necesario recibir la revelación de Jesús, el descubrimiento del Dios vivo y verdadero, de lo contrario podemos vivir con grandes desconfianzas y resentimientos frente a Dios, sobre todo en momentos difíciles, cuando pensamos que Dios se olvidó de nosotros, nos envió ciertas desgracias, cuando pudo habernos liberado de ello.

Continuar leyendo “Ejercicios sobre el perdon, 53”

Mis Videos en Google

La idea de ofrecer videos ha tenido excelente acogida. Con este entusiasmo, me permito ofrecer gratuitamente a todos los siguientes títulos:

Este nuevo servicio es posible gracias al apoyo generoso de nuestros benefactores.

Google te permite–y nosotros también–que bajes este video a tu ipod o reproductor personal de video. Ten en cuenta que los videos en principio serán archivos grandes, incluso de decenas de Mb.

IMPORTANTE: Si deseas COMPRAR estos videos en formato DVD, escribe a videos@fraynelson.com.

Sin una verdad trascendente queda abierto el camino al totalitarismo

El totalitarismo nace de la negación de la verdad en sentido objetivo. Si no existe una verdad trascendente, con cuya obediencia el hombre conquista su plena identidad, tampoco existe ningún principio seguro que garantice relaciones justas entre los hombres: los intereses de clase, grupo o nación, los contraponen inevitablemente unos a otros. Si no se reconoce la verdad trascendente, triunfa la fuerza del poder, y cada uno tiende a utilizar hasta el extremo los medios de que dispone para imponer su propio interés o la propia opinión, sin respetar los derechos de los demás. Entonces el hombre es respetado solamente en la medida en que es posible instrumentalizarlo para que se afirme en su egoísmo.

Continuar leyendo “Sin una verdad trascendente queda abierto el camino al totalitarismo”

140. Perfección Espiritual

140.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

140.2. ¡Con cuánta reverencia pronuncian los bienaventurados habitantes de los cielos el Nombre Santo de Dios y con cuánto desprecio el mundo lo ignora o maltrata!

140.3. Dime, ¿por qué la gente exige tanto en su comida y en su vestido, hasta ser intolerantes con cualquier defecto que encuentran, mientras que a Dios sólo le arrojan las sobras de su tiempo y de sus fuerzas? A ti por ejemplo, te veo llegar a la oración con el cansancio y la mente embotada. Veo que te pasa a menudo que, cuando ya no pueden darte más los hombres entonces te vuelves a tu Dios. Cuando ya ninguna idea te atrae, piensas en tu Hacedor. Él va de segundo o de tercero, o va en el lugar que pueda, como uno más dentro de una serie.

Continuar leyendo “140. Perfección Espiritual”

Ejercicios sobre el perdon, 52

RESPIRAR A DIOS: Este ejercicio te ayuda a colocarte en una temperatura interior de presencia de Dios, de bondad para poder con la ayuda de tu Señor otorgar el perdón que necesitas dar.

Percibe el aire que pasa por tu nariz al aspirar. Siente el aire y su calidad: ¿aire caliente?¿aire fresco?… Percibe las áreas donde se siente. Aspira lentamente el aire por la nariz para poder sentirlo… Siente si entra más aire por una fosa nasal que por la otra… Siente cómo se llenan los pulmones al aspirar y cómo se relaja el pecho al expirar… Concentra ahora tu atención en ti mismo al observar tu propia respiración. Verifica que el yo es diferente de la respiración que estás observando. Puedes decirte: “no soy la respiración”… Enfoca de nuevo tu respiración. No intentes controlarla o profundizarla, sencillamente toma conciencia de ella… Toma conciencia de los movimientos que se producen en tu cuerpo, en los pulmones, en el diafragma. Toma conciencia de la inspiración.., de la expiración. Di internamente: “ahora estoy absorbiendo el aire… ahora estoy soltando el aire”. Sin reflexiones. Únicamente ser consciente de ello.

Observa el diafragma que se llena y se vacía… Aspira y expira varias veces suavemente. Percibe el aire que pasa por tu nariz y se expulsa por tu boca. Aire caliente, aire frío… Concentra ahora tu atención en ti mismo, en el yo que está respirando… El aire está cargado de la presencia de Dios. Aspira como aspiras el aire… expresa deseo, hambre y sed de Dios… Desea que él te penetre y purifique, como el aire que penetra en tus pulmones y purifica tu sangre. Como el aire oxigena tu sangre, la presencia de Dios te reconforta, te reaviva… Aspira profundamente queriendo que Dios purifique tu vida y la llene de bondad… Al expulsar el aire, expresa arrepentimiento por tus pecados y omisiones. Experimenta también el deseo de entregarte al Señor. Pon énfasis en esa entrega al expulsar el aire de tus pulmones… Repite conscientemente aspiraciones y expiraciones dándoles el sentido de entrega, de amor, de intimidad, de alabanza, de acción de gracias, de purificación, de perdón. Te recomendamos este estilo de oración acompasada, acompañando la respiración. Nuestros deseos de Dios son actos de amor. Abre los ojos y continúa presente al Señor.

Continuar leyendo “Ejercicios sobre el perdon, 52”

139. Penitencia Espiritual

139.1. El mundo hace sus propios ayunos y sus propias penitencias pero no por Dios. Es dura ofensa a la majestad y sobre todo a la misericordia divina, ver que lo que no se hace por la conversión del corazón, ni tampoco se hace por amor al prójimo, ni tampoco se hace por gratitud y alabanza al Creador de todos, eso sí se hace por lograr más dinero, por alcanzar más poder o por disfrutar de un placer más intenso.

Continuar leyendo “139. Penitencia Espiritual”

Ejercicios sobre el perdon, 51

PERDONARSE A SÍ MISMO: Entremos a reflexionar el tema el perdón a sí mismo, que según varios analistas, constituye el momento decisivo en el proceso del perdón. En efecto, el perdón a Dios y el perdón a los otros tiene que pasar por el perdón que yo me conceda a mí mismo. Quien quiere perdonar pero no logra perdonarse a sí mismo es como quien se mete al mar sin saber nadar. Se convierte en juguete de las olas. Lo esencial de toda sanación es aprender a perdonarse a sí mismo, pues desde allí viene la práctica para el perdón a los demás. Solo el perdón que te otorgues a ti mismo logrará restablecer la paz, la armonía interior y hará posible que podamos abrirnos al perdón al otro.

Origen del desprecio a sí mismo: El corazón se va envejeciendo por el pecado, el odio, la falta de perdón. A partir del pecado nuestro corazón se ha llenado de debilidad, culpabilidad, agresividad que, a veces, es dirigida contra los hermanos más cercanos. Puede ser que uno haya sido marcado por reproches humillantes de parte de padres, familiares, educadores: ¡eres un bruto! ¡no sirves para nada! ¡eres un inútil! O se nos marcó con silencios terribles o nos hicieron pasar vergüenzas ante los demás por habernos comportado de una manera que parecía reprensible ante los mayores. Somos seres repletos de culpabilidad. Esta puede comenzar ya desde el seno materno, por ejemplo, al no ser acogido, al no ser deseado, o al no ser aquello que se esperaba: niño o niña; todo eso hace que nos sintamos culpables de vivir. Son muy diversos los orígenes de la culpabilidad, y se continúa así porque no se ha descubierto aún la realidad profunda, transformadora del perdón.

Continuar leyendo “Ejercicios sobre el perdon, 51”

La mision de la Iglesia apenas esta empezando

La misión de Cristo Redentor, confiada a la Iglesia, está aún lejos de cumplirse. A finales del segundo milenio después de su venida, una mirada global a la humanidad demuestra que esta misión se halla todavía en los comienzos y que debemos comprometernos con todas nuestras energías en su servicio. Es el Espíritu Santo quien impulsa a anunciar las grandes obras de Dios: « Predicar el Evangelio no es para mí ningún motivo de gloria; es más bien un deber que me incumbe: Y ¡ay de mi si no predicara el Evangelio! » (1 Corintios 9, 16).

Continuar leyendo “La mision de la Iglesia apenas esta empezando”