La Pasión de Jesucristo: El testimonio del Amor más Grande; la fuente viva de nuestra redención; la razón de toda nuestra esperanza; el principio sólido del amor que nos une; la revelación de la misericordia en su forma más perfecta. Tema 18: Jesus es condenado a muerte
El misterio del hombre solo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado
¡[Jesucristo] Redentor del mundo! En Él se ha revelado de un modo nuevo y más admirable la verdad fundamental sobre la creación que testimonia el Libro del Génesis cuando repite varias veces: “Y vio Dios ser bueno”. El bien tiene su fuente en la Sabiduría y en el Amor. En Jesucristo, el mundo visible, creado por Dios para el hombre —el mundo que, entrando el pecado está sujeto a la vanidad— adquiere nuevamente el vínculo original con la misma fuente divina de la Sabiduría y del Amor. En efecto, “amó Dios tanto al mundo, que le dio su unigénito Hijo”. Así como en el hombre-Adán este vínculo quedó roto, así en el Hombre-Cristo ha quedado unido de nuevo. ¿Es posible que no nos convenzan, a nosotros hombres del siglo XX, las palabras del Apóstol de las gentes, pronunciadas con arrebatadora elocuencia, acerca de “la creación entera que hasta ahora gime y siente dolores de parto” y “está esperando la manifestación de los hijos de Dios”, acerca de la creación que está sujeta a la vanidad? El inmenso progreso, jamás conocido, que se ha verificado particularmente durante este nuestro siglo, en el campo de dominación del mundo por parte del hombre, ¿no revela quizá el mismo, y por lo demás en un grado jamás antes alcanzado, esa multiforme sumisión “a la vanidad”? Baste recordar aquí algunos fenómenos como la amenaza de contaminación del ambiente natural en los lugares de rápida industrialización, o también los conflictos armados que explotan y se repiten continuamente, o las perspectivas de autodestrucción a través del uso de las armas atómicas: al hidrógeno, al neutrón y similares, la falta de respeto a la vida de los no-nacidos. El mundo de la nueva época, el mundo de los vuelos cósmicos, el mundo de las conquistas científicas y técnicas, jamás logradas anteriormente, ¿no es al mismo tiempo que “gime y sufre” y “está esperando la manifestación de los hijos de Dios”?
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146. Los Tres Demonios
146.1. Ven, quiero contarte una historia.
146.2. Hubo una antigua aldea rodeada de grandes campos. Los habitantes de aquel lugar cultivaban sobre todo cereales: trigo, cebada, avena y centeno.
Los días transcurrieron tranquilos hasta que a un joven llamado Evaristo se le ocurrió que a aquel sitio le faltaba algo. Fue entonces a hablar con el alcalde y le expuso su preocupación:
—Sé que nuestro pequeño pueblo es apacible y bello, pero algo le falta, y yo quiero ayudar a construirlo.
—No careces de entendimiento, jovenzuelo —replicó el alcalde—. ¡Digno heredero de tu noble familia, al fin y al cabo! Piensa de qué se trata y, si ves que puedo ayudarte, estaré a tus órdenes.
Evaristo fue entonces donde el cura del lugar:
—Padre, estoy convencido de que a este sitio le falta algo…
El sacerdote lo interrumpió:
—Son las inquietudes de tu joven corazón las que te hacen imaginar tales cosas. Nada falta afuera de ti, es más bien tu alma la que necesita ser reformada.
Evaristo quería decir algo más, pero se llevó la mano a la boca y se despidió de prisa.
Fue después donde su tío y consejero, aquel que tantas veces le había ayudado a ver con claridad. El pobre Evaristo había perdido a su padre desde muy niño, y el tío Alfonso había sido desde entonces como un papá para él. Entró, pues, al taller del tío, y se decidió a plantear su inquietud en forma de pregunta:
—Tío, ¿tú no crees que a este pueblo le hace falta algo?
El buen Alfonso se quedó perplejo.
—Me imagino que sí, pero, si te soy sincero, nunca me lo había preguntado.
Y según su costumbre, le devolvió la pregunta:
—¿Tú qué piensas que nos hace falta?
El muchacho se asomó a la ventana y hundió la mirada en los campos, que ya estaban maduros para la siega. Tratando de poner sus pensamientos y sentimientos en palabras, empezó a hablar así:
—Mira ese campo, tío: está lleno de alimento para nosotros y nuestros ganados, para nuestro comercio y para el duro invierno que tendrá que llegar.
—Así es siempre, ¿no?
El joven continuó, como si no quisiera más interrupciones.
—Ahora vuelve tu mirada a esta aldea. Nosotros hacemos que ese campo se llene de trigo y alimento, y luego nos comemos lo que sembramos, y volvemos a sembrar.
El tío vio que Evaristo estaba demasiado serio como para hacer ningún comentario, pero en el fondo esos razonamientos empezaban a parecerle obvios y ridículos. El sobrino siguió impertérrito:
—Estamos rodeados de nuestro trabajo, y nuestro trabajo se vuelve nuestra comida; luego con la fuerza de esa comida trabajamos para seguir comiendo… ¡hay algo que falta!
Era la primera vez que Alfonso simplemente no tenía idea de qué decirle a su amado Evaristo, así que se quedó mirándolo con una mezcla de solidaridad y extrañeza. El joven volvió a clavar la mirada en el horizonte. Sin pensar mucho en lo que le saliera, Alfonso disparó una frase:
—No sé qué hace falta, pero sí sé quién va a traerlo. ¿Ves ese campo? A mí me gusta el dorado de la cosecha, que me recuerda el cabello de mi hija Fabia. Si tú quieres algo distinto en esa ventana, ¡hazlo! ¡Haz que yo pueda verlo!
Evaristo salió de la casa del tío, y se sintió el hombre más solo del mundo. Caminó hasta las afueras del pueblo y dejó pasar los minutos y las horas, hasta que la noche hizo salir hasta la más pequeña de las estrellas. Era una noche sin luna, de modo que las sombras de las lejanas colinas semejaban fantásticos monstruos venidos de otro tiempo.
Ejercicios sobre el perdon, 58
Carta de una joven religiosa desde la trágica Bosnia: Soy Lucy, una de las jóvenes religiosas que ha sido violada por los soldados serbios. Le escribo, Madre, después de lo que nos ha sucedido a mis hermanas Tatiana, Sandria y a mí. Permítame no entrar en detalles del hecho.
Hay en la vida experiencias tan atroces, que no pueden contarse a nadie más que a Dios, a cuyo servicio, hace apenas un año me consagré. Mi drama no es tanto la humillación que padecí como mujer, ni la ofensa incurable hecha a mi vocación de consagrada, sino la dificultad de incorporar a mi Fe un evento que ciertamente forma parte de la misteriosa voluntad de Aquel, a quien siempre consideraré mi Esposo Divino. Hacía pocos días que había leído “Diálogo de Carmelitas”, y espontáneamente pedí al Señor la gracia de poder yo también morir mártir. Dios me tomó la palabra, pero, ¡de qué manera!
Meditacion Devota de la Pasion de Cristo (17 de 33)
La Pasión de Jesucristo: El testimonio del Amor más Grande; la fuente viva de nuestra redención; la razón de toda nuestra esperanza; el principio sólido del amor que nos une; la revelación de la misericordia en su forma más perfecta. Tema 17: Jesús flagelado y coronado de espinas
Preservad la santidad de la familia
Tres cosas vamos a deciros en este saludo. Vivid en gracia; preservad la santidad de la familia; mantened la unión y la concordia en vuestra sociedad.
La vida del hombre tiene un sentido cuando éste coloca a Dios como meta última de sus aspiraciones, pone como base su amistad con El y hace discurrir su andar diario por el cauce de sus mandamientos y deseos. Nos gustaría estar ahora ahí, en medio de vosotros, para mostrar a unos la página evangélica del hijo pródigo, a otros la escena de Jesús con los niños cuyos ángeles siempre ven a Dios, para repetiros el sermón de la Montaña… Vivid, os diremos solamente, la vida cristiana en toda su hondura y realismo. Nunca olvidéis la enseñanza fundamental de estos días: Jesucristo, con su sangre, nos ha traído del Cielo el supremo don de la gracia y “nos ha hecho merced de las más preciosas y ricas promesas para hacernos así partícipes de la divina naturaleza” (2Pe 1, 4).
Acercad cada día vuestros labios a los divinos manantiales de la vida sobrenatural y tomad el alimento vital del alma que se da en los sacramentos, eliminando todo lo que impide eficacia o disminuye vuestro esfuerzo por conseguir los frutos de la Redención de Cristo. Que cada uno de vosotros se sienta como obligado a atraer al hermano alejado, a enseñarle a revalorizar la propia fe, a profundizar en una más consciente responsabilidad de sus exigencias, a saborear en pleno la grandeza del credo católico.
Tres Conferencias de Adviento y Navidad (3 de 3)
El tema central de Adviento y de Navidad es uno solo: recibir a Cristo, acogerlo como enviado del Padre, abrirle las puertas como Señor victorioso de mi vida, de mi familia y del universo entero, en verdad.
Tres Conferencias de Adviento y Navidad (2 de 3)
El Cántico de la Virgen María es bastante conocido, sobre todo con su título en latín, Magnificat. Hay otro cántico que está en el mismo capítulo del mismo Evangelio de San Lucas. Se trata del Cántico de Zacarías. El ejemplo de este hombre nos muestra cuán grande es el regalo de la misericordia y nos empuja a dejar nuestra “mudez.”
145. El Nombre de Jesucristo
145.1. ¡En el Nombre de Jesús, Nombre lleno de gloria, de dulzura y candor, de fuerza y de luz! ¡En el Nombre del Amado del Padre, Nombre Santo que con humilde gozo pronuncian Ángeles y hombres! ¡En el Nombre del Ungido, verdadero y anhelado Mesías de los hombres, Palabra hecha carne, Hijo de Dios constituido con poder!
145.2. Así como dijo Jesucristo que, levantado en la Cruz, a todos atraería hacia sí (Jn 12,32), así también su Nombre, pronunciado en la mente del hombre, todo lo convoca y todo lo levanta hacia Aquel que es Cabeza de todo (cf. Col 1,17-18). Por eso el demonio tiene entre sus principales tareas borrar y confundir la memoria de Nuestro Amado Señor, Salvador de los hombres, porque bien sabe que los hijos de Adán, en cuanto llegan a ver ese rostro, «Imagen de Dios invisible» (Col 1,15), fascinados por su belleza y enamorados de su bondad, pisotean las cadenas que el infierno con esfuerzo había preparado para ellos.
Tres Conferencias de Adviento y Navidad (1 de 3)
Resulta interesante y lleno de aplicaciones prácticas hacer una comparación entre las condiciones de vida actuales y las que conocieron José, María y Jesús. Sobre todo porque nuestro concepto actual de familia tiende a ser demasiado excluyente, y casi sólo limitado a la “familia nuclear.”
Celebraciones cristianas y rituales paganos
Hola fray Nelson.
Leyendo tu biografía y tus escritos en general me siento identificada en algunas cosas contigo, especialmente en la obra de la Renovación católica carismática, no sé qué habría sido de mi espiritualidad sin ella; ésta es claramente una obra de DIos.
En realidad el motivo de mi correo es una duda que tengo en relación a la tradición de la Iglesia. Existen trabajos históricos mormones que hablan del sincretismo del cristianismo con prácticas paganas, entre ellas resaltan la Eucaristía o “celebración del vino y el pan”, de esto me he enterado por terceros, no he ido directamente a estas fuentes. También me hablan de otros dioses como Horus o Mithra que comparten unos rasgos similares a los de Jesús como la resurrección, el nacimiento de una virgen, entre otras muchas características. Me gustaría por eso que me recomendaras lecturas más científicas para comprender ese pasado. si algo tengo claro en mi vida es la existencia de mi Dios en el santisimo sacramento del altar, de Jesús en su forma eucaristica por eso soy católica.
¡Gracias! -Estudiante, Bogotá.
Uno de los ataques más “sofisticados” contra nuestra fe es el que tú mencionas. La verdad es que uno puede sentirse incómodo y desconcertado cuando le dicen por ejemplo que la Navidad es una fiesta pagana que los cristianos sencillamente asumieron. O cuando le dicen a uno, como tú cuentas, que la Eucaristía tiene un origen pagano. O cuando nos cuentan que la historia del diluvio es “muy común” en culturas y religiones antiguas, de modo que la Biblia sería una especie de recopilación de cuentos que circulaban o que circularon en distintos lugares y culturas.
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Ejercicios sobre el perdon, 57
Cuando el Odio quiso matar el Amor: Escuché una vez este relato: Cuentan que en la historia del mundo hubo un día terrible en el que el Odio, que es el rey de los malos sentimientos, los defectos y las malas virtudes, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos más oscuros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Estos llegaron a la reunión con curiosidad de saber cuál era el propósito. Cuando estuvieron todos habló el Odio y dijo: “Os he reunido aquí a todos porque deseo con todas mis fuerzas matar a alguien”. Los asistentes no se extrañaron mucho pues era el Odio que estaba hablando y él siempre quiere matar a alguien, sin embargo, todos se preguntaban entre sí quién sería tan difícil de matar para que el Odio los necesitara a todos. “Quiero que matéis al Amor”, dijo. Muchos sonrieron malévolamente pues más de uno quería destruirlo.
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Meditacion Devota de la Pasion de Cristo (16 de 33)
La Pasión de Jesucristo: El testimonio del Amor más Grande; la fuente viva de nuestra redención; la razón de toda nuestra esperanza; el principio sólido del amor que nos une; la revelación de la misericordia en su forma más perfecta. Tema 16: Jesús de nuevo ante Pilato
Manual del Misionero
Tarea sublime
Es ya hora, amadísimos hijos, de hablar a ustedes, todos cuantos trabajan en la viña del Señor, a cuyo celo, juntamente con la propagación de la verdad cristiana, está encomendada la salvación de innumerables almas.
Sea lo primero, y como base de todo, procurar formarse cabal concepto de la sublimidad de la misión recibida, que debe absorber todas sus energías.
Misión verdaderamente divina, cuya esfera de acción se remonta muy por encima de todas las mezquindades de los intereses humanos, ya que el fin que ustedes buscan es llevar la luz a los pueblos sumidos en sombras de muerte y abrir la senda de la vida a quienes de otra suerte se despeñarían en la ruina.
144. Una Casa Para Dios
144.1. En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
144.2. La casa que tú le puedes construir a Dios es la que Él construye dentro de ti con las palabras que tú le acoges. Tú no puedes abarcar a Dios, pero su Palabra, viviendo en ti, hace Casa donde Él sí cabe. Si quieres, pues hospedar a Dios, has de recibirle su Palabra. ¡Oh maravilla de la Palabra Divina, que siendo con el Padre y como el Padre fuente de toda gloria, es también humilde y piadosa, tanto como para venir al corazón del hombre!
15 Razones para Amar el Adviento
Amo el Adviento. Lo amó apasionadamente, y necesito contarles por qué.
- El Adviento es un privilegio, o digo mejor: un acto precioso de condescendencia divina.
- Es un despertador que revela los límites de lo que termina, para llamarnos hacia aquello que no tiene límite ni término.
- Es el tiempo por excelencia para la esperanza.
- Son semanas de genuina catequesis, sentados junto al fogón del amor de los profetas.
- Es una escuela que tiene el estilo y la impronta de la Virgen de Nazareth.
- Es como una metáfora gigantesca de lo que es la Iglesia entera en este mundo… hasta que el Señor vuelva.
- Es un retiro espiriual para mil millones de personas.
- Es el recordatorio del lugar irreemplazable de la ternura y la mansedumbre como casa que preparamos a Jesús.
- Es el momento para sentirnos más hermanos que nunca de los judíos, y de todos aquellos que sabiéndolo o sin saber, aguardan al Mesías y su salvación.
- Bien vivido, es una senda de profundo autoconocimiento a la luz de Dios.
- Es tiempo para darnos cuenta de cuántas cosas ya no necesitamos, y por tanto, para hacer más liviana y generosa la vida.
- Tiempo para “hacer hambre” de modo que el banquete del Pan de Vida–que es Cristo–nos encuentre preparados y alegres.
- Es la época del año en que el Antiguo Testamento se hace diáfano, y el Nuevo Testamento, deslumbrante.
- Son días de oración y de escucha, días sobre todo para aprender que ninguna presencia de Cristo será suficiente hasta que llegue el día en que él sea todo en todos.
- Tiempo que condensa la experiencia del desierto y la alegría del Jordán.
