1. Hay una palabra que transmite gracia,
cuando tú la cantas,
cuando tú la das;
ahora yo recuerdo cuando la escuchaba,
que siempre pensaba:
“¿eso qué será?”
Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
1. Hay una palabra que transmite gracia,
cuando tú la cantas,
cuando tú la das;
ahora yo recuerdo cuando la escuchaba,
que siempre pensaba:
“¿eso qué será?”
Cuando los líderes de la revuelta independentista de 1916 querían ganar gente para su causa, utilizaron su arma secreta: hojas volantes con poemas sobre Irlanda. Acudieron también a un recurso de especial ternura: dibujar a su país como una dama, hermosa y joven, pero encadenada.
Irlanda ama el silencio. Lo ama casi demasiado. El silencio es la cobija que arropa al que sufre; es el cómplice de los enamorados; es el brillo de sus lagos; es la fuente inexhausta de su poesía; es el eco de sus valles y un trazo de su noche, un gesto que nunca se aparta por completo del rostro de su gente.
Cuando hablo de Irlanda y su esplendorosa naturaleza, o de su historia marcada por el sufrimiento, por supuesto recuerdo vivamente mi propio país, mi Colombia amada y añorada. Voy a describir entonces lo que significa para mí venir de Colombia a este país sirviéndome de la imagen de un reloj tradicional, de aquellos de agujas y tic-tac.
Hace poco fui a hacer turismo por Dublín. ¿Lugar de destino? Una antigua prisión, Kilmainham. ¿Prisión? Sí, como se oye. Turismo en una prisión donde lo que vas a escuchar es un relato conmovedor de sufrimiento y heroísmo, hasta visitar las celdas en que pasaron su última noche muchos de los próceres de la República de Irlanda, antes de ser ejecutados en la horca o ante el pelotón de fusilamiento.
Hay una gran conciencia ecológica en Europa, no hay duda, sobre todo si se compara con la postura más o menos ingenua e irresponsable que solemos tener en Latinoamérica y con la actitud eficientista y más bien altanera con que los Estados Unidos abordan el tema. Esta conciencia se refleja en el cuidado de las fuentes naturales, la sensibilidad por los recursos no renovables, el uso apropiado de desperdicios y también una preferencia por lo que involucre menos sustancias artificiales. Estamos viviendo el boom de lo “biótico,” como suele llamarse en Alemania, por ejemplo, aquí llamado “orgánico.”
Se acerca ya el primer año de la llegada a Irlanda. Coincidencialmente he tenido oportunidad de compartir con otros inmigrantes sobre sus experiencias. A mucha gente le ha ido bien pero muchos otros sienten una nostalgia avasalladora por sus países y culturas, por los amigos que dejaron y las familias que quedaron irremediablemente separadas por muchos kilómetros.
Si se encuentra la dieta perfecta y supervitamínica, que permite vivir mínimo 180 años, aunque es MUY estricta, ¿tú la seguirías?
Tony Blair ha dicho recientemente que asume “full responsibility” por las fallas de “inteligencia” que condujeron finalmente a que la Gran Bretaña se involucrara en la guerra contra Iraq. Mi pregunta es qué significa esa completa o total responsabilidad. La hipótesis es que no significa en realidad nada y que a lo sumo, por una extraña carambola de ese juego que se llama “opinión pública,” tal acto público de contrición sencillamente terminará favoreciendo los intereses de poder del Primer Ministro británico y su partido.
Bueno, es evidente que quiero cada vez más a Roma. Ello sin embargo no significa que me guste todo de Roma, mucho menos de lo que podríamos llamar la “Roma Católica.”
Bueno, demos espacio a otra reflexión en audio, esta vez sobre las ruinas de la ciudad de Roma. Necesitas tener instalado el Real Player en tu PC para escucharla. Toma 18 min. 6 seg. y el link es este.
Entre tantas cosas que conviene pensar y orar, está siempre el sentido de la vida. En Roma, ayudado de una discreta grabadora digital, hice esta reflexión. (Para oírla necesitas tener instalado el Real Audio en tu PC. La grabación dura 14 minutos 48 segundos).
Oí que el Señor me hablaba. Se dio un diálogo parecido a lo que sigue:
De una cosa he quedado vivamente convencido a raíz de mi viaje por España e Italia: estos queridos europeos saben disfrutar la vida. No lo digo de un modo superficial; no aludo simplemente a la comodidad que pueda tener un hotel, el refinado sabor de una comida o la luz deslumbrante de una playa en verano. Disfrutar no es algo que se queda en lo que la vida ofrece sino que tiene que ver con una serie de actitudes internas y de planes y resoluciones previas. De hecho, uno encuentra personas que “objetivamente” tendrían mucho para disfrutar pero que no logran sentirse contentas con lo que tienen.
De nuevo en casa, el desorden de mi habitación alcanza límites insospechados de caoticidad (¿existirá esa palabra?). Pero más que eso, lo que vivo es la alegría de ver de nuevo a los hermanos. Creo que día a día voy sintiendo más cercanos a mis queridos frailes irlandeses. El tiempo, las experiencias compartidas y un poco de más fluidez en el idioma van haciendo la obra.
Ayer por la noche Dios me concedió un último regalo en Madrid: he presidido la eucaristía en la parroquia de María Carabaña, la cual lleva por nombre “Cristo Sacerdote.” Hoy he viajado Madrid-Dublín y estoy cansado pero muy, muy agradecido con Dios.
He publicado buen número de imágenes nuevas.