9. Jesús asumió la Cruz para vencer de raíz al mal y a su autor el diablo. Para ello “se hizo pecado” (cf. 2 Co 5, 21) y “se hizo maldito” (cf. Ga 3, 13), para llevar a la Cruz y a la Muerte a todo pecado y, “para destruir por la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hb 2, 14). Fruto de la Cruz es la derrota del diablo y sus obras: “Derrotar al mal: esto es la Redención” (TMA 7).
“Para devolver al hombre el rostro del Padre, Jesús debió no sólo asumir el rostro del hombre, sino cargarse incluso del ‘rostro’ del pecado” (NM 25). Jesús se hizo pecado para destruir en sí mismo por medio de la Cruz al mal (cf. Ef 2, 16). La Cruz es autoinmolación divina.
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