Doce Errores… (11 de 15)

Octavo Error: Encerrarnos en los Grupos Piadosos

Por no sé qué razón el término “grupo piadoso” tiene un tono despectivo que yo realmente quisiera evitar. Debo mucho a la piedad, no sólo por mi propia familia sino también por el contexto de los grupos de oración de la Renovación Carismática, que fue el ambiente en que nació y se fortaleció mi vocación a la vida religiosa y el sacerdocio. Continuar leyendo “Doce Errores… (11 de 15)”

Doce Errores… (10 de 15)

Séptimo Error: Poner las esperanzas en el diálogo interreligioso, el movimiento ecuménico o las causas sociales compartidas

Una tendencia muy propia de la Izquierda política ha sido la de fortalecer a los grupos más pequeños asociándolos entre sí. Gracias a este procedimiento, las minorías étnicas resultan haciendo bloque con partidarios de la ecología, colectivos homosexuales y grupos en contra de la guerra, por dar un ejemplo. El efecto esperado es que, lo que ninguno de ellos hubiera podido conseguir por sí solo, lo puedan conseguir sumando los votos de todos. El candidato que así resulte elegido se supone que queda obligado a seguir escrupulosamente una agenda que vaya dando su parte a cada uno de los pequeños grupos que le dieron la victoria.

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Doce Errores… (7 de 15)

Quinto Error: Disparar anatemas contra todos (2ª Parte)

Supongamos que ponemos como norma que los creyentes digan que “Cristo es Dios.” Eso nos tranquiliza, por lo menos parcialmente. Nos hace sentir que no van a caer en herejía; pero en realidad hay algo de ilusorio en esa tranquilidad. Decir que “Cristo es Dios” salva sólo de UNA herejía, la de decir que Cristo no es Dios. Y la lista de las herejías es infinita porque la fe puede ser expuesta y ahondada sin límites.

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Doce Errores… (6 de 15)

Quinto Error: Disparar anatemas contra todos (1ª Parte)

Es apenas normal que el avance de los enemigos cause, no sólo dolor o rabia, sino también temor. La Iglesia, en la medida en que está compuesta por seres humanos, participa de esa “normalidad” y puede obrar a veces guiada por el miedo. En tales circunstancias su discurso y sus acciones toman una actitud defensiva.

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Doce Errores… (5 de 15)

Cuarto Error: Vender más barato el Evangelio

El mundo globalizado que nos ha correspondido en suerte vive bajo el signo del mercado, y ello significa, bajo las frías leyes de la oferta y la demanda. Existe la tentación de entrar al mercado de las religiones y ver qué quieren los posibles “clientes” para adecuar la propuesta a sus intereses y gustos.

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Doce Errores… (4 de 15)

Tercer Error: Añorar el pasado y refugiarnos en él

Cuando las cosas se vuelven confusas y los límites borrosos queda siempre la tentación de cerrar los ojos. Una vez que negamos el presente, el siguiente paso será refugiarnos en un futuro fantasioso o en un pasado idealizado. La experiencia muestra que es esto segundo lo que suele suceder. El precio, desde luego, es volvernos inútiles para el presente que hemos empezado por negar.

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Doce Errores… (3 de 15)

Segundo error: Apelar a una rutina juiciosa y seguir como si nada pasara

Otros ven las cosas de un modo menos trágico y más estoico. Su consigna es “Sigamos haciendo bien lo que sabemos hacer bien. La tormenta pasará y la gente volverá.”

Hay un núcleo valioso de esperanza y de deseo de fidelidad en estas palabras pero también hay riesgo de miopía ante los signos de los tiempos. Cuando los cristianos fueron expulsados de Jerusalén hubieran podido quedarse en ciudades pequeñas y menos problemáticas como Jericó y allí esperar a que “pasara la tormenta.”

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Doce Errores… (1 de 15)

Doce Errores que no Podemos Cometer en la Nueva Evangelización de Europa

Introducción

Es desconcertante y triste ver a Europa dar la espalda a sus raíces cristianas, no sólo ni principalmente por lo que digan los papeles de una supuesta Constitución, sino ante todo porque la mayor parte de la gente se pronuncia en contra de las enseñanzas de la Iglesia y del Evangelio, especialmente en lo que atañe a la moral de la familia y el respeto a la vida frágil (aborto, eutanasia).

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Rogelio González Corso y los Mártires Cubanos

La escritora norteamericana Ann Ball ha lanzado un libro sobre figuras católicas contemporáneas ejemplares, en el cual se incluye un emocionante capítulo sobre el joven mártir cubano Rogelio González Corso, miembro de la Agrupación Católica Universitaria, fusilado por los comunistas en la prisión de La Cabaña, La Habana, en 1961 (“Faces of Holiness – Modern Saints in Photos and Words”, Our Sunday Visitor, Inc., Huntington, Indiana.

Rogelio hizo sus estudios secundarios en el Colegio de Belén, de los Padres Jesuítas, y posteriormente se graduó de ingeniero agrónomo en la Universidad de La Habana. Durante sus estudios universitarios, ingresó a la Agrupación Católica Universitaria, donde fue un miembro ejemplar, de comunión y rosario diarios, destacándose por su devoción a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre.

En 1959, cuando Fidel Castro tomó el poder, ocupó por breve lapso un cargo administrativo en el ministerio de Agricultura. Lo abandonó en seguida que percibió el rumbo pro-comunista y anti-católico del nuevo régimen, pasando a liderar, en la clandestinidad, la resistencia de un grupo de jóvenes católicos. Sobre esta decisión, comenta la Sra. Ball: “Rogelio decidió así ofrecer su vida para erradicar el comunismo y recuperar para Dios a su querida Patria”. El 18 de marzo de 1961 fue arrestado por las fuerzas castristas. Después de un juicio sumario y secreto, murió en el paredón de fusilamiento el 20 de abril del mismo año, gritando “¡Viva Cristo Rey! ¡Abajo el comunismo! ¡Viva la Agr…”, no pudiendo terminar de decir “Agrupación Universitaria”, pues la descarga de fusilería segó su vida.

Rogelio González Corso dejó una carta a sus familiares, escrita pocas horas antes de su muerte, que constituye un verdadero legado espiritual, con valiosos principios que podrán iluminar la reconstrucción cristiana de Cuba.

Después que en 1998 escribí un modesto artículo, “Mártires cubanos: no los olvidemos” (DIARIO LAS AMÉRICAS, ed. electrónica, Nov. 12, 1998), fuimos contactados por la Sra. Ball, solicitando mayores antecedentes. Somos testigos de su paciente y tenaz esfuerzo para obtener en el destierro cubano documentación inédita sobre Rogelio González Corso y otros jóvenes mártires católicos de la isla. Un fruto magnífico de ese empeño, digno de ser continuado, es este capítulo de su reciente libro. Ann Ball supo así enfrentar los obstáculos del tiempo transcurrido que, inclemente, intenta dejar atrás a insubstituibles testigos de esos hechos.

La escritora norteamericana se refiere también a la histórica y filial carta “¡Santo Padre, rescatad del olvido a lo mártires cubanos, víctimas del comunismo!”, suscripta por 500 de las más representativas personalidades del exilio cubano. Dicho documento, llevado a Roma por el Sr. Sergio F. de Paz y el Dr. Enrique J. Cantón, fue entregado el 14 de octubre de 1999 en las manos de un alto dignatario de la Secretaría de Estado del Vaticano, quien tuvo la deferencia de firmar un protocolo dejando constancia del acto.

Liberado del “Sola Scriptura”

Transcribo a continuación un interesante testimonio sobre los problemas de Sola Scriptura, narrados por un profesor y teólogo protestante: Scott Hahn.

En mi clase de Historia de la Iglesia, uno de mis mejores alumnos (antiguo católico) expuso un trabajo sobre el Concilio de Trento, y al terminar me hizo una embarazosa pregunta que yo nunca había escuchado. Dijo:

– Profesor Hahn, usted nos ha enseñado que la doctrina de Sola Fide no es bíblica, y que ese grito de guerra de la Reforma no tiene ningún fundamento si se confronta con la interpretación de Pablo. Como usted bien sabe, el otro grito de guerra de la Reforma Protestante fue Sola Scriptura: que la Biblia es nuestra única autoridad, en lugar del Papa, los Concilios o la Tradición. Profesor: ¿dónde enseña la Biblia que la Escritura es nuestra única autoridad?

Me le quedé mirando y empecé a sentir un sudor frío.

En el seminario yo tenía fama de ser una avispa socrática, que siempre ponía en aprietos a otros con incómodas preguntas; pero ésta nunca se me había ocurrido.

Respondí lo que cualquier profesor al que han pillado desprevenido hubiera contestado: “¡Qué pregunta más tonta!”. Pero en cuanto esas palabras salieron de mi boca me sentí derrotado, pues me había prometido que como docente jamás usaría esa expresión.

El alumno no se acobardó. El sabía que no era una pregunta tonta, así que mirándome directamente a los ojos, me retó:

-Bien, pues entonces déme al menos una respuesta tonta.

Le dije:

– Vayamos primero a Mateo 5, 17 y luego veamos 2 Tim 3: 16-17: “Toda Escritura inspirada por Dios es útil para enseñar, para rebatir, para corregir y para formar en la justicia, de modo que el hombre de Dios sea perfecto, y preparado para toda obra buena” Y luego podemos ver también qué dice Jesús acerca de la Tradición en Mateo 15.

Su respuesta fue cortante:

– Pero profesor, Jesús no estaba condenando toda tradición en Mateo 15, sino sólo las tradiciones corruptas. Cuando 2 Tim 3, 16 menciona “Toda la Escritura” no dice “solo la Escritura” es útil. También la oración, la evangelización y otras muchas cosas son esenciales. ¿Y qué decir de 2 Tes 2:15?

– Oh, sí… Tesalonicenses….-musité débilmente-, ¿qué dice ahí?

-Pablo dice a los tesalonicenses: “Por lo tanto, hermanos, manteneos firmes y guardad las tradiciones que habéis aprendido de nosotros, de palabra o por carta”.

Me salí por la tangente:

-¿Sabes John?, nos estamos alejando del tema. Avancemos un poco más y ya hablaremos algo sobre esto la próxima semana.

Puedo asegurar que él no quedó satisfecho. Y yo tampoco.

Mientras volvía a casa aquella noche, miré las estrellas y murmuré: Señor, qué está pasando? ¿Dónde enseña la Escritura Sola Scriptura?

Eran dos las columnas sobre las que los protestantes basaban su revolución contra Roma. Una ya había caído, y la otra se estaba tambaleando. Sentí miedo.

Estudié durante toda la semana sin llegar a ninguna conclusión. Llamé incluso a varios amigos, pero no hice ningún progreso. Finalmente hablé con dos de los mejores teólogos de América, y también con algunos de mis ex profesores. Todos aquellos a los que consultaba se sorprendían de que yo les hiciera esa pregunta, y se sentían aún más trastornados cuando yo no quedaba satisfecho con sus respuestas. A un profesor le dije:

-Tal vez sufro de amnesia, pero he olvidado las simples razones por las que los protestantes creemos que la Biblia es nuestra única autoridad.

-Scott, que pregunta tan tonta.

-Pues déme una respuesta tonta.

-Scott –replicó-, en realidad tú no puedes explicar la doctrina de Sola Scriptura con la Escritura. La bíblia no enseña explícitamente que ella sea la única autoridad para los cristianos. En otras palabras, Scott, Sola Scriptura es en esencia la creencia histórica de los reformadores, frente a la pretensión católica de que la autoridad está en la Escritura y además, en la Iglesia y la Tradición. Para nosotros, por tanto, ésta es sólo una presuposición teológica, nuestro punto de partida, más que una conclusión demostrada.

Después me ofreció los mismos textos de la Escritura que yo le había indicado a mi alumno, y yo le di las mismas agudas respuestas

-¿Qué más podríamos añadir?- le dije.

-Scott, mira lo que enseña la Iglesia católica. Es obvio que la Tradición está equivocada.

-Obviamente está equivicada- asentí-. Pero ¿dónde se condena el concepto de Tradición? Y por otro lado, ¿qué quiso decir Pablo cuando pedía a los Tesalonicenses que se ajustaran a la Tradición tanto escrita como oral? – seguí apasionado-. ¿No es irónico? Nosotros insistimos en que los cristianos sólo pueden creer lo que la Biblia enseña, pero la propia Biblia no enseña que ella sea nuestra única autoridad.

Le pregunté a otro teólogo:

-¿Cuáles para ti el pilar y fundamento de la verdad?

-La Biblia, por supuesto.

-Entonces ¿por qué la Biblia dice en 1 Tim 3:15 que la Iglesia es el pilar y el fundamento de la verdad?

-¡Tú me trastornas, Scott!

-¡Soy yo quien se siente trastornado!

-Pero Scott, ¿qué Iglesia…?

-¿Cuántos candidatos para el puesto hay ahí…? Quiero decir: ¿cuántas iglesias dicen ser la columna y fundamento de la verdad?

-¿Quiere decir esto que te estás convirtiendo al catolicismo?

-Espero que no….

Hasta aquí el texto. Finalmente Scott Hahn se convirtió a la fe católica junto a su esposa, también teóloga protestante. El texto es sacado del libro Rome Sweet Home, de Scott y Kimberly Hahn.

La ayuda maternal de Santa María

Una historia que nos abre al amor que tiene nuestra Madre María por sus hijos.

“Yo si he visto milagros escribía un sacerdote, Urteaga. Fíate de mí. Hazme caso. Reza a la Virgen”. Y cuenta uno de los milagros que ha visto.

“Me encontraba en Madrid. Acababa de ordenarme sacerdote. Tenía 26 años. Era un atardecer a la hora de terminar el trabajo”.

Te llaman por teléfono, me dijeron. Una voz masculina, un tanto nerviosa, explicaba la razón de la llamada:

Mire, tengo un amigo que se encuentra muy mal, puede morir en cualquier instante. Me pide que le llame a usted porque quiere confesarse. No, no le conoce, pero quiere que sea usted. (Nunca he entendido porqué) ¿Puede venir a esta casa?

Salgo para allá en este momento.

(Me interrumpió) Mire, el asunto no es tan fácil. Me explicaré. El piso está lleno de familiares y amigos que no dejarán que un sacerdote católico entre en esta casa; pero yo me encargo de facilitar su entrada.

Pues allá voy, amigo. Dentro de un cuarto de hora estoy ahí: lo que tarde el autobús.

El piso era muy grande. Lo estoy viendo ahora que describo la situación. La puerta entreabierta, un pasillo largo. Entro decidido después de encomendarme a la Virgen para que facilitase el encuentro. Rumores de voces en las habitaciones contiguas; algunas personas que me miran con gesto de asombro. Con un breve saludo me dirijo a la habitación que estimo puede ser la del enfermo.

Efectivamente lo es:

¿Le han dejado entrar?

He visto caras de susto y gestos feos; pero ha podido más la Virgen nuestra Señora.

Gracias. No tengo mucho tiempo (el enfermo jadeaba). Quiero confesarme.

(Cogí mi crucifijo, lo besé) Comienza, Dios te escucha.

Yo muy emocionado. El hombre (era un personaje importante), también. Apliqué mis oídos a sus labios porque apenas se le oía.

La confesión… larga, muy larga.

…Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo.

Al terminar pocos minutos le quedaban de vida quiso explicarme “su” milagro. Lo hizo fatigosamente. Se lo agradecí con toda el alma.

He estado cuarenta años ausente de la Iglesia. Y usted se preguntará por qué he llamado a un sacerdote.

El lo decía todo. Yo callaba.

Mi Madre, al morir, nos reunió a los hermanos… Mirad. No os dejo nada. Nada tengo. Pero cumplid este testamento que os doy: Rezad todas las noches tres avemarías. Y yo (¡cómo lloraba el pobre!), yo lo he cumplido, ¿sabe?, lo he cumplido.

Se moría mientras cantaba. A mí me pareció todo aquello un cántico: “Yo lo he cumplido, yo lo he cumplido”.

Pbro. José Pedro Manglano Castellary

Juan Pablo II y Edith Zirer

Un acontecimiento especialmente impactante fue el discurso en el Memorial del holocausto Yad Vashem. Esta es la historia extraordinaria que había guardado en su corazón desde los 13 años Edith Zirer:

“…Edith era una pequeña judía de origen polaco liberada el 28 de enero de 1945. Estaba enferma, delgada, exhausta. La vida no le importaba nada. Deambuló varios días sin rumbo, hasta llegar a una estación ferroviaria cerca de Cracovia. Echada en un rincón, estaba convencida de que había llegado su hora de morir…

…Acertó pasar por allí un joven que le preguntó su nombre. Una brisa de aire oxigenó su alma, porque hacía tiempo que nadie le preguntaba el nombre. Llevaba tanto tiempo siendo sólo un número. Ese joven se compadeció de la niña y le trajo una gran taza de té caliente. Hacía mucho tiempo que no tomaba una bebida caliente. Después la llevó un bocadillo de queso, que suavemente la obligó a comer…

…Luego ,dice ella, me tomó en sus brazos, y a cuestas me llevó unos 4 kilómetros, a pesar de que nevaba. Recuerdo su chaqueta marrón, la voz tranquila que me reveló la muerte de sus padres, de su hermano, la soledad en que se encontraba, y la necesidad de no dejarse llevar por el dolor y de combatirlo para vivir…

…El joven era un seminarista a punto de ser ordenado sacerdote. Su nombre se quedó grabado indeleblemente en su memoria: Karol Wojtyla. Con el tiempo comprendió que lo único que quería hacer era ayudarme…

…Edith Zirer, casada hoy y con 2 hijos, que vive en Haifa, en una colina del Monte Carmelo, quiso estar con el Papa en su histórico viaje a Tierra Santa para darle personalmente las gracias justamente en el Memorial del Holocausto Yad Vashem. Fue un día inolvidable para ella y para toda la población judía, así como una lección universal de humanidad…”