Hermosa experiencia en Milltown

Ayer sábado tuvimos un encuentro muy gratificante en Milltown, mi lugar de estudios.

Se trataba de un Seminario dirigido por el P. Henry Grant, S.J., sobre el proceso de realizacón y redacción de una tesis o disertación.

Aunque para ser francos, el título podría ser distinto, porque en realidad lo más importante estaba en el área de la motivación. La experiencia del P. Grant le ha convencido de que hay un número de obstáculos interiores que muchas veces pesan más que las dificultades exteriores, sean éstas de lengua, o de metodología como tal.

Éramos como unos 35-40, todos implicados en el proceso de licencias, especializaciones, maestrías o doctorados, y puedo decir que por fin pude ver una faceta un poco más acogedora de estos queridos irlandeses. Pienso que se debe a que el clima humano cambia cuando ya uno se reconoce como parte de un grupo que tiene un reto compartido, así se trate de algo que cada quien debe hacer por su lado.

Además, algo muy bonito fue que la Secretaria General, B. Flanagan, que es una religiosa, me pidió que dirigiera las palabras finales de agradecimiento al P. Henry. Desde luego lo hice con todo agrado, y fue satisfactorio ver que podía tomar en mí un poco lo que estábamos viviendo todos.

Estudiar –sería el mensaje que nos dejó este día– es algo que cada uno debe hacer, ciertamente, pero no algo que debe hacer separado de los esfuerzos, dificultades y esperanzas de los demás.

Bendito sea Dios.

¡Cuántos cambios!

Durante años he sido profesor; aquí soy un alumno.

Mucho tiempo he predicado a otros; aquí debo escuchar.

Me había acostumbrado a ser “centro”; aquí nadie me presta mayor atención: soy “periferia”.

Fui protagonista en muchas ocasiones; aquí soy sobre todo paisaje.

Antes me consultaban muchas personas; aquí nadie me pide una opinión.

Me iba haciendo a la idea de que era importante; aquí voy entendiendo que no hago mayor falta.

En otro tiempo, muchos esperaban lo que yo dijera; aquí muchos esperan que no estorbe.

Me acostumbré a hablar del Evangelio; mi única posibilidad aquí es ser Evangelio.

Gracias, Señor.

Segunda Carta a Kejaritomene

Queridos Amigos de Kejaritomene,

El misterio del número dos

Esta es la segunda carta que les envío. La carta número �dos�. Y destaco ese número, porque he visto que tiene su importancia. No es lo mismo el día de la partida que el día siguiente, es decir, el día número DOS. Ni es lo mismo el primer mes que el segundo, y seguramente no serán lo mismo el primer año y el segundo.

Sucede que el PRIMER día, el de la partida, tú sientes todavía caliente el corazón por tantos abrazos; el SEGUNDO día, y el SEGUNDO mes, las cosas se vuelven distintas. Hay un punto en el que sientes que los que te despidieron de algún modo ya están LEJOS, mientras que los que te reciben todavía no están CERCA. Es un momento difícil. Entiendo, de acuerdo con los que me han hablado del caso, que se trata de la primera crisis: �ya no tienes lo que dejaste, pero todavía no tienes lo que te ha llegado�. Uno se siente un poco �en el aire�, como si no pudiera fácilmente �hacer pie�.

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Un círculo que NO es vicioso

Hay grupos de palabras que se dicen tan a menudo que terminan por formar una especie de palabra más larga que cobra vida propia.

Es lo que sucede, por ejemplo, con “investigación exhaustiva”. Hemos llegado a un punto en que uno ya no puede imaginar una investigación que sea de veras investigación y no sea “exhaustiva”. Algo parecido sucede con “momento de coyuntura”, “pensamiento lateral”, “medidas pertinentes”, “grupo de presión”, y, desde luego, sucede con esa expresión que es como tía o abuela de todas las anteriores: nuestro eterno e infatigable círculo vicioso.

(Entre paréntesis, sería interesante hacer un diccionario de estas expresiones “hechas”, que son como las McDonald’s del lenguaje. Si Ud. desea enviar algunas propuestas, por favor utilice el link al final de esta entrada del Diario. Cerramos paréntesis.)

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Preguntas y Respuestas: Iraq, Europa y el Cristianismo

– ¿Empezó la guerra en Iraq cuando Bush dijo?

– Sí.

– ¿Terminó la guerra en Iraq cuando él dijo?

– No.

– ¿Cómo sabemos que sigue la guerra?

– Porque hay ataques deliberados y continuos, que causan bajas incesantes.

– ¿De ambos lados?

– En la práctica, sí, aunque es evidente que los EEUU intentan ahora básicamente defenderse de las agresiones que reciben en tierra iraquí.

– ¿Esos ataques son masivos?

– No. Tienen una estructura impredecible, puntual, según un modelo terrorista.

– ¿Estamos hablando entonces de “guerra de guerrillas”?

– Exactamente.

– ¿Hay algún parecido con Vietnam?

Muchos parecidos. Pero también una gran diferencia.

– ¿Cuál?

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Un amigo de infancia

La primera vida de santo que yo leí, siendo niño, fue la de San Martín de Porres, cuya fiesta se celebra precisamente el 3 de Noviembre.

Y para alegría de mi alma, hay una buena devoción y entrañable afecto por San Martín aquí en Irlanda. Una pequeña pero muy hermosa e instructiva revista de estos dominicos contiene ágiles escritos, reflexiones ¡y hasta recetas caseras!, para hacer conocer más y mejor las riquezas de este sencillo y santo hombre de Dios.

Como preparación para esta fiesta hemos tenido la Novena, y en uno de los días me ha correspondido predicar, un poco por accidente (Providencia de Dios, digamos mejor).

Comparto esa predicación mientras pido que este amigo de infancia bendiga a todos los que se acerquen a las páginas de este diario.

Para oír directamente:
http://fraynelson.com/homilias/fechas/11/smtp001b.ram

Para grabar al PC:
http://fraynelson.com/homilias/fechas/11/smtp001b.rm

Cuando el frío trae calor

A medida que este otoño con cara de invierno avanza hacia un inverno que no sé qué cara vaya a tener, los días se hacen cortos, las noches largas, y el frío se va enseñoreando de calles y plazas por doquier.

Pero es un frío que trae calor, a su manera. El frío hace que cualquier espacio habitado, desde el que cubre un paraguas en la lluvia hasta el que se llena de luz en una gran reunión de amigos, se vuelva una especie de refugio. No es algo que nadie se proponga, sino algo que simplemente va sucediendo.

Entras al bus, y sientes que la gente es un milímetro más cálida porque el clima se vuelto un kilómetro más frío. Los que comparten un mismo espacio, así sea algo tan accidental como lo del bus, de repente sentimos que hemos vencido, que estamos venciendo la inclemencia.

Es un sentimiento bonito. Y hace que se cumpla que el frío trae calor.

Un asomo

Hoy invito a todos a que se asomen a nuestra capilla aquí en St. Saviour’s.

He grabado una de las oraciones, porque quizá a alguien le interese sentir de modo más directo el ambiente de nuestra liturgia, que por lo demás es sumamente sencilla.

El siguiente link contiene grabado en vivo (y sin conocimiento de los implicados) el Cántico de Zacarías, conocido tambien como Benedictus, por su primera palabra en latín.

Como dicen por aquí, Enjoy!

http://fraynelson.com/cantos/benedictus_english.rm

Inglaterra y España, segunda parte

Comentábamos el 26 de octubre de 2003 sobre las sensibles semejanzas de Inglaterra y España en cuanto al tema de Irak, y las posibles raíces que ello pudiera tener en el pasado imperial que cada uno de ellos ha tenido.

Eso, desde luego, no suprime las diferencias, que son muchas. Porque en cierto modo Gran Bretaña y España responden a dos modelos casi contrapuestos de “hacer imperio”, tema seductor, que tendremos que declarar en suspenso por ahora, porque en este momento quisiera compartir una reflexión en otra línea relacioanda pero distinta.

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Olga Clemencia

Conocí a Olga Clemencia en el final de sus días. Desde el primer momento me dijo: “sé que me voy a morir“, y también, con un cariño muy grande: “quería conocerlo antes de irme, porque muchas veces lo oí por la radio, y me sirvió“.

Olga Clemencia tenía cáncer. Ya lo había vencido una vez, pero él, como fiera herida, había retornado con mayor fuerza y se dejaba sentir adentro del cuerpo de Olga. Pudimos hablar varias veces, gracias a Dios, incluso unas horas antes de mi viaje Bogotá-Dublín. ¡Cómo le agradezco al Señor que me haya permitido estar ahí, y hacer presencia, y aprender tantas cosas… esas que sólo se ven a plena luz cuando las luces de esta tierra anuncian su final!

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Hijos Predilectos

Desde hace unos años se ha popularizado la expresión “hijos predilectos” para referirse a nosotros los sacerdotes. Es algo que uno agradece, cómo no, pero que también engendra algunos reparos.

A mí personalmente me gusta más encontrar las “preferencias” de Jesús, y por tanto a sus “preferidos”, siguiendo el testimonio de los evangelios.

Es verdad que el Señor dijo a sus apóstoles: “a vosotros no os llamo siervos; os llamo amigos” (Jn 15,15), y es verdad que en ello hay un signo elocuente y bello de predilección, pero notemos que esta elección conlleva una misión. No se trata de ser los consentidos de Cristo, ni de crear unos cristianos “de primera”, ante los ojos de los demás, que serían los “de segunda”.

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