IX-D. Palabras de aliento y exhortacion

328. Mirad, yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva; de lo pasado no haya recuerdo ni venga pensamiento; más bien, gozad y alegraos siempre de lo que voy a crear; mirad, voy a transformar a Jerusalén en alegría, y a su población en gozo. (Is 65,17-18)

329. No abandones tu corazón a la tristeza; recházala, piensa en el futuro. (Sir 38,20)

330. El que se aferra a la vida la pierde, el que desprecia la vida en este mundo la conserva para una vida eterna. (Jn 12,25)

331. El mundo pasa con sus codicias; pero quien cumple la voluntad de Dios, permanece por siempre. (1 Jn 2,17)

Formacion moral

“Tomar decisiones morales en nuestro mundo moderno puede ser difícil y confuso. Con tantas tentaciones e influencias tirandonos en toda dirección, y las presiones de la vida que nos conduce hacia el aparentemente camino “fácil”, es reconfortante saber que Jesucristo, a través de su Iglesia, nos ha bendecido con una estructura moral clara, la cual nos guía hacia una feliz y plena vida…”

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Aprender a decir NO

“Los límites son indispensables para la sana convivencia, es importante establecer límites emocionales, espirituales, físicos que son los que permiten el crecimiento y la sana coexistencia…”

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Muerte (02)

Diferentes en la vida, los hombres son semejantes en la muerte. – Lao-tsé

El hombre que no percibe el drama de su propio fin no está en la normalidad sino en la patología, y tendría que tenderse en la camilla y dejarse curar. – Carl Gustav Jung

La muerte es el comienzo de la inmortalidad. – Maximilian Robespierre

Una muerte bella honra toda la vida. – Francesco Petrarca

Conviene vivir considerando que se ha de morir; la muerte siempre es buena; parece mala a veces porque es malo a veces el que muere. – Francisco de Quevedo

Igualdad esencial en la sociedad

29. La igualdad fundamental entre todos los hombres exige un reconocimiento cada vez mayor. Porque todos ellos, dotados de alma racional y creados a imagen de Dios, tienen la misma naturaleza y el mismo origen. Y porque, redimidos por Cristo, disfrutan de la misma vocación y de idéntico destino.

Es evidente que no todos los hombres son iguales en lo que toca a la capacidad física y a las cualidades intelectuales y morales. Sin embargo, toda forma de discriminación en los derechos fundamentales de la persona, ya sea social o cultural, por motivos de sexo, raza, color, condición social, lengua o religión, debe ser vencida y eliminada por ser contraria al plan divino. En verdad, es lamentable que los derechos fundamentales de la persona no estén todavía protegidos en la forma debida por todas partes. Es lo que sucede cuando se niega a la mujer el derecho de escoger libremente esposo y de abrazar el estado de vida que prefiera o se le impide tener acceso a una educación y a una cultura iguales a las que se conceden al hombre.

Más aún, aunque existen desigualdades justas entre los hombres, sin embargo, la igual dignidad de la persona exige que se llegue a una situación social más humana y más justa. Resulta escandaloso el hecho de las excesivas desigualdades económicas y sociales que se dan entre los miembros y los pueblos de una misma familia humana. Son contrarias a la justicia social, a la equidad, a la dignidad de la persona humana y a la paz social e internacional.

Las instituciones humanas, privadas o públicas, esfuércense por ponerse al servicio de la dignidad y del fin del hombre. Luchen con energía contra cualquier esclavitud social o política y respeten, bajo cualquier régimen político, los derechos fundamentales del hombre. Más aún, estas instituciones deben ir respondiendo cada vez más a las realidades espirituales, que son las más profundas de todas, aunque es necesario todavía largo plazo de tiempo para llegar al final deseado.

[Constitucion Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 29]