Verdad (03)

No basta decir solamente la verdad, mas conviene mostrar la causa de la falsedad. – Aristóteles

La verdad triunfa por sí misma, la mentira necesita siempre complicidad. – Epicteto de Frigia

Los que no quieren ser vencidos por la verdad, son vencidos por el error. – San Agustín

La verdad no se deja impresionar por gritos. – Rabindranath Tagore

Media humanidad lucha por encontrar la verdad; la otra media, por ocultar la verdad encontrada. – Anónima

De la espera a la esperanza, con Maria

Capacidad de escucha; sentido de obediencia y de lo hay que hacer; luz para reconocer las necesidades y aportar a su solución; una boca abierta para contar las maravillas de Dios, y cerrada para agrandar el reino del mal; un corazón dispuesto a leer la vida y ver el paso de Dios en ella: cinco lecciones preciosas de un adviento y de una vida cerca de la Virgen Madre de Jesús.

Protestas. Muchas protestas.

La revista Time escogió como “personaje del año” a los miles o millones de personas que durante el 2011 han expresado su rabia, frustración, indignación frente al modelo de economía, de política e incluso de sociedad que se han impuesto como estándar por todas partes.

Es curioso el nombre que dicho movimiento, por ahora bastante anárquico y acápite, ha tomado en el mundo anglosajón. De lo que se trata es de “ocupar” (occupy) lugares emblemáticos del mundo financiero y del poder, como decir la muy famosa Wall Street. “Ocupar” que en el fondo quiere decir “reclamar,” recuperar, tomar de nuevo en posesión algo que se ha enajenado en manos de tecnócratas y burócratas.

Se diría que la gente se siente globalmente estafada y desposeída, y de un modo tentativo, y bastante manipulable, para ser sinceros, despierta de ese sueño adolescente llamado “postmodernidad.” Al fin resultó que los “grandes relatos” sí hacen falta, como podía esperarse, porque no se maneja una economía global con relatos locales.

La gran paradoja es que la gente quiere un sistema objetivamente más justo y a la vez no quiere sacrificar una concepción completamente subjetiva del bien y del mal. Esa contradicción interna despierta vandalismo pero es incapaz de construir algo firme.

Es hora entonces de buscar cimientos más consistentes. Es hora de preguntarse de nuevo, y con mayor seriedad que nunca por lo verdadero, por lo bueno, por lo duradero; también por lo santo.

El matrimonio y la familia en el mundo actual

47. El bienestar de la persona y de la sociedad humana y cristiana está estrechamente ligado a la prosperidad de la comunidad conyugal y familiar. Por eso los cristianos, junto con todos lo que tienen en gran estima a esta comunidad, se alegran sinceramente de los varios medios que permiten hoy a los hombres avanzar en el fomento de esta comunidad de amor y en el respeto a la vida y que ayudan a los esposos y padres en el cumplimiento de su excelsa misión; de ellos esperan, además, los mejores resultados y se afanan por promoverlos.

Sin embargo, la dignidad de esta institución no brilla en todas partes con el mismo esplendor, puesto que está oscurecida por la poligamia, la epidemia del divorcio, el llamado amor libre y otras deformaciones; es más, el amor matrimonial queda frecuentemente profanado por el egoísmo, el hedonismo y los usos ilícitos contra la generación. Por otra parte, la actual situación económico, social-psicológica y civil son origen de fuertes perturbaciones para la familia. En determinadas regiones del universo, finalmente, se observan con preocupación los problemas nacidos del incremento demográfico. Todo lo cual suscita angustia en las conciencias. Y, sin embargo, un hecho muestra bien el vigor y la solidez de la institución matrimonial y familiar: las profundas transformaciones de la sociedad contemporánea, a pesar de las dificultades a que han dado origen, con muchísima frecuencia manifiestan, de varios modos, la verdadera naturaleza de tal institución.

Por tanto el Concilio, con la exposición más clara de algunos puntos capitales de la doctrina de la Iglesia, pretende iluminar y fortalecer a los cristianos y a todos los hombres que se esfuerzan por garantizar y promover la intrínseca dignidad del estado matrimonial y su valor eximio.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 47]

De budista a tomista

“Catedrático de filosofía budista en la Universidad de Bristol y budista practicante, ha sido durante más de 30 años una de las principales autoridades académicas sobre budismo en el Reino Unido. Pero en 1999 se convirtió al catolicismo, al reflexionar sobre el karma y la vida tras la muerte…”

De budista a tomista

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Sociodrama sobre el uso de las imagenes en la Iglesia Catolica

¿Podemos tener y venerar las imágenes
de Jesús y de los santos?

Al concluir una breve homilía, el sacerdote señala:

Nos visita una hermana consagrada, una misionera apóstol de la Palabra, que quiere compartir un breve tema con nosotros: ¿Podemos tener y venerar las imágenes de Jesús y de los santos?

Hermana consagrada:
Estimados hermanos: ¿Qué piensan ustedes? ¿Podemos tener y venerar las imágenes de Jesús y de los santos? ¿Qué dirá la Biblia al respecto?

Una católica confundida levanta la mano y, desde su lugar, responde:
Yo creo que no debemos tenerlas, ni mucho menos venerarlas, hermana. Yo soy católica de hueso colorado, pero tengo una prima evangélica que me mostró este pasaje bíblico muy claro:

No te harás estatua ni imagen alguna de lo que hay arriba, en el cielo, abajo, en la tierra, y en las aguas debajo de la tierra. No te postres ante esos dioses, ni les sirvas, porque yo, Yavé, tu Dios, soy un Dios celoso (Ex 20, 4-5).

Para mí es un texto muy claro. Aclaro que yo soy católica, pero desde que leí este texto ya no tengo imágenes y pienso que todos los católicos debemos desecharlas.

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Educacion Catolica, 008

8. Tomaremos parte de una reflexión sobre el Bautismo: Nos hace hijos de Dios, nos da su Nombre (para actuar en su Nombre); nos hace miembros del Cuerpo Místico de Cristo para que seamos con Él y en Él templos vivos del Espíritu Santo (cf. CEC 1265, 1268).

Nos hace renacer de un germen incorruptible e inmortal, o sea, nos da nueva vida en todo nuestro ser, de tal manera que nuestra alma que estaba muerta por el pecado vuelve a tomar vida, y vida inmortal. El Bautismo es un baño de regeneración, y además de que nos limpia del pecado original y nos libra de la raíz del mal, nos da un nuevo corazón y un nuevo espíritu:

‘Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia. Los bautizados se han ‘revestido de Cristo’. Por el Espíritu Santo, el Bautismo es un baño que purifica [deifica], santifica y justifica’ (CEC 1213, 1227).

9. El Bautismo nos hace hijos de la Luz, es decir, enciende la llama espiritual de energía, calor y luz interior y nos unifica al Reino de Dios, que es el Reino de la Luz. Nos reviste de pureza, dándonos un nuevo y limpio vestido para presentarnos al Banquete de Bodas del Cordero.

Nos incorpora, nos injerta a Cristo, a su vida, pasión, muerte y resurrección; por lo cual nos hace sacerdotes, profetas y reyes. Nos participa de la libertad de los hijos de Dios en el Hijo, y esto nos permite buscar a Dios, haciendo su santa voluntad obrando el bien:

‘El Bautismo nos da la gracia del nuevo nacimiento en Dios Padre por medio de su Hijo en el Espíritu Santo. Porque los que son portadores del Espíritu de Dios son conducidos al Verbo; pero el Hijo los presenta al Padre, y el Padre les concede la incorruptibilidad [la resurrección]’ (CEC 683).

Además de proporcionarnos la Fe, la Esperanza y la Caridad (virtudes teologales), nos da el deseo de Dios, o sea, el anhelo de amarlo, temerlo y seguirlo. Y nos hace capaces de contener a Dios Trino, su Reina (María Santísima) y su Reino… y a toda la creación. En pocas palabras, el Bautismo nos religa a Dios y a sus caminos: nos da vida espiritual verdadera:

‘El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos’ (CEC 1213). [Hasta aquí parte del escrito: “Tres gracias en una” de JJyM].

Camino de Sanacion, 4 de 5

Eres una maravilla del amor de Dios. Lo puedes descubrir en los prodigios de tu cuerpo; en los misterios de la mente; en al capacidad para la empatía, la solidaridad, la capacidad de vivir en sociedad. Y aún hay más: es el misterio de la conversión, que puede cambiar incluso un corazón tan espantosamente duro como el del centurión que a los pies de la cruz llegó a reconocer a Cristo como “Hijo de Dios.”