Madurez en el Espiritu, 2 de 5, Ataques a la fe, la esperanza y el amor

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 2 de 5: Ataques a la fe, la esperanza y el amor

El enemigo malo no abandona fácilmente su presa. Al contrario, redobla ataques contra aquellos que ve que se van por el camino del Evangelio.

La FE se ve atacada a través de la disociación entre su dimensión doctrinal y su dimensión existencial. Como un péndulo que va de extremo a extremo, hemos pasado de un tiempo en que se creía que ser católico consistía en aprender muchas cosas con la cabeza, a un modo de vida de fe en que la experiencia subjetiva, al sensación y la emoción son tiranas que comandan todo.

La ESPERANZA se ve atacada especialmente en las instituciones, pues son estas nuestra manera de apostar al futuro. Sin la fortaleza propia del compromiso con nuestras instancias de vida cristiana (por ejemplo: la familia), y con nuestras instancias de fe y evangelización (los consejos de la RCC, por ejemplo), el futuro se torna opaco y nada atractivo.

El AMOR se ve atacado a fuerza de trivializarlo. Amor en la Biblia es buscar el bien del otro; no simplemente sentir o decir sentir muchas cosas.

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Madurez en el Espiritu, 1 de 5, Sanado significa reconquistado

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 1 de 5: Sanado significa Reconquistado

La sanación es acto del amor y del poder de Dios que rescata lo que le pertenece. El pecado nos tienta ofreciendo caminos más rápidos, aparentemente más fáciles y en todo caso, más intensos, hacia los bienes que anhela nuestro corazón. Así logra hundir en sus garras en nosotros.

La sanación vence por encima del daño que el pecado ha causado, y así nos devuelve al plan de Dios. Somos sanados, entonces, para ser testigos de la verdad de amor y salvación del Señor.

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Sobre la incredulidad de muchos en los milagros de Jesus

Lo que sigue es mi comentario a esta entrada del blog Reforma o Apostasía del P. José María Iraburu..


Precioso y minucioso análisis, P. Iraburu: GRACIAS. Comento tres cosas:

(1) Por supuesto no hay que oponer–ni el artículo comentado lo hace–historicidad y significación teológica. El gnosticismo larvado que incluyen posturas como la de Torres Queiruga viene a decirnos que la materia no importa, y que sólo importa el sentido o significado: la enseñanza, la “gnosis.” Muy al contrario, la estructura de los textos es “sacramental”: presupone el hecho sucedido que, precisamente en la solidez de su acontecer, sirve de base para el sentido noético, espiritual o teológico. Por ejemplo: la VERDAD del caminar sobre las aguas, invita a reconocer la VERDAD del señorío de Cristo sobre la creación, de un modo que el judaísmo sólo atribuyó a Dios, pues sólo él domeña la arrogancia de las aguas, según aquello del final del libro de Job.

(2) Otro punto importante lo comentaba Bruno Moreno hace unos meses: existe el prejuicio cientificista de que toda la gente de la antigüedad vivía en un mundo de fantasía donde cualquier cosa podía suceder en cualquier momento. Es como si se pensara que para ellos que alguien esté paralítico muchos años, y un día se levante, es parte de un mundo donde cualquier cosa puede pasar. Si ello fuera así, los autores sagrados se sentirían con cierta licencia para contar como acaecidas cosas que nunca pasaron. Gracias a Dios, los textos son lo suficientemente claros como para mostrar el impacto, la extrañeza, la incredulidad que esos hombres, lo mismo que nosotros, sentimos cuando percibimos que el mundo creado cede el paso ante la majestad y la compasión de su Creador.

(3) Ayuda mucho a la fe en la realidad de los milagros el haber presenciado unos cuantos. Sé bien que la Renovación Carismática no tiene monopolio del Espíritu Santo, ni más faltaba, pero, con mis propios ojos, y en cierto sentido como fruto de mi pobre oración, he visto milagros sobre cuerpos y mentes, incluyendo sanaciones físicas. Cuando leo esos malabares de teólogos que parece que sólo salen de sus despachos para ir a simposios donde hablan con otros de su mismo estilo y lenguaje, suspiro implorando a Dios que alguna vez todos ellos puedan asomarse a un lugar donde de veras se ore, se adore y se celebre el amor incontenible e inexhausto de Dios.

Autoridad, Amor y Libertad

El primer mensaje que enviamos no es lo que decimos ni lo que hacemos sino lo que somos.

Tener autoridad es, ante todo, ser “autor” de la propia vida.

Hay muchos modos de ser autor. ¿Cómo distinguimos a los mejores autores?

Lo primero: sus obras son coherentes. Por ejemplo, en una novela, uno ve que hay una “lógica” interna que se cumple. Hay consistencia.

Un buen autor no atrae la atención sobre sí mismo sino sobre su obra. Sie lla es buena, a él lo catalogamos como bueno. Ser buen autor de la propia vida es irradiar, generar, producir un bien sin exhibirse, pero sin tampoco esconderse.

Las obras geniales siempre generan imitadores. Muchas veces, esa imitación es un tributo de admiración. Tener autoridad es ser digno de ser admirado y en cierto sentido, digno de ser imitado.

El bien que vive aquel que es verdadero autor de su vida se irradia. Esa irradiación es un ámbito o atmosfera de amor.

La falsa autoridad crea una falsa distancia con la que pretende esconder su engaño. La verdadera autoridad no requiere de ese artificio.

El que es verdaderamente bueno ya está a distancia de los que apenas están aprendiendo a serlo. Por eso el que tiene autoridad suple con humildad y con amor la distancia que podría desanimar a los que apenas empiezan.

Por eso, el ideal de un papá no es: débil y agresivo, sino fuerte y amoroso a la vez. La autoridad no riñe con el amor. El ideal de una mamá no es: a veces cómplice y a veces regañona, sino más bien: reflejo de un amor que cuesta demasiado ofender o defraudar.

Amar con autoridad hace libre al que se sabe amado. En un hogar así, los hijos saben que repetir a los papás o competir con ellos no tiene sentido. Saben que su única opción es ser libres pero que también ellos tendrán que ser autores de sus vidas.

Concurso de Literatura Catolica

“Si queremos reavivar la literatura católica, lo primero que necesitamos no es dinero (como dirían nuestros amigos materialistas), sino autores católicos que no se avergüencen de serlo y quieran dar gloria a Dios con su pluma. Convocamos este concurso para dar a conocer a algunos (o muchos) de esos futuros autores católicos…”

Concurso Literatura Catolica

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Es la muerte la aniquilacion del hombre?

Así pudiera creerse al contemplar la descomposición de un cadáver. ¿Qué queda de él? «La rosa ha vivido el tiempo de las rosas, apenas una mañana».

Si la muerte es tan lógica para el hombre como la caída de los pétalos de una rosa, ¿de dónde ese horror instintivo que nos inspira, y cómo explicar ese extraño deseo de inmortalidad, que es para nosotros como una segunda naturaleza?

Existen las realidades invisibles

El hombre no se reduce a lo que de él vemos. Sabemos que posee una potencia de la que carecen los animales: una inteligencia bien real y original, capaz no sólo de construir, sino de reflexionar e inventar. Esta inteligencia creadora escapa al mundo de los sentidos, no tiene olor ni gusto ni color. Es capaz de ideas, como la justicia, el bien y el honor, que están más allá del mundo material.

Sería precipitado que, por no ver el espíritu en acción tras la muerte, afirmáramos que ha dejado de existir.

Si durante un concierto de piano, a causa de un accidente, el instrumento quedara destruido, el concierto quedaría interrumpido, pero no podríamos deducir de eso la aniquilación del pianista.

El espíritu no se descompone

La desaparición del cuerpo es consecuencia de su descomposición. La sangre se derrama, la piel se deshace. Pero la inteligencia es simple, consciente e intangible. No es fácil entender cómo pueda descomponerse y desaparecer.

Además, nuestro espíritu domina el tiempo: la tabla de multiplicar es tan verdad hoy como hace veinte siglos y como lo será el año que viene. Si estamos habitados por una realidad que transciende y domina el tiempo ¿cómo podremos ser completamente dominados y aniquilados por él el día de nuestra muerte? Esto es lo que ya presentían los primeros hombres cuando enterraban a sus muertos con ritos funerarios.

Un hecho único en la historia: ¡Cristo ha resucitado!

El cristiano tiene la certeza de la supervivencia como consecuencia de un hecho histórico sin precedentes: la resurrección de Cristo. Ya no se pone en duda la existencia y la muerte de Cristo. Contra lo que esperaban sus discípulos, Jesús se les apareció después de su muerte en varias ocasiones y en circunstancias muy diferentes.

Se aparece a las mujeres que acudieron a su tumba en el amanecer de la Pascua. Los apóstoles calificaron de desatinos sus testimonios, pero también ellos vendrán a ser testigos de sus apariciones entre los discípulos, en el cenáculo. Allí Jesús, para probarles que no se trata de un fantasma, les pide algo de comer. Tomás, ausente, se muestra incrédulo; pero finalmente habrá de rendirse a la evidencia.

Pablo de Tarso va a combatir la impostura de la resurrección, tratando de recuperar a los judíos recientemente convertidos. Pero en el camino de Damasco se verá sacudido por una revelación extraordinaria. Se convierte, y anuncia la resurrección de Cristo, de la que va a hacer el centro de su predicación. «Si los muertos no resucitan, ni Cristo resucitó… comamos y bebamos, que mañana moriremos» (1Co 15,16.32).

Los apóstoles y Pablo aceptaron ser decapitados no solo por afirmar una doctrina, sino por mantener la verdad de un hecho: que Cristo vive. «Yo creo en el testimonio de los que, por afirmarlo, se dejan cortar la cabeza» (Pascal).

• «Las almas de los justos están en manos de Dios….¿Muerte, donde está tu victoria?» (Sab 3,1; 1Co 15,55).

Yves Moreau es el autor de Razones para Creer. Texto disponible por concesión de Gratis Date.

Iniciacion a la Vida de Oracion

“Si quieres desarraigar del ánima todos los vicios y plantar en su lugar las plantas de las virtudes, sé hombre de oración. Porque en ella se recibe unción y gracias del Espíritu Santo, la cual enseña al hombre todas las cosas…”

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Deshacen falsa prueba contra el Manto de Turin

“El I Congreso Internacional sobre la Sábana Santa en España, que tendrá lugar en Valencia a partir del próximo 28 de abril, diez años después del último celebrado en Europa, acogerá la presentación, entre otras investigaciones, de un estudio que “invalida definitivamente” la prueba del Carbono 14 (C-14) que databa la reliquia en la Edad Media…”

Falsa prueba contra el Manto de Turín

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Taize

HOLA FRAY NELSON, HERMANO, DESEANDO LA PAZ DEL RESUCITADO PARA SU MINISTERIO… TENGO UNA INQUIETUD, RESPECTO AL TAIZÉ, ¿ES ACEPTADO POR LA IGLESIA? AGRADEZCO SU RESPUESTA DIOS LO BENDIGA… – Raúl Humberto

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Todo está en lo que se entienda por “aceptar.” Taizé (pronunciado: Tesé) es una aldea en Francia donde hace años existe una comunidad de hombres y mujeres con una forma de consagración semejante a los monjes en nuestra Iglesia Católica. Ellos reciben además a grandes multitudes de peregrinos, especialmente jóvenes, que participan de la vida de fe y la liturgia del lugar. Para millones de personas la experiencia del encuentro con hermanos creyente, y el encuentro con un ambiente cargado de oración y amor a Dios ha sido transformante.

Taizé no es anticatólico en ningún sentido pero tampoco es expresamente católico. Se presenta como un lugar de encuentro en la fe en Cristo vivo y resucitado, abierto de modo ecuménico a todos, desde la bondad y la simplicidad. El fundador de la comunidad, Hermano Roger, marcó estas líneas de generosidad, comunión y sencillez, y su ejemplo está muy vivo en Taizé.

Ya en 1980, el Hermano Roger aseguró: “He encontrado mi propia identidad como cristiano a través de la reconciliación en mi interior de la fe de mis orígenes [protestantes] con el misterio de la fe católica, sin romper el sentido de hermandad con todos.” Fue muy visible el hecho de que en el funeral del Papa Juan Pablo II el entonces cardenal Ratzinger le dio la comunión. Es evidente entonces el sentido de pertenencia y cercanía que une a Taizé con nuestra Iglesia.

Yo sin embargo no recomendaría en general a un joven católico que fuera a Taizé como algo indispensable o necesario en su camino como creyente. Como iniciativa nacida del cristianismo protestante me parece algo hermoso, incluso loable, pero mi primera sugerencia para un joven, salvo excepciones muy puntuales, es que vaya a los lugares donde puede fortalecer su fe, hoy tan amenazada, y donde puede abrirse a otros hermanos desde esta nuestra casa, la fe católica. Pero si un católico va a Taizé, y allí redescubre la sencillez del Evangelio, eso será bueno para él o para ella, y no se puede reprochar.

En fin, no cesemos de orar por la unidad de los cristianos, y apreciemos la obra del Espíritu en todas partes.