[Predicación en el Congreso de los Custodios de los Dos Corazones, versión 2012.]
Tema 1 de 2: Diagnóstico de la fe
* Siguiendo una analogía con la labor que hacen los médicos, conviene hacer un diagnóstico de nuestra fe, pues tal ha de ser uno de los propósitos del Año de la Fe.
* El reflejo de la pupila. Si ante la luz de la Palabra Divina la persona siente deseo de acercarse y crecer, es un buen síntoma. Si por el contrario, se aparta, como un vampiro, es algo grave. Pero aún más grave es la indiferencia, que a menudo es el fruto del cinismo.
* La respiración. El acto de inspirar es instintivo y señala ganas de vivir. Si hay anhelo de silencio, oración, sacramentos, formación, es buen síntoma. Si por el contrario la persona no extraña ni buscan las fuentes de la fe hay que preocuparse. El acto de espirar equivale al dar de nosotros. Debemos preguntarnos qué rastro estamos dejando, y cuánto nos interesa atraer a otros hacia Dios.
* El pulso. El ritmo cardíaco hace posible el recorrido de la sangre, que ha de llegar a cada célula viva de nuestro cuerpo. ¿Está llegando la Sangre de Cristo a todo lo que yo soy? ¿He permitido a Dios que renueve mis costumbres, amistades, finanzas, según su evangelio de salvación?

He escrito al P. Vallés,a través del formato que él mismo ofrece. Pero como su mensaje es público, y lo que uno comenta no queda en público, me mueve el amor por la Iglesia de Cristo para poner también visible lo que creo que urge decir ante tales despropósitos, aunque se digan con tanta cortesía. Esto es lo mío:
Parece natural e incluso obligado relacionar la nueva evangelización con el surgimiento de nuevos modos de interacción humana, específicamente los que se han hecho posibles gracias a Internet, las redes sociales, la omnipresencia de los teléfonos móviles, y en general, la prevalencia de la cultura digital.