ESCUCHA cómo protesta uno que habla de parte de Dios

Las siete principales lecciones de uno que sí supo protestar: San Juan Bautista.

  1. Declarar distancia y buscar independencia de los poderes e intereses de este mundo; por eso Juan vive en el desierto.
  2. El desierto envía también otro mensaje: Dios es suficiente. la vida de Juan es una proclamación del señorío de Dios y de su Providencia que no falta.
  3. Desierto también quiere decir austeridad y dominio de sí mismo.
  4. Juan se convierte en “memoria” de su pueblo: si realiza su ministerio a orillas del río Jordán e sporque ese fue el lugar donde el pueblo prometió fidelidad.
  5. Juan no está obsesionado con un sólo tipo de grupo humano; es consciente de que el pecado afecta a todo el hombre y todos los hombres. Por contraste, el marxismo declara la “inocencia” de una clase, por ejemplo, el proletariado, pero sólo para usarlo como motor para alcanzar el poder.
  6. Dios es Señor de lo privado y de lo público, y sobre esa convicción predica Juan: una verdadera protesta es siempre una apuesta por el bien real y pleno.
  7. Por supuesto, el mensaje de protesta sólo tendrá alcance desde la perseverancia, incluso hasta el extremo del martirio.

A la luz y bajo el impulso del Evangelio

104 Los documentos aquí evocados constituyen los hitos principales del camino de la doctrina social desde los tiempos de León XIII hasta nuestros días. Esta sintética reseña se alargaría considerablemente si tuviese cuenta de todas las intervenciones motivadas por un tema específico, que tienen su origen en « la preocupación pastoral por proponer a la comunidad cristiana y a todos los hombres de buena voluntad los principios fundamentales, los criterios universales y las orientaciones capaces de sugerir las opciones de fondo y la praxis coherente para cada situación concreta ».[Congregación para la Educación Católica, Orientaciones para el estudio y enseñanza de la doctrina social de la Iglesia en la formación de los sacerdotes, 27, Tipografía Políglota Vaticana, Roma 1988, p. 32]

En la elaboración y la enseñanza de la doctrina social, la Iglesia ha perseguido y persigue no unos fines teóricos, sino pastorales, cuando constata las repercusiones de los cambios sociales en la dignidad de cada uno de los seres humanos y de las multitudes de hombres y mujeres en contextos en los que « se busca con insistencia un orden temporal más perfecto, sin que avance paralelamente el mejoramiento de los espíritus ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 4: AAS 58 (1966) 1028] Por esta razón se ha constituido y desarrollado la doctrina social: « un “corpus” doctrinal renovado, que se va articulando a medida que la Iglesia en la plenitud de la Palabra revelada por Jesucristo y mediante la asistencia del Espíritu Santo (cf. Jn 14,16.26; 16,13-15), lee los hechos según se desenvuelven en el curso de la historia ».[Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 1: AAS 80 (1988) 514; cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 2422]

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Cada uno tiene una historia

Un chico de 24 años viendo a través de la ventana del colectivo gritó: “¡Papá, mira los árboles como van corriendo detrás!” el papá sonrió y una pareja de jóvenes sentados cerca, miro al joven de 24 años con conducta infantil y murmuraron que ya estaba grande como para andar diciendo eso.

De pronto, otra vez exclamó: “¡Papá, mira las nubes están corriendo con nosotros!” La pareja no pudo resistirse y le dijo al anciano: “¿Por qué no llevas a tu hijo a un buen médico?” El anciano sonrió y dijo: “Ya lo hice y apenas estamos viniendo del hospital, mi hijo era ciego de nacimiento, y hoy por primera vez puede ver, gracias a Dios.”

La pareja de jóvenes quisieron tragarse lo que habían dicho.

Cada persona en el planeta tiene una historia. No juzgues a la gente antes de que realmente los conozcas. La verdad puede sorprenderte.

Interesante semblanza de Blas Pascal

“Blaise Pascal nació el 19 de junio de 1623, en la ciudad de Clermont (Auvernia, en el centro de Francia). Era hijo de Étienne Pascal, un noble que ostentaba una de las más importantes magistraturas regionales del reino, la de maître des requêtes, (literalmente “maestro de los requerimientos”), un jurista con conocimientos administrativos que, además de las funciones de oidor de las peticiones al rey, ejercía de juez del tribunal de impuestos de Auvernia. Su madre, Antoinette Begon, murió tras el complicado parto de la hija menor, Jacqueline, en 1626, por lo que a la edad de tres años, Blaise quedó huérfano. Cinco años después, Étienne se trasladó a París con sus tres hijos, buscando mejores ocasiones para ellos, sobre todo para Blaise, en el que había advertido ya signos de brillante inteligencia. Según testimonio de su hermana Gilberte, Étienne, muy aficionado a las matemáticas, fue el único maestro de Blaise, ya que no quiso dejarle en manos de preceptores…”

Pascal

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Luces y sombras

La renovación de lo viejo

El mundo indígena americano, al encontrarse con el mundo cristiano que le viene del otro lado del mar, es, en un cierto sentido, un mundo indeciblemente arcaico, cinco mil años más viejo que el europeo. Sus cientos de variedades culturales, todas sumamente primitivas, sólo hubieran podido subsistir precariamente en el absoluto aislamiento de unas reservas. Pero en un encuentro intercultural profundo y estable, como fue el caso de la América hispana, el proceso era necesario: lo nuevo prevalece.

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