Una fe renovada, 06, Crecer en la fe

[Predicación en la Iglesia de San Francisco, en San Luis Potosí, México]

Tema 6: Crecer en la fe

* La fe que no crece resulta insuficiente en la hora de la prueba. Y la prueba puede ser una contradicción, persecución, burla, indiferencia o pregunta insidiosa.

* Puesto que la fe tiene dos dimensiones, doctrinal y existencial, el crecimiento ha de ir en esas dos líneas.

* En cuanto a lo doctrinal es útil:

(1) La recitación frecuente y meditada del Credo.

(2) Lectura de la Paabra de Dios, procurando retener en la memoria algunas palabras o versículos.

(3) Consultar a menudo el Catecismo de la Iglesia, y tenerlo por norma, por encima de las particularidades y a veces barbaridades que se pueden oír en algunos lugares.

(4) Unirse a una comunidad donde haya formación y predicación.

(5) Consulta aquello que ves que supera tus fuerzas o recursos inmediatos. Hay abundantes recursos fiables en Internet.

* En cuanto a la dimensión existencial, son útiles estas recomendaciones:

(1) La fe es un don: hay que pedirlo, como hay que pedir la perseverancia final en la santa fe.

(2) La fe hay que celebrarla: la participación activa en los sacramentos requiere pero también renueva la fe.

(3) Ver a los grandes testigos de la fe, que son básicamente los santos.

(4) Comparte tu fe con los que tienes cerca. Con prudencia y caridad, pero no dejes de hacerlo.

(5) Los más adelantados, no pierdan la oportunidad de participar en misiones, breves o más extensas, en las que den testimonio de su vida e incluso ejerzan el ministerio de la predicación.

Únicos e irrepetibles

131 El hombre existe como ser único e irrepetible, existe como un « yo », capaz de autocomprenderse, autoposeerse y autodeterminarse. La persona humana es un ser inteligente y consciente, capaz de reflexionar sobre sí mismo y, por tanto, de tener conciencia de sí y de sus propios actos. Sin embargo, no son la inteligencia, la conciencia y la libertad las que definen a la persona, sino que es la persona quien está en la base de los actos de inteligencia, de conciencia y de libertad. Estos actos pueden faltar, sin que por ello el hombre deje de ser persona.

La persona humana debe ser comprendida siempre en su irrepetible e insuprimible singularidad. En efecto, el hombre existe ante todo como subjetividad, como centro de conciencia y de libertad, cuya historia única y distinta de las demás expresa su irreductibilidad ante cualquier intento de circunscribirlo a esquemas de pensamiento o sistemas de poder, ideológicos o no. Esto impone, ante todo, no sólo la exigencia del simple respeto por parte de todos, y especialmente de las instituciones políticas y sociales y de sus responsables, en relación a cada hombre de este mundo, sino que además, y en mayor medida, comporta que el primer compromiso de cada uno hacia el otro, y sobre todo de estas mismas instituciones, se debe situar en la promoción del desarrollo integral de la persona.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

¿Qué es la transubstanciación?

“Con la palabra transustanciación la Iglesia quiere expresar la verdad revelada de que en las especies de pan y vino consagradas está verdaderamente presente el Cuerpo y la Sangre del Señor…”

Transubstanciación

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Verdades desconocidas sobre la Inquisición

En una entrevista concedida al diario madrileño ABC, el profesor de la cátedra de Historia y encargado de la edición del documento presentado este martes en la Santa Sede que contiene las Actas del Simposio Internacional sobre la Inquisición realizado en el Vaticano en 1998, Agostino Borromeo desmintió algunas de las falsedades promovidas por la “leyenda negra” sobre la Inquisición.

Inquisición

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Oración Vital

ORACIÓN VITAL

Señor Jesucristo,
hemos conocido tu corazón compasivo.
Hemos visto que sabes traer luz a los ciegos,
esperanza a los desolados,
consuelo a los tristes,
libertad a los cautivos.

Señor Jesucristo,
hemos comprendido que tú haces una diferencia.
Hemos visto cómo cambia el rostro
cuando una persona se siente escuchada.
Hemos oído testimonios impresionantes
de la alegría que trae saberse perdonado.
Hemos sabido que tú llamas y envías,
y hemos escuchado a tus misioneros.

Señor Jesucristo,
míranos con el amor que te caracteriza,
y haz una diferencia en nuestra historia personal.
Queremos ser una generación renovada en tu amor:
hombres y mujeres abiertos al don de la vida,
capaces de amar con responsabilidad
y de contarle al mundo
que la verdadera fuente de la felicidad
está en ser constante en las horas de tormenta,
y fieles y agradecidos en las horas buenas.

Amén.

Nombres cristianos para un mundo nuevo

Nombres cristianos para un mundo nuevo

Nos dice la Biblia que «el Señor Dios modeló de arcilla todas las fieras salvajes y todos los pájaros del cielo, y se los presentó al hombre, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que el hombre le pusiera. Y así el hombre puso nombre a todos los animales domésticos, a los pájaros del cielo y a las fieras salvajes» (Gén 2,19-20). Esto significa que nombrando las cosas el hombre ejercita su natural dominio sobre ellas. Y la primera nominación del mundo la hizo Adán, sin tener aún a Eva, su compañera.

De modo semejante, en el Nuevo Mundo, también correspondió a Colón y a sus compañeros -sin ninguna eva que todavía les acompañara-, dar nombre a las tierras que fueron descubriendo en señal de dominio, de un dominio ejercido desde el principio «en el nombre de Cristo» y de los católicos Reyes. En efecto, en carta a Luis de Santángel, escribano del Rey (14-2-1493), cuenta el Almirante:

«a la primera [isla] que yo hallé puse nombre San Salvador, a conmemoración de Su Alta Majestad [divina], el cual maravillosamente todo esto ha dado; los Indios la llaman Guanahaní. A la segunda puse nombre la isla de Santa María de Concepción; a la tercera, Fernandina; a la cuarta, Isabela; a la quinta, la isla Juana, y así a cada una nombre nuevo».

El Almirante cumple con la familia real lo que la cortesía le exige, pero aparte de otros nombres descriptivos -punta Llana, golfo de las Perlas, isleta del Caracol, boca de la Sierpe, lugar Jardines, etc.-, impone sobre todo nombres cristianos: Isla Santa, Isla de Gracia, cabo de Gracias a Dios, islas de la Concepción, la Asunción, Santo Domingo, Santa Catalina… El primer asentamiento español fundado en tierra americana fue el llamado fuerte de la Navidad (26 dic). Y a las aguas de ciertas islas «púsoles nombre la mar de Nuestra Señora» (13 nov).

Ese bautismo cristiano de las tierras nuevas fue costumbre unánime de los descubridores españoles y portugueses. Ellos hicieron con América lo mismo que los padres cristianos, que hacen la señal de la cruz sobre su hijo recién nacido, ya antes de que sea bautizado.

El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.