“Pensando en la importancia de las preguntas y la desinformación general, decidí compartirlas y contestarlas abiertamente. Primero debemos saber el significado de la palabra Allah. Digo la palabra porque no es un nombre propio, es una palabra árabe compuesta, “al-ilah”, “al” es el artículo, significa “el”, “ilah” (sustantivo), palabra árabe significa “dios”. Si combinamos las dos palabras juntas tenemos la palabra “Allah”, literalmente “el dios”…”
Un rey recibió como obsequio dos pequeños halcones y los entregó al maestro de cetrería para que los entrenara. Pasado unos meses, el maestro le informó al rey que uno de los halcones estaba perfectamente, pero que al otro, no sabía que le sucedía pues no se había movido de la rama donde lo dejó, desde el día que llegó. El rey mandó a llamar a curanderos y sanadores para que vieran al halcón, pero nadie pudo hacerlo volar. Al día siguiente el monarca decidió comunicar a su pueblo que ofrecería una recompensa a la persona que hiciera volar al halcón. A la mañana siguiente, vio al halcón volando ágilmente por los jardines. El rey le dijo a su corte:
— Traedme al autor de este milagro.
Su corte le llevó a un humilde campesino. El rey le preguntó:
— ¿Tú hiciste volar al halcón? ¿Cómo lo hiciste? ¿Eres acaso un mago?
Intimidado el campesino le dijo al rey:
—Fue fácil, mi Señor, sólo corté la rama y el halcón voló, se dio cuenta de que tenía alas y se largó a volar.
“El gobierno británico está preparando una propuesta de ley que obligue a los padres a querer a sus hijos. La nueva ley prevé penas de hasta diez años de cárcel para los progenitores que no transmitan amor a sus vástagos, que no los abracen o que no les den muestras de afecto, por considerar tales omisiones un delito de “crueldad emocional” (The Telegraph)…”
Del pan material al Pan del Cielo: tal es el itinerario que Cristo propone en su predicación, robusta y clara, del capítulo 6 de San Juan.
Hay que destacar el lugar que tiene la comunicación de vida porque los alimentos de esta tierra, más que dar vida, simplemente aplazan la muerte.
Y destacar que los bienes que Dios nos hace no lo convierten en un Dios “montallantas,” que se limitaría solamente a rearar nuestro automóvil para que nosotros sigamos decidiendo la ruta. Es el Dios y señor, que quiere su lugar como piloto de sabiduría y amor en nuestra historia.