Formación permanente para la pareja y la familia, 2 de 2

[Predicación a un grupo de parejas en el Encuentro Internacional de La Mansión.]

Parte 2 de 2

* Un tercer término es ENSEÑANZA. Nos habla de una realidad que ha acompañado a la Iglesia desde su comienzo mismo pues vemos en Hechos que los convertidos son asiduos a la enseñanza de los apóstoles. Estamos ante un elemento esencial dela vida cristiana: ser discípulos. Y discípulos seremos de Cristo hasta el día en que de él aprendamos cómo morir, de cara a la resurrección.

* Un cuarto y último término es PREDICACIÓN. Tema de actualidad por la abundancia de malas noticias que cierran el futuro y la posibilidad de diálogo intergeneracional en la familia. El corazón humano necesita alimentarse de la grande y poderosa noticia del amor redentor de Dios para poder amar y para renovarse en su camino de redención y santificación.

Formación permanente para la pareja y la familia, 1 de 2

[Predicación a un grupo de parejas en el Encuentro Internacional de La Mansión.]

Parte 1 de 2

* Los distintos términos que se utilizan para denominar las palabras que se dirigen a una asamblea de creyentes nos ayudan a descubrir las dimensiones de formación que todo cristiano necesita, incluyendo, por supuesto, a quienes son pareja y llevan vida de familia.

* Un primer término es TALLER. Este término indica que le permitimos a Dios trabajar en nosotros, y nos declaramos dispuestos a trabajar quitando obstáculos para llegar a una fe plena (véase Juan 6). Y luego, con la ayuda de la gracia, trabajar en la propia conversión y en el ejercicio saludable de la caridad.

* Un segundo término es CHARLA o PLÁTICA. Indica la confianza de una conversación como la que uno podría tener en la sala de su casa. Este término sugiere la apertura de amor a la persona de Jesucristo para acogerlo como verdaderamente nuestro.

A un paso de una cifra significativa

Amigos,

Es hermoso ver que en medio de las dificultades Dios hace crecer su presencia y su amor entre nosotros. En pocos días, o tal vez horas, alcanzaremos por primera vez la cifra de 26.000 suscriptores diarios de este boletín católico gratuito: ALIMENTO DEL ALMA. Al momento de escribir estas líneas, faltan sólo 19 suscriptores nuevos para llegar a esa cifra significativa.

¿Qué puedo yo decir? ¡Que estoy inmensamente agradecido con Dios y con todos los que con su colaboración y sus donaciones han apoyado esta obra! Es simplemente un privilegio poder dirigirse a miles y miles de personas todos los días.

Y sólo esto pido: que mis palabras y todo mi ser sirvan con amor, gratitud y eficacia a Cristo y a su Santa Iglesia porque ningún título me parece más hermoso que este: ser hijo de la Iglesia Católica.

La falta de vocaciones no se arregla con sacerdotes casados

“Valorado y querido por su testimonio como sacerdote, por las eucaristías y retiros que celebra por todo el mundo, donde la acción sanadora y liberadora de Dios se hace explícita para algunos y fuente de fe para todos. Hablamos del sacerdote canadiense Ghislain Roy. Reflexiona aquí sobre diversos tópicos relacionados con el sacerdocio –complejos y controvertidos muchos de ellos- y nos regala también su íntima experiencia del amor omnipotente, justo y misericordioso de Dios…”

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Sobre la naturaleza de la jerarquía en la Iglesia

La iglesia somos todos y los entes no piensan. Eso nos han enseñado. ¿O será que cuando acá escriben iglesia se referirán a algunos laicos, curas, obispos, arzobispos y cardenales que quieren, que los que somos iglesia, pensemos como ellos quieren? Yo trato de vivir el catolicismo como Jesús nos lo ha dicho desde hace más de 2000 años… (Fragmento de una conversación/cuestionamiento en Facebook)

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¿Puede hablarse del pensamiento “de la Iglesia”? Para algunos, la respuesta es que no, y su razón es que “la Iglesia somos todos.” El problema con esa afirmación, a pesar de la popularidad de la que parece gozar es que equipara a la Iglesia con una realidad creada a partir de decisiones o acuerdos humanos, al modo como se crea una empresa o como la gente se reúne en el club de su preferencia. Y eso NO es lo que enseña el Nuevo Testamento (NT).

Lo que a veces se llama, en tono de desconfianza, “jerarquía,” no es otra cosa que la lógica y única posible continuación del ministerio de los apóstoles. Sin embargo, los datos del NT son claros:

1. La Iglesia nace de la predicación de los apóstoles.

2. Los fieles son asiduos a sus enseñanzas (mira Hechos).

3. Los apóstoles enseñan con autoridad, que incluye declarar qué es y qué no es conforme al Evangelio (mira Gálatas)

4. La autoridad apostólica incluye el derecho, extremo ciertamente pero real, de declarar a una persona por fuera de lo que piensa la Iglesia (mira el caso del incestuoso en 1 Corintios)

5. Esta autoridad no declina ni puede disolverse porque los desafíos de los creyentes no son menores, sino incluso mayores, a lo largo del tiempo (mira 1 y 2 Timoteo, y Tito); por ello es preciso que la fe y la doctrina tengan su custodia natural en los sucesores de los apóstoles.

6. No hay ningún otro grupo en la Iglesia que pueda reclamar autoridad venida de los apóstoles, si tomamos en serio el NT.

7. En ningún caso la enseñanza de fe y moral de la Iglesia es asunto de votaciones, consensos o mayorías. Tampoco fue así en el camino que siguió Jesucristo. Él no hizo un referendo para ver si era buena idea ir a la Cruz.

Luego la Iglesia “de todos” donde “todos” determinamos qué hacemos y qué queremos, no es la del NT. Es una herejía que parece amable a algunos pero que no corresponde a la fe cristiana. No puedo decirte otra cosa.

Esto no quita sino que muestra la gravedad de los pecados de los obispos y sacerdotes cuando abusan de su autoridad, o cuando caen en codicia, vanidad o arrogancia.

Y en contra de ese tipo de faltas–de codicia, vanidad o arrogancia–se ha ido el Papa Francisco, en buena hora. Lo que hay que arrancar es el pecado, no negar lo que Cristo dispuso y el Espíritu Santo atestigua con claridad.