LA GRACIA del Viernes 1 de Julio de 2016

¡El tiempo se agota, es la hora de la salvación!; demos el paso para retornar a Dios, empleemos y aprovechemos el tiempo para volver a nuestro Creador.

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Las Apariciones de Guadalupe: un signo de paz

Apenas podemos imaginarnos el terror que paralizó el corazón de los aguerridos mexicanos con motivo de la presencia de los españoles. Se sabe que desde el primer momento, llenos de siniestros presagios, intuyeron que iba a derrumbarse completamente el mundo en que vivían, y que iba a formarse un mundo nuevo, completamente desconocido. Según vimos, indios eruditos y veraces informaron a Sahagún de este terror difuso que fue apoderándose de todos, comenzando por el tlatoani Moctezuma, que «concibió en sí un sentimiento de que venían grandes males sobre él y sobre su reino». Al saber que los españoles se acercaban y preguntaban mucho por él, «angustiábase en gran manera, pensó de huir o de esconderse para que no le viesen los españoles ni lo hallasen»…

Pero el avance de los españoles hacia la meseta del Anahuac prosigue incontenible, como si se vieran asistidos por una fuerza fatal y sobrehumana. «Todos lloraban y se angustiaban, y andaban tristes y cabizbajos, hacían corrillos, y hablaban con espanto de las nuevas que habían venido; las madres llorando tomaban en brazos a sus hijos y trayéndoles la mano sobre la cabeza decían: ¡Oh hijo mío! ¡en mal tiempo has nacido, qué grandes cosas has de ver, en grandes trabajos te has de hallar!» (XII,9).

Ya están presentes los españoles. Estos hombres barbudos, vestidos de hierro, lanzan rayos mortíferos desde lo alto de misteriosas bestias, acompañados de perros terribles, y son capaces, siendo cien, de dominar a cien mil: son teules, hombres divinos y omnipotentes. Cortés y unos pocos, inexorablemente, se hacen dueños del poder; cesa bruscamente el fortísimo poder azteca, que había dominado sobre tantos pueblos; los ídolos caen, los cúes son derruídos, y los sacerdotes paganos, antes tan numerosos y temidos, se esconden y desaparecen, ya no son nada; cunde un pánico colectivo, lleno de perplejidad y de malos presagios. ¿Qué es esto? ¿Qué significa? ¿Que nos espera?…

Moctezuma, hundido en el silencio, sólo alcanza en ocasiones a balbucear: «¿Qué remedio, mis fuertes?… ¿Acaso hay algún monte donde subamos?… Dignos de compasión son el pobre viejo, la pobre vieja, y los niñitos que aún no razonan. ¿En dónde podrán ser puestos a salvo? Pero… no hay remedio… ¿Qué hacer?… ¿Nada resta? ¿Cómo hacer y en dónde?… Ya se nos dio el merecido… Como quiera que sea, y lo que quiera que sea… ya tendremos que verlo con asombro» (XII,13). Y «decía el pueblo bajo: ¡Sea lo que fuere!… ¡Mal haya!… ¡Ya vamos a morir, ya vamos a dejar de ser, ya vamos a ver con nuestros ojos nuestra muerte!» (XII,14).

El trabajo, en seguida, organiza a los indios y les distrae un tanto de sus terrores. En efecto, muy pronto están todos manos a la obra, arando y sembrando con sistemas nuevos de una sorprendente eficacia, forman inmensos rebaños de ganado, construyen caminos y puentes, casas e iglesias, almacenes y plazas. A esto se une también el efecto tranquilizador de los frailes misioneros, pobres y humildes, afables y solícitos. Pero el miedo no acaba de disiparse…

Es entonces, «diez años después de tomada la ciudad de México» con sangre, fuego y destrucción, cuando Dios dispone que un pobre macehual pueda contemplar una epifanía luminosa y florida de la Virgen Madre, que no trae, como en Lourdes o Fátima, un mensaje de penitencia, sino que en Guadalupe sólo viene a expresar la ternura de su amor maternal: «Yo soy para vosotros Madre, y como os llevo en mi regazo, no tenéis nada que temer. Hacedme un templo, donde yo pueda día a día manifestaros mi amor». Eso es Guadalupe: un bellísimo arco iris de paz después de una terrible tormenta.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LECTIO 20160629

LECTURA ESPIRITUAL. #LectioFrayNelson para la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo

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LA GRACIA del Jueves 30 de Junio de 2016

Quienes prestan un servicio en la Iglesia están llamados a comprender que es más importante vivir para Dios que vivir del oficio que se presta a Dios.

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Las visiones de Ana Catalina Emmerich

¿Qué opinión le merecen las visiones de Ana Catalina Emmerich? – V. G.

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Ana Catalina Emmerich fue una humilde religiosa agustina que vivió en tiempos muy difíciles (1774 – 1824), y que unió con fe y amor sus padecimientos, incluyendo los estigmas, que recibió en 1812, al dolor de Cristo por la salvación del mundo. Recibió además muchas manifestaciones sobrenaturales entre las que destacan numerosas visiones sobre la vida de Cristo, desde su nacimiento hasta su muerte y resurrección. De estas visiones hemos tenido noticia a través de las transcripciones y recopilaciones del filósofo Clemens Brentano. Sobre todo en lo relativo a la Pasión de Cristo, las palabras de Ana Catalina han tenido un impacto muy grande en muchas personas, en especial, en nuestro tiempo, porque sirvieron de base para muchos elementos del guión de la película homónima de Mel Gibson. Ana Catalina fue beatificada por el Papa Juan Pablo II en 2004, si bien en esa solemne declaración se distingue bien entre las virtudes de ella como persona y los escritos que de ella tenemos, los cuales no son oficialmente aprobados pero tampoco rechazados.

En general, es evidente que los escritos de Ana Catalina han infundido notable devoción en muchas personas. En alguna ocasión, por lo menos, resulta científicamente inexplicable la precisión de sus descripciones porque, sin haber ido nunca a Éfeso, ni ella ni su confidente Brentano, las palabras que están en su visión sobre la Virgen María condujeron a descubrimientos arqueológicos importantes.

Y sin embargo, el tema teológico del valor que debe darse a tales experiencias es muy complejo. Otras personas, como Luisa Piccarreta, han tenido también visiones de la Pasión de Cristo, y los detalles no necesariamente coinciden. Se trata de dos personas de gran virtud y oración pero resulta imposible dar un valor científico o de revelación vinculante (obligada) en la Iglesia a este tipo de palabras. ¿No hay algo de imaginación, o de proyección de deseos, temores o temas culturales en boga, en tales visiones? ¿Es la expresión en palabras absolutamente fiel a unas visiones que por su misma naturaleza trascienden la expresión del lenguaje humano?

Por eso creo que debemos quedarnos con la sobriedad propia de los pronunciamientos vaticanos: estamos ante una mujer muy virtuosa, y con toda probabilidad muy santa, pero sus escritos no deben tener más rango que el de inspiraciones plausibles que pueden mover a devoción a algunas personas. No deberían entonces usarse como material para la predicación pública ni para pronunciamiento doctrinal alguno.

¿Por qué los primeros cristianos utilizaban el pez como símbolo?

“Los primeros cristianos, cuando querían representar simbólicamente a Jesús, nunca utilizaron el signo de la cruz. Para ellos, éste conservaba un significado siniestro y muy doloroso por el que no podía utilizarse para representar al Salvador del mundo. Sólo comenzó a usarse la cruz a partir del siglo IV cuando ya había perdido todo su significado como instrumento de tortura…”

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LECTIO 20160628

LECTURA ESPIRITUAL. #LectioFrayNelson para la Memoria de San Ireneo, obispo y mártir

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LA GRACIA del Miércoles 29 de Junio de 2016

SOLEMNIDAD DE LOS SANTOS PEDRO Y PABLO, APÓSTOLES

Pidamos al Señor que nuestra Iglesia tenga siempre firmeza en su fe a ejemplo de San Pedro y agilidad para su hermosa labor misionera a ejemplo de San Pablo.

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