Catequesis sobre el desierto, 2 de 5

Catequesis sobre el desierto. Tema 2 de 5: Los desiertos de Adán, Abraham y Moisés

* El desierto asoma pronto en la Historia de la Salvación. La descripción que se hace de la tierra que Adán encontrará es típica del desierto. Pero no es solamente castigo; es también remedio. Lo sabemos por el trato distinto que Adán y Eva reciben, por contraste con el peso de maldición que cae sobre la serpiente; y lo sabemos porque a la mujer se le promete que su descendencia vencerá a la “descendencia” de la serpiente.

* El desierto de Abraham habla de una promesa. Dios le pone a contar granos de arena para que cada una de esas señales del desierto estéril sea un anuncio de vida.

* El contraste entre Abraham y Lot es ilustrativo. Lot en realidad no conoce la voz de Dios. La voz que escucha es la nostalgia del paraíso, la cual siempre se compone de tres deseos–una especie de “trinidad mundana”: abundancia, prosperidad y seguridad. Guiado por esa voz, Lot escoge lo que tiene más aspecto de paraíso, y así se encamina hacia los desastres de Sodoma y Gomorra.

* El primer desierto que conoce Moisés es la corte misma del Faraón. A pesar de su lujo aparente, la corte no puede saciar el anhelo más íntimo de Moisés: su amor por la justicia. Su desierto metafórico se vuelve real cuando debe huir de Egipto. Pero en el desierto de piedras y soledad, la vocación no se apaga sino que se hace más fuerte y clara, a la vez que le revela a Moisés algo de su propia limitación e incoherencia.

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Catequesis sobre el desierto, 1 de 5

Catequesis sobre el desierto. Tema 1 de 5: Introducción

* El término “desierto” viene de la misma raíz de “desertar” y alude a una serie de verbos de contenido más bien negativo: abandonar, descartar, desechar. Es, en principio, un adjetivo: “tierra desierta” es la tierra que se ha descartado por inhóspita, estéril o peligrosa.

* El salmo 63 [62] de la Biblia nos habla de un corazón que se siente como “tierra árida” y describe la experiencia con dos sustantivos: sed y ansia, de donde surgen dos verbos: buscar y caminar.

* Así se establece la que llamamos “Paradoja del Paraíso y de la Cruz.” El desierto es lugar de muerte, que nos pone en movimiento hacia la vida; el paraíso es el lugar “que lo tiene todo,” y que por lo tanto no llama a moverse sino a quedarse, detenerse, morir. Sin embargo, ninguno de los dos procesos es automático y cada caso debe discernirse.

* ¿De dónde surge el desierto? Del deseo. Nuestra condición finita de creaturas nos hace experimentar limitaciones y sobre todo contradicciones, que son nuestros distintos desiertos. Pero luego el desierto puede ayudara purificar el deseo, y así se da crecimiento; o si uno asume mal las contradicciones, el desierto puede llevar a corrupción del deseo, rebeldía y muerte.

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Vida Virginal y Conversion del Corazon

Un enfoque esponsal sobre la vocación de una virgen seglar implica la afirmación vigorosa de los motivos y los frutos que se siguen de unir tu vida a la de Cristo. Su Cuerpo tiene un destino, que es el sacrificio redentor en la Cruz.

Don Virginal y Corazon de Cristo

Esta meditación es la primera de tres, de un Retiro en agosto 2007 a un grupo de Vírgenes Seglares. Según la Biblia, los pensamientos no son piezas de información, sino aquello a lo que le das tu tiempo y que te sirve de base para decidir qué hace cada uno con la vida. ¿Cómo podemos guiar ese corazón nuestro para construir unidad según el Corazón de Cristo?

Puertas Abiertas al Corazon de Cristo

Esta meditación es la segunda de tres, de un Retiro en agosto 2007 a un grupo de Vírgenes Seglares. Conocer el Corazón de Jesús es tratarlo como lo que es: Señor y Esposo de la Iglesia, esposo también del alma creyente. Así como una esposa amantísima se esfuerza por conocer los gustos, preocupaciones, proyectos y sueños de su amado, así el alma consagrada descubre varias puertas que le llevan a saber cómo es Aquel que la ganó a precio de su Sangre.

Don Virginal y Don de la Unidad

Esta meditación es la tercera y última de tres, de un Retiro en agosto 2007 a un grupo de Vírgenes Seglares. De particular interés para personas consagradas, ayuda a todos a comprender aspectos esenciales y muy hermosos del camino del “seguimiento de Cristo.” La unidad está profundamente en el Corazón de Cristo. Si el pecado es división porque cada uno busca lo suyo, la unidad es fruto de la conversión y de la generosidad de todos. No puedo romper la unidad sin romper la unidad del Corazón de Jesús.