Al triste, no le preguntes la historia de su desgracia…
Mejor dile que en tí tiene un amigo.
Al que llora, no le escudriñes el origen de su llanto…
Mejor dile que tú tienes un hombro, un pañuelo, una sonrisa.
Al que anda tambaleante por la vida no le analices por qué no ha llegado nunca a ninguna parte…
Mejor dile que tú tienes una luz, un consejo, y un bastón por si llegara a necesitarlos.
