Orden. Un poco de orden.

¿Por qué te duelen esas equivocadas suposiciones que de ti comentan? -Persevera en el bien, y encógete de hombros.

¿No crees que la igualdad, tal como la entienden, es sinónimo de injusticia?

¿Por qué, al juzgar a los demás, pones en tu crítica el amargor de tus propios fracasos?

Frecuenta el trato del Espíritu Santo -el Gran Desconocido- que es quien te ha de santificar. No olvides que eres templo de Dios. -El Paráclito está en el centro de tu alma: óyele y atiende dócilmente sus inspiraciones.

No estorbes la obra del Paráclito: únete a Cristo, para purificarte, y siente, con El, los insultos, y los salivazos, y los bofetones…, y las espinas, y el peso de la cruz…, y los hierros rompiendo tu carne, y las ansias de una muerte en desamparo… Y métete en el costado abierto de Nuestro Señor Jesús hasta hallar cobijo seguro en su llagado Corazón.

¡Qué poca finura de espíritu -y qué falta de respeto- supone dedicar bromas y vayas al Sacerdote -quien sea- bajo ningún pretexto!

Amar a Dios y no venerar al Sacerdote… no es posible.

Si no tienes un plan de vida, nunca tendrás orden.

Cuando tengas orden se multiplicará tu tiempo, y, por tanto, podrás dar más gloria a Dios, trabajando más en su servicio.

Sin miedo a la verdad

El Matrimonio es un sacramento santo. -A su tiempo, cuando hayas de recibirlo, que te aconseje tu director o tu confesor la lectura de algún libro provechoso. -Y te dispondrás mejor a llevar dignamente las cargas del hogar.

¿Te ríes porque te digo que tienes “vocación matrimonial”? -Pues la tienes: así, vocación. Encomiéndate a San Rafael, para que te conduzca castamente hasta el fin del camino, como a Tobías.

La relativa y pobre felicidad del egoísta, que se encierra en su torre de marfil, en su caparazón…, no es difícil conseguirla en este mundo. -Pero la felicidad del egoísta no es duradera. ¿Vas a perder, por esa caricatura del cielo, la Felicidad de la Gloria, que no tendrá fin?

Eres calculador. -No me digas que eres joven. La juventud da todo lo que puede: se da ella misma sin tasa.

Egoísta. -Tú, siempre a “lo tuyo”. -Pareces incapaz de sentir la fraternidad de Cristo: en los demás, no ves hermanos; ves peldaños. Presiento tu fracaso rotundo. -Y, cuando estés hundido, querrás que vivan contigo la caridad que ahora no quieres vivir.

Tú no serás caudillo si en la masa sólo ves el escabel para alcanzar altura. -Tú serás caudillo si tienes ambición de salvar todas las almas. No puedes vivir de espaldas a la muchedumbre: es menester que tengas ansias de hacerla feliz.

No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte.

No me gusta tanto eufemismo: a la cobardía la llamáis prudencia. -Y vuestra “prudencia” es ocasión de que los enemigos de Dios, vacío de ideas el cerebro, se den tono de sabios y escalen puestos que nunca debieran escalar.

Ese abuso no es irremediable. -Es falta de carácter consentir que siga adelante, como cosa desesperada y sin posible rectificación. No soslayes el deber. -Cúmplelo derechamente, aunque otros lo dejen incumplido.

La crisis de los 40

“Suele ser una crisis de personalidad, que se produce entre los 35 y los 45 años y que coincide, algunas veces, con la mitad de la expectativa de vida para las personas, en la cual se produce una evaluación de la vida, en base a la comparación entre las metas fijadas y los logros obtenidos…”

crisis de los 40

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Acuerdo entre la cultura humana y la educacion cristiana

62. Aunque la Iglesia ha contribuido mucho al progreso de la cultura, consta, sin embargo, por experiencia que por causas contingentes no siempre se ve libre de dificultades al compaginar la cultura con la educación cristiana.

Estas dificultades no dañan necesariamente a la vida de fe; por el contrario, pueden estimular la mente a una más cuidadosa y profunda inteligencia de aquélla. Puesto que los más recientes estudios y los nuevos hallazgos de las ciencias, de la historia y de la filosofía suscitan problemas nuevos que traen consigo consecuencias prácticas e incluso reclaman nuevas investigaciones teológicas. Por otra parte, los teólogos, guardando los métodos y las exigencias propias de la ciencia sagrada, están invitados a buscar siempre un modo más apropiado de comunicar la doctrina a los hombres de su época; porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea, sus verdades, y otra cosa es el modo de formularlas conservando el mismo sentido y el mismo significado. Hay que reconocer y emplear suficientemente en el trabajo pastoral no sólo los principios teológicos, sino también los descubrimientos de las ciencias profanas, sobre todo en psicología y en sociología, llevando así a los fieles y una más pura y madura vida de fe.

También la literatura y el arte son, a su modo, de gran importancia para la vida de la Iglesia. En efecto, se proponen expresar la naturaleza propia del hombre, sus problemas y sus experiencias en el intento de conocerse mejor a sí mismo y al mundo y de superarse; se esfuerzan por descubrir la situación del hombre en la historia y en el universo, por presentar claramente las miserias y las alegrías de los hombres, sus necesidades y sus recurso, y por bosquejar un mejor porvenir a la humanidad. Así tienen el poder de elevar la vida humana en las múltiples formas que ésta reviste según los tiempos y las regiones.

Por tanto, hay que esforzarse para los artistas se sientan comprendidos por la Iglesia en sus actividades y, gozando de una ordenada libertad, establezcan contactos más fáciles con la comunidad cristiana. También las nuevas formas artísticas, que convienen a nuestros contemporáneos según la índole de cada nación o región, sean reconocidas por la Iglesia. Recíbanse en el santuario, cuando elevan la mente a Dios, con expresiones acomodadas y conforme a las exigencias de la liturgia.

De esta forma, el conocimiento de Dios se manifiesta mejor y la predicación del Evangelio resulta más transparente a la inteligencia humana y aparece como embebida en las condiciones de su vida.

Vivan los fieles en muy estrecha unión con los demás hombres de su tiempo y esfuércense por comprender su manera de pensar y de sentir, cuya expresión es la cultura. Compaginen los conocimientos de las nuevas ciencias y doctrinas y de los más recientes descubrimientos con la moral cristiana y con la enseñanza de la doctrina cristiana, para que la cultura religiosa y la rectitud de espíritu de las ciencias y de los diarios progresos de la técnica; así se capacitarán para examinar e interpretar todas las cosas con íntegro sentido cristiano.

Los que se dedican a las ciencias teológicas en los seminarios y universidades, empéñense en colaborar con los hombres versados en las otras materias, poniendo en común sus energías y puntos de vista. la investigación teológica siga profundizando en la verdad revelada sin perder contacto con su tiempo, a fin de facilitar a los hombres cultos en los diversos ramos del saber un más pleno conocimiento de la fe. Esta colaboración será muy provechosa para la formación de los ministros sagrados, quienes podrán presentar a nuestros contemporáneos la doctrina de la Iglesia acerca de Dios, del hombre y del mundo, de forma más adaptada al hombre contemporáneo y a la vez más gustosamente aceptable por parte de ellos. Más aún, es de desear que numerosos laicos reciban una buena formación en las ciencias sagradas, y que no pocos de ellos se dediquen ex profeso a estos estudios y profundicen en ellos. Pero para que puedan llevar a buen término su tarea debe reconocerse a los fieles, clérigos o laicos, la justa libertad de investigación, de pensamiento y de hacer conocer humilde y valerosamente su manera de ver en los campos que son de su competencia.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 62]

Misionera entre esclavos y beduinos

“Alicia Vacas, misionera comboniana en el desierto de Judea, entre esclavos y beduinos, tiene 39 años y lleva toda su vida misionera en Egipto o Israel. En la zona C, tierra de nadie militarizada, convive con beduinos empobrecidos. En Tel Aviv, atiende víctimas del tráfico de esclavos del Sinaí…”

misionera entre beduinos

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Educar para una cultura integral

61. Hoy día es más difícil que antes sintetizar las varias disciplinas y ramas del saber. Porque, al crecer el acervo y la diversidad de elementos que constituyen la cultura, disminuye al mismo tiempo la capacidad de cada hombre para captarlos y armonizarlos orgánicamente, de forma que cada vez se va desdibujando más la imagen del hombre universal. Sin embargo, queda en pie para cada hombre el deber de conservar la estructura de toda la persona humana, en la que destacan los valores de la inteligencia, voluntad, conciencia y fraternidad; todos los cuales se basan en Dios Creador y han sido sanados y elevados maravillosamente en Cristo.

La madre nutricia de esta educación es ante todo la familia: en ella los hijos, en un clima de amor, aprenden juntos con mayor facilidad la recta jerarquía de las cosas, al mismo tiempo que se imprimen de modo como natural en el alma de los adolescentes formas probadas de cultura a medida que van creciendo.

Para esta misma educación las sociedades contemporáneas disponen de recursos que pueden favorecer la cultura universal, sobre todo dada la creciente difusión del libro y los nuevos medios de comunicación cultural y social. Pues con la disminución ya generalizada del tiempo de trabajo aumentan para muchos hombres las posibilidades. Empléense los descansos oportunamente para distracción del ánimo y para consolidar la salud del espíritu y del cuerpo, ya sea entregándose a actividades o a estudios libres, ya a viajes por otras regiones (turismo), con los que se afina el espíritu y los hombres se enriquecen con el mutuo conocimiento; ya con ejercicios y manifestaciones deportivas, que ayudan a conservar el equilibrio espiritual, incluso en la comunidad, y a establecer relaciones fraternas entre los hombres de todas las clases, naciones y razas. Cooperen los cristianos también para que las manifestaciones y actividades culturales colectivas, propias de nuestro tiempo, se humanicen y se impregnen de espíritu cristiano.

Todas estas posibilidades no pueden llevar la educación del hombre al pleno desarrollo cultural de sí mismo, si al mismo tiempo se descuida el preguntarse a fondo por el sentido de la cultura y de la ciencia para la persona humana.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 61]

Pilatos sigue vivo

“Este año, el 21 de marzo, ha sido el primer año en el que se ha celebrado el día internacional del Síndrome de Down, sin embargo los jueces españoles siguen penalizando tácitamente el nacimiento de estas criaturas…”

Pilatos sigue vivo

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Fe y vida militar en el Siglo XXI

“La religión no es causa de la guerra sino antídoto contra toda violencia”; Iglesia y ejército “no son incompatibles en absoluto”, los capellanes en el ejército “no es una concesión de los estados… La asistencia religiosa es un derecho del militar creyente”…

fe y vida militar

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Invito a NO asistir a nada de Anselm Grun

Razones muy serias me llevan a responder en público a las consultas que he recibido de varios de nuestros lectores. La respuesta tiene que ser concreta y sencilla, y lo es: NO asistan a las conferencias o reuniones del monje Anselm Grün, a pesar de que aparece recomendado por varias instituciones católicas serias. NO compren la literatura que propaga este benedictino. La enseñanza de este popular religioso alemán no es claramente católica en lo que atañe a la moral, ni parece serlo en lo dogmático. Su tendencia es la del gnosticismo psicoanalista.

No tengo nada personal contra él pero me duele que mucha gente crea que su pensamiento de la “mente amplia” es concorde con el Evangelio, porque no lo es.

Oremos unos por otros. Siempre. Pidamos conversión unos por otros. Siempre. Permanezcamos firmes en la fe íntegra de la Iglesia. Siempre.

Que pruebe un poco de todo?

“Por ejemplo, sin consultar al hijo, se le enseña a caminar, quiera o no quiera. ¿Por qué? Porque aprender a caminar es algo bueno, mejor que su contrario, independientemente de que más tarde quiera ejercitar o no esa habilidad, camine de una manera o de otra, vaya a un sitio o a otro, más rápido o más lentamente…”

Probar un poco de todo?

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Educacion Catolica, 020

25. Hermanos, en el proceso de adquisición del Reino de Dios hay un orden. Primero debemos tener vida sacramental íntegra y sincera; también debemos tener vida interior, sin la cual es imposible se instale el Reino en nosotros. O sea, nuestra alma debe estar viva y despierta, lo cual se logra por medio de los Sacramentos y de acatar la recomendación de dulce Jesús: “niégate a ti mismo, toma tu cruz y sígueme”. Con los Sacramentos adquiere vida sobrenatural el alma y con la negación de uno mismo despierta, o sea, se activa.

Sólo la Iglesia tiene la potestad de dar vida sobrenatural al hombre, y dicha potestad conferida por su fundador Jesucristo; esta vida se recibe por medio de los Sacramentos y se conserva por la fidelidad a los mismos. Mas para que el alma tenga vida activa o despierta, el hombre debe aprender a negarse para que su ser interior, su “hombre interior”, adquiera vida y presencia activa en su interior. Sin este requisito, el Reino de Dios no puede asentarse en el interior, pues ¿cómo se asentaría el Reino en un alma muerta por el pecado o dormida por no atenderla dándole alimento y ejercicio?

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