LA GRACIA del Miércoles 30 de Noviembre de 2016

FIESTA DE SAN ANDRÉS APÓSTOL

Pidamos al Señor que así como Pedro y Andrés fueron hermanos, la Iglesia Católica y la Ortodoxa nos unamos de nuevo como hermanos en un solo rebaño con un solo pastor.

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LA GRACIA del Jueves 12 de Mayo de 2016

Ser cristiano es dejar brillar la gloria y la fuerza que Jesús nos ha dado para tener impacto en los demás y poder dar razón de nuestra fe.

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LA GRACIA del Miércoles 11 de Mayo de 2016

Conocer el nombre de Dios es permanecer siempre unido a Él, es perseverar en una experiencia siempre renovada de su amor y de su poder.

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ESCUCHA, La unidad de las virtudes en Cristo

* Dice Cristo: “Cuando yo sea levantado, atraeré a todos hacia mí” (Juan 12,32).

* De modo exterior, esta frase y promesa puede entenderse como la unidad que Cristo crea entre pueblos comunidades y personas.

* De modo interior, puede entenderse de otras maneras: (1) Como le explicó Dios a Santa Catalina, a saber: unidad de las potencias del alma (inteligencia, voluntad, memoria), que en Cristo hallan su alimento y meta. (2) Unidad entre el ser y el deber-ser, o entre la “razón” y el “corazón” o entre lo que realmente quiero y lo que realmente hago, según aquello que expone de manera vívida el apóstol Pablo al final del capítulo 7 de la Carta a los Romanos. (3) Unidad entre las virtudes, tanto humanas como teologales.

* Son eje para todas las demás virtudes humanas estas cuatro:

(1) Prudencia, que lleva a hacer o dejar de hacer según conviene en cada caso.

(2) Justicia, que lleva dar a cada uno lo que le corresponde.

(3) Fortaleza, que mueve a acometer cosas arduas pero valiosas y posibles; o también a resistir en los momentos de dolor o dificultad.

(4) Templanza, que trae dominio de sí mismo, especialmente en los placeres propios de la sexualidad, los alimentos o la comodidad.

* Las virtudes teologales brotan de la predicación de la revelación cristiana y sólo acontecen verdaderamente a través de la acción del Espíritu Santo.

(1) La fe nos mueve a entregarnos confiadamente al Dios que ha mostrado su bondad, y ene sa entrega, acoger la verdad de Dios que así se muestra.

(2) La esperanza nos lleva a fiarnos de sus promesas y por lo tanto a saber nuestro futuro seguro en Dios.

(3) La caridad es el fruto de la acción del amor divino en nosotros, de modo que también nosotros podamos amarlo a Él, a nosotros mismos y a nuestro prójimo según Él.

* La unidad de las virtudes teologales radica en el binomio fe – caridad. Es unidad que proviene de acoger el amor que Dios nos concede gratuitamente en su Hijo, y luego permitirle a ese amor reinar en nuestras vidas y obrar en nosotros y a través de nosotros.

* La unidad de las virtudes humanas proviene, o bien de la prudencia, que lo rige todo, o bien de la justicia que da un criterio sobre cada actuar.

* La unidad del conjunto de la vida humana puede encontrarse entonces cuando la prudencia se deja gobernar por el mandato de Cristo: “Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; que como yo os he amado, así también os améis los unos a los otros” (Juan 13,34).

La Vocación, 04 de 16, Unidad y plenitud

[Retiro espiritual en el Monasterio de la Inmaculada Concepción, en Floridablanca, Santander, Colombia. Julio de 2013.]

Tema 4 de 16: Unidad y plenitud

* La secuencia de experiencias, luchas, victorias, a veces caídas, que suceden en el camino vocacional, no puede ser una colección de recuerdos yuxtapuestos. Hay una historia que vamos construyendo; un relato que abarca todos los pequeños relatos. Es necesario aspirar a la unidad interior, única garantía posible de paz interior estable.

* La unidad se afianza en el alma con la firmeza de un trípode: sabiduría, amor y fruto perdurable.

(1) Es sabio sacar la enseñanza de cada experiencia, y sobre todo, recoger de cada una las señales de la presencia de Dios. Este ejercicio nos va ayudando a conocernos, aceptarnos, admitir errores y crecer en la confianza de la providencia divina.

(2) La bondad ha de convertirse en el lenguaje que hace serena la vida, como decía el Beato Juan XXIII. y esa serenidad en buena parte surge de no tener que acomodar el lenguaje a circunstancias de modo, intereses de momento, o rencillas antiguas. El amor expresa lo mejor de uno mismo y a la vez congrega los bienes parciales que uno ha encontrado en el camino.

(3) Fruto perdurable (véase Juan 15) es aquel que tiene su raíz y cimiento en Cristo. Él es “el que vive;” el que ha vencido a la muerte; el que era, es y ha de venir. La vocación alcanza unidad en la medida en que centra todo esfuerzo en unirse y unir a todos en Cristo.

Tal vez el mundo es Corinto, 05 de 10, Sabiduría

[Retiro espiritual en el Monasterio de Dominicas en Catamarca, Argentina.]

Tema 5 de 10: Sabiduría

* El impresionante catálogo de cuestiones que Pablo debe abordar en la que conocemos como su Primera Carta a los Corintios muestra bien, en lo concreto, la complejidad de llevar a una comunidad desde el paganismo total hacia la fe cristiana vivida en toda su plenitud.

* A pesar de que, según Hechos 18, Pablo estuvo predicando cerca de dos años en Corinto, y que allí recibió una confirmación especial del Señor sobre su misión, esta comunidad surgió sólo con grandes dificultades y arrastró muchos de los defectos típicos del paganismo en general y de Corinto en particular.

* Por eso Pablo tiene que hablarles con muchos ejemplos sobre el llamado a la unidad, que radica en Cristo. Aunque algo es cierto: antes de ser solidarios en la gracia hemos de descubrirnos solidarios en la realidad del pecado.

* Otro tema importante es la sabiduría. Dada la fuerte tradición intelectual y académica del mundo griego había gran aprecio por la racionalidad y la argumentación. Pero esa retórica es como una máquina que puede ponerse a funcionar casi en cualquier dirección y que por eso no tiene verdadero poder cuando se trata de transmitir el mensaje del señorío de Cristo, que es mucho más que un pasatiempo mental o una discusión de salón.

* Por eso habla Pablo de una “sabiduría divina,” término que alude en primer lugar al camino sorprendente y paradójico que ha hecho posible nuestra salvación a través de la Cruz. Nosotros participamos de esa sabiduría cuando partimos nuestra reflexión no de cosas externas o abstractos sino de la concreción de nuestra indigencia existencial, especialmente por nuestra condición de pecadores. Así, del conocimiento de sí mismo en Dios (según expresión de Santa Catalina de Siena) es posible avanzar en el camino de la vida cristiana.