LA GRACIA 2024/09/02 ¿Qué es la unción?

La unción indica que a través de la presencia única de Dios hay una victoria, y es la victoria asegurada para aquel que más allá de su preparación humana cuenta con el auxilio divino.

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LA GRACIA del Lunes 31 de Diciembre de 2018

¡Pon de tu parte, date cuenta del tiempo en el que estás viviendo! Pero no tengas miedo porque la unción del Espíritu Santo en ti pondrá la palabra precisa cuando la necesites.

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LA GRACIA del Martes 5 de Diciembre de 2017

Jesucristo es quien tiene la plenitud de la unción de Dios trayendo el Reino de justicia y paz sobre todos nosotros.

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Tomar la fe cristiana en serio

Primera parte: ¿En qué se conoce que una persona toma su fe cristiana en serio?

En cuatro cosas:

1. La calidad y cantidad de tiempo que da a vivir y celebrar su fe y su oración.
2. Involucra a Dios en sus decisiones; lo nombra con frecuencia.
3. Sabe que en el tiempo en que vivimos habrá combates espiritual, y lo asume.
4. Forma parte de alguna comunidad donde puede servir.

Segunda parte: ¿Y cómo llega una persona a tomar su fe en serio?

Es un camino con varios pasos:

1. Descubre que el bien y el mal existen, y no se engaña ni llama una cosa por otra.
2. Sabe que no puede controlarlo todo pero que en cambio sí tiene un timón y puede orientar su vida hacia más o hacia menos.
3. En algún momento se pregunta cuál es el sentido o propósito de su vida, sobre todo frente al hecho innegable de la muerte.
4. Desea orientar su vida en torno a algo que valga la pena, que marque una diferencia en sentido positivo.
5. En algún momento llega un desgarramiento: conciencia de un desnivel entre el ideal y la realidad; algo que no se repara simplemente esforzándose más, o distrayéndose más, o divirtiéndose más. En este punto puede pasar una de tres cosas:
5.1 Algunos se van por la desesperación, sea como autodestrucción o como cinismo ante la vida.
5.2 Otros siguen el camino de Sísifo y de los estoicos: no voy a arruinar la vida y simplemente seguiré haciendo lo que debo hacer.
5.3 Pero algunos, quizá en minoría, sienten que “han tocado fondo” pero también sienten que les ha tocado “el Dedo de Dios,” el Espíritu Santo: a esta realidad la llamamos UNCIÓN, y es transformante, y es el comienzo de una vida cristiana en serio.

Curso de Sacramentos II, parte 04 de 13: Fundamentos de la Unción de los Sacramentos

El misterio y el ministerio de la sanación.

1. Unidad psicosomática del ser humano y extensión del término “salud”.

La palabra salud está relacionada con la palabra salvación. La salud sale de la esfera de lo puramente físico. Todo lo concerniente a lo psíquico tiene una relación profunda con lo corporal. La salud afecta y es afectada por la unidad psicosomática del ser humano. Hoy en día, para explicar este fenómeno, tenemos dos extremos:

1.1. Filosofías orientales que hablan de la relación de la mente y el cuerpo pero acabando en panteísmos o en sincretismos.

1.2. Materialismo y ateísmo de la medicina occidental que niegan todo tipo energías o fuerzas espirituales dejando sin respuesta a todos los fenómenos espirituales.

La interacción entre el cuerpo y la mente es un mundo por investigar en el que se necesitan brillantes científicos y a la vez buenos cristianos. Podemos afirmar que el hombre posee una profunda unidad psicosomática y que el término salud es muy amplio debido a la misma complejidad del ser humano.

2. ¿Qué trae el pecado? (panorama bíblico)

2.1. Siendo el pecado una ruptura con Dios y dado que el ser humano, desde un punto de vista antropológicogoz de unidad sustancial, resulta lógico pensar que el pecado tiene repercusiones en todas las áreas de nuestro ser. La Biblia las muestra comenzando por la relación que existe entre pecado y enfermedad, sin que de ahí pueda uno apresurarse a sacar una regla general:

2.1.1. Rebelión de Aarón y María, hermanos de Moisés (Núm. 12). Pecado de murmuración de los hermanos, castigo a María con la lepra (enfermedad), arrepentimiento posterior, intercesión de Moisés y perdón de Dios.

2.1.2. Muerte del hijo de David fruto de su crimen. (II Sam. 11-12) Vemos un pecado cometido por el Rey David, denuncia del Profeta Natán, arrepentimiento del rey, declaración formal del perdón por el profeta y sin embargo hay una consecuencia del pecado ya perdonado. Esto es clave para entender la teoría teológica de las Indulgencias.

2.1.2.1. Perdonar es abrirse a una nueva historia, pero no es un “aquí-no-ha-pasado-nada”.

2.1.2.2. Las Indulgencias aluden a las consecuencias del pecado (pena temporal) en la historia humana. Las Indulgencias ingresan una fuerza temporal que supera las consecuencias del pecado. La abundancia del bien supera la consecuencia del mal.

El fruto del pecado de David (un niño) muere (enfermedad-castigo) a pesar de los sacrificios de David. Después sigue la vida normal aceptando en esta muerte la voluntad de Dios. Vemos de nuevo la relación y el vínculo entre pecado-enfermedad y muerte.

2.1.3. La profanación en la “Cena del Señor”. (I Cor. 11, 29-30) Los que profanan la Fracción del Pan enferman. Hay un vínculo claro entre pecado y enfermedad.

2.1.4. Ciego de nacimiento (Jn. 9) Le preguntan quién pecó éste o sus padres, lo cual significa que tenían claro el vínculo pecado-enfermedad, (en este caso será una excepción porque el ciego no nació así por culpa de pecado).

Podemos decir que se da un vínculo general pecado-enfermedad pero que no es uno a uno e inmediato, porque de hecho en los Salmos aparece que a muchos malvados les va bien; y también en la Biblia se da el ejemplo contrario como le sucede al santo Job que siendo bueno sufre de modo impresionante.

3. Promesa del Nuevo Mesías. Misión del Profeta. (Is. 61 – Lc. 4)

“… anunciar la buena nueva a los pobres me ha enviado, a vendar los corazones rotos; a pregonar a los cautivos …” Cristo pasó haciendo el bien (Hech. 10). Su “bien” se muestra particularmente en:

3.1. Pobres: la pobreza es una forma de cautividad. El pobre está aprisionado.

3.2. Enfermos: la enfermedad es una pobreza porque se carece de recursos.

3.3. Cautivos: la cautividad es una enfermedad porque los prisioneros se consideran como desecho de la sociedad y se les margina.

Todas estas realidades sociales se interrelacionan en todas las direcciones–cosa que no es fácil si vamos a la praxis cristiana. Así por ejemplo, la Teología de la Liberación se fijó en la pobreza y en la cautividad pero olvidó la enfermedad. No se puede transformar la estructura de la sociedad sin tocar el pecado personal.

3.4. En Lc. 4, vemos a Cristo como es un manantial de amor y de sanación. Los efectos que traen la obra de sanación son:

3.4.1. Asombro que revienta el esquema pesimista que provocó el pecado. “Nunca hemos visto a nadie así.” (Mc. 2, 12)

3.4.2. Alegría, que evita la desesperación y los falsos consuelos pecaminosos. El alma alegre está blindada a la tentación y el demonio no puede atacar.

3.4.3. Conversión interior que es un entrar a sí mismo. En el pasaje de los 10 leprosos a nueve les cambió la salud, a uno le cambió la vida.

3.4.4. Poder de la sanación y curación física que se manifiesta a partir de Pentecostés. (Hech. 2-3). Evítese los extremos de una posición mágica argumentando que sin milagros no hay evangelización, pero tampoco se caiga en un neopositivismo desmitologizador que intenta anular milagros.

Es entonces evidente que hay un círculo, que aparece en Lc.4, que define el programa de evangelización de Jesucristo, y que el ministerio de sanación de Jesús es hecho incontestable que heredan los primeros discípulos de Cristo.

ESCUCHA, Te necesito, Espiritu Santo, 2 de 4

[Predicación en el V Congreso de la Renovación Carismática Católica en La Paz, Bolivia, en Septiembre de 2012.]

* En su bautismo en el Jordán, Jesús de Nazareth fue ungido con el Espíritu Santo como “Cristo de Dios,” es decir, como Mesías con una misión absolutamente única.

* Movido por ese Espíritu, Jesucristo sana enfermos, predica y realiza la llegada del Reino de Dios, quebrantando el imperio del pecado y del demonio.

* La obra del Espíritu en Cristo y a través de Cristo sigue varias fases: (1) Nos alivia de las consecuencias del pecado, quitando la venda de seducción que éste nos había puesto. (2) Nos enseña a detestar la condición en que nos encontramos, es decir, nos posibilita decir: “Ya no quiero ser así;” (3) Nos invita a seguirlo, a acogernos a su presencia, compañía y amistad; (4) Con su Palabra y sacramentos nos limpia y sana las heridas que había dejado el pecado.

* Toda esa obra alcanza su plenitud en la Cruz, que es verdadero diluvio de amor. En la Cruz se denuncia toda la mentira del pecado y se revela toda la verdad de la misericordia sanadora y transformante de nuestro Padre Dios. En la cruz, cristo es el el sacerdote ungido de los bienes verdaderos y futuros.

* Esa obra se hace perfecta en nosotros con la efusión del Espíritu. Gracias a esta acción del Paráclito el reinado de Cristo se hace verdad en nuestras vidas.

Preparacion para Pentecostes, 5 de 5

Novedad del Espíritu, Triduo de Preparación a Pentecostés. 5 de 5: Jesús, el Ungido

* Es verdad que el Espíritu ya obró en tiempo de los Jueces, y “habló por los profetas” pero en Jesús de Nazareth acontece algo nuevo: él es el que ha recibido el Espíritu “sin medida” (Juan 3,34).

* Así pues, en Jesús reside el poder de deshacer las obras del demonio (1 Juan 3,8). El “sistema” que crea el pecado recibe el nombre de “mundo” dentro de los escritos de San Juan; el “sistema” nuevo, el tejido nuevo de vida y libertad que trae el Ungido se llama “Reino de Dios.”

* El Reino no debe ni puede identificarse con ninguna estructura o cultura; no está “aquí o allí” (Lucas 17, 21), porque al final toda estructura humana se funda sobre la naturaleza humana, y por consiguiente está sujeta a los vaivenes del corazón.

* Lo que importa, en cambio, es que ese corazón sea renovado y poseído por el Espíritu Santo de Dios, de modo que pueda abrirse al amanecer de su verdad. El reino es siempre incipiente en la historia humana, y lo único que tenemos son luces en la niebla, es decir, los testimonios de los santos.

* Pero la vida nueva no la da otro sino sólo Cristo. Él extiende su mano y nos rescata del río cenagoso e impetuoso que representa al mundo (según los escritos de Santa Catalina de Siena). Asidos por su mano descubrimos un poco más de su rostro, mientras su voz vence a las seducciones y bramidos del demonio y del mundo.