Satélite TESS, el nuevo cazador de planetas habitables

“La NASA lanzará al espacio un nuevo satélite llamado TESS (Transiting Exoplanet Survey Satellite), destinado a buscar exoplanetas, mundos fuera de nuestro Sistema Solar, especialmente aquellos que podrían ser habitables. La nave examinará 200.000 de las estrellas más brillantes para intentar descubrir si algún planeta pasa por delante de ellas bloqueando parte de su luz, un minieclipse llamado tránsito…”

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La tarea de cultivar y custodiar la tierra

255 El Antiguo Testamento presenta a Dios como Creador omnipotente (cf. Gn 2,2; Jb 38-41; Sal 104; Sal 147), que plasma al hombre a su imagen y lo invita a trabajar la tierra (cf. Gn 2,5-6), y a custodiar el jardín del Edén en donde lo ha puesto (cf. Gn 2,15). Dios confía a la primera pareja humana la tarea de someter la tierra y de dominar todo ser viviente (cf. Gn 1,28). El dominio del hombre sobre los demás seres vivos, sin embargo, no debe ser despótico e irracional; al contrario, él debe « cultivar y custodiar » (cf. Gn 2,15) los bienes creados por Dios: bienes que el hombre no ha creado sino que ha recibido como un don precioso, confiado a su responsabilidad por el Creador. Cultivar la tierra significa no abandonarla a sí misma; dominarla es tener cuidado de ella, así como un rey sabio cuida de su pueblo y un pastor de su grey.

En el designio del Creador, las realidades creadas, buenas en sí mismas, existen en función del hombre. El asombro ante el misterio de la grandeza del hombre hace exclamar al salmista: « ¿Qué es el hombre para que de él te acuerdes, el hijo de Adán, para que de él te cuides? Apenas inferior a un dios le hiciste, coronándole de gloria y de esplendor; le hiciste señor de las obras de tus manos, todo fue puesto por ti bajo sus pies » (Sal 8,5-7).

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El dificil camino hacia la posesion de la tierra

Liberado de la esclavitud y vinculado a Yahveh en alianza santa, el pueblo de Dios prosigue su camino. Ya antes de la Alianza (Éx. 15-18) el pueblo avanza por el desierto, y después de concluida proseguirá su peregrinación: 40 años -es decir, aproximadamente el tiempo de una generación- durará esta etapa de la historia de Israel. Pero esta peregrinación tiene una meta: la Tierra que el Señor había prometido a los padres ya desde antiguo (Gén. 12,7; 17,8). Ambos hechos («el Señor nos condujo por el desierto»; «el Señor nos dio una tierra que mana leche y miel») serán en adelante parte esencial de la fe de Israel, es decir, de aquellos acontecimientos fundamentales en que los israelitas vieron claramente la mano de Yahveh actuando en su favor.

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Problema de los latifundios

71. La propiedad, como las demás formas de dominio privado sobre los bienes exteriores, contribuye a la expresión de la persona y le ofrece ocasión de ejercer su función responsable en la sociedad y en la economía. Es por ello muy importante fomentar el acceso de todos, individuos y comunidades, a algún dominio sobre los bienes externos.

La propiedad privada o un cierto dominio sobre los bienes externos aseguran a cada cual una zona absolutamente necesaria para la autonomía personal y familiar y deben ser considerados como ampliación de la libertad humana. Por último, al estimular el ejercicio de la tarea y de la responsabilidad, constituyen una de las condiciones de las libertades civiles.

Las formas de este dominio o propiedad son hoy diversas y se diversifican cada día más. Todas ellas, sin embargo, continúan siendo elemento de seguridad no despreciable aun contando con los fondos sociales, derechos y servicios procurados por la sociedad. Esto debe afirmarse no sólo de las propiedades materiales, sino también de los bienes inmateriales, como es la capacidad profesional.

El derecho de propiedad privada no es incompatible con las diversas formas de propiedad pública existentes. El paso de bienes a la propiedad pública sólo puede ser hecha por la autoridad competente de acuerdo con las exigencias del bien común y dentro de los límites de este último, supuesta la compensación adecuada. A la autoridad pública toca, además, impedir que se abuse de la propiedad privada en contra del bien común.

La misma propiedad privada tiene también, por su misma naturaleza, una índole social, cuyo fundamento reside en el destino común de los bienes. Cuando esta índole social es descuidada, la propiedad muchas veces se convierte en ocasión de ambiciones y graves desórdenes, hasta el punto de que se da pretexto a sus impugnadores para negar el derecho mismo.

En muchas regiones económicamente menos desarrolladas existen posesiones rurales extensas y aun extensísimas mediocremente cultivadas o reservadas sin cultivo para especular con ellas, mientras la mayor parte de la población carece de tierras o posee sólo parcelas irrisorias y el desarrollo de la producción agrícola presenta caracteres de urgencia. No raras veces los braceros o los arrendatarios de alguna parte de esas posesiones reciben un salario o beneficio indigno del hombre, carecen de alojamiento decente y son explotados por los intermediarios. Viven en la más total inseguridad y en tal situación de inferioridad personal, que apenas tienen ocasión de actuar libre y responsablemente, de promover su nivel de vida y de participar en la vida social y política. Son, pues, necesarias las reformas que tengan por fin, según los casos, el incremento de las remuneraciones, la mejora de las condiciones laborales, el aumento de la seguridad en el empleo, el estímulo para la iniciativa en el trabajo; más todavía, el reparto de las propiedades insuficientemente cultivadas a favor de quienes sean capaces de hacerlas valer. En este caso deben asegurárseles los elementos y servicios indispensables, en particular los medios de educación y las posibilidades que ofrece una justa ordenación de tipo cooperativo. Siempre que el bien común exija una expropiación, debe valorarse la indemnización según equidad, teniendo en cuanta todo el conjunto de las circunstancias.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 71]

Retorno del Destierro, 2 de 8, Tierra

Retorno del Destierro

Tema 2: Tierra

Transcripción

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Resumen

* Según el Génesis, la tierra firme es el espacio de libertad y firmeza que Dios regala a sus criaturas, y singularmente al hombre. Una vez fuera del paraíso, la tierra es lugar de penitencia, de pedagogía y de experiencia de la providencia divina.

* La promesa de Dios a Abraham implica una nueva adopción, porque él ya no será hijo de la tierra de Téraj, sino de la tierra de Yahvé.

* Egipto: tierra de esclavitud con una abundancia engañosa. La verdadera tierra para Israel “mana leche y miel.” Leche: nutrición, fuerza; miel: deleite, gusto. (Estos dones caracterizarán luego al don del Espíritu Santo).

* La llegada a la propia tierra. Según el Libro de Josué: es el cumplimiento de la promesa de Dios; la tarea del pueblo es creer y alabar. En el Libro de los Jueces: “Cuando los hacía morir lo buscaban.” Tensión entre: ¿Cómo quiero estar? y ¿Quién quiero ser?

* La propia tierra: el lugar donde estoy “en casa.” Seguridad, prosperidad, fecundidad (y las tentaciones de los baales). Seguridad: los niños juegan en las calles. Prosperidad: el esfuerzo se ve coronado por el éxito. Fecundidad: la “tienda de Israel se extiende a derecha e izquierda.”

* Hay que “purificar la tierra.” Las profanaciones son: (1) Los ídolos, santuarios paganos, estelas, altozanos, etc. (2) Los sacrificios humanos; la sangre derramada para que la beba la tierra. (3) La sobre-explotación, pues la tierra necesita sus “sábados.”

* Dios promete cielos nuevos y tierra nueva “donde habite la justicia.” Es un nuevo diluvio pero no de destrucción sino de amor creador.

ATENCIÓN: Escucha el retiro completo, o baja las notas de los ocho temas, en PDF.