Sobre la naturaleza de la jerarquía en la Iglesia

La iglesia somos todos y los entes no piensan. Eso nos han enseñado. ¿O será que cuando acá escriben iglesia se referirán a algunos laicos, curas, obispos, arzobispos y cardenales que quieren, que los que somos iglesia, pensemos como ellos quieren? Yo trato de vivir el catolicismo como Jesús nos lo ha dicho desde hace más de 2000 años… (Fragmento de una conversación/cuestionamiento en Facebook)

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¿Puede hablarse del pensamiento “de la Iglesia”? Para algunos, la respuesta es que no, y su razón es que “la Iglesia somos todos.” El problema con esa afirmación, a pesar de la popularidad de la que parece gozar es que equipara a la Iglesia con una realidad creada a partir de decisiones o acuerdos humanos, al modo como se crea una empresa o como la gente se reúne en el club de su preferencia. Y eso NO es lo que enseña el Nuevo Testamento (NT).

Lo que a veces se llama, en tono de desconfianza, “jerarquía,” no es otra cosa que la lógica y única posible continuación del ministerio de los apóstoles. Sin embargo, los datos del NT son claros:

1. La Iglesia nace de la predicación de los apóstoles.

2. Los fieles son asiduos a sus enseñanzas (mira Hechos).

3. Los apóstoles enseñan con autoridad, que incluye declarar qué es y qué no es conforme al Evangelio (mira Gálatas)

4. La autoridad apostólica incluye el derecho, extremo ciertamente pero real, de declarar a una persona por fuera de lo que piensa la Iglesia (mira el caso del incestuoso en 1 Corintios)

5. Esta autoridad no declina ni puede disolverse porque los desafíos de los creyentes no son menores, sino incluso mayores, a lo largo del tiempo (mira 1 y 2 Timoteo, y Tito); por ello es preciso que la fe y la doctrina tengan su custodia natural en los sucesores de los apóstoles.

6. No hay ningún otro grupo en la Iglesia que pueda reclamar autoridad venida de los apóstoles, si tomamos en serio el NT.

7. En ningún caso la enseñanza de fe y moral de la Iglesia es asunto de votaciones, consensos o mayorías. Tampoco fue así en el camino que siguió Jesucristo. Él no hizo un referendo para ver si era buena idea ir a la Cruz.

Luego la Iglesia “de todos” donde “todos” determinamos qué hacemos y qué queremos, no es la del NT. Es una herejía que parece amable a algunos pero que no corresponde a la fe cristiana. No puedo decirte otra cosa.

Esto no quita sino que muestra la gravedad de los pecados de los obispos y sacerdotes cuando abusan de su autoridad, o cuando caen en codicia, vanidad o arrogancia.

Y en contra de ese tipo de faltas–de codicia, vanidad o arrogancia–se ha ido el Papa Francisco, en buena hora. Lo que hay que arrancar es el pecado, no negar lo que Cristo dispuso y el Espíritu Santo atestigua con claridad.

Derecho y deber de la Iglesia

69 Con su doctrina social la Iglesia « se propone ayudar al hombre en el camino de la salvación »[Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 54: AAS 83 (1991) 860] : se trata de su fin primordial y único. No existen otras finalidades que intenten arrogarse o invadir competencias ajenas, descuidando las propias, o perseguir objetivos extraños a su misión. Esta misión configura el derecho y el deber de la Iglesia a elaborar una doctrina social propia y a renovar con ella la sociedad y sus estructuras, mediante las responsabilidades y las tareas que esta doctrina suscita.

70 La Iglesia tiene el derecho de ser para el hombre maestra de la verdad de fe; no sólo de la verdad del dogma, sino también de la verdad moral que brota de la misma naturaleza humana y del Evangelio.[Cf. Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 14: AAS 58 (1966) 940; Juan Pablo II, Carta enc. Veritatis splendor, 27. 64. 110: AAS 85 (1993) 1154-1155. 1183-1184. 1219-1220] El anuncio del Evangelio, en efecto, no es sólo para escucharlo, sino también para ponerlo en práctica (cf. Mt 7,24; Lc 6,46-47; Jn 14,21.23-24; St 1,22): la coherencia del comportamiento manifiesta la adhesión del creyente y no se circunscribe al ámbito estrictamente eclesial y espiritual, puesto que abarca al hombre en toda su vida y según todas sus responsabilidades. Aunque sean seculares, éstas tienen como sujeto al hombre, es decir, a aquel que Dios llama, mediante la Iglesia, a participar de su don salvífico.

Al don de la salvación, el hombre debe corresponder no sólo con una adhesión parcial, abstracta o de palabra, sino con toda su vida, según todas las relaciones que la connotan, en modo de no abandonar nada a un ámbito profano y mundano, irrelevante o extraño a la salvación. Por esto la doctrina social no es para la Iglesia un privilegio, una digresión, una ventaja o una injerencia: es su derecho a evangelizar el ámbito social, es decir, a hacer resonar la palabra liberadora del Evangelio en el complejo mundo de la producción, del trabajo, de la empresa, de la finanza, del comercio, de la política, de la jurisprudencia, de la cultura, de las comunicaciones sociales, en el que el hombre vive.

71 Este derecho es al mismo tiempo un deber, porque la Iglesia no puede renunciar a él sin negarse a sí misma y su fidelidad a Cristo: « ¡Ay de mí si no predicara el Evangelio! » (1 Co 9,16). La amonestación que San Pablo se dirige a sí mismo resuena en la conciencia de la Iglesia como un llamado a recorrer todas las vías de la evangelización; no sólo aquellas que atañen a las conciencias individuales, sino también aquellas que se refieren a las instituciones públicas: por un lado no se debe « reducir erróneamente el hecho religioso a la esfera meramente privada »,[Juan Pablo II, Mensaje al Secretario General de las Naciones Unidas con ocasión del XXX Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (2 de diciembre de 1978): L’Osservatore Romano, edición española, 24 de diciembre de 1978, p. 13] por otro lado no se puede orientar el mensaje cristiano hacia una salvación puramente ultraterrena, incapaz de iluminar su presencia en la tierra.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 5: AAS 83 (1991) 799]

Por la relevancia pública del Evangelio y de la fe y por los efectos perversos de la injusticia, es decir del pecado, la Iglesia no puede permanecer indiferente ante las vicisitudes sociales [Cf. Pablo VI, Exh. ap. Evangelii nuntiandi, 34: AAS 68 (1976) 28] : « es tarea de la Iglesia anunciar siempre y en todas partes los principios morales acerca del orden social, así como pronunciar un juicio sobre cualquier realidad humana, en cuanto lo exijan los derechos fundamentales de la persona o la salvación de las almas ».[CIC. canon 747, § 2]

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Y por que la eleccion del Papa no es democratica?

Como millones de personas, he seguido los acontecimientos del Vaticano estos últimos días. Puede ser por mi formación como ingeniero pero la sensación que me deja tanto vestido sofisticado y tanto ceremonial es que las cosas en la Iglesia podría y deberían simplificarse mucho. De pronto llegó a mi cabeza esta pregunta: Si hay entre mil cien y mil doscientos millones de católicos en el mundo, cada uno de esos cardenales representa a cerca de diez millones de personas. ¡Diez millones! Eso es mucha gente. Y la pregunta es si la gente se siente representada por ellos. ¿De verdad hay diez millones que digan: “Ese es mi cardenal; él me representa,” y que lo digan para cada uno de los 115 cardenales? Por otro lado, y dado que ya contamos con tecnología muy avanzada para votaciones, ¿por qué no proceder a un sistema de votaciones directas? Entiendo que ya hay teólogos de avanzada que se han atrevido a proponerlo, primero para las diócesis y luego podría ser para el Papa mismo. ¿Por qué la Iglesia siempre tiene que dejar esa impresión de ser la rezagada, la que no termina de salir de la Edad Media, la que se aferra a antiguos rituales y privilegios? Me disculpa, fray nelson, que sea así abierto y sincero pero es que a veces creo que estas cosas deberían discutirse abiertamente, sin tanto secreto pontificio. – Javier K.

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La manera como se ha dado la historia de nuestros pueblos en Occidente nos hace pensar que la democracia es el mejor de los modos de gobernar o quizás el menos malo. Debe observarse, de entrada, que la democracia es un hecho social reciente, del cual deberíamos hablar más como un experimento en curso que como una realidad consolidada. Al hablar así no presumo que otras formas de gobierno civil, por ejemplo, la monarquía, sean preferibles necesariamente. Sólo quiero que entremos en la discusión con los ojos abiertos.

VotaciónPrecisamente por ser tan reciente, la democracia, globalmente hablando, presenta ya enfermedades de las que no sabemos si hay cura. Conviene mencionar sobre todo cinco.

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Una reflexion en torno al Sucesor de Pedro

Empiezo con un apunte gracioso. Quienes saben que también escribo para el portal compartido “Blogueros con el Papa” me han preguntado si se va a cambiar el nombre por “Blogueros con la Sede Vacante“…

Ya más en serio, este tiempo, aunque sea breve, invita a reflexionar sobre el Papa. Y aunque todo el mundo se pregunta quién será, hay otra pregunta mas fundamental: ¿Qué es un Papa?

Atardecer en la Plaza de San PedroNo es una pregunta ociosa. Hace poco me encontré con que, de acuerdo con un prestigioso académico norteamericano, Stephen Prothero, de Boston, “El Papa es irrelevante” [enlace en inglés]. Fidel Castro tampoco parece demasiado bien enterado, puesto que preguntó al hoy Papa Emérito, ¿Qué hace un Papa? John Tindel, brillante estudiante de relaciones económicas internacionales ha escrito una serie de argumentos según los cuales, de hecho, ya no se necesita un Papa [enlace en inglés]. La tesis de Tindel es que la existencia del Papa tenía sentido cuando las contiendas entre casas reales europeas requerían alguna forma de arbitraje, y además un código moral común. El mundo del siglo XXI ya no está en tal condición.

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Bases de la Espiritualidad de SANCTUS, 1 de 2

El testimonio del Nuevo Testamento nos permite descubrir que hay una secuencia, un orden que va desde la predicación de los Apóstoles a la conformación de comunidades, y de ahí hacia el impulso misionero. Alguna vez pasa que el fervor de un convertido quiere saltarse la etapa de la comunidad por apresurarse hacia la misión pero en realidad es solo en al comunidad donde encontramos hogar, escuela, hospital y plataforma para nuestra vida cristana.