La santa pureza

La santa pureza la da Dios cuando se pide con humildad.

¿Qué hermosa es la santa pureza! Pero no es santa, ni agradable a Dios, si la separamos de la caridad. La caridad es la semilla que crecerá y dará frutos sabrosísimos con el riego, que es la pureza. Sin caridad, la pureza es infecunda, y sus aguas estériles convierten las almas en un lodazal, en una charca inmunda, de donde salen vaharadas de soberbia.

Hace falta una cruzada de virilidad y de pureza que contrarreste y anule la labor salvaje de quienes creen que el hombre es una bestia. -Y esa cruzada es obra vuestra.

Muchos viven como ángeles en medio del mundo. -Tú… ¿por qué no?

Cuando te decidas con firmeza a llevar vida limpia, para ti la castidad no será carga: será corona triunfal.

Me escribías, médico apóstol: “Todos sabemos por experiencia que podemos ser castos, viviendo vigilantes, frecuentando los Sacramentos y apagando los primeros chispazos de la pasión sin dejar que tome cuerpo la hoguera. Y precisamente entre los castos se cuentan los hombres más íntegros, por todos los aspectos. Y entre los lujuriosos dominan los tímidos, egoístas, falsarios y crueles, que son características de poca virilidad”.

La gula es la vanguardia de la impureza.

No quieras dialogar con la concupiscencia: despréciala.

El pudor y la modestia son hermanos pequeños de la pureza.

Sin la santa pureza no se puede perseverar en el apostolado.

Ponte a orar

Buscas la compañía de amigos que con su conversación y su afecto, con su trato, te hacen más llevadero el destierro de este mundo…, aunque los amigos a veces traicionan. -No me parece mal. Pero… ¿cómo no frecuentas cada día con mayor intensidad la compañía, la conversación con el Gran Amigo, que nunca traiciona?

“María escogió la mejor parte”, se lee en el Santo Evangelio. -Allí está ella, bebiendo las palabras del Maestro. En aparente inactividad, ora y ama. -Después, acompaña a Jesús en sus predicaciones por ciudades y aldeas. Sin oración, ¡qué difícil es acompañarle!

¿Que no sabes orar? -Ponte en la presencia de Dios, y en cuanto comiences a decir: “Señor, ¡que no sé hacer oración!…”, está seguro de que has empezado a hacerla.

Me has escrito: “orar es hablar con Dios. Pero, ¿de qué?” -¿De qué? De El, de ti: alegrías, tristezas, éxitos y fracasos, ambiciones nobles, preocupaciones diarias…, ¡flaquezas!: y hacimientos de gracias y peticiones: y Amor y desagravio. En dos palabras: conocerle y conocerte: “¡tratarse!”

Orar y Oracion

La acción nada vale sin la oración: la oración se avalora con el sacrificio.

Primero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en “tercer lugar”, acción.

La oración es el cimiento del edificio espiritual. -La oración es omnipotente.

“Domine, doce nos orare” -¡Señor, enséñanos a orar! -Y el Señor respondió: cuando os pongáis a orar, habéis de decir: “Pater noster, qui es in coelis…” -Padre nuestro, que estás en los cielos… ¡Cómo no hemos de tener en mucho la oración vocal!

Despacio. -Mira qué dices, quién lo dice y a quién. -Porque ese hablar de prisa, sin lugar para la consideración, es ruido, golpeteo de latas. Y te diré con Santa Teresa, que no lo llamo oración, aunque mucho menees los labios.

Tu oración debe ser litúrgica. -Ojalá te aficiones a recitar los salmos, y las oraciones del misal, en lugar de oraciones privadas o particulares.

“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios”, dijo el Señor. -¡Pan y palabra!: Hostia y oración. Si no, no vivirás vida sobrenatural.

Se te puede hablar?

“Pida que nunca quiera detenerme en lo fácil”. -Ya lo he pedido. Ahora falta que te empeñes en cumplir ese hermoso propósito.

Fe, alegría, optimismo. -Pero no la sandez de cerrar los ojos a la realidad.

¿Por qué esas variaciones de carácter? ¿Cuándo fijarás tu voluntad en algo? -Deja tu afición a las primeras piedras y pon tu voluntad en uno solo de tus proyectos.

No me seas tan… susceptible. -Te hieres por cualquier cosa. -Se hace necesario medir las palabras para hablar contigo del asunto más insignificante. No te molestes si te digo que eres… insoportable. -Mientras no te corrijas, nunca serás útil.

Sin miedo a la verdad

El Matrimonio es un sacramento santo. -A su tiempo, cuando hayas de recibirlo, que te aconseje tu director o tu confesor la lectura de algún libro provechoso. -Y te dispondrás mejor a llevar dignamente las cargas del hogar.

¿Te ríes porque te digo que tienes “vocación matrimonial”? -Pues la tienes: así, vocación. Encomiéndate a San Rafael, para que te conduzca castamente hasta el fin del camino, como a Tobías.

La relativa y pobre felicidad del egoísta, que se encierra en su torre de marfil, en su caparazón…, no es difícil conseguirla en este mundo. -Pero la felicidad del egoísta no es duradera. ¿Vas a perder, por esa caricatura del cielo, la Felicidad de la Gloria, que no tendrá fin?

Eres calculador. -No me digas que eres joven. La juventud da todo lo que puede: se da ella misma sin tasa.

Egoísta. -Tú, siempre a “lo tuyo”. -Pareces incapaz de sentir la fraternidad de Cristo: en los demás, no ves hermanos; ves peldaños. Presiento tu fracaso rotundo. -Y, cuando estés hundido, querrás que vivan contigo la caridad que ahora no quieres vivir.

Tú no serás caudillo si en la masa sólo ves el escabel para alcanzar altura. -Tú serás caudillo si tienes ambición de salvar todas las almas. No puedes vivir de espaldas a la muchedumbre: es menester que tengas ansias de hacerla feliz.

No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte.

No me gusta tanto eufemismo: a la cobardía la llamáis prudencia. -Y vuestra “prudencia” es ocasión de que los enemigos de Dios, vacío de ideas el cerebro, se den tono de sabios y escalen puestos que nunca debieran escalar.

Ese abuso no es irremediable. -Es falta de carácter consentir que siga adelante, como cosa desesperada y sin posible rectificación. No soslayes el deber. -Cúmplelo derechamente, aunque otros lo dejen incumplido.

Madurez en el Espiritu, 4 de 5, La Eucaristia y la Cruz

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 4 de 5: La Eucaristía y la Cruz

Es el amor, finalmente, quien nos sana, nos reconstruye, nos alimenta, nos levanta. Por ello mismo, cuanto más grande es nuestra necesidad, más amor necesitamos. Siendo extremo el daño que causa el pecado, porque nos aparta de nuestro bien propio, hay que decir que necesitamos amor extremo.

Según el Evangelio de Juan, ese “amor extremo” se nos ofrece singularmente en el desenlace de la vida de Cristo. Viendo el testimonio de los demás evangelistas, concluimos que la eucaristía, la cruz y la donación del Espíritu son expresión y realidad de ese amor infinito, sin límites, que puede sanarlo todo y que además puede colmar de verdad nuestros anhelos más hondos.

* * *

Aprende a modelar tu caracter

Voluntad. -Energía. -Ejemplo. -Lo que hay que hacer, se hace… Sin vacilar… Sin miramientos… Sin esto, ni Cisneros hubiera sido Cisneros; ni Teresa de Ahumada, Santa Teresa…; ni Iñigo de Loyola, San Ignacio… ¡Dios y audacia! -“Regnare Christum volumus!”

Crécete ante los obstáculos. -La gracia del Señor no te ha de faltar.

Aleja de ti esos pensamientos inútiles que, por lo menos, te hacen perder el tiempo.

No pierdas tus energías y tu tiempo, que son de Dios, apedreando los perros que te ladren en el camino.

No dejes tu trabajo para mañana.

No caigas en esa enfermedad del carácter que tiene por síntomas la falta de fijeza para todo, la ligereza en el obrar y en el decir, el atolondramiento…: la frivolidad, en una palabra. Y la frivolidad -no lo olvides- que te hace tener esos planes de cada día tan vacíos (“tan llenos de vacío”), si no reaccionas a tiempo -no mañana: ¡ahora!-, hará de tu vida un pelele muerto e inútil.

Te empeñas en ser mundano, frívolo y atolondrado porque eres cobarde. ¿Qué es, sino cobardía, ese no querer enfrentarte contigo mismo?

Voluntad. -Es una característica muy importante. No desprecies las cosas pequeñas, porque en el continuo ejercicio de negar y negarte en esas cosas -que nunca son futilidades, ni naderías- fortalecerás, virilizarás, con la gracia de Dios, tu voluntad, para ser muy señor de ti mismo, en primer lugar. Y, después, guía, jefe, ¡caudillo!…, que obligues, que empujes, que arrastres, con tu ejemplo y con tu palabra y con tu ciencia y con tu imperio.

Pretextos. -Nunca te faltarán para dejar de cumplir tus deberes. Haz tu obligación.

¿Qué… ¡no puedes hacer más!? -¿No será que… no puedes hacer menos?

Tienes ambiciones:… de saber…, de acaudillar…, de ser audaz. Bueno. Bien. -Pero… por Cristo, por Amor.

No discutáis. -De la discusión no suele salir la luz, porque la apaga el apasionamiento.

Textos de CAMINO sobre el Caracter

Que tu vida no sea una vida estéril. -Sé útil. -Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. -Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.

Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo.

Gravedad. -Deja esos meneos y carantoñas de mujerzuela o de chiquillo. -Que tu porte exterior sea reflejo de la paz y el orden de tu espíritu.

No digas: “Es mi genio así…, son cosas de mi carácter”. Son cosas de tu falta de carácter.

Acostúmbrate a decir que no.

Vuelve las espaldas al infame cuando susurra en tus oídos: ¿para qué complicarte la vida?

No tengas espíritu pueblerino. -Agranda tu corazón, hasta que sea universal, “católico”. No vueles como un ave de corral, cuando puedes subir como las águilas.

Serenidad. -¿Por qué has de enfadarte si enfadándote ofendes a Dios, molestas al prójimo, pasas tú mismo un mal rato… y te has de desenfadar al fin?

Eso mismo que has dicho dilo en otro tono, sin ira, y ganará fuerza tu raciocinio, y, sobre todo, no ofenderás a Dios.

No reprendas cuando sientes la indignación por la falta cometida. -Espera al día siguiente, o más tiempo aún. -Y después, tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. -Vas a conseguir más con una palabra afectuosa que con tres horas de pelea. -Modera tu genio.

Cristo Vivo, 10 de 10: La paradoja se hace perfecta en la Cruz

Cristo Vivo. Retiro con Frailes Dominicos del Vicariato del Ecuador, en Enero de 2012. Tema 10: La paradoja se hace perfecta en la Cruz.

* Sobre la dimensión comunitaria del Reino: no es un agregado a una teoría. Sucede que la “lógica del mundo” entroniza al YO, y con ello suscita forzosamente división. Cada uno de los “secretos del reino” es una oportunidad para reconocer, celebrar y construir el bien en el hermano. No puedo entrar en el Reino sin construir comunidad.

* Sobre lo terreno y lo celestial: el bien que Dios quiere es integral: “todo el hombre y todos los hombres” (Pablo VI). Las divisiones y oposiciones entre un modo de ver el reino como sola promoción humana, y otro modo de verlo como pura espiritualidad, es falsa y proviene ordinariamente de querer asegurar un ámbito en el cual desarrollar las propias ideas y decisiones, al modo de la lógica del mundo.

* Sobre el poder en la Iglesia: el modelo progresista ve al poder como fuente de beneficios que deben ser repartidos equitativamente, o por el contrario, como un mal necesario de nuestra naturaleza corrupta, un mal que debe ser controlado distribuyéndolo. En ambos casos, el progresismo cree que la democracia es normativa para toda institución humana, incluida la Iglesia. Pero el planteamiento progresista es falso de dos modos: (1) la democracia es un nombre aparente. Los candidatos y líderes políticos son esencialmente los que resultan útiles a los verdaderos centros de poder, que no son democráticos ni van a serlo: es el caso de los militares o de las grandes corporaciones. (2) Nada en el Nuevo testamento habla de un estilo democrático, ni en las decisiones de Jesús ni en la constitución de la primera comunidad.

* Sobre la Cruz: es la culminación del ministerio de Cristo, y sólo en ella se ve con claridad cuál es el supremo servicio, la suprema enseñanza y el supremo amor. Por eso la Cruz condensa el misterio del Reino y por eso será ella el gran anuncio de los primeros misioneros.

Vidas Consagradas, 9 de 12, Sanacion en la Vida Religiosa

Retiro Espiritual con las Dominicas Hijas de Nuestra Señora de Nazareth, del 26 al 31 de Diciembre de 2011. Tema 9: Sanación en la Vida Religiosa.

Las condiciones peculiares de la vida religiosa, y en concreto, la vida en las comunidades femeninas, presenta desafíos muy específicos cuando se trata de sanar heridas del pasado (antes del ingreso al convento), o heridas de lo que podemos llamar el presente, es decir, aquellas que acontecen en el día a día de la vida en comunidad.

Una de las principales dificultades se nota al comparar la condición de una mujer seglar y la de una religiosa. En el primer caso, la seglar suele desahogar su corazón atribulado comentando sus cosas con amigas o parientes. Este camino no es fácilmente practicable para la religiosa, a menos que desee iniciar o empeorar una serie interminable de murmuraciones y chismes.

La mujer consagrada debe saber, sin embargo, que Dios no está lejos de su camino, y que su Providencia ciertamente actúa si estamos en disposición de recibir su paso sanador cuando llegue. Tres sugerencias:

(1) El humilde conocimiento de sí mismo, a la luz de Cristo en su Pascua.

(2) La conciencia de que toda sanación profunda es un proceso; la paciencia y la perseverancia se requieren en esto, como en todo lo que merece la pena.

(3) De tanto en tanto, Dios muestra “paquetes” de cosas, sean heridas o pecados, que hemos de entregar al sacerdote como confesión o para pedir su bendición.