HOLA FRAY NELSON, HERMANO, DESEANDO LA PAZ DEL RESUCITADO PARA SU MINISTERIO… TENGO UNA INQUIETUD, RESPECTO AL TAIZÉ, ¿ES ACEPTADO POR LA IGLESIA? AGRADEZCO SU RESPUESTA DIOS LO BENDIGA… – Raúl Humberto
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Todo está en lo que se entienda por “aceptar.” Taizé (pronunciado: Tesé) es una aldea en Francia donde hace años existe una comunidad de hombres y mujeres con una forma de consagración semejante a los monjes en nuestra Iglesia Católica. Ellos reciben además a grandes multitudes de peregrinos, especialmente jóvenes, que participan de la vida de fe y la liturgia del lugar. Para millones de personas la experiencia del encuentro con hermanos creyente, y el encuentro con un ambiente cargado de oración y amor a Dios ha sido transformante.
Taizé no es anticatólico en ningún sentido pero tampoco es expresamente católico. Se presenta como un lugar de encuentro en la fe en Cristo vivo y resucitado, abierto de modo ecuménico a todos, desde la bondad y la simplicidad. El fundador de la comunidad, Hermano Roger, marcó estas líneas de generosidad, comunión y sencillez, y su ejemplo está muy vivo en Taizé.
Ya en 1980, el Hermano Roger aseguró: “He encontrado mi propia identidad como cristiano a través de la reconciliación en mi interior de la fe de mis orígenes [protestantes] con el misterio de la fe católica, sin romper el sentido de hermandad con todos.” Fue muy visible el hecho de que en el funeral del Papa Juan Pablo II el entonces cardenal Ratzinger le dio la comunión. Es evidente entonces el sentido de pertenencia y cercanía que une a Taizé con nuestra Iglesia.
Yo sin embargo no recomendaría en general a un joven católico que fuera a Taizé como algo indispensable o necesario en su camino como creyente. Como iniciativa nacida del cristianismo protestante me parece algo hermoso, incluso loable, pero mi primera sugerencia para un joven, salvo excepciones muy puntuales, es que vaya a los lugares donde puede fortalecer su fe, hoy tan amenazada, y donde puede abrirse a otros hermanos desde esta nuestra casa, la fe católica. Pero si un católico va a Taizé, y allí redescubre la sencillez del Evangelio, eso será bueno para él o para ella, y no se puede reprochar.
En fin, no cesemos de orar por la unidad de los cristianos, y apreciemos la obra del Espíritu en todas partes.