“El cardenal George Pell, arzobispo de Sydney, recuerda en una conferencia dictada en la universidad australiana de Notre Dame que la libertad religiosa no es una “concesión” del Estado…”
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
[Serie de predicaciones ofrecidas a una asamblea de jóvenes de ambos sexos, en el contexto del Año de la Fe, durante el III ENEST de las Dominicas de la Inmaculada, celebrado en Lima en Octubre de 2013.]
Tema 2 de 3: Cabeza, y no cola.
* Para un escritor como Nietzsche, el cristiano es un mediocre, hipócrita y cobarde que se pierde lo mejor de la vida porque en realidad nunca se ha atrevido a vivir.
* Nietzsche, que ha tenido tanta y tan perversa influencia en estos últimos tiempos, mucho más allá de la filosofía puramente académica, ve a la fe cristiana como un factor incapacitante: un freno para el potencial genuinamente humano.
* Ese escritor, y los que piensan como él, poco conocen de las promesas de la Escritura, que los creyentes luego experimentan como gozosas realidades. Por ejemplo, el libro del Deuteronomio presenta entre los frutos de la fidelidad a Dios: “Serás cabeza, y no cola.”
* A la reinante ideología del Mercado le conviene que los jóvenes sean “cola,” es decir, que vayan siempre detrás, siempre imitando, siempre consumiendo, siempre gastando.
* Dios propone algo distinto: ser “cabeza,” es decir, como Jeremías, tener una verdad más profunda, un amor más firme, una esperanza de mayor cimiento, y una razón más clara y gozosa para vivir.
El que fuera embajador del Gobierno de España ante la Santa Sede, Francisco Vázquez, desde febrero de 2006 a abril de 2011, anteriormente durante años alcalde socialista de La Coruña, ha publicado un artículo de mucho calado en la revista “Vida Nueva” (número 2.854, fecha 5 de julio), que por la calidad del autor, al que le he tenido siempre especial simpatía, su conocimiento de lo que habla y la importancia del tema, me permito reproducir íntegramente. El artículo se titula “Por una vez, la política” y dice así:
Próximo ya el tiempo de las vacaciones, no se necesita estar dotado del don de la adivinación para prever un otoño en el que los ataques a la Iglesia católica en España se conviertan en uno de los ejes del debate político.
De un tiempo a esta parte, los sectores dominantes en la hasta hace poco izquierda moderada consideraron que la mejor manera de tapar sus vergüenzas era reabrir el enfrentamiento con la Iglesia, resucitando un anticlericalismo decimonónico totalmente extemporáneo y ajeno a la realidad de la sociedad española actual.
Estos aprendices de brujo creyeron que esta estrategia les reportaría réditos electorales al asimilar a la Iglesia con la derecha, identificar la religión con sectores privilegiados y, según sus “cuentas de la vieja”, de lograr una respuesta “dura” de la jerarquía eclesiástica, que fijara un escenario donde la atención no se centrase en la crisis económica y sus responsabilidades políticas generadas por quienes no fueron capaces de preverla y afrontarla.
En esta falsa espiral de progresismo versus conservadurismo se rompieron todos los consensos sociales, y en materia de familia, educación y defensa de la vida, se impusieron unas nuevas leyes aprobadas por mayorías coyunturales y mínimas que dividieron y crisparon innecesariamente a los ciudadanos.
Cualquier modificación y vuelta atrás que democráticamente se plantee en esta situación impuesta se considera como una regresión reaccionaria y un intento de imponer unos valores morales de naturaleza confesional, conculcando supuestos derechos que carecen del más elemental fundamento constitucional.
De una manera planificada se intento hacer de la mentira verdad, buscando fijar la imagen de una Iglesia privilegiada, titular de prebendas y amparada por una normativa opaca que le permitía estar exonerada del pago de impuestos y financiarse a costa del dinero público que, por distintos cauces le suministraba el Estado en ingentes cantidades.
No cabe mirar hacia otro lado porque, lo que hasta ahora esquemáticamente expuesto, es un fiel reflejo de lo hasta ahora sucedido. Pero a lo hecho hay que añadir lo anunciado cuando, públicamente, se dice que los Acuerdos con la Santa Sede serán denunciados, no se admitirá la enseñanza de la Religión, o la actual Ley del aborto se considera innegociable.
Cuando no hay fundamentos ideológicos que permitan armar propuestas para hacer frente a la crisis económica y se considera que la radicalización fija los espacios electorales, se cae siempre en el mismo error, que no es otro que el de buscar un enemigo sobre el que centrar la atención y el debate. En este caso, ya se ha elegido: la religión y su asimilación con tiempos pasados, por cierto, superados gracias en parte a la actitud de la Iglesia.
En mi opinión, hay un factor que subyace no sé si consciente o inconscientemente en este sectario planteamiento. Pienso que también se busca ocultar el papel que la Iglesia está realizando silenciosamente a favor de todos los desfavorecidos y víctimas de esta crisis. Los millones de personas que, ante la incapacidad del Estado, reciben la ayuda y la atención de las instituciones religiosas y locales vinculadas a la Iglesia católica, que es la única esperanza y el solo apoyo que tienen en estos tiempos de tribulación los necesitados. El trabajo de unos pone en evidencia las carencias de otros.
Cuando llegue el tiempo de conferencias y congresos, allá por el mes de octubre, se volverá a reabrir la cuestión religiosa que tanto pesar trajo a nuestro país e, irresponsablemente, se romperán los puentes que tanto fruto reportaron a la estabilidad de nuestra convivencia. Dicho queda.
Visto primero en Religión en Libertad
Lo que sigue es mi comentario a esta entrada del blog Cor ad Cor de Luis Fernando Pérez..
Esta frase de réplica resume el drama, y el por qué del intento fallido del Cardenal Tarancón: “¿Acaso la condición de peregrina de la Iglesia es incompatible con su condición de defensora de la fe?”
Ciertamente eran otros tiempos. Y si me preguntáis qué los hacía tan distintos, parte de la respuesta es: una colosal ingenuidad.
Era la época en que se creía que si la Iglesia dejaba sus privilegios el mundo dejaría su incredulidad. Al final resultó que la Iglesia dejó su capacidad de interpelar y el mundo no dejó su dureza, aunque por momentos pareció volverse más cortés.
El tiempo mostró que la secularización de los sacerdotes y el empobrecimiento de la liturgia eran ofertas de una sola vía, es decir, que la supuesta generosidad de una Iglesia que estaba dispuesta a negociar hasta sus dogmas (horror de horrores) no iba a recibir más generosidad que el cinismo de los que nunca se sacian: “Queremos un Cristo sin milagros; y además, sin exigencias morales; y además, sin lugar en la vida pública; y además, sin verdad histórica; y además, y además…”
El engaño está terminando. Al sainete le queda poca vida porque en muchos lugares ya no hay nada más que destruir, habiendo acabado con las ruinas de las ruinas.
Y terminado el sainete, la Iglesia renacerá. No sabe ni puede hacer otra cosa. Y una vez renacida, vigorosa, hermosa con la hermosura que le da su Esposo, la Iglesia habrá aprendido a ser un poco menos ingenua y un mucho más fiel a su propia naturaleza y ser.
[Conferencia ofrecida a todos en el Coliseo del Colegio Santa Anita, en Lima. Mayo de 2013.]
* El desafío principal que reciben los católicos de parte de los que no creen nada de la revelación bíblica, o la ponen al mismo nivel de cualquier otro libro o práctica religiosa de cualquier clase, se llama “laicismo.” La pretensión laicista es eliminar toda capacidad de influencia de la fe católica en el mundo, particularmente en la constitución de la ética que ha de regir las relaciones sociales y humanas en general.
* El laicismo obra por etapas, básicamente dos: (1) Descalificar todo lo religioso como una esfera de pensamiento desconectada de la verdad, es decir, puesta al mismo nivel que la fantasía o el deseo caprichoso. (2) Atacar a la Iglesia, así descalificada, sin brindar tampoco un tratamiento equitativo ni justo. Ejemplo de esto último: agresiones a los templos, a los obispos; burlas, sarcasmo; lenguaje obsceno que pretende neutralizar la capacidad de defensa o respuesta.
* La mejor respuesta frente al laicismo no la pueden dar los ministros sagrados ellos solos, que son principalmente objeto de descalificación sistemática y de burla. La respuesta real al laicismo es un laicado formado en su fe pero también formado en aquellas aristas de discusión más complejas de nuestro tiempo.
* Para que ello sea realidad se necesitan por lo menos cuatro elementos de madurez en el laico: (1) Formación permanente; (2) Vida sacramental plena; (3) Pertenencia real a una comunidad de fe; (4) Ejercitación en la tarea de compartir la fe en al evangelización directa.
* El laicismo, perniciosa ideología que quiere imponerse en nuestro tiempo, tuvo primero una larga gestación, que puede trazarse con bastante nitidez por lo menos hasta el siglo XVIII.
* La Revolución Francesa no tenía como objetivo único derrocar la monarquía. Se trataba asimismo de eliminar privilegios y quitar poder a la nobleza y al clero. Una nueva clase, de origen burgués e intelectual, se presenta como vocera del pueblo en su conjunto para competir por una amplia porción de poder y no desea límites, filtros ni estorbos.
* La revolución industrial añade, a lo largo del siglo XIX, algunos nuevos factores: (1) El surgimiento de una mentalidad capitalista que ya no mide la producción por el consumo, y que ya no ve a las máquinas como prolongación de los seres humanos sino a los humanos como prolongación del ritmo frenético de las máquinas. (2) La respuesta sindicalista, que poco a poco se decanta hacia ver la sociedad como un campo de batalla de intereses incompatibles. (3) La respuesta comunista, primero victoriosa en Rusia (en contra de las predicciones de Marx), que cree que puede cambiar la naturaleza humana a través de un sistema de leyes que aseguren los derechos al “pueblo.”
* El conjunto de estas tensiones y argumentaciones es la base del laicismo, que quiere explicar y construir el mundo sin referencia a la religión y con la consigna explícita de sacar a Dios de todo espacio de interés público en la sociedad.
* A fines del XIX, después de una serie de duras condenas doctrinales en contra del materialismo y el llamado “liberalismo,” el Papa León XIII inaugura una aproximación distinta al problema a través de un amplio documento razonado: su encíclica Rerum Novarum, publicada en 1891. Esta encíclica representa un notable avance pero todavía no impacta suficientemente lo concreto de la sociedad.
* Las respuestas, más allá de las series de condenas y excomuniones, fueron surgiendo de manera progresiva a comienzos del siglo XX. Cabe destacar tres:
(1) Frank Duff, laico católico irlandés, se pregunta si es posible ser santo. Su interrogante no mira al problema en abstracto sino que quiere saber si la santidad es también un camino practicable para él en su condición de laico. El curso de sus reflexione lo lleva a fundar la Legión de María, cuyo propósito es trabajar en comunión con los sacerdotes para hacer lo que los sacerdotes no podrán hacer: llevar la noticia de Jesucristo y el bien de una fe viva a los más diversos rincones de la sociedad humana.
(2) El sacerdote Josemaría Escrivá tiene una inquietud semejante: ¿Es que acaso la santidad está reservada para unos pocos (los consagrados) y debe consistir en cosas exóticas o extraordinarias? Su predicación de la santidad como desarrollo y desenlace natural del bautizado, y no a través de lo extraño sino por la fidelidad cargada de amor en lo cotidiano, conmueve a una multitud de laicos, que de repente sienten que la fe es para ellos. Los múltiples retos van a requerir un discernimiento fuerte y casi continuo y por eso Monseñor Escrivá insiste en la dirección espiritual. El Opus Dei, nacido de estas intuiciones, adquiere así un rostro beligerante por no conformista.
(3) La Acción Católica, una iniciativa dirigida a los laicos pero salida del corazón y la mente de muchos pastores ya desde el siglo XIX, subrayó ese aspecto militante. El nombre mismo indica una superación clara del esquema pasivo, y una invitación a ser parte del rostro que tendrá la sociedad en el futuro.
* El Concilio Vaticano II asumió esta clase de experiencias, y muchas otras, como patrón que ha de proponerse a los laicos en su conjunto. Aún más: ayudo a ofrecer una definición positiva del laicado. Ser laico es hacer presente el reinado de Cristo en las diversas dimensiones y lugares de la sociedad. Ni el laico es un sacerdote a medio hacer, al que habría que promover dándole cada vez más lugar en la liturgia, ni el sacerdote ha de codiciar los puestos de poder en la sociedad civil.
* Corresponde especialmente a los movimientos eclesiales la avanzada en esta nueva comprensión de la vida de los laicos. Tres características suelen acompañarlos: (1) Conciencia de la vocación laical; (2) Formación y discernimiento permanentes; (3) Sentido de comunidad.
* Este laicado, formado, consciente de su llamado y en gozosa comunión con la jerarquía de la Iglesia, es la genuina respuesta a la avanzada laicista.
¡Hombres de Fe! – Curso de Formación Permanente para la Diócesis de Socorro y San Gil
Tema 6. Cientificismo y Laicismo
Fr. Nelson, son lo mismo secularización y secularismo? Si hay diferencia, en que consiste? – Preguntado en formspring.me/fraynelson
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Partamos de la raíz, que es la palabra latina “saeculum,” que ha dado origen a la expresión “siglo.” El “saeculum” es el mundo, o lo propio del mundo, es decir, de este mundo. En este sentido, lo “secular” se entiende como contraste o incluso oposición a lo “sacro,” porque lo sacro apunta a las realidades que están después, o en todo caso más allá, del mundo presente.
Como la terminación “-ismo” suele añadirse a las posturas que enfatizan de modo muy principal o unilateral un aspecto, es evidente que el “secularismo” alude a aquella postura que sólo quiere atender a las cosas de este mundo, los valores de este mundo, los intereses de este mundo. El secularismo tiende entonces a excluir lo religioso y lo sagrado de la vida humana, o por lo menos, de la esfera pública. La visión secularista, también llamada a veces “laicista,” desprecia el hecho religioso y en cualquier caso quiere impedir toda influencia suya en las leyes, costumbres, tradiciones, y en todo lo que sea visible, hasta llegar a la arquitectura o la decoración. Ejemplo típico: supresión de crucifijos.
La secularización, con su terminación en “-ción,” alude más bien a un proceso, que puede tener dos intenciones distintas. Hay una secularización que es el camino hacia el secularismo, y que por tanto no merece una valoración ni estudio distinto de lo ya dicho. Pero puede haber una secularización en sentido positivo, si se dan estas tres condiciones: (1) Separarse de toda visión que pretenda sacralizar el mundo en términos de fuerzas mágicas o de energías suprahumanas que actúan como deidades autónomas. (2) Afirmar el valor de lo que pertenece a este mundo pero sin negar que hay otros valores que lo trascienden. (3) Admitir que mientras estemos en este mundo no tenemos potestad alguna para intimidar la conciencia de nadie, y que por lo tanto existe un espacio necesario y válido de pluralismo en la sociedad, en la medida en que garantiza tal libertad de conciencia sin perder la mirada sobre el bien común. Este segundo tipo de secularización es el que resulta compatible con nuestra fe cristiana.
“Somos un grupo de estudiantes que quiere contar al mundo la situación que vivimos día a día en nuestro lugar de estudio, muy preocupados por los actos fanáticos y contra la libertad que se realizan y permiten, y movidos por el silencio mediático y de grupos políticos teoricamente comprometidos con la Libertad y la Tolerancia…”
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¿Se creen que somos tontos? También nos dijeron que el aborto sólo se iba a permitir en casos extremos y lacrimógenos… y hoy es un derecho y el Estado paga millones y millones de euros para que se aborte por doquier. También nos dijeron que los preservativos evitarían los embarazos no deseados… y hoy hay cien mil abortos al año sólo en España. También dijeron que permitir el divorcio ayudaría a los niños, que no tendrían que soportar discusiones familiares… y hoy tres cuartas partes de los matrimonios acaban en divorcio y nuestros colegios están llenos de niños destrozados afectivamente. También nos dijeron que el matrimonio homosexual no afectaba a nadie más que a los que se casaban… y no sé cuántos casos van ya de jueces que han tenido que dimitir, hosteleros que han tenido que pagar multas o cerrar sus negocios y profesores que han sido obligados a dejar sus cargos por defender otras ideas. También nos dijeron que la educación sexual sería siempre voluntaria… y en Alemania hay una docena de padres en la cárcel por no querer que sus hijos reciban una educación sexual que enaltece los tocamientos entre niños de tres años, la masturbación y cualquier perversión que pueda imaginarse. También nos dijeron que la adopción homosexual era sólo para ayudar a esos pobres niños huérfanos… y en Inglaterra han obligado a cerrar a todas las agencias católicas de adopción porque no entregaban niños a parejas homosexuales. Siempre el mismo proceso, las mismas mentiras y el mismo resultado.
Novedad del Espíritu. Triduo de Preparación a Pentecostés. 1 de 5: ¿Quién tiene hambre de Dios?
* El agua la conoce mejor quien tiene sed.
* Pero, ¿qué clase de sed es la “sed de Dios”? Hay mucha gente que parece vivir suficientemente bien sin plantearse el problema de Dios.
* Hay además culturas que no han conocido ni parece que extrañen el mensaje cristiano. Su fortaleza son las llamadas virtudes humanas (prudencia, fortaleza, justicia y templanza). ¿De verdad se necesita algo más?
* ¿Cómo evangelizaría Ud. a un valiente, sabio y justo, como el legendario Kung-Fu, que además mostró siempre gran capacidad de dominio de sí?
* La respuesta pasa por la palabra “unción” que asoma lentamente en el curso de la historia del pueblo de Dios.
Un documento singularmente lúcido de la Conferencia Episcopal de España. Click!