Sociedad Mariologica Colombiana

“Academia de estudios marianos, fundada el 22 de septiembre de 1959 por el sacerdote alemán Richard Struve Haker, en el Santuario de Nuestra Señora de la Peña de Bogotá, con el permiso de la XIX Conferencia Episcopal Colombiana. La Revista Regina Mundi es su órgano de difusión…”

Soc. Mariologica de Colombia

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Familias Fuertes, 6 de 6, Boda en Cana

Familias Fuertes en Tiempos Difíciles. Tema 6: Boda en Caná

* Ejercicio de Lectio Divina sobre el primero de los milagros de Cristo, en Caná de Galilea. Partir, ante todo, de la diferencia entre el “primer vino,” que es el que da la naturaleza por sí misma, y el “segundo vino,” el de Jesús y de María, que es más grato y abundante.

* María ha de ser invitada a la vida de pareja y a la vida de familia porque su interés es sólo uno, que Cristo y su reinado crezcan en nosotros.

* Hay que obedecer a Cristo: tal es el mandato de María. Y de esa obediencia brota abundancia: ¡600 litros de vino!

* Esta abundancia de vino y de alegría, indica dos cosas: que la familia está llamada a mirar más allá de sí misma; y que la alegría presente anuncia las bodas de la eternidad.

Vidas Consagradas, 8 de 12, Espiritualidad de la Encarnacion

Retiro Espiritual con las Dominicas Hijas de Nuestra Señora de Nazareth, del 26 al 31 de Diciembre de 2011. Tema 8: Espiritualidad de la Encarnación.

La Encarnación de nuestro Señor Jesucristo es un evento tan completamente singular que la única comparación posible es con la creación misma. Él es, de hecho, el “primogénito” de la nueva creación.

Si en la primera creación Dios obró a partir de la nada, la nueva “nada” es María Santísima, es decir, su disponibilidad absoluta a Dios la hace transparencia de su obrar e incluso de su ser. La Encarnación ha de ser vista como una especie de creación a partir de la carne de María, a partir de su “nada.”

Pero ese obrar libre y creador de Dios “a partir de” no se puede compaginar con la idea de una especie de intimidad entre Dios y la mujer, que es lo que queda supuesto si uno mira a José como excluido del misterio de la Encarnación, o si se piensa que María aportó sus cromosomas, dejando a Dios la aportación de lo que daría el varón. Dios no viene a reemplazar al varón, sino a bendecir y consagrar el amor de una pareja, pero de un modo nuevo, que sólo puede llamarse virginal. Por eso ha de decirse que María es Madre virginal de Cristo, y José, padre virginal de Cristo.

Esta inmensa santidad tanto de José como de María no fue preservada por Dios por vía de aislamiento, separándolos del mundo miserable y pecador, sino por vía de servicio. En la humildad está el secreto para escapar de las tupidas redes del demonio.