Curar el Alma, 1 de 2, Los Cinco Principios

Una verdadera comprensión de lo que es “sanación” se apoya firmemente en cinco principios:

(1) La salud es un concepto integral. El ser humano, en su complejidad, goza de profunda unidad y todo afecta a todo.

(2) La salud del individuo no está tampoco desconectada de la salud general de las personas con quienes vive, ni con la comunidad a la que pertenece. No habrá salud estable sin la búsqueda del bien común. nuestro ideal es el de Pablo VI: el bien de todo el hombre y de todos los hombres.

(3) No se puede cuidar del bien de la comunidad sin estar atentos a sus miembros más débiles y necesitados. La medida de nuestra humanidad viene dada por la medida de bondad y equidad que ofrecemos a los más frágiles y agotados de entre nosotros.

(4) La salud va de adentro hacia afuera, y el recinto más interior es la conciencia. Hay que desconfiar de las propuestas de serenidad sin conversión del pecado hacia la gracia; tal es el caso del budismo y sus variaciones.

(5) La calve finalmente está en el amor. Un amor que tenga su fuente y meta en Dios; un amor que tenga como referencia primera a Cristo en la Cruz; un amor que sepa volverse al prójimo y que por tanto no se deje encerrar en los límites de mi familia, mi raza o mi nación.

Semana de Vida con Jesus, 3 de 6

Seis predicaciones para la Renovación Carismática Católica de Asunción, Paraguay. Tema 3: Conocer a Jesús.

* En conocer a Jesús, como enviado del Padre está la vida eterna (Juan 17).

* Así como un médico se da a conocer en su talento y capacidad para vencer la enfermedad, uno sólo llega a conocer a Cristo cuando le abre espacio para que él manifieste su poder, su bondad y su sabiduría.

* Pero no basta con presenciar cosas maravillosas. Después de la resurrección de Lázaro, los enemigos de Cristo decidieron que era necesario matar a Cristo, y era buena idea rematar a Lázaro.

* Uno necesita un corazón que se arrepiente, una mente que entiende y un prodigio que se siente: el portentoso amor de Dios que transforma, sana y salva.

Semana de Vida con Jesus, 2 de 6

Seis predicaciones para la Renovación Carismática Católica de Asunción, Paraguay. Tema 2: El camino de las bienaventuranzas.

* La manera como Cristo describe la felicidad en sus bienaventuranzas (Mateo 5) es muy extraña. ¿Por qué llamar felices a “los que lloran”? Sin embargo, pronto uno se da cuenta que no cualquier llanto merece estas palabras del Señor.

* Dentro del conjunto de las bienaventuranzas de Mateo parece que merece un papel especial la del “hambre y sed de justicia.” En la Biblia lo “justo” es lo que se “ajusta” al querer, plan y voluntad de Dios. Tener hambre de justicia es sentir profundo descontento o insatisfacción por la distancia que nos separa de Dios y de su Reino.

* Y el llanto y el sufrimiento que se siguen de ese descontento también merecen que nos consideremos “dichosos” porque son señales de cuánto ha logrado atraernos Dios mismo.

Semana de Vida con Jesus, 1 de 6

Seis predicaciones para la Renovación Carismática Católica de Asunción, Paraguay. Tema 1: Cuando Cristo sana.

* Jesús promete “vida abundante.” Es abundante la vida que se desborda, que se vierte, que se comunica y comparte. ¿Qué nos aparta de esa abundancia?

* Tres escenas de la Escritura nos muestran a Cristo venciendo aquello que destruye o disminuye la vida en nosotros.

(1) Frente al leproso, el “¡Quiero!” de Cristo es vigoroso. No se contagia Cristo de la lepra sino que “contagia” al leproso de su salud.

(2) Frente al hijo de la viuda de Naím, el “¡Detente!” de Cristo frena la caravana de la muerte.

(3) Frente a la pecadora pública, que ha sido primero usada, luego despreciada y finalmente excluida, y que ahora llora y con su llanto baña los pies de Cristo, la absolución de Cristo frena los círculos de muerte que la asfixian, y le abre un futuro nuevo y limpio.

Madurez en el Espiritu, 1 de 5, Sanado significa reconquistado

Congreso de la Región Centro-Sur de la Renovación Carismática en Chile.

Tema 1 de 5: Sanado significa Reconquistado

La sanación es acto del amor y del poder de Dios que rescata lo que le pertenece. El pecado nos tienta ofreciendo caminos más rápidos, aparentemente más fáciles y en todo caso, más intensos, hacia los bienes que anhela nuestro corazón. Así logra hundir en sus garras en nosotros.

La sanación vence por encima del daño que el pecado ha causado, y así nos devuelve al plan de Dios. Somos sanados, entonces, para ser testigos de la verdad de amor y salvación del Señor.

* * *

Por sanacion interior

Padre de bondad, Padre de amor, te bendigo, te alabo y te doy gracias
porque por amor nos diste a Jesús.

Gracias Padre porque a la luz de tu Espíritu comprendemos que Jesús es la luz,
la verdad y el buen pastor, que ha venido para que tengamos vida
y la tengamos en abundancia.

Hoy, Padre, me quiero presentar delante de ti, como tu hijo.

Tú me conoces por mi nombre.

Pon tus ojos de Padre amoroso en mi vida.

Tú conoces mi corazón y conoces las heridas de mi historia.

Tú conoces todo lo que he querido hacer y no he hecho.

Conoces también lo que hice o me hicieron lastimándome.

Tú conoces mis limitaciones, errores y mi pecado.

Conoces los traumas y complejos de mi vida.

Hoy, Padre, te pido que por el amor que le tienes a tu hijo Jesucristo,
derrames tu Santo Espíritu sobre mí, Para que el calor de su amor sanador,
penetre en lo más íntimo de mi corazón.

Tú que sanas los corazones destrozados y vendas las heridas,
sáname aquí y ahora de mi alma, mi mente, mi memoria y todo mi interior.

Entra en mí, Señor Jesús, como entraste en aquella casa
donde estaban tus discípulos llenos de miedo.

Tú te apareciste en medio de ellos y les dijiste:
“Paz a vosotros”.

Entra en mi corazón y dame tu paz.
Lléname de amor.
Sabemos que el amor echa fuera el temor.

Pasa por mi vida y sana mi corazón.
Sabemos, Señor Jesús,
que tú lo haces siempre que te lo pedimos, y te lo estoy pidiendo con María, mi Madre,
la que estaba en las bodas de Caná cuando no había vino
y tú respondiste a su deseo, transformando el agua en vino.

Cambia mi corazón y dame un corazón generoso,
un corazón afable, un corazón bondadoso, dame un corazón nuevo.

Haz brotar en mi los frutos de tu presencia.

Dame el fruto de tu Espíritu que es amor, paz, alegría.

Haz que venga sobre mí el Espíritu de las bienaventuranzas,
para que pueda saborear y buscar a Dios cada día
viviendo sin complejos ni traumas junto a los demás,
junto a mi familia, junto a mis hermanos.

Te doy gracias, Padre,
por lo que estás haciendo hoy en mi vida.

Te doy gracias de todo corazón porque tú me sanas,
porque tú me liberas, porque tu rompes las cadenas
y me das la libertad.

Gracias, Señor Jesús, porque soy templo de tu Espíritu
y este templo no se puede destruir porque es la casa de Dios.

Te doy gracias, Espíritu Santo, por la fe.

Gracias por el amor que has puesto en mi corazón.

¡Qué grande eres, Señor Dios
Trino y Uno!

Bendito y alabado seas, Señor.

Padre Emiliano Tardif.