Padre, que es perder la vida por el Reino de Dios? — J.F.
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¿Has oído la expresión “¡Esto sí es vida!”? Suele decirse en un contexto que implica disfrutar las cosas que este mundo ofrece: placeres, buena comida, pocas responsabilidades, problemas bajo control, mucho dinero, lugares agradables y quizá exóticos…
La verdad es que muchas personas consideran que ESA vida es la que valdría la pena vivir–mientras que la vida REAL que llevan les parece, por contraste, poca vida o apenas supervivencia.
Las cosas no eran demasiado diferentes en el tiempo de Cristo. Muchos consideraban como felices y como punto de referencia a los adinerados y acomodados de aquel tiempo. Incluso más: tomando a su manera algunas interpretaciones del Antiguo Testamento, creían que una vida así era una vida de verdad “bendecida.” Por ello su absoluta extrañeza cuando Cristo les dice que no es fácil que un rico entienda lo del Reinado de Dios, y menos que entre en él (véase Mateo 19).
La frase de Cristo de “perder la vida” tiene que ver, en primer lugar, con sacarnos de la cabeza esas dos ideas: que la mejor forma de vivir es rodearse uno de una especie de paraíso, y que los que logran más o menos ese objetivo son los mejores amigos de Dios.
“Perder la vida,” en síntesis, es entender que la vida la hemos recibido para darla y que lo que no entregamos en servicio de la gloria de Dios y del bien de nuestro prójimo, en realidad lo estamos perdiendo.