Esto va para las personas que han emprendido un camino espiritual, especialmente aquellos que dejan notar ciertos rasgos de liderazgo o empiezan a trabajar en un apostolado en particular.
1. ¡A ustedes no les van a pasar ni una! Así como lo leen, quien sale a la luz con un carisma marcado, se pondrá en el centro del huracán, será visto, señalado y a veces, fuertemente criticado. En muchas ocasiones serán tratados sin compasión, especialmente cuando cometan errores, así que no sean muy notorios. Sus principales críticos o detractores, serán aquellos que quieran ocupar su lugar, o esos líderes que tienen dones o talentos similares a los de ustedes. Sin embargo, sosténganse, perseveren, sigan adelante y no se llenen de resentimientos. El maligno quiere desanimarlos.
2. No digan mentiras. Cuando prediquen, hablen, o cuenten una anécdota, sean humildes en sus descripciones y también veraces. No agranden las historias, no inventen, ni exageren: quítenle la lupa; de ser necesario, obvien detalles. Recuerden quién dijo “Yo soy la verdad” y también, quién es el padre de la mentira. Por lo tanto, den testimonio desde la sencillez, aunque no tengan algo que contar fuera de lo común o muy notorio, pero a las almas se conducen hacia Dios con armas Divinas y no humanas y de todos modos, nosotros no convertimos a nadie: es el Señor quien lo hace.
3. Deje usted los negocios de lado. No mire a su hermano viendo si de pronto le puede sacar provecho; al contrario, usted sea de provecho para el. No busque socios capitalistas para sus sueños empresariales, no juegue monopolio con las almas que Dios a puesto bajo su cuidado y vigilancia. Usted está trabajando por el bien de esa persona y su conversión–y no escaneando su capital o buscando su propio beneficio.
4. No se ponga como un ejemplo a seguir. Estamos siguiendo a Cristo y no a los hombres. No resalte sus cualidades, deje de hablar en primera persona, no sea excluyente, ni muestre cuán amado es usted por Dios; al contrario, recuérdele a su hermano, lo mucho que lo ama el Señor. Usted es un servidor, una persona amada por Dios, pero como los demás; por lo tanto, no permita que lo idealicen. No estamos buscando brillar y crear un club de fans, sino queremos que brille la luz de Cristo. Que El crezca y nosotros disminuyamos.
5. No exponga puntos de vista subjetivos, simplemente comulgue con el pensamiento de la iglesia o terminará armando su propia secta. “Yo creo, a mi modo de ver, los obispos debieron hacer esto, yo opino que la iglesia debería actuar así, para mi, que el papa en esto se equivoca, etc”, eso definitivamente no lo digan. Discútanlo en privado con un buen sacerdote o un conocedor del tema a tratar, pero no se ufanen de su posición y empiecen a disparar tiros al aire sobre su parecer. Algo que debe distinguir a un líder católico es su objetividad, y su fidelidad a la iglesia, a los obispos y al magisterio.
6. Cuidado, si usted es soltero, no ande de aquí para allá como un colibrí buscando mujeres, y si es casado, mantenga su prudente distancia con el sexo opuesto. Lo primero, porque pone en riesgo su castidad, puede volverse un rompe-corazones, y fomentará peleas, celos y divisiones. También hay muchas madres solteras que se dejaron conquistar por avivatos disfrazados de líderes espirituales. Lo segundo, porque un adulterio sería bastante escandaloso en su apostolado, haría pecar a los demás, y le haría mucho daño a los suyos.
7. Cuidado con el dinero. Que mala cosa, que a un servidor del Señor, lo reconozcan como un mercader de la fe, un predicador o músico que cobra costosas tarifas, un negociante o un mercenario disfrazado de apóstol. En los caminos del Señor, algo que daña radicalmente el trabajo apostólica es el amor al dinero. Cuidado con hacer promoción a la “diezmadera”, y también obviamente: hay que dar ejemplo de austeridad.
Por ahora los dejo con estos puntos. Oremos y animo! Dios los bendiga.
[Tomado del muro de Facebook de Felipe Gómez]