No todas las viudas tenían la misma condición económica en la Biblia

Pregunta: Leo Judit 8;7 y me pregunto> ¿cómo es que hereda una viuda, siendo que eran despojadas? — C.A.B.B.

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No era igual las condiciones de todas las mujeres en aquellos tiempos.

Ya en el Antiguo Testamento sabemos de mujeres que tuvieron una gran influencia pública, como Débora (véase Jueces 4), o que marcaron la historia de la salvación desde el ámbito de lo privado, caso de Rebeca (que eligió cuál de sus hijos recibiría la bendición patriarcal, en Génesis 27), caso de Rut (que sin ser judía fue la bisabuela directa del rey David), caso de Betsabé (la gran amada del rey David, y madre de Salomón), o también, en otro sentido, caso de Dalila (aquella filistea que sedujo y dominó a Sansón (Jueces 16).

Otras mujeres aparecen destacadas como testimonios universales de fe (caso de la viuda de Sarepta y el profeta Elías, en 1 Reyes 17), o de caridad y servicio a los profetas (caso de aquella mujer que apoyó tanto al profeta Eliseo en 2 Reyes 4). Este último ejemplo es muy elocuente porque, según el relato, es ella la que decide disponer de un espacio especial para el profeta, con todas las características que el lugar debe tener.

Así que ser mujer no significaba una sola realidad ni ser viuda implicaba necesariamente pasar terribles penurias. Las viudas y los huérfanos, y a veces también los extranjeros, son presentados a menudo como indigentes porque esa era la condición de muchos, al quedar privados de quién los respaldara “oficialmente” pero, como vemos, las excepciones de tal situación no eran pocas.

Jornada de los Pobres 2021

“En su Mensaje para la Jornada Mundial de los Pobres del 14 de noviembre próximo, el Papa Francisco hace un llamamiento a los cristianos y a los gobiernos de todo el mundo para que intervengan con urgencia y de una manera nueva, porque los pobres, también a causa de la pandemia, han aumentado de manera desproporcionada. Además dice que es necesario cambiar los estilos de vida, porque es el egoísmo el que causa la pobreza…”

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Fray Martín y los pobres

En Lima, como sabemos, había un buen número de hospitales: el de San Andrés para españoles, el del Espíritu Santo para marinos, el de San Pedro para sacerdotes, el de San Bartolomé para negros libres, el de San Lázaro para leprosos, el de la Inocencia para niños expósitos, el de San Cosme y San Damián para españolas, el de Santa Ana y Nuestra Señora del Carmen para indios.

A estos hospitales fray Martín de Porres añadió otro, en el podían ser recibidas personas de todas las antes señaladas. Le ayudó mucho en este empeño un Hermano dominico extremeño, antiguo soldado en México, que era un gigantón, fray Martín Barragán. Pero la mayor ayuda fue la de su hermana doña Juana de Porres. Casada en Guayaquil con un español, el matrimonio se trasladó después a Lima, donde les nació una hija. En la misma ciudad tenían una gran casa, y poseían también en las afueras una estancia.

Animada Juana por su santo hermano, cedió una parte de su casa limeña para acoger enfermos. Muchos amigos le ayudaron a San Martín con sus limosnas, para que pudiera sacar adelante su hospital-hospicio, entre ellos el virrey Conde de Chinchón, que en propia mano le entregaba cada mes no menos de cien pesos. También a instancias de San Martín, don Mateo Pastor, su antiguo vecino y protector, fundó un hospital para niños de ambos sexos.

La agitada y alegre Ciudad de los Reyes hacía y deshacía muchas fortunas, y en aquel pequeño mundo abigarrado y revuelto se daba con bastante frecuencia la especie de los pobres vergonzantes, viudas y huérfanos de españoles, descendientes de encomenderos que ya no tenían encomienda, hijos arruinados de antiguos conquistadores, mercaderes peninsulares en quiebra, clérigos pobres, emigrantes sin fortuna. A todos éstos, que antes hubieran muerto que pedir, por aquel sentido del honor de la época, era preciso ayudarles en secreto. Para ello fray Martín elaboró una lista con la ayuda de su fiel ayudante Juan Vázquez.

Y como para aquellos pobres tan dignos sería un deshonor verse socorridos por un pobre fraile mulato, Juan Vázquez era el encargado de hacer las visitas correspondientes, según él mismo lo cuenta: «Ocupóme [fray Martín] en primera instancia en dar a ciento sesenta pobres cuatrocientos pesos, que se repartían entre ellos de limosnas, los cuales buscaba Fray Martín, los martes y miércoles, porque el jueves y viernes lo que buscaba era para clérigos pobres; porque las limosnas que juntaba el sábado se aplicaban a las ánimas».

También a los presos se acercó San Martín con su jovial presencia, con sus ayudas y buenos consejos. A todos, pues, llegaba la caridad de San Martín -y éste sí que es un milagro cierto-, dando así muestra clara de lo que sucede cuando un cristiano, muriendo por completo a sí mismo, se deja mover por el amor de Cristo a los hombres.


El autor de esta obra es el sacerdote español José Ma. Iraburu, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Secreto de la Virgen para un corazón sano y santo

Según hermosa expresión de los Padres de la Iglesia María Santísima es como la Zarza ardiente que vio Moisés en el desierto.

Y así como Moisés se acercó a la Zarza con humildad admiración y respeto así también nosotros queremos acercarnos al Corazón Inmaculado de la Virgen.

Ese corazón es una flor preciosa que tiene su tallo en la historia del pueblo de Israel. Los rasgos de esa flor provienen de lo que vivió el pueblo de Dios en su largo peregrinar con dificultades y consuelos.

Son principalmente cuatro los pilares que encontramos en el corazón de la virgen y que hicieron posible que ella llevará una vida sana, santa e inmaculada.

1. Actitud de desconfianza, distancia y discernimiento frente a los poderes y modas de este mundo.

2. Fascinación, en cambio, y adoración por Dios y sus misterios.

3. Misericordia que nos preserva de encerrarnos en nuestros propios problemas y dolores.

4. Alegría, que florece de la gratitud, la alabanza y el servicio.

¿Quiénes eran los ANAWIN?

Fray Nelson: le he escuchado varias veces hablar con muchos elogios y sentimiento sobre los Anawin, que me parece que eran como un grupo dentro de los judíos. Pero, ¿qué era lo que los hacía distintos, o especiales? ¿Por qué son importantes para nosotros? Gracias. — G.G.

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Hay un texto de Felipe Gómez en su perfil de Facebook que creo que lo explica muy bien y muy desde el corazón:

Descubriendo nuestro camino

“Anawin” no es un término salido de Star Wars, ni algún personaje de ciencia ficción. Es una palabra en arameo que traduce: “Los pobres de Yahvéh”.

Hombres y mujeres que habiendo puesto toda su esperanza en Dios, comprendieron que su única y verdadera riqueza era Dios mismo.

Creían radicalmente en Dios y teniéndolo en su corazón, les bastaba para sobrevivir. Eran sencillos, trabajadores, piadosos y buenos con todos.

Esto no los libraba de ser maltratados, o vistos como personas cortas de visión o empuje. Pero su tarea iba más allá de volverse exitosos, prósperos o llenarse de posesiones materiales.

Tampoco eran grandes intelectuales, aunque la inteligencia y la sabiduría muchas veces han sido contrarias y de lo segundo estos pobres de Dios, fueron dotados con sobreabundancia.

Esta fe y esperanza inquebrantables, los hacían únicos entre su pueblo. Se convertirían en el resto fiel, en el pueblo escogido del cual vendría el Mesías, en los Anawin.

Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la Virgen Santísima y San José eran de ellos, y también que algunos santos tienen un marcado rasgo de la sagrada familia y esos “Anawin” en su carisma, un San Francisco, San Juan Diego, Santa Bernardita, los pastorcitos de Fátima, San Maximiliano Kolbe, etc.

Benedicto XVI se esforzó en su pontificado por revalorizar la fe, y no el poder político de la Iglesia. En exaltar el valor de los sencillos de corazón. El papa emérito además mencionó un “remanente”, un grupo de católicos que pasará por un cedazo y se mantendrá fiel. Ojalá llegásemos a ser de esos.

Nuestro papa emérito lo profetiza hace cincuenta años, mencionando el futuro de la iglesia, incluso afirma que “la iglesia se convertirá en el hogar de los indigentes”. O como lo diría la Virgen en sus muchos mensajes, “La iglesia será pobre y humilde”.

No nos escandalicemos con estas frases proféticas. Ninguna indigencia mayor que la del pecado y a la vez ninguna riqueza mayor que acoger a quien padece miserias ¿acaso no celebramos eso en la fiesta de la misericordia?

Aquí termino. Pronto dejaré de escribir con tanta frecuencia, para dar paso a un capítulo nuevo en mi vida, pero los invito a no perder el norte, ni dejar de disfrutar de las cosas pequeñas de la vida, fortalecer nuestra fe y confianza en Dios y encaminarnos alegremente a que este sueño se vuelva realidad. Ojalá lleguemos a ser algún día como los “Anawin”, los pobres de Yahvéh.

El Señor los bendiga.

Nueve meditaciones sobre la Virgen Inmaculada, 3 de 9: María y los Pobres de Yahvé

María y los Pobres de Yahvé

* La santidad es recuperación del orden, frente al desorden del pecado. Pero el pecado no tendría atractivo ni poder alguno si no ofreciera algún género de bien. Por eso el pecado se presenta como atajo, ganancia abundante, placer sin límite, poder a la mano. ¿Cómo puede uno librarse de tanto engaño?

* Tal es el relato que nos presenta la Sagrada Escritura: de hecho, la Biblia entera es la historia de cómo se puede deshacer el absurdo cometido por dejarnos llevar tras los engañosos atractivos del pecado. ¿Qué nos enseñan los textos sagrados?

* Primero, que el mal no tiene incorporado un freno dentro de sí mismo. Según muestran los relatos bíblicos, ya desde el Génesis, dejada a su capricho, la maldad crece sin límites, hasta ahogarlo todo, con el diluvio, y hasta corromperlo todo, como en Sodoma.

* Segundo, es necesario entonces empezar por recuperar la conciencia de que hay algo que se llama bien y algo que se llama mal. Este es el gran papel de la Ley de Moisés. La Ley es como un despertador externo de la luz interna que llamamos “voz de la conciencia.” A medida que nos hablan desde fuera recuperamos la capacidad interior para discernir lo bueno de lo malo.

* Tercero, hay que percibir los límites de las fuerzas humanas. Esta es la fase más larga porque requiere muchos intentos, muchas promesas humanas y sobre todo muchos errores. Ese camino, como en círculos, lo recorrió el pueblo de Dios sobre todo en el tiempo de los reyes y los profetas. Pero en realidad no es en círculo, sino en espiral que desciende hasta estrellarse.

* Cuarto, viene la experiencia espantosa del destierro a Babilonia, que es algo así como probar el sabor mismo de la muerte. Las certezas se quebrantan, el dolor alcanza límites absurdos, la fe y la esperanza quedan tensas hasta el punto de ruptura. Pero el destierro en tierra de esclavitud, humillaciones e idolatría no es el final.

* Quinto, salidos del destierro, lo que queda es un “Pequeño Resto,” del que han hablado los profetas, como Sofonías. Las características de ese “Resto” anticipan ya toda una espiritualidad que encontramos en personas como Simeón y Ana, como Zacarías e Isabel, como José y María. Son ellos, los Pobres de Yahvé, los que hacen el puente entre el Antiguo y el Nuevo Testamento.

* María, pues, es la expresión más pura, humilde y perfecta de esa espiritualidad, que es la propia de los “Pobres de Yahvé.” En síntesis, consiste en: alta desconfianza de las propias fuerzas y de las cosas de esta tierra; y a la vez intensa confianza y certeza de la verdad, bondad y poder de Dios. Es la misma espiritualidad que encontraremos en las bienaventuranzas.

También los bienes pueden aprisionar

No sólo los males: también los bienes, incluyendo nuestros talentos éxitos, aprobación de los demás o riquezas materiales, pueden atraparnos en la ceguera espiritual, que luego nos llena de justificaciones y que finalmente conduce a la indiferencia, egoísmo y complicidad con la injusticia.

Una diputada de Honduras presenta un proyecto de ley para esterilizar a “la clase más pobre”

“La diputada Waldina Paz, del Partido Liberal, anunció recientemente un proyecto de ley para tener dos hijos como máximo y esterilizar voluntariamente a hombres y mujeres, con el fin de disminuir la pobreza en el país. La propuesta legislativa ha sido catalogada por sus críticos como un atentado “contra los derechos fundamentales”. En declaraciones para el canal de televisión HCH, Paz señaló que “esta iniciativa va orientada para tener un control de la natalidad”, y está especialmente dirigida “a la clase más pobre”…”

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Las otras viudas de Naím

Detrás de las características más visibles de las dos viudas que aparecen en las lecturas de hoy está una condición de durísima desprotección, que es ocasión para que se manifieste la solicitud amorosa y compasiva de Dios por aquellos que no tienen a nadie que vele por sus derechos o se interese por sus necesidades. Ello nos obliga a preguntarnos quiénes son los desvalidos de hoy y cuáles son las actitudes nuestras, y de nuestras familias y comunidades, por aquellos que poco a poco vamos marginando y olvidando.

Lucha contra la pobreza

449 Al comienzo del nuevo milenio, la pobreza de miles de millones de hombres y mujeres es « la cuestión que, más que cualquier otra, interpela nuestra conciencia humana y cristiana ».935 La pobreza manifiesta un dramático problema de justicia: la pobreza, en sus diversas formas y consecuencias, se caracteriza por un crecimiento desigual y no reconoce a cada pueblo el « igual derecho a “sentarse a la mesa del banquete común” ».936 Esta pobreza hace imposible la realización de aquel humanismo pleno que la Iglesia auspicia y propone, a fin de que las personas y los pueblos puedan « ser más » 937 y vivir en « condiciones más humanas ».938

La lucha contra la pobreza encuentra una fuerte motivación en la opción o amor preferencial de la Iglesia por los pobres.939 En toda su enseñanza social, la Iglesia no se cansa de confirmar también otros principios fundamentales: primero entre todos, el destino universal de los bienes.940 Con la constante reafirmación del principio de la solidaridad, la doctrina social insta a pasar a la acción para promover « el bien de todos y cada uno, para que todos seamos verdaderamente responsables de todos ».941 El principio de solidaridad, también en la lucha contra la pobreza, debe ir siempre acompañado oportunamente por el de subsidiaridad, gracias al cual es posible estimular el espíritu de iniciativa, base fundamental de todo desarrollo socioeconómico, en los mismos países pobres: 942 a los pobres se les debe mirar « no como un problema, sino como los que pueden llegar a ser sujetos y protagonistas de un futuro nuevo y más humano para todo el mundo ».943

NOTAS para esta sección

935Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2000, 14: AAS 92 (2000) 366; cf. Id., Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 1993, 1: AAS 85 (1993) 429-430.

936Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 33: AAS 80 (1988) 558; cf. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 47: AAS 59 (1967) 280.

937Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 6: AAS 59 (1967) 260; cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 28: AAS 80 (1988) 548-550.

938Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 20-21: AAS 59 (1967) 267-268.

939Cf. Juan Pablo II, Discurso a la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano, Puebla (28 de enero de 1979), I/ 8: AAS 71 (1979) 194-195.

940Cf. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 22: AAS 59 (1967) 268.

941Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 38: AAS 80 (1988) 566.

942Cf. Pablo VI, Carta enc. Populorum progressio, 55: AAS 59 (1967) 284; Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 44: AAS 80 (1988) 575-577.

943Juan Pablo II, Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2000, 14: AAS 92 (2000) 366.


Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

He visto la Bondad a los ojos

Uno de los errores más frecuentes con respecto a la Bondad es que sólo existe en las cosas grandes, inexplicables o heroicas. Es como pensar que la luz sólo existe cuando se enciende una estrella, olvidando que basta una cerilla para contradecir a las tinieblas.

He llegado a descubrir la Bondad en lugares y personas que jamás ocuparán las páginas de los periódicos y que nunca parecerán en las noticias de la televisión. No es que sea yo una persona particularmente perspicaz sino simplemente que las flores, lo mismo que los tonos indescifrables del azul del cielo de cada dia, están ahí para quien quiera abrir los ojos.

Entre tantos ejemplos, quiero destacar lo que me he encontrado al prestar algunos servicios de predicación en países como Estados Unidos. De todos es sabido que una gran aspiración de muchos inmigrantes es llegar a regularizar completamente su situación de residencia hasta alcanzar, si es posible, la nueva nacionalidad. Y el hecho es que muchos, una vez conseguido ese propósito, nada quieren saber de inmigración sino sólo para olvidar los años de incertidumbre que tuvieron que vivir. Pero hay también personas que, ya teniendo todo lo suyo en regla, no se olvidan de sus hermanos de nacionalidad o de origen, y entonces invierten de su tiempo, conocimiento y esfuerzo en asesorar, apoyar y servir a otros que todavía están en situación de precariedad o de inestabilidad.

Es una escena que me conmueve siempre: ver que hay gente que es capaz de ir más allá de su necesidad inmediata y personal; gente que puede ver más allá de los límites, siempre estrechos, de su propia familia, y que es capaz entonces de mirar a la familia de Dios, que es mucho más amplia. ¿Sabes lo que siento cuando veo que alguien sale así de sí mismo para servir con generosidad a otros? Siento que estoy viendo la Bondad a los ojos.