Lutero y el nominalismo

“Para Bouyer, el protestantismo ha tenido la desgracia de encapsular una serie de principios cristianos verdaderos y fundamentales en un corsé filosófico que los ha puesto en contra de la misma Revelación divina de la cual proceden. Ese corsé filosófico es el del nominalismo…”

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Homilía del Papa en Roma el día de los fieles difuntos

“A las 11 de la mañana del martes 2 de noviembre, el Santo Padre celebró la misa de los fieles difuntos en el Cementerio Militar Francés de Roma. Apenas llegar, caminó entre las tumbas y depositó ramos de flores en algunas de ellas. En otras se detuvo para orar, especialmente en las tumbas que no tienen nombre. Antes de iniciar la misa saludó a unos niños…”

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De nuevo: Frases Célebres del Padre Pío

  • Reza, espera y no te preocupes. La preocupación es inútil. Dios es misericordioso y escuchará tu oración…
  • La oración es la mejor arma que tenemos; es la llave al corazón de Dios. Debes hablarle a Jesús, no solo con tus labios sino con tu corazón. En realidad, en algunas ocasiones debes hablarle solo con el corazón…
  • Solo quiero ser un fraile que reza…
  • El tiempo transcurrido en glorificar a Dios y en cuidar la salud del alma, no será nunca tiempo perdido.
  • No hay tiempo mejor empleado que el que se invierte en santificar el alma del prójimo.
  • Una sola cosa es necesaria: consolar tu espíritu y amar a Dios.
  • Dulce es el yugo de Jesús, liviano su peso, por lo tanto, no demos lugar al enemigo para insinuarse en nuestro corazón y robarnos la paz.
  • La clave de la perfección es el amor. Quien vive de amor, vive en Dios, pues Dios es amor, como dice el Apóstol.
  • No amar es como herir a Dios en la pupila de Su ojo. ¿Hay algo mas delicado que la pupila?
  • Haré más desde el Cielo, de lo que puedo hacer aquí en la Tierra.
  • Cuando se pasa ante una imagen de la Virgen hay que decir: Te saludo, María. Saluda a Jesús de mi parte.
  • El demonio es como un perro rabioso atado a la cadena; no puede herir a nadie más allá de lo que le permite la cadena. Mantente, pues, lejos. Si te acercas demasiado, te atrapará.
  • El sufrimiento de los males físicos y morales es la ofrenda más digna que puedes hacer a aquel que nos ha salvado sufriendo.
  • Los ángeles sólo nos tienen envidia por una cosa: ellos no pueden sufrir por Dios. Sólo el sufrimiento nos permite decir con toda seguridad: Dios mío, mirad cómo os amo.
  • Salvar las almas orando siempre.
  • Con el estudio de los libros se busca a Dios; con la meditación se le encuentra.
  • ¡Piensa siempre que Dios lo ve todo!
  • Es terrible la justicia de Dios. Pero no olvidemos que también su misericordia es infinita.
  • El ser tentado es signo de que el alma es muy grata al Señor.
  • Cuando el alma sufre y teme ofender a Dios, no le ofende y está muy lejos de pecar.

Francisco: «El aborto es un asesinato»

“Al recibir a los participantes en un congreso organizado por la Sociedad Italiana de Farmacia Hospitalaria, el papa Francisco ha recordado que el aborto «es un asesinato y no es lícito hacerse cómplice del mismo». Además ha defendido del derecho a la objeción de conciencia ahora que «esta de moda que tal vez sería una buena idea abolirla»…”

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LA GRACIA 2021/10/09 Elementos de la labor misionera

FIESTA DE SAN LUIS BERTRÁN OP, PRESBÍTERO Y MISIONERO

Tres elementos de labor misionera de San Luis que son actuales: realizar recorridos de evangelización, sembrar devociones especificas y practicar la oración y la penitencia.

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LA GRACIA 2021/09/30 San Jerónimo modelo de vida cristiana

MEMORIA DE SAN JERÓNIMO, PRESBÍTERO Y DOCTOR DE LA IGLESIA

San Jerónimo además de ser el traductor de la Sagrada Escritura también fue impulsor de la vida consagrada, reformador de costumbres y modelo de estudio y de penitencia.

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Una Iglesia humilde como Jesús que huya de la magnificencia y autorreferencialidad

“Tras llegar a Eslovaquia, el Papa se ha reunido esta mañana en la Catedral de San Martín de Bratislava con obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y catequistas del país centroeuropeo. El Pontífice los animó a construir una «Iglesia humilde como Jesús», para así «salir de la autorreferencialidad» y no ceder a la «tentación de la magnificencia»…”

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Visitar pequeñas comunidades de católicos

Uno de los rasgos por los que seguramente será recordado el Papa Francisco es por su opción de preferir, en general, para sus viajes apostólicos, a aquellas comunidades que tienen minoría de católicos. Si repasamos sus viajes comprobaremos que tal ha sido el caso.

Ejemplo de estos países: Jordania, Corea del Sur, Albania y Turquía (2014); Sri Lanka, Filipinas, Bosnia y Herzegovina, Ecuador, Bolivia, Paraguay Kenia, República Centroafricana y Uganda (2015); Grecia, Armenia, Georgia, Azerbaiyán y Suecia (2016); Egipto, Bangladés y Myanmar (2017); Suiza, Estonia, Letonia y Lituania (2018); Emiratos Árabes Unidos, Marruecos, Macedonia del Norte, Bulgaria, Rumanía, Mozambique, Madagascar, Mauricio, Tailandia y Japón (2019), Irak, Eslovenia, Hungría (2021).

Claramente el Papa ha querido enviar un mensaje al pueblo cristiano con este modo de obrar: su prioridad han sido las pequeñas comunidades de las periferias. Y decía Cristo: “el que tenga oídos para oír, que oiga”.

Papa Francisco: “vacunarse es un acto de amor”

“Por medio de un mensaje distribuido a través de YouTube, el Papa recuerda que “hoy tenemos vacunas para protegernos del COVID-19” y asegura que “ellas traen esperanza para acabar con la pandemia, pero sólo si están disponibles para todos y si colaboramos unos con otros”…”

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Aprender latín en el siglo XXI

Con motivo del último documento del Papa Francisco, he visto resistencia y protestas en algunos sectores de la Iglesia Católica, con un especial énfasis en el valor del latín. ¿Qué piensa usted, fray Nelson? ¿En qué sentido es útil que en pleno siglo XXI aprendamos latín? –J.O.

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Cada lengua que se ha hablado en esta tierra tiene un valor que trasciende lo puramente funcional de lograr una comunicación inmediata entre personas. Antes de hablar con otras personas, uno, en cierto modo, habla consigo mismo cuando reflexiona, sueña, proyecta; las palabras tienen el color y la textura de la vida misma, como se nota especialmente en las formas artísticas y culturales, propias de la poesía, la narrativa, incluso el modo de ver el propio pasado. Nuestros sueños, temores, y por supuesto, nuestras oraciones, no existen simplemente como movimientos anónimos de la mente sino que se traducen, expresan y difunden a través de palabras, y por lo tanto, con el auxilio de una lengua específica.

Por eso hoy muchos reconocen que la pérdida de una lengua es algo comparable con lo que es, en el ámbito ecológico, la pérdida de una especie. Así como cada especie es un modo de responder a la pregunta “¿Cómo vivir?”, así también cada lengua expresa a su modo preguntas y respuestas como: “¿Por qué y para qué vivir?” Las lenguas no se hacen solas, sino que brotan del entretejido de seres humanos concretos. Al perderlas, perdemos de algún modo la riqueza humana y espiritual que estaba en ellos.

Lo anterior vale para toda lengua. Mucho más puede decirse del latín. Es la lengua en que la Iglesia Católica ha reflexionado, orado y predicado durante muchos siglos. Muchos conceptos que luego, con mayor o menor acierto, han pasado a las lenguas que llamamos “modernas” fueron primero acuñados a partir de palabras y raíces latinas, y por eso se entienden de modo más pleno y unívoco en esa lengua. Por supuesto, esto vale también para las lenguas bíblicas, y muy particularmente para el griego koiné y para el hebreo, pero es que no hay razón para oponer los estudios de estas lenguas llamadas con razón “clásicas.”

Desde el punto de vista litúrgico e incluso artístico, el latín resulta difícilmente comparable con ninguna otra lengua. Volúmenes y volúmenes de inspiradas e inspiradoras melodías nos ayudan a conectar con las profundas experiencias espirituales que tantos cristianos, hombres y mujeres, de otras épocas, tuvieron en su propio itinerario hacia Dios. La prosa bellísima de tantas plegarias despierta, con toda razón, sentimientos de elevación y de percepción de lo sacro en muchos corazones de todas las edades. No se ve por qué esa rqieuza deba perderse. Por supuesto, no estoy diciendo que sea el único modo, o que sea siempre el modo óptimo para toda expresión litúrgica, simplemente destaco que toda esa magnífica producción es un tesoro común para los católicos y que es necio desperdiciarlo u olvidarlo.

Todo lo anterior no debería llevar, sin embargo, a una actitud idólatra o fetichista con respecto al latín, como si no fuera posible expresar la fe de otro modo, o como si fuera imposible dar cumplido culto a Dios en otra lengua. El latín es bello, es venerable, nos ayuda a comprender mejor la lógica y el dinamismo de nuestra propia lengua, que tiene tantas raíces en el antiguo Lacio; pero el latín tiene sus limitaciones también. No podía ser de otro modo.

En efecto, la revelación bíblica no la recibió la Iglesia en latín sino en hebreo y en griego, y por eso, cuando se hace el ejercicio de la exégesis a partir de las lenguas originales, se ven los límites de las traducciones latinas (Vulgata y Neovulgata, principalmente). un ejemplo conocido es Juan 20,17: las palabras que Cristo resucitado dice en cierto momento a María Magdalena. La Vulgata traducía: “Noli me tangere!”, que sería: “¡No me toques!”; ya la Neovulgata mejora la traducción: “Iam noli me tenere…”, que corresponde a: “Ya suéltame” o simplemente “¡Suéltame!”–mucho más próximo al griego “Me mou haptou.” No es difícil suponer que casos como este existen en las traducciones latinas, asi como se dan prácticamente en todas las lenguas. En esto el latín no tiene forzosamente una ventaja.

Otro límite del latín tiene que ver con el simple hecho de que la vida humana es dinámica y por consiguiente no puede esperarse que un conjunto de conceptos, no importa qué tan bien articulados estén, logren captar todo lo humano de todas las épocas: simplemente no hay palabras en el latín clásico para nombrar muchas de las realidades actuales, no sólo de objetos (teléfono celular, computador cuántico, agujero negro, etc.) sino también de aquellos procesos que nos resultan familiares en lenguas modernas y bastante artificiales en latín; por ejemplo: calentamiento global, desertificación, impresionismo, postmodernidad. Está claro: se pueden crear vocablos que tengan aspecto latino y que “funcionen” gramaticalmente en latín pero el precio que se paga no es pequeño. Esto se nota en el hecho de que los Papas recientes han optado por escribir sus documentos en alguna lengua moderna (principalmente, italiano, pero también español o francés) y luego, cuando es necesario, han ordenado que se hagan algo así como retro-traducciones al latín. Claramente el latín no guía el pensamiento en estos casos sino que simplemente lo sigue de un modo que puede ser bastante servil.

Lo cual a su vez trae repercusiones cuando se prefiere de modo casi continuo la liturgia en latín. Hay tres posibilidades: no predicar; predicar en latín; o predicar en lengua vernácula. Lo primero no es concorde con el hecho de que la fe viene de escuchar la predicación, según bien enseña San Pablo. Lo segundo requiere un nivel de formación excepcional que muy pocas personas tienen en el mundo, y que de todos modos padece del defecto antes mencionado: vocablos artificiales hechos ad-hoc. Queda entonces la tercera posibilidad: que todo lo ritual sea en latín y la predicación en lengua vernácula. Pero esto introduce una separación entre el texto bíblico y la aplicación de ese mismo texto. Por ejemplo, si en el Evangelio se lee: “Iam noli me tenere” la predicación tendrá que traducir ese texto, o de hecho, en la práctica, cada versículo. Siempre habrá, pues, una fisura, más o menos grande, entre la Palabra que se proclama y las oraciones o entre la Palabra y la predicación. La sabiduría y la caridad del celebrante podrán subsanar esta situación pero no se debe negar que ahí estará. Por ello tiene todo el sentido la exigencia que hace Traditionis custodes de que las lecturas, en todos los casos, se hagan en lengua vernácula, según las traducciones autorizadas para cada lugar.

Dicho esto, yo concluyo que es bueno, muy bueno, estudiar latín y amarlo–como creo que deben estudiarse con diligencia el griego y el hebreo. Y sin embargo, ese amor no debe llevarnos a menospreciar la capacidad del Evangelio para desbordar todo molde cultural y lingüístico, y así movernos hacia Aquel que es el Logos eterno del padre.

Síntesis biográfica de Santo Domingo de Guzmán

Es el 6 de agosto de 1221 [¡Acaban de cumplirse 800 años!]. Agotado por la fatiga, Domingo murió en el convento de Bolonia. Nacido en 1170 en Caleruega, España, dedicó su vida a las Sagradas Escrituras, a los pobres y a la oración. De joven se aplicó a sus estudios. Se encontraba en la ciudad de Palencia cuando, sacudido por la miseria y el sufrimiento causados por el hambre, vendió sus libros para ayudar a los pobres. Tras ser ordenado sacerdote, fue elegido canónigo del cabildo catedralicio de su diócesis natal, Osma. A principios de los años 1200, fundó la Orden de los Frailes Predicadores para difundir y defender, mediante el ministerio de la predicación, las verdades de la fe católica. La naturaleza específica de la Orden es resumida por Santo Tomás en la fórmula “contemplata aliis tradere”: transmitir a otros las cosas contempladas. El retrato de Santo Domingo se condensa en las palabras del Beato Jordán de Sajonia, su sucesor en la dirección de la Orden de Predicadores: “Inflamado por el celo de Dios y el ardor sobrenatural, por tu caridad sin límites y el fervor de tu espíritu vehemente”, escribió el Beato Jordán de Sajonia, “te consagraste enteramente con el voto de pobreza perpetua a la observancia apostólica y a la predicación evangélica”. Santo Domingo, contemporáneo de San Francisco de Asís, fue canonizado por el Papa Gregorio IX el 3 de julio de 1234.