Papa Francisco: “vacunarse es un acto de amor”

“Por medio de un mensaje distribuido a través de YouTube, el Papa recuerda que “hoy tenemos vacunas para protegernos del COVID-19” y asegura que “ellas traen esperanza para acabar con la pandemia, pero sólo si están disponibles para todos y si colaboramos unos con otros”…”

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Aprender latín en el siglo XXI

Con motivo del último documento del Papa Francisco, he visto resistencia y protestas en algunos sectores de la Iglesia Católica, con un especial énfasis en el valor del latín. ¿Qué piensa usted, fray Nelson? ¿En qué sentido es útil que en pleno siglo XXI aprendamos latín? –J.O.

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Cada lengua que se ha hablado en esta tierra tiene un valor que trasciende lo puramente funcional de lograr una comunicación inmediata entre personas. Antes de hablar con otras personas, uno, en cierto modo, habla consigo mismo cuando reflexiona, sueña, proyecta; las palabras tienen el color y la textura de la vida misma, como se nota especialmente en las formas artísticas y culturales, propias de la poesía, la narrativa, incluso el modo de ver el propio pasado. Nuestros sueños, temores, y por supuesto, nuestras oraciones, no existen simplemente como movimientos anónimos de la mente sino que se traducen, expresan y difunden a través de palabras, y por lo tanto, con el auxilio de una lengua específica.

Por eso hoy muchos reconocen que la pérdida de una lengua es algo comparable con lo que es, en el ámbito ecológico, la pérdida de una especie. Así como cada especie es un modo de responder a la pregunta “¿Cómo vivir?”, así también cada lengua expresa a su modo preguntas y respuestas como: “¿Por qué y para qué vivir?” Las lenguas no se hacen solas, sino que brotan del entretejido de seres humanos concretos. Al perderlas, perdemos de algún modo la riqueza humana y espiritual que estaba en ellos.

Lo anterior vale para toda lengua. Mucho más puede decirse del latín. Es la lengua en que la Iglesia Católica ha reflexionado, orado y predicado durante muchos siglos. Muchos conceptos que luego, con mayor o menor acierto, han pasado a las lenguas que llamamos “modernas” fueron primero acuñados a partir de palabras y raíces latinas, y por eso se entienden de modo más pleno y unívoco en esa lengua. Por supuesto, esto vale también para las lenguas bíblicas, y muy particularmente para el griego koiné y para el hebreo, pero es que no hay razón para oponer los estudios de estas lenguas llamadas con razón “clásicas.”

Desde el punto de vista litúrgico e incluso artístico, el latín resulta difícilmente comparable con ninguna otra lengua. Volúmenes y volúmenes de inspiradas e inspiradoras melodías nos ayudan a conectar con las profundas experiencias espirituales que tantos cristianos, hombres y mujeres, de otras épocas, tuvieron en su propio itinerario hacia Dios. La prosa bellísima de tantas plegarias despierta, con toda razón, sentimientos de elevación y de percepción de lo sacro en muchos corazones de todas las edades. No se ve por qué esa rqieuza deba perderse. Por supuesto, no estoy diciendo que sea el único modo, o que sea siempre el modo óptimo para toda expresión litúrgica, simplemente destaco que toda esa magnífica producción es un tesoro común para los católicos y que es necio desperdiciarlo u olvidarlo.

Todo lo anterior no debería llevar, sin embargo, a una actitud idólatra o fetichista con respecto al latín, como si no fuera posible expresar la fe de otro modo, o como si fuera imposible dar cumplido culto a Dios en otra lengua. El latín es bello, es venerable, nos ayuda a comprender mejor la lógica y el dinamismo de nuestra propia lengua, que tiene tantas raíces en el antiguo Lacio; pero el latín tiene sus limitaciones también. No podía ser de otro modo.

En efecto, la revelación bíblica no la recibió la Iglesia en latín sino en hebreo y en griego, y por eso, cuando se hace el ejercicio de la exégesis a partir de las lenguas originales, se ven los límites de las traducciones latinas (Vulgata y Neovulgata, principalmente). un ejemplo conocido es Juan 20,17: las palabras que Cristo resucitado dice en cierto momento a María Magdalena. La Vulgata traducía: “Noli me tangere!”, que sería: “¡No me toques!”; ya la Neovulgata mejora la traducción: “Iam noli me tenere…”, que corresponde a: “Ya suéltame” o simplemente “¡Suéltame!”–mucho más próximo al griego “Me mou haptou.” No es difícil suponer que casos como este existen en las traducciones latinas, asi como se dan prácticamente en todas las lenguas. En esto el latín no tiene forzosamente una ventaja.

Otro límite del latín tiene que ver con el simple hecho de que la vida humana es dinámica y por consiguiente no puede esperarse que un conjunto de conceptos, no importa qué tan bien articulados estén, logren captar todo lo humano de todas las épocas: simplemente no hay palabras en el latín clásico para nombrar muchas de las realidades actuales, no sólo de objetos (teléfono celular, computador cuántico, agujero negro, etc.) sino también de aquellos procesos que nos resultan familiares en lenguas modernas y bastante artificiales en latín; por ejemplo: calentamiento global, desertificación, impresionismo, postmodernidad. Está claro: se pueden crear vocablos que tengan aspecto latino y que “funcionen” gramaticalmente en latín pero el precio que se paga no es pequeño. Esto se nota en el hecho de que los Papas recientes han optado por escribir sus documentos en alguna lengua moderna (principalmente, italiano, pero también español o francés) y luego, cuando es necesario, han ordenado que se hagan algo así como retro-traducciones al latín. Claramente el latín no guía el pensamiento en estos casos sino que simplemente lo sigue de un modo que puede ser bastante servil.

Lo cual a su vez trae repercusiones cuando se prefiere de modo casi continuo la liturgia en latín. Hay tres posibilidades: no predicar; predicar en latín; o predicar en lengua vernácula. Lo primero no es concorde con el hecho de que la fe viene de escuchar la predicación, según bien enseña San Pablo. Lo segundo requiere un nivel de formación excepcional que muy pocas personas tienen en el mundo, y que de todos modos padece del defecto antes mencionado: vocablos artificiales hechos ad-hoc. Queda entonces la tercera posibilidad: que todo lo ritual sea en latín y la predicación en lengua vernácula. Pero esto introduce una separación entre el texto bíblico y la aplicación de ese mismo texto. Por ejemplo, si en el Evangelio se lee: “Iam noli me tenere” la predicación tendrá que traducir ese texto, o de hecho, en la práctica, cada versículo. Siempre habrá, pues, una fisura, más o menos grande, entre la Palabra que se proclama y las oraciones o entre la Palabra y la predicación. La sabiduría y la caridad del celebrante podrán subsanar esta situación pero no se debe negar que ahí estará. Por ello tiene todo el sentido la exigencia que hace Traditionis custodes de que las lecturas, en todos los casos, se hagan en lengua vernácula, según las traducciones autorizadas para cada lugar.

Dicho esto, yo concluyo que es bueno, muy bueno, estudiar latín y amarlo–como creo que deben estudiarse con diligencia el griego y el hebreo. Y sin embargo, ese amor no debe llevarnos a menospreciar la capacidad del Evangelio para desbordar todo molde cultural y lingüístico, y así movernos hacia Aquel que es el Logos eterno del padre.

Síntesis biográfica de Santo Domingo de Guzmán

Es el 6 de agosto de 1221 [¡Acaban de cumplirse 800 años!]. Agotado por la fatiga, Domingo murió en el convento de Bolonia. Nacido en 1170 en Caleruega, España, dedicó su vida a las Sagradas Escrituras, a los pobres y a la oración. De joven se aplicó a sus estudios. Se encontraba en la ciudad de Palencia cuando, sacudido por la miseria y el sufrimiento causados por el hambre, vendió sus libros para ayudar a los pobres. Tras ser ordenado sacerdote, fue elegido canónigo del cabildo catedralicio de su diócesis natal, Osma. A principios de los años 1200, fundó la Orden de los Frailes Predicadores para difundir y defender, mediante el ministerio de la predicación, las verdades de la fe católica. La naturaleza específica de la Orden es resumida por Santo Tomás en la fórmula “contemplata aliis tradere”: transmitir a otros las cosas contempladas. El retrato de Santo Domingo se condensa en las palabras del Beato Jordán de Sajonia, su sucesor en la dirección de la Orden de Predicadores: “Inflamado por el celo de Dios y el ardor sobrenatural, por tu caridad sin límites y el fervor de tu espíritu vehemente”, escribió el Beato Jordán de Sajonia, “te consagraste enteramente con el voto de pobreza perpetua a la observancia apostólica y a la predicación evangélica”. Santo Domingo, contemporáneo de San Francisco de Asís, fue canonizado por el Papa Gregorio IX el 3 de julio de 1234.

LA GRACIA 2021/08/10 Los tres grados principales del servicio

FIESTA DE SAN LORENZO, DIÁCONO Y MÁRTIR

Bueno es servir dando COSAS; es mejor sin embargo compartir la ENSEÑANZA que conduce a la verdad, pero el grado máximo de servicio es dar la VIDA como la dieron los mártires.

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Antífona a Santo Domingo de Guzmán

Texto y traducción:

O Lumen Ecclesiae — Oh Luz de la Iglesia
Doctor veritatis — Doctor (Maestro) de la Verdad
Rosa patientiae — Rosa de paciencia (Ejemplo en el padecer)
Ebur castitatis — Marfil de castidad
Aquam sapientiae — El agua de la sabiduría
Propinasti gratis — Nos diste gratis
Predicator gratiae — Predicador de la gracia
Nos iunge beatis — Únenos a los bienaventurados.

Escúchalo cantado en su melodía clásica gregoriana aquí

Carta del Papa al Maestro de la Orden de Predicadores

“Praedicator Gratiae: entre los títulos atribuidos a santo Domingo, el de “Predicador de la Gracia” se destaca por su consonancia con el carisma y la misión de la Orden que fundó. En este año en que se cumple el octavo centenario de la muerte de santo Domingo, me uno con alegría a los Frailes Predicadores para dar gracias por la fecundidad espiritual de ese carisma y esa misión, que se manifiesta en la rica variedad de la familia dominicana a lo largo de los siglos. Mis saludos, mi oración y mis mejores deseos se dirigen a todos los miembros de esa gran familia, que abarca la vida contemplativa y la obra apostólica de sus monjas y hermanas religiosas, sus fraternidades sacerdotales y laicales, sus institutos seculares y sus movimientos juveniles…”

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Muerte de Domingo de Guzmán, hace 800 años

Muerte de Domingo

Antes de morir Domingo tuvo tiempo de convocar dos Capítulos Generales (en 1220 y en 1221). Estando en Bolonia en el lecho de muerte, llamó a algunos frailes del convento que existía en esta ciudad con el fin de entregarles en herencia todo lo que poseía y les habló así: “Esto es, hermanos queridos, lo que os dejo en posesión, como corresponde a hijos con derecho de herencia: tened caridad, conservad la humildad, poseed la pobreza voluntaria”. Además de otras confidencias les dijo que les sería más útil cuando muriera -mediante su intercesión- de lo que lo había sido en vida.

El viernes 6 de agosto de 1221, fiesta de la Transfiguración del Señor, rodeado de sus hijos, entregó su último suspiro. Su buen amigo, el cardenal Hugolino, que se encontraba por aquellos días en Bolonia, presidió personalmente el oficio de sepultura en presencia de muchas personas que estaban convencidas de la santidad de vida del “Padre de los Predicadores”. Fue también el cardenal Hugolino quien, más tarde, siendo papa le canonizó (1234). Pronto se despertó la devoción en la gente sencilla que acudía a orar ante su tumba o a depositar exvotos en acción de gracias por las curaciones de las que se había beneficiado mediante su intercesión.

Fray Manuel Ángel Martínez de Juan, OP

Tres pasos para alcanzar la vida eterna

“En el contexto de la 32º edición del Festival de los Jóvenes en Medjugorje, evento que congrega a miles de jóvenes de todas partes del mundo, el Papa Francisco les envió un mensaje en el que reflexiona con ellos a partir de la pregunta del hombre rico a Jesús y que también era el tema del festival: “¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?”. A continuación los tres pasos que pone el Papa a los jóvenes…”

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LA GRACIA 2021/07/31 500 años de la conversión de San Ignacio

MEMORIA DE SAN IGNACIO DE LOYOLA

Toda conversión es finalmente un cambio en el amor medido en términos de generosidad, en lo que estamos dispuestos a hacer por Dios.

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Un poema a San Ignacio de Loyola

Un poema a San Ignacio de Loyola

Todo el cosmos y toda creatura
elevan al Señor un himno, un canto,
no ignoran que ese Dios, tres veces Santo,
les ha dado su ser y propia hechura.

Y el hombre, que es icono y es figura
de ese Dios que le crea y ama tanto,
sabe que en darle gloria está su encanto,
porque es gloria que a él le transfigura.

Un capitán que lleva a la victoria,
un Quijote español a lo divino,
-el alma acero, el corazón topacio-
que aún recorre el camino de la historia
desfaciendo el entuerto de Calvino;
¡Ignacio de Loyola, San Ignacio!

Autor: José Luis Martínez SM

LA GRACIA 2021/07/29 La fe puesta a prueba

MEMORIA DE SANTA MARTHA

Pidamos a Santa Martha que interceda para que Dios traiga a nosotros ese don de creer de una manera capaz de superar las pruebas, de vencer la desilusión y la dificultad.

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¿Quieres conocer cómo era Santiago Apóstol? Este sería su rostro

“¿Cómo sería el rostro de Santiago Apóstol? Aunque existe una amplia iconografía de este importante apóstol, el Departamento de arqueología Sacra de la Academia Brasileña de Hagiología ha realizado la reconstrucción más fidedigna de su rostro con la que pretenden acercar a la fe y a despertar un renovado interés por la vida de uno de los Apóstoles más cercanos a Jesucristo…”

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Antiguo Himno al Apóstol Santiago

Antiguo Himno al Apóstol Santiago

Ensalcemos al Apóstol
con canciones y piedad
que las almas hoy respiran
alegría singular.

Desde el cielo, coronado,
nos bendice sin cesar,
su fe santa guardaremos
en el futuro caminar.

El nos trajo la creencia
de doctrina celestial
y por ella nuestra España
por los siglos triunfará.

Que aquí queda su plegaria
como piedra en el altar,
palpitando sus anhelos
desde el trono del Pilar.

Nuevos mundos se iluminan
con la gloria sin igual,
pues Santiago, sol de España,
astro fue de caridad.

¡Gloria, gloria! a Santiago
repitamos con afán,
porque España hoy y siempre
en el mundo vencerá.

LA GRACIA 2021/07/22 El demonio no tiene nada propio sino su fracaso

FIESTA DE SANTA MARÍA MAGDALENA

La historia de María Magdalena es una historia de la victoria de Dios, nos muestra su señorío y que Él es nuestro Creador; que el demonio siempre “juega como visitante”, no tiene nada propio.

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