Orar y Oracion

La acción nada vale sin la oración: la oración se avalora con el sacrificio.

Primero, oración; después, expiación; en tercer lugar, muy en “tercer lugar”, acción.

La oración es el cimiento del edificio espiritual. -La oración es omnipotente.

“Domine, doce nos orare” -¡Señor, enséñanos a orar! -Y el Señor respondió: cuando os pongáis a orar, habéis de decir: “Pater noster, qui es in coelis…” -Padre nuestro, que estás en los cielos… ¡Cómo no hemos de tener en mucho la oración vocal!

Despacio. -Mira qué dices, quién lo dice y a quién. -Porque ese hablar de prisa, sin lugar para la consideración, es ruido, golpeteo de latas. Y te diré con Santa Teresa, que no lo llamo oración, aunque mucho menees los labios.

Tu oración debe ser litúrgica. -Ojalá te aficiones a recitar los salmos, y las oraciones del misal, en lugar de oraciones privadas o particulares.

“No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que procede de la boca de Dios”, dijo el Señor. -¡Pan y palabra!: Hostia y oración. Si no, no vivirás vida sobrenatural.

Orden. Un poco de orden.

¿Por qué te duelen esas equivocadas suposiciones que de ti comentan? -Persevera en el bien, y encógete de hombros.

¿No crees que la igualdad, tal como la entienden, es sinónimo de injusticia?

¿Por qué, al juzgar a los demás, pones en tu crítica el amargor de tus propios fracasos?

Frecuenta el trato del Espíritu Santo -el Gran Desconocido- que es quien te ha de santificar. No olvides que eres templo de Dios. -El Paráclito está en el centro de tu alma: óyele y atiende dócilmente sus inspiraciones.

No estorbes la obra del Paráclito: únete a Cristo, para purificarte, y siente, con El, los insultos, y los salivazos, y los bofetones…, y las espinas, y el peso de la cruz…, y los hierros rompiendo tu carne, y las ansias de una muerte en desamparo… Y métete en el costado abierto de Nuestro Señor Jesús hasta hallar cobijo seguro en su llagado Corazón.

¡Qué poca finura de espíritu -y qué falta de respeto- supone dedicar bromas y vayas al Sacerdote -quien sea- bajo ningún pretexto!

Amar a Dios y no venerar al Sacerdote… no es posible.

Si no tienes un plan de vida, nunca tendrás orden.

Cuando tengas orden se multiplicará tu tiempo, y, por tanto, podrás dar más gloria a Dios, trabajando más en su servicio.

ESCUCHA, Catequesis sobre la Alegria

* En medio de tribulaciones, el papa Pablo VI escribió su carta sobre la Alegría Cristiana. Por extraño que parezca no es del todo excepcional: la Cruz y la Alegría es tema en un número considerable de vidas de santos.

* En Juan 16, Jesús muestra que hay tres tipos de alegría: (1) Una que es buena pero inmadura e incompleta, y que sucumbe a la hora de la prueba. Corresponde al entusiasmo del recién convertido. (2) La alegría mundana, autoafirmación del “yo,” y que nos persigue aunque nos creamos buenos. (3) La verdadera alegría, que cumple tres condiciones: (a) Asume lo peor desde el deseo de no separarse de Dios ni quitarle el primer lugar; (b) Recibe la visita de Cristo y quiere permanecer con él y en él. (c) Da testimonio, no como quien impone su verdad, sino como quien esparce la semilla y se alegra de que crezca en alguna parte.

Se te puede hablar?

“Pida que nunca quiera detenerme en lo fácil”. -Ya lo he pedido. Ahora falta que te empeñes en cumplir ese hermoso propósito.

Fe, alegría, optimismo. -Pero no la sandez de cerrar los ojos a la realidad.

¿Por qué esas variaciones de carácter? ¿Cuándo fijarás tu voluntad en algo? -Deja tu afición a las primeras piedras y pon tu voluntad en uno solo de tus proyectos.

No me seas tan… susceptible. -Te hieres por cualquier cosa. -Se hace necesario medir las palabras para hablar contigo del asunto más insignificante. No te molestes si te digo que eres… insoportable. -Mientras no te corrijas, nunca serás útil.

Que ya no nos confunda mas Anselm Grun

Anselm Grün

[Texto accesible en PDF Carta, y PDF A4.]

[Nota de Fr. Nelson Medina: Soy consciente de que algunos de los puntos aquí expuestos son materia de discusión. Precisamente para que haya un diálogo amplio y equitativo, expongo con claridad y de manera abierta mi posición, que en todo quiere ser fiel a nuestra Iglesia Católica.]

Isabel Gómez, representante de la Editorial San Pablo en Colombia, afirmó sobre el monje alemán Anselm Grün: “Es el escritor más famoso de espiritualidad que tenemos actualmente…” A juzgar por la presencia de las obras de este benedictino, es así. He visto con mis propios ojos librerías católicas que tienen estantes llenos de títulos suyos. Se trata de un autor prolijo, de enorme acogida y por lo tanto, de notable influencia.

Es un personaje polémico también, que ha llegado a nuestro país [Colombia] precedido por señales ambiguas. En efecto, quedó claro, ya entonces, que sus libros son leídos y traducidos ampliamente pero que su doctrina no da total confianza. Después de examinar los hechos, y de orar yo mismo, vi que era mi deber recomendar a la gente que no asistiera a las actividades que se habían preparado en torno a su visita. Comprendo perfectamente que es una medida hasta cierto punto extrema, y también un planteamiento que pudo resultar seriamente antipático o agresivo para algunos. Pero, ¿qué alternativa había, si hasta la Conferencia Episcopal de Colombia parecía dar su “placet” a la predicación de este monje?
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Sin miedo a la verdad

El Matrimonio es un sacramento santo. -A su tiempo, cuando hayas de recibirlo, que te aconseje tu director o tu confesor la lectura de algún libro provechoso. -Y te dispondrás mejor a llevar dignamente las cargas del hogar.

¿Te ríes porque te digo que tienes “vocación matrimonial”? -Pues la tienes: así, vocación. Encomiéndate a San Rafael, para que te conduzca castamente hasta el fin del camino, como a Tobías.

La relativa y pobre felicidad del egoísta, que se encierra en su torre de marfil, en su caparazón…, no es difícil conseguirla en este mundo. -Pero la felicidad del egoísta no es duradera. ¿Vas a perder, por esa caricatura del cielo, la Felicidad de la Gloria, que no tendrá fin?

Eres calculador. -No me digas que eres joven. La juventud da todo lo que puede: se da ella misma sin tasa.

Egoísta. -Tú, siempre a “lo tuyo”. -Pareces incapaz de sentir la fraternidad de Cristo: en los demás, no ves hermanos; ves peldaños. Presiento tu fracaso rotundo. -Y, cuando estés hundido, querrás que vivan contigo la caridad que ahora no quieres vivir.

Tú no serás caudillo si en la masa sólo ves el escabel para alcanzar altura. -Tú serás caudillo si tienes ambición de salvar todas las almas. No puedes vivir de espaldas a la muchedumbre: es menester que tengas ansias de hacerla feliz.

No tengas miedo a la verdad, aunque la verdad te acarree la muerte.

No me gusta tanto eufemismo: a la cobardía la llamáis prudencia. -Y vuestra “prudencia” es ocasión de que los enemigos de Dios, vacío de ideas el cerebro, se den tono de sabios y escalen puestos que nunca debieran escalar.

Ese abuso no es irremediable. -Es falta de carácter consentir que siga adelante, como cosa desesperada y sin posible rectificación. No soslayes el deber. -Cúmplelo derechamente, aunque otros lo dejen incumplido.

Aprende a modelar tu caracter

Voluntad. -Energía. -Ejemplo. -Lo que hay que hacer, se hace… Sin vacilar… Sin miramientos… Sin esto, ni Cisneros hubiera sido Cisneros; ni Teresa de Ahumada, Santa Teresa…; ni Iñigo de Loyola, San Ignacio… ¡Dios y audacia! -“Regnare Christum volumus!”

Crécete ante los obstáculos. -La gracia del Señor no te ha de faltar.

Aleja de ti esos pensamientos inútiles que, por lo menos, te hacen perder el tiempo.

No pierdas tus energías y tu tiempo, que son de Dios, apedreando los perros que te ladren en el camino.

No dejes tu trabajo para mañana.

No caigas en esa enfermedad del carácter que tiene por síntomas la falta de fijeza para todo, la ligereza en el obrar y en el decir, el atolondramiento…: la frivolidad, en una palabra. Y la frivolidad -no lo olvides- que te hace tener esos planes de cada día tan vacíos (“tan llenos de vacío”), si no reaccionas a tiempo -no mañana: ¡ahora!-, hará de tu vida un pelele muerto e inútil.

Te empeñas en ser mundano, frívolo y atolondrado porque eres cobarde. ¿Qué es, sino cobardía, ese no querer enfrentarte contigo mismo?

Voluntad. -Es una característica muy importante. No desprecies las cosas pequeñas, porque en el continuo ejercicio de negar y negarte en esas cosas -que nunca son futilidades, ni naderías- fortalecerás, virilizarás, con la gracia de Dios, tu voluntad, para ser muy señor de ti mismo, en primer lugar. Y, después, guía, jefe, ¡caudillo!…, que obligues, que empujes, que arrastres, con tu ejemplo y con tu palabra y con tu ciencia y con tu imperio.

Pretextos. -Nunca te faltarán para dejar de cumplir tus deberes. Haz tu obligación.

¿Qué… ¡no puedes hacer más!? -¿No será que… no puedes hacer menos?

Tienes ambiciones:… de saber…, de acaudillar…, de ser audaz. Bueno. Bien. -Pero… por Cristo, por Amor.

No discutáis. -De la discusión no suele salir la luz, porque la apaga el apasionamiento.

Textos de CAMINO sobre el Caracter

Que tu vida no sea una vida estéril. -Sé útil. -Ilumina, con la luminaria de tu fe y de tu amor. Borra, con tu vida de apóstol, la señal viscosa y sucia que dejaron los sembradores impuros del odio. -Y enciende todos los caminos de la tierra con el fuego de Cristo que llevas en el corazón.

Ojalá fuera tal tu compostura y tu conversación que todos pudieran decir al verte o al oírte hablar: éste lee la vida de Jesucristo.

Gravedad. -Deja esos meneos y carantoñas de mujerzuela o de chiquillo. -Que tu porte exterior sea reflejo de la paz y el orden de tu espíritu.

No digas: “Es mi genio así…, son cosas de mi carácter”. Son cosas de tu falta de carácter.

Acostúmbrate a decir que no.

Vuelve las espaldas al infame cuando susurra en tus oídos: ¿para qué complicarte la vida?

No tengas espíritu pueblerino. -Agranda tu corazón, hasta que sea universal, “católico”. No vueles como un ave de corral, cuando puedes subir como las águilas.

Serenidad. -¿Por qué has de enfadarte si enfadándote ofendes a Dios, molestas al prójimo, pasas tú mismo un mal rato… y te has de desenfadar al fin?

Eso mismo que has dicho dilo en otro tono, sin ira, y ganará fuerza tu raciocinio, y, sobre todo, no ofenderás a Dios.

No reprendas cuando sientes la indignación por la falta cometida. -Espera al día siguiente, o más tiempo aún. -Y después, tranquilo y purificada la intención, no dejes de reprender. -Vas a conseguir más con una palabra afectuosa que con tres horas de pelea. -Modera tu genio.

Invito a NO asistir a nada de Anselm Grun

Razones muy serias me llevan a responder en público a las consultas que he recibido de varios de nuestros lectores. La respuesta tiene que ser concreta y sencilla, y lo es: NO asistan a las conferencias o reuniones del monje Anselm Grün, a pesar de que aparece recomendado por varias instituciones católicas serias. NO compren la literatura que propaga este benedictino. La enseñanza de este popular religioso alemán no es claramente católica en lo que atañe a la moral, ni parece serlo en lo dogmático. Su tendencia es la del gnosticismo psicoanalista.

No tengo nada personal contra él pero me duele que mucha gente crea que su pensamiento de la “mente amplia” es concorde con el Evangelio, porque no lo es.

Oremos unos por otros. Siempre. Pidamos conversión unos por otros. Siempre. Permanezcamos firmes en la fe íntegra de la Iglesia. Siempre.

Retiro espiritual con el P. Luis de Moya

Meditación preparatoria

Día primero
Creación y elevación: filiación divina
Llamada universal a la santidad
Incumplimiento del fin: el pecado
Incumplimiento del fin: la tibieza

Día segundo
La muerte: aprovechamiento del tiempo
El juicio: examen
El infierno: rectitud de intención
El cielo: esperanza

Día tercero
La encarnación: Humanidad santísima de Cristo
Nacimiento: pobreza
Vida oculta: santificación de lo ordinario
Vida pública: apostolado

Día cuarto
Última cena: caridad
Última cena: eucaristía
Pasión y muerte: mortificación
La Virgen santísima

Consideración final

Retiro con el P. Luis de Moya

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