Los 6 capítulos de «Laudato Si», resumidos

“La Santa Sede ha presentado este jueves la nueva encíclica del papa Francisco, titulada “Laudato si´, sobre el cuidado de la casa común”, y que versa sobre asuntos relacionados con la ecología y el desarrollo pleno del género humano. Mirado en sus 187 páginas, el texto cuenta con una introducción, seis capítulos y dos oraciones finales…”

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Luisa Picarreta y el movimiento de la “Voluntad Divina”

Fray Nelson,por favor conoce usted a Luisa Picarreta,me puede dar su comentario acerca del Don de la Divina Voluntad y de sus escritos. Gracias. – S.M.R.

* * *

Esta respuesta de Catholic.net creo que es suficiente y clara, por: Colin B. Donovan S.T.L. | Fuente: EWTN

Abstenerse prudentemente de las prácticas espirituales que promueve este movimiento hasta que la Iglesia concluya su investigación y declare su decisión.

Luisa Piccareta fue una señora piadosa quien vivió su vida en cama por razón de una gran enfermedad y fue conocida por su vida de oración y sufrimiento.

Ella tuvo directores espirituales asignados por su obispo por varias décadas, uno de ellos fue el beato Aníbal de Francia.

Escribió unos 40 libros conteniendo revelaciones privadas acerca de una era futura parecida al paraíso (el Reino de la Voluntad Divina) en donde las almas serán tan unidas a la Voluntad de Dios que parecerán ser una sola voluntad junto al Señor.

Luisa decía que ella fue la primera persona desde la Virgen María que recibió esta gracia singular de la Voluntad Divina (ella declaró también que la tuvieron Adán y Eva en su estado original), y que por eso su santidad sobrepasó la de todos los santos exceptuando la santidad de la Virgen María.

Cuando Luisa murió en 1947 sus obras fueron tomadas bajo custodia de la Congregación de la Doctrina de la Fe, donde permanecieron hasta 1995. En dicho año, ejemplares de estos libros fueron entregados al cuidado del Arzobispo de Trani en Italia (donde ella vivió y murió), y donde empezó el proceso de canonización a nivel diocesano. Esta primera etapa hacia la canonización reconoció su “fama de santa” y le dio el privilegio de ser llamada “sierva de Dios”. Como parte de este proceso en Trani sus escritos fueron estudiados teológicamente y dichos estudios fueron completados positivamente.

A pesar de estas indicaciones positivas, los escritos de Luisa acerca de la Voluntad Divina contienen mucho material difícil y de naturaleza innovadora. Estos cubren temas sobre los cuales sólo aparecen pequeños rasgos en la palabra de Dios y la Sagrada Tradición de la Iglesia. En particular a lo que se refiere a la Voluntad Divina y la gracia especial que se le entregó a ella y que será dada a todos los que habiten en el Reino de la Voluntad Divina. Ya que las revelaciones privadas no pueden añadir nada esencialmente nuevo a la Revelación Pública, aún cuando tales temas puedan ayudarnos a profundizar lo que ya la Iglesia sí posee como revelación de Dios, es el trabajo de aquellos quienes explican la fe católica a otros (incluyendo a sus promotores autorizados) que reconcilien dicha materia con la enseñanza de la Iglesia. Interpretaciones pobres y falsas de los escritos de Luisa ya han escandalizado a muchos fieles en la Iglesia, quienes entonces atribuyen dichos errores a la sierva de Dios.

Aún así, los doctos Católicos recalcan varios inconvenientes teológicos en el movimiento de la Voluntad Divina basándose en el contenido de los propios escritos. Esto se debe en parte a que la Congregación condenó tres volúmenes de esta obra y 50 años más tarde publicó los mismos libros. El Padre William Most (quien falleció recientemente) y el Padre Terrence Staples (hermano de Tim Staples) han escrito acerca de estos materiales. En resumen las faltas más graves de estas obras son:

1). La ubicación de una sola voluntad humana-divina en las personas que reciban la ya mencionada gracia especial que, por analogía, parece ser lo mismo que la Iglesia condenó como la herejía del monotelitismo (una sola voluntad) respecto al Señor y que aparenta contradecir la doctrina Católica,

2). La sugerencia que esta gracia especial es diferente a la Unión que los grandes doctores de la Iglesia ya describen, tales como Santo Tomás de Aquino, Santa Teresa de Avila y San Juan de la Cruz y

3) que la doctrina de la Voluntad Divina obliga a la Iglesia, que contradice la doctrina oficial de la Iglesia acerca de las revelaciones privadas y públicas. Ya que no hay revelación nueva que obligue a los fieles de la Iglesia con la fe divina y Católica, y si los escritos de Luisa no pueden ser reconciliados con la enseñanza de la Iglesia las revelaciones de Luisa se mostrarán que no son de Dios.

Debido a la confusión que ha surgido y la controversia que continúa, el periódico Católico “Our Sunday Visitor” reportó el 22 de febrero de 1998 que el “Arzobispo Carmelo Cassati, M.S.C. de Trani en Italia, la diócesis de Piccarreta, pidió que el estilo de ella rezar llamado el “Reino de la Voluntad Divina”, no sea promovido hasta que las controversias pueden aclararse.” El artículo continuó diciendo, “los líderes de la Causa (hacia la santidad de Luisa) anunciaron que el estudio teológico de dichos escritos se reabrirá.”

Aquí yace el estudio que empezó en Mayo del año 1998.

Los fieles han de observar este precepto para que no promuevan los escritos ni el movimiento de la Voluntad Divina. Ellos han de abstenerse prudentemente de las prácticas espirituales que promueve este movimiento hasta que la Iglesia concluya su investigación y declare su decisión.

Los fieles han de observar este precepto para que no promuevan los escritos ni el movimiento de la Voluntad Divina. Ellos han de abstenerse prudentemente de las prácticas espirituales que promueve este movimiento hasta que la Iglesia concluya su investigación y declare su decisión.

En el documento de 1998, el Arzobispo de Trani pidió que no se promoviera públicamente la doctrina del Vivir en la Divina Voluntad ni se editaran nuevos escritos de Luisa sin su conocimiento, no que no se promovieran en absoluto.

En otro documento emitido por la Arquidiócesis de Trani el 16 agosto 2003 claramente afirma que lo que está permitido y de qué manera lo está:

8. c) Las conferencias y los retiros son permitidos sólo por el Ordinario del lugar, que vigila sobre la formación de sus fieles en comunión con sus Hermanos Obispos.

9. Se pueden formar grupos de oración para la Beatificación de Luisa.
a) Se pueden pedir gracias por intercesión de Luisa. Si se verifica alguna cosa extraordinaria es bueno informar al Obispo de lugar, quien enviará una documentación oficial, según las normas de 1983 de la Congregación de los Santos, a la Postulación de Trani.
b) Se puede ayudar a las personas a comprender mejor la Divina Voluntad según la Doctrina de la Iglesia. También Luisa vivió según la guía de la Iglesia.
c) Se pueden imprimir y difundir pequeñas biografías de Luisa y hacer conocer sus virtudes heroicas.
d) Seguir siempre la enseñanza de la Iglesia para imitar a Luisa y caminar por el camino de la Santidad. Evitar escuchar pareceres de teólogos, que no son obedientes a la Iglesia.

De manera que, si bien está abierto el Proceso de Beatificación de Luisa y todavía no concluye, está permitido por la Iglesia difundir la figura de Luisa Piccarreta, como ejemplo de virtudes heroicas y de vida cristiana, pedir su intercesión y formar grupos de oración (inciso a y c).

Asimismo está permitido por la Iglesia explicar la espiritualidad de Vivir en la Voluntad Divina, contenida en los escritos de Luisa, para ayudar a que las personas entiendan y vivan esta espiritualidad correctamente, de acuerdo a la doctrina de la Iglesia, a ejemplo de Luisa (incisos b y d). Esto de manera privada y en conferencias y retiros, sólo con el permiso del ordinario del lugar (inciso c del n. 8).

Asimismo la Iglesia pone alerta a todos a no escuchar cualquier tipo de pareceres, opiniones o juicios sobre Luisa, aun cuando sean hasta de teólogos, si no actúan en obediencia a la Iglesia universal, a sus leyes canónicas, en respeto y en comunión con la Autoridad Competente; como quienes que se atreven a dar juicios negativos sobre los escritos de Luisa cuando no han recibido el cargo de censores de ellos de parte de la Arquidiócesis de Trani, o recomiendan no promover y abstenerse de las prácticas espirituales de esta espiritualidad, desconociendo las disposiciones oficiales emitidas por la Autoridad Legítima, que tiene a su cargo y estudio todo lo relacionado con Luisa, debido a su Causa de Beatificación, según las leyes canónicas (inciso d).

El estudio teológico de los escritos de Luisa continúa su curso dentro del proceso de Beatificación de Luisa, de manera secreta, y la Iglesia tendrá su tiempo justo para dar a conocer su juicio definitivo; no porque hasta ahora estas personas no se hayan enterado en qué va el estudio significa que no continúe.

Para conocer la declaración del Obispo de Trani, se puede descargar en italiano en: http://www.webdiocesi.chiesacattolica.it/pls/cci_dioc_new/bd_edit_doc_dioc.edit_documento?p_id=901470&id_pagina=5423&rifi=&rifp=

En cuanto a los difusores o propagadores, hay quienes mantienen comunión con la Autoridad Competente y se someten a sus disposiciones y hay quienes no lo hacen así. En esto también hay que tener atención.

Bula “Misericordiae Vultus”

El Papa Francisco ha concedido un año jubilar por medio de la Bula “Misericordiae Vultus,” con motivo de los 50 años d ela clausura del Concilio Vaticano II. El sitio oficial de noticias del Vaticano nos explica:

La Bula de convocación del Jubileo Extraordinario de la Misericordia titulada ”Misericordiae vultus” se compone de 25 números. El Papa Francisco describe los rasgos más sobresalientes de la misericordia situando el tema, ante todo, bajo la luz del rostro de Cristo. La misericordia no es una palabra abstracta, sino un rostro para reconocer, contemplar y servir. La Bula se desarrolla en clave trinitaria (números 6-9.) y se extiende en la descripción de la Iglesia como un signo creíble de la misericordia: “La misericordia es la viga maestra que sostiene la vida de la Iglesia” (n. 10).

El Papa Francisco indica las etapas principales del Jubileo. La apertura coincide con el quincuagéismo aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II:” La Iglesia siente la necesidad de mantener vivo este evento. Para ella iniciaba un nuevo periodo de su historia. Los Padres reunidos en el Concilio habían percibido intensamente, como un verdadero soplo del Espíritu, la exigencia de hablar de Dios a los hombres de su tiempo en un modo más comprensible. Derrumbadas las murallas que por mucho tiempo habían recluido la Iglesia en una ciudadela privilegiada, había llegado el tiempo de anunciar el Evangelio de un modo nuevo”.(n. 4). La conclusión tendrá lugar “en la solemnidad litúrgica de Jesucristo Rey del Universo, el 20 de noviembre de 2016. En ese día, cerrando la Puerta Santa, tendremos ante todo sentimientos de gratitud y de reconocimiento hacia la Santísima Trinidad por habernos concedido un tiempo extraordinario de gracia. Encomendaremos la vida de la Iglesia, la humanidad entera y el inmenso cosmos a la Señoría de Cristo, esperando que difunda su misericordia como el rocío de la mañana para una fecunda historia, todavía por construir con el compromiso de todos en el próximo futuro. “(n. 5) .

Una peculiaridad de este Año Santo es que se celebra no sólo en Roma, sino también en todas las demás diócesis del mundo. La Puerta Santa será abierta por el Papa en San Pedro el 8 de diciembre y el domingo siguiente en todas las iglesias del mundo. Otra de las novedades es que el Papa da la posibilidad de abrir la Puerta Santa también en los santuarios, meta de muchos peregrinos.

El Papa Francisco, recupera la enseñanza de San Juan XXIII, que hablaba de la “medicina de la Misericordia” y de Pablo VI que identificó la espiritualidad del Vaticano II con la del samaritano. La Bula también explica algunos aspectos sobresalientes del Jubileo: primero el lema “Misericordiosos como el Padre”, a continuación el sentido de la peregrinación y sobre todo la necesidad del perdón. El tema particular que interesa al Papa se encuentra en el n. 15: las obras de misericordia espirituales y corporales deben redescubrirse “para despertar nuestra conciencia, muchas veces aletargada ante el drama de la pobreza, y para entrar todavía más en el corazón del Evangelio, donde los pobres son los privilegiados de la misericordia divina.”. Otra indicación atañe a la Cuaresma con el envío de los “Misioneros de la Misericordia” (n. 18). Nueva y original iniciativa con la que el Papa quiere resaltar de forma aún más concreta su cuidado pastoral. El Papa trata en los nn. 20-21 el tema de la relación entre la justicia y la misericordia, demostrando que no se detiene en una visión legalista, sino que apunta a un camino que desemboca en el amor misericordioso.

El n. 19 es un firme llamamiento contra la violencia organizada y contra las personas ”promotoras o cómplices” de la corrupción. Son palabras muy fuertes con las que el Papa denuncia esta “llaga putrefacta” e insiste para que en este Año Santo haya una verdadera conversión: “¡Este es el tiempo oportuno para cambiar de vida! Este es el tiempo para dejarse tocar el corazón. Delante a tantos crímenes cometidos, escuchad el llanto de todas las personas depredadas por vosotros de la vida, de la familia, de los afectos y de la dignidad. Seguir como estáis es sólo fuente de arrogancia, de ilusión y de tristeza. La verdadera vida es algo bien distinto de lo que ahora pensáis. El Papa os tiende la mano. Está dispuesto a escucharos. Basta solamente que acojáis la llamada a la conversión y os sometáis a la justicia mientras la Iglesia os ofrece misericordia.”(n. 19).

La referencia a la Indulgencia como tema tradicional del Jubileo se expresa en el n. 22. Un último aspecto original es el de la misericordia como tema común a Judios y Musulmanes: “Este Año Jubilar vivido en la misericordia pueda favorecer el encuentro con estas religiones y con las otras nobles tradiciones religiosas; nos haga más abiertos al diálogo para conocerlas y comprendernos mejor; elimine toda forma de cerrazón y desprecio, y aleje cualquier forma de violencia y de discriminación. “(n. 23).

El deseo del Papa es que este Año, vivido también en la compartición de la misericordia de Dios, pueda convertirse en una oportunidad para “vivir en la vida de cada día la misericordia que desde siempre el Padre dispensa hacia nosotros. En este Jubileo dejémonos sorprender por Dios. Él nunca se cansa de destrabar la puerta de su corazón para repetir que nos ama y quiere compartir con nosotros su vida.. (…) En este Año Jubilar la Iglesia se convierta en el eco de la Palabra de Dios que resuena fuerte y decidida como palabra y gesto de perdón, de soporte, de ayuda, de amor. Nunca se canse de ofrecer misericordia y sea siempre paciente en el confortar y perdonar. La Iglesia se haga voz de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso: ” Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor; que son eternos”.

La Bula misma puede leerse o bajarse haciendo click aquí.

Conoce a Santa Gema Galgani

“Gema Galgani nació en 1878 en Camigliano, un pequeño pueblo de la provincia de Lucca (Italia), en el seno de una familia era de condición modesta: el padre farmacéutico y la madre ama de casa. Gema tuvo una infancia normal, asistió a la escuela pública de Lucca, donde la familia se había mudado, y tenía muchos amigos. Pero aquella normalidad fue destrozada por pruebas durísimas. En 1886 su madre murió, con solo 39 años, en 1894 su hermano Gino que era seminarista, con 18 años, y en 1897 su padre. A estas muertes siguieron un colapso económico de la familia, pues como resultado de la generosidad del padre, de la falta de escrúpulos de sus contactos en negocios y de sus acreedores, sus hijos se quedaron sin nada, y no tenían siquiera los medios para mantenerse…”

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Inolvidable mensaje de Pascua

El año mismo en que Dios lo llamaría a pasar de este mundo a la eternidad, es decir, a experimentar en sí la Pascua, el gran Papa Pablo VI envió este mensaje al mundo. Era el 26 de marzo de 1978, y al Papa le quedaban menos de cinco meses de vida sobre esta tierra.

¡Amadísimos hijos de la Iglesia de Dios! ¡Hermanos todos de la comunidad humana!

En este momento reunimos lo que aún nos queda de energía humana y también cuanto colmadamente existe en nosotros de certeza sobrehumana para transmitiros el eco bienaventurado del anuncio que atraviesa y renueva la historia del mundo: ¡Cristo ha resucitado! ¡Sí, nuestro Señor Jesucristo ha resucitado de la muerte y ha inaugurado una nueva vida: para Sí mismo y para la humanidad!

Cristo ha salido al encuentro de los hombres, aterrados ante el gran prodigio de su nueva existencia, con el saludo más sencillo y más maravilloso, el saludo de su paz: “Paz a vosotros” (Jn 20, 19-21), dijo El mismo apareciendo de nuevo entre sus discípulos.

Nosotros, herederos auténticos de aquella fortuna, lo saludamos maravillados de la inaudita novedad, con la conciencia exultante por la sorprendente realidad y con el gozo de que una nueva presencia del divino Maestro nos obligue a sentir su victoria sobre nuestra tímida incredulidad y a repetir con idéntico ímpetu las palabras del discípulo Tomás: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20, 28).

De esta manera, Señor, mientras celebramos la verdad y la gloria de tu resurrección, la luz nos inunda y nos invade.

Sí, nosotros somos conscientes y gozamos de una seguridad nueva, que nos pone en comunión espiritual y viva contigo.

Sí, nosotros creemos. Nosotros podemos ofrecerte el don que nos viene de Ti, Cristo resucitado, el don de nuestra fe, de nuestra humilde pero ya gloriosa fe, de la que vivimos y por la que vivimos, según lo que nos ha sido enseñado, y que, en cierta medida, experimentamos en nuestro espíritu: “El justo vive de la fe” (Gál 3, 1.1),

Este debe ser, hijos y hermanos, nuestro fruto pascual: el fruto de la fe.

Debemos ser “fuertes en la fe” (1 Pe 5, 9).

Debemos adherirnos con total confianza a la Palabra de Dios que nos llega por el camino de la Revelación.

La Palabra de Dios debe ser el quicio de nuestra existencia humana, un quicio lógico y operativo (cf. Gál 5, 6).

Nosotros, que tenemos la suerte de profesarnos creyentes, debemos superar esos estados de pensamiento que nacen de opiniones discutibles, de ideologías construidas por la mentalidad humana o por intereses prácticos particulares, para reconocer a la fe los derechos de la Palabra de Dios, aunque de momento nuestro conocimiento de ella esté como reflejado en un espejo enigmático (cf. 1 Cor 13, 12); vendrá la revelación cara a cara, pero, mientras tanto, debemos ser fieles, con valiente coherencia, a la norma de pensamiento y de acción que nos trae la religión de Cristo, a través del Magisterio auténtico de la Iglesia, Madre y Maestra.

No tengamos miedo. Esta sabiduría sobrenatural no disminuye la libertad y el desarrollo que nos llega de la ciencia y de la experiencia de nuestro estudio natural, sino que más bien lo sostiene y lo integra en el descubrimiento del mudo lenguaje de la creación. Y recapitula en un superlativo diálogo de inteligencia y de amor la nueva Palabra que el Padre, mediante el Hijo, en el Espíritu Santo, se digna dirigir a nuestra humilde vida para asociarla a su plenitud.

No tengamos miedo a hacer del Credo, que nos ha sido garantizado por la resurrección de Cristo, la fama de nuestra esperanza (cf. Heb 11, 1). Hagamos todo lo posible por superar el fondo de duda, de escepticismo, de negación que se ha depositado en la mentalidad de tantos hombres, que se dicen modernos, por el mero hecho de ser hijos del tiempo. Tratemos más bien de ganar para nuestra paz y para nuestra misma actividad temporal la fuerza luminosa de la Palabra de Cristo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn 8, 32).

Hijos y hermanos, éstos son nuestros votos de Pascua: que con al certeza de la fe podáis experimentar el gozo que nace de ella (cf. Flp 1, 23), de tal manera que podamos hacer nuestra la admirable plegaria de la Iglesia: “Ibi nostra fixa sint corda ubi vera sunt gaudia, que nuestros corazones estén firmes en la verdadera alegría” (cf. Oración colecta del XXI domingo del tiempo ordinario).

Sea ésta nuestra felicitación de Pascua, que ahora confirmamos con nuestra bendición apostólica.

Mensaje del Papa Francisco para la cuaresma 2015

Queridos hermanos y hermanas:

La Cuaresma es un tiempo de renovación para la Iglesia, para las comunidades y para cada creyente. Pero sobre todo es un «tiempo de gracia» (2 Co 6,2). Dios no nos pide nada que no nos haya dado antes: «Nosotros amemos a Dios porque él nos amó primero» (1 Jn 4,19). Él no es indiferente a nosotros. Está interesado en cada uno de nosotros, nos conoce por nuestro nombre, nos cuida y nos busca cuando lo dejamos. Cada uno de nosotros le interesa; su amor le impide ser indiferente a lo que nos sucede. Pero ocurre que cuando estamos bien y nos sentimos a gusto, nos olvidamos de los demás (algo que Dios Padre no hace jamás), no nos interesan sus problemas, ni sus sufrimientos, ni las injusticias que padecen… Entonces nuestro corazón cae en la indiferencia: yo estoy relativamente bien y a gusto, y me olvido de quienes no están bien. Esta actitud egoísta, de indiferencia, ha alcanzado hoy una dimensión mundial, hasta tal punto que podemos hablar de una globalización de la indiferencia. Se trata de un malestar que tenemos que afrontar como cristianos.

Cuando el pueblo de Dios se convierte a su amor, encuentra las respuestas a las preguntas que la historia le plantea continuamente. Uno de los desafíos más urgentes sobre los que quiero detenerme en este Mensaje es el de la globalización de la indiferencia.

Continuar leyendo “Mensaje del Papa Francisco para la cuaresma 2015”

#LoAprendiDeDonBosco

  1. A la juventud no se le guía de lejos, con teorías o con regaños, sino de cerca, con ejemplo y oportunidades.
  2. La alegría es básica en la evangelización y no se la puede reemplazar con ideas, ventajas o solas palabras.
  3. El amor de Dios tiene caminos que no nos imaginamos, incluyendo las manos de un artista o la voz de un actor.
  4. El demonio tiene un propósito claro de destrucción; no es posible vencerlo sin un propósito claro de santidad.
  5. Si tu evangelización no conduce a los sacramentos, y especialmente a la Eucaristía, no te engañes: fracasaste.
  6. Pocas obras tan amables, hermosas y de tanto alcance como enseñar el amor y la confianza en la Santa Virgen María.
  7. Todo lo que sucede en la vida de los niños es importante y en muchos casos irreversible.
  8. La Iglesia solo puede ser obedecida con amor o detestada con asco; ya sabes lo que está en juego en la evangelización.
  9. El corazón humano es frágil e inseguro, especialmente en los jóvenes: un acto de soberbia puede destruir años de labor
  10. Ser alegres no es ser superficiales; ser profundos no significa ser amargados.

[Primero publicado en mi cuenta de Twitter.]