Un paralelo entre la despedida de San Pablo y la renuncia del Papa Benedicto.
[REPRODUCCIÓN PERMITIDA – Ayúdanos a divulgar este archivo de audio en las redes sociales, blogs, emisoras de radio, y otros medios.]
Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
Un paralelo entre la despedida de San Pablo y la renuncia del Papa Benedicto.
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[Vocación profética de la Vida Religiosa: un retiro ofrecida a las Dominicas de la Inmaculada, en Ecuador. Julio de 2014.]
Tema 15 de 16: Frente al relativismo
* La denuncia que en su tiempo hizo el Papa Benedicto XVI conserva todo su valor: padecemos la tiranía del relativismo. En un tal contexto, el sujeto se considera norma única de su propio bien, con dos repercusiones inmediatas: desconocimiento del bien común e incapacidad de asumir compromisos a largo plazo.
* Si se examina bien, las causas del relativismo hay que ubicarlas en una desconexión entre los tres vértices de un triángulo enunciado en la Encíclica Veritatis Splendor del Papa Juan Pablo II: se trata de los vértices de la verdad, la libertad y la felicidad. Cuando se disloca la relación entre ellos, el capricho subjetivista se alza como tirano.
* Para mostrar el vínculo entre libertad y verdad basta darse cuenta de que cuando decimos que la libertad consiste en hacer lo que venga en gana, uno se pone en poder de quien le genere las “ganas.” En efecto, el deseo es en buena parte un constructo que sale de los diseños inteligentes de los publicistas y de los técnicos en ingeniería social. La única manera de no entregar la propia libertad al ponerse en manos de las “ganas” es discernir con la luz de la VERDAD qué es lo necesario, lo correcto, lo justo, y así sucesivamente. Donde se ve que no es posible desconectar libertad y verdad.
* La verdad desconectada de la felicidad se vuelve puro estoicismo, puro voluntarismo, o puro formalismo. Al final, el alma pide también gozo, y el edificio moral se desploma buscando excesos. Para conectar verdad y felicidad es preciso discernir cuáles son nuestros verdaderos bienes y cómo a través de esa búsqueda verdadera encontramos verdadera felicidad.
“El periodista polaco Wlodzimierz Redzioch y colaborador de Zenit, ha sido el primero en entrevistar a Benedicto XVI desde que es papa emérito. La razón no ha sido otra que hablar de su predecesor Juan Pablo II. El libro, titulado «Junto a Juan Pablo II. Los amigos & los colaboradores cuentan», recoge 21 entrevistas a personas cercanas al beato polaco, la primera de ellas la de Joseph Ratzinger. La agencia de noticias católica ha publicado algunos extractos de dicha entrevista…”
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[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]
Tema 3 de 12: Caricaturas sobre Benedicto XVI y Francisco
* La lectura de signos de los tiempos no es una acumulación de datos: es traer a nuestro corazón y pensamiento lo que viven nuestros hermanos; de modo eminente esta “lectura” la realizan nuestros obispos.
* Hay caricaturas que pretenden disminuir, calumniar o despreciar a Benedicto mientras exaltan a Francisco; se valen de mitos como:
+ Habría una corrupción total en la curia vaticana.
+ Benedicto sería adicto a la pompa y lujo.
+ Francisco es puro evangelio; lo que hubo antes de él, pura mundanidad.
* Otras caricaturas exaltan con nostalgia a Benedicto, como si Francisco fuera a destruir la doctrina y acabar con la Iglesia.
* Las grandes preocupaciones de Benedicto: subjetivismo y relativismo; armonía superior entre razón y fe; tienen eco en Francisco, pero de otro modo, según examinaremos. [Más de la relación entre estos Papas aquí.]
Fray Nelson: Después del “Año de la Fe,” ¿qué sigue? ¿El Año de la Esperanza, o algún otro año? –Varios Suscriptores.
* * *
A esta pregunta podemos responder de dos maneras:
1. El Año de la Fe fue una iniciativa generosa y providencial del Papa Benedicto que tuvo y tiene su valor por sí misma, y que no necesariamente implica una continuación con las otras virtudes. Como explicaba en su momento el Papa Benedicto, la fe es fundamento de toda la predicación, toda la liturgia y en realidad, toda la vida cristiana. A los 50 años de la inauguración del Concilio Vaticano II convenía hacer una visita a la solidez de nuestros cimientos, y eso significa: repasar y afianzar nuestra fe.
2. Si miramos la encíclicas publicadas por el Papa Benedicto vemos que de hecho la fe es como la conclusión de su itinerario doctrinal y teológico. Él empezó por el AMOR con la encíclica “Deus charistas est;” luego siguió con la ESPERANZA, con la encíclica “Spe salvi;” es normal entonces que, a manera de conclusión de su camino de enseñanza para todos, haya querido que este año estuviera dedicado a la FE, y por eos la encíclica, publicada ya por el Papa Francisco: “Lumen Fidei.”
Por supuesto, esto no significa que la Iglesia ya no necesite que concentremos nuestra atención en otros elementos de nuestra vida cristiana. Por ejemplo, es claro que en el año de 2014 la FAMILIA tendrá gran relieve y gran importancia. Como fieles hijos de la Iglesia, participaremos en las actividades y llamados que nuestros legítimos pastores nos harán para que fortalezcamos a la familia, célula fundamental de nuestra sociedad.
Para muchos, LUMEN FIDEI es un documento más; quizás uno de esos que hay que escribir cuando llega el momento de hablar de algo: “Si ahora toca la fe, pues digamos algo sobre la fe…”
La realidad es muy distinta. LUMEN FIDEI es una carta vigorosa, profética, llena de sustancia y sabor. Su lenguaje es sereno pero su análisis tiene toda la profundidad de Benedicto, así como su alcance tiene toda la dinamita de Francisco.
He compartido días de estudio de LUMEN FIDEI con monjas dominicas, en Murcia y Lerma (España). No te pierdas lo expuesto. Te llevarás más de una sorpresa. Haz click aquí.
[Estudio introductorio a la Encíclica Lumen Fidei, del Papa Francisco. Predicación en los Monasterios de las Dominicas Contemplativas de Murcia y de Lerma, en España, Octubre de 2013.]
Tema 3 de 10: Israel
* El caminar en el desierto supone una fe compartida. El acto personalísimo de creer no se opone sino que se sostiene y a la vez ayuda a alimentar la experiencia comunitaria del creer.
* La presencia de un mediador, Moisés, no es solamente un acto de liderazgo: implica la confianza que lleva a poyarse en lo que otro ha vivido, orado y sufrido; a la vez, el mediador es garante de la unidad en la confesión de la fe del pueblo.
* En el caminar por el desierto el pueblo se ve tentado por la idolatría. ¿Qué es un ídolo? Es el resultado de nuestra impaciencia y nuestro deseo de no soltar el control. El ídolo es obra de nuestras manos y por eso no da sorpresas; en realidad no llama a salir.
* El Dios verdadero, por el contrario, desinstala. Un ejemplo importante se da con la Sagrada Escritura misma: tendemos a omitir o tratar de domesticar aquellos pasajes que nos incomodan. Decimos que son asuntos culturales, de un tiempo remoto, de una cultura primitiva, de un modo de conocer cargado de fantasía e irrealidad. De ese modo quisiéramos limitar la fuerza del llamado de Dios. Mejor sería descubrir que en aquello que más me interpela Dios quiere tocar aquellas áreas de mi vida que, porque siento más mías, son quizás las que más necesitan de Él.
[Estudio introductorio a la Encíclica Lumen Fidei, del Papa Francisco. Predicación en los Monasterios de las Dominicas Contemplativas de Murcia y de Lerma, en España, Octubre de 2013.]
Tema 2 de 10: Abraham
* Nuestro “padre en la fe” es un peregrino. La fe queda así asociada al camino. Creer no es un dato conquistado una vez y para siempre sino una palabra que pone en movimiento y que muchas veces se hace comprensible sólo al caminar.
* La luz de la fe es entonces verdadera luz pero no es un mapa completo, y ni siquiera una descripción de la meta. es “luz suficiente” que permite avanzar. Mientras hay luz, se camina; mientras se camina, hay luz.
[Estudio introductorio a la Encíclica Lumen Fidei, del Papa Francisco. Predicación en los Monasterios de las Dominicas Contemplativas de Murcia y de Lerma, en España, Octubre de 2013.]
Tema 1 de 10: Contexto de la Encíclica
* Como expresión del Año de la Fe, la carta encíclica Lumen Fidei quiere enviar un mensaje perdurable que sitúa el don de la fe como cimiento mismo de todo aquello que sucede en la Iglesia.
* Pero de un modo más directo, este documento quiere responder a dos desafíos propios de la Modernidad, a saber, el racionalismo y el existencialismo de corte subjetivista.
* El racionalismo tiene sus raíces en el tiempo de la Ilustración, que pretende exaltar a la razón humana como única luz válida y certera. En esa línea vendrán después el positivismo y el cientificismo.
* La falta de una sólida fundamentación metafísica llevó a Blas Pascal a ver la fe como una especie de apuesta. La intención de Pascal es probablemente muy buena pero el daño que causa es enorme: si la fe es apuesta del corazón, la fe queda entendida como un acto desconectado de la razón, carente de valor público y ajeno a todo control o influencia de la comunidad, y eso excluye también a la Iglesia.
* De ahí el título de la encíclica: “luz de la fe.” ¿En qué sentido ilumina la fe? A ello se quiere responder.
[La fe del Papa Benedicto y la pobreza del Papa Francisco – Retiro Espiritual para el Monasterio de Santa María Reina, en Zamora, España. Junio de 2013.]
Tema 1: El itinerario que llevó al Papa Benedicto a declarar un Año de la Fe
* El Espíritu Santo nos ha concedido, para la cátedra de Pedro, hombres grandes en su unión con Dios y su docilidad al Espíritu, cada uno con su don particular. En Benedicto vemos a un maestro de la fe; en Francisco a un profeta de la pobreza evangélica.
* ¿De dónde nace en Benedicto XVI la idea de un “Año de la Fe”? Guiándonos por sus propias palabras encontramos motivaciones “ad extra” y “ad intra” de la Iglesia.
* Ad extra:
(1) La tiranía del relativismo, que mira con escepticismo y descalifica de entrada todo empeño serio de llegar a la verdad;
(2) Las erupciones de fundamentalismo: reacciones obnubiladas al relativismo, que tampoco se ponen en marcha hacia la verdad porque se consideran en completa posesión suya;
(3) La ideología del secularismo, que no se plantea la verdad religiosa sino que por principio quiere excluirla del debate público.
* Ad intra:
(1) La primacía, entre los teólogos, de una mentalidad de gremio, con lo cual no se consideran en primer lugar a servir a la verdad del Evangelio sino a protegerse mutuamente;
(2) La mentalidad de funcionario que penetra amplios sectores del sacerdocio ministerial, con graves consecuencias: doble vida, consideración externalista de las funciones del ministerio, etc.
(3) Empuje de una hermenéutica de la ruptura con respecto al Concilio Vaticano II, con lo cual se ve a Dios como presente únicamente hasta, o únicamente desde el mismo Concilio.
“¿Cuál es la herencia que Benedicto XVI deja a su Sucesor? La respuesta a esta pregunta pasa a través del entero pontificado del Papa emérito, teólogo profundo, creyente enamorado, humilde trabajador en la viña del Señor y, sobre todo ahora, peregrino de Dios en el silencio de la adoración y en la oración de intercesión…”
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[Predicación a la Comunidad Immáh, en Retiro el 10 de Marzo de 2013, en Bogotá.]
¿Ha llegado el fin de los tiempos?
* Hoy en día circula, especialmente por Internet, todo un cúmulo de mensajes de tipo apocalíptico, junto con las más diversas interpretaciones de esos mismos mensajes. Lo inusual de la renuncia de un Papa (Benedicto XVI), despierta curiosidad y preguntas en muchos, y tal es el ambiente que favorece ese tipo de mensajes.
* ¿De qué fuentes provienen esos mensajes? Hay en la Biblia el libro del Apocalipsis; existe también la literatura apocalíptica, dentro y fuera de la Biblia; y hay además una serie de mensajes, que se atribuyen a Jesús o a la Virgen, algunas veces con gran despliegue y aprobación, como es el caso de Fátima, otras veces con alcance más bien modesto, cual sucede con tantas manifestaciones privadas que tienen hoy en día no pocas personas, a las que se suele llamar “instrumentos.”
* Esos mensajes no son consistentes sino que se contradicen bastante. Algunos aseguran que Benedicto XVI fue el último Papa verdadero, de modo que su sucesor sería ya un instrumento del mal; otros en cambio aseguran que el Papa que suceda a Benedicto XVI será especialmente estricto, y por ello será rechazado. Algunos ven la renuncia del Papa como algo inusual pero dentro de lo explicable y normal; otros en cambio sostienen que el Papa fue obligado a renunciar o que se vio abrumado por traiciones, presiones y escándalos y por eso renunció.
* Muchos, en todo caso, creen que se puede hacer corresponder estos hechos de nuestra historia con los relatos del libro del Apocalipsis o con partes de los mensajes cifrados que supuestamente se hallan en revelaciones privadas. Según ellos, estaríamos entrando en una etapa de la historia que se llama “fin de los tiempos.”
* El problema es que esa manera de interpretar la literatura apocalíptica hace de los textos una especie de “guión” de cine que estaría sólo al alcance de gente muy perspicaz. Ambas presunciones parecen ajenas a la Biblia: una interpretación de correspondencia, o de guión de cine, supone una especie de fatalismo y viene a declarar como inútil la apertura del ser humano hacia la conversión. Según indicaba el entonces Cardenal Ratzinger, ya en el año 2000, las profecías son siempre condicionales, porque finalmente la ley último del actuar divino está en aquello de “No quiero la muerte del pecador, sino en que cambie de conducta y viva,” según dijo el profeta Ezequiel.
* Es más correcto y sano leer el Apocalipsis, y toda literatura de su tono, como una invitación perpetua a la conversión y la esperanza, sabiendo que las escenas allí descritas son como prototipos del actuar del mal en sus diversas fases, y anticipaciones también de la presencia salvífica del Dios que nunca deja de ser Dios. El anticristo, por ejemplo, es presentado en singular en el Apocalipsis mientras que San Juan, en su Primera Carta, habla de “muchos anticristos,” donde se ve que una lectura por “prototipos” es más correcta y cercana a la Biblia.
* Queda claro que somos apremiados en la tarea de la conversión y la fidelidad, pero no por vía de pánico ni de lecturas sofisticadas, que en todo caso estarían lejos de la comprensión de los más sencillos. Nuestra fidelidad y caridad al proclamar el Evangelio de salvación son la mejor manera de aguardar al Señor “hasta que vuelva.”