La Terapia del Perdón
(Mt 5,38-48; 6, 9-14; 1Tes 5, 15; 1Jn 2, 9-11; 3, 14-15; Lc 15, 11-24)
Vivimos en una sociedad herida por el odio, el rencor, la violencia; en la que es frecuente la venganza; en la que es común levantar fuertes barreras de resentimiento, de rencor y de odio en la familia, en la sociedad. El perdón es una de las materias más difíciles de aprender y de realizar. De todos modos hoy existen muchos métodos que favorecen la terapia para perdonar, así: la relajación, la meditación, y terapias naturales.
La falta de perdón es causante de la mayoría de los problemas en las familias, en nuestra patria, de la ruptura de cantidad de matrimonios. En cambio la terapia del perdón es garantía de paz, de sanación de nuestro ser, de curación de toda nuestra vida, llenando al mismo tiempo nuestro corazón de bondad y de amor. Vivimos con resentimiento, indiferencia, rabia acumulada, amontonando en nuestro corazón cantidad de energías negativas que llenan de violencia nuestro ser y queman nuestras energías positivas. Dejamos de ser nosotros mismos, nos convertimos en esclavos de la violencia, y nos dejamos manipular por nuestros sentimientos enfermos, doloridos, envenenados. No hemos aprendido a educar nuestros sentimientos.

Les invito a reflexionar sobre un tema fundamental para quien ha sido herido en su interior. Jesús vino a curar al hombre de sus pecados, de sus heridas y a darle vida en abundancia: “¿Acaso olvida una madre a su niño de pecho, sin compadecerse del hijo de sus entrañas? Pues aunque ellas llegasen a olvidar, Yo nunca te olvido. Míralo, te tengo tatuado en la palma de mis manos” (Is 49,15-16). Dios-amor se preocupa de nosotros, de nuestra salud corporal o física y espiritual o interior. Cuida de nosotros mejor que una madre cuida de su hijo pequeño. El tema de la sanación interior es un tema central en el ministerio de Jesús, poco manejado hoy por nuestra pastoral. Jesús ha venido a sanar los corazones destrozados por el desamor y nos ofrece un corazón nuevo. Necesitamos ponernos en contacto con el poder sanador de Jesús, que nos quiere completamente sanos.
To mark the 2000th anniversary of the apostle St. Paul’s birth, our well-loved pope Benedict has decided to celebrate the “Year of St. Paul,” starting next June 28th, 2008. An extensive quotation from a catechesis of his, given in Octuber, 2006, is a fitting introduction to this great opportunity we all share:
Para poder entender mucho mejor el perdón, les propongo acercarnos y hundirnos en la adorable persona de Jesús, que en todo momento nos ha enseñado que Dios es Perdón, que el Padre es perdón, que El es perdón. Fascina la persona de nuestro Salvador. Es totalmente cercano, pero aparece trascendente en su manera de obrar, actuando como Dios al perdonar los pecados de los hombres. Porque “el Hijo del hombre tiene en la tierra el poder de perdonar los pecados” (Mc 2,10). El Jesús que nos presentan los evangelios es un Jesús que cautiva, fascina, seduce y deja en nosotros una marca imborrable, apareciendo también como Maestro. El nos enseña con su palabra y con su vida.