El Papa Juan Pablo II llamó a una renovación del canto litúrgico y religioso

“En un mensaje autógrafo dado a conocer con ocasión del Centenario del Motu Proprio “Tra le sollecitudini” sobre la renovación de la música sacra, el Papa Juan Pablo II llamó a la Iglesia a emprender una profunda renovación del canto litúrgico y de la música en la Misa y en otras celebraciones eclesiales. En la carta, fechada el 22 de noviembre, memoria de Santa Cecilia –patrona de la música sacra– el Pontífice señala que el centenario de la Carta del Papa San Pío X “me ofrece la ocasión de recordar la importante función de la música sacra, que San Pío X presenta tanto como medio de elevación del espíritu a Dios, como preciosa ayuda para los fieles en la ‘participación activa de los sacrosantos misterios y en la oración pública y solemne de la Iglesia”…”

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Dimensión Institucional de la Vida Religiosa, 02 de 10: Vita Consecrata

[Retiro a la Provincia de Bogotá de las Hermanas de la Presentación. Junio de 2015,]

Tema 02 de 10: Vita Consecrata

* Promulgada en 1996, la Exhortación Apostólica Vita Consecrata se inscribe en un contexto cultural marcado por cuatro grandes hechos, a lo menos:

(1) La revolución de Mayo de 1968 en París: crisis de sentido de la vida; acumulación de desconfianza contra las grandes instituciones y grandes relatos.

(2) La Conferencia General del Episcopado Latinoamericano reunida en Medellín, en agosto de 1968: puso de relieve las múltiples injusticias que atraviesan un continente en su mayoría católico. Abrió el camino hacia la Teología de la Liberación.

(3) La caída del comunismo soviético, en 1989, hecha visible con la caída del muro de Berlín. Entre otras cosas, este hecho dejó al capitalismo individualista y consumista como prácticamente único jugador en el ámbito mundial.

(4) El surgimiento de una sociedad “post-moderna” que no cree en los “grandes relatos” y que se encierra con egoísmo pragmático en sus pequeños intereses.

* Escribe el Papa Juan Pablo II:

Quiero dirigirme con esta Exhortación apostólica a toda la Iglesia, para ofrecer no sólo a las personas consagradas, sino también a los Pastores y a los fieles, los resultados de un encuentro alentador, sobre cuyo desarrollo no ha dejado de velar el Espíritu Santo con sus dones de verdad y de amor.

En estos años de renovación la vida consagrada ha atravesado, como también otras formas de vida en la Iglesia, un período delicado y duro. Ha sido un tiempo rico de esperanzas, proyectos y propuestas innovadoras encaminadas a reforzar la profesión de los consejos evangélicos. Pero ha sido también un período no exento de tensiones y pruebas, en el que experiencias, incluso siendo generosas, no siempre se han visto coronadas por resultados positivos.

Las dificultades no deben, sin embargo, inducir al desánimo. Es preciso más bien comprometerse con nuevo ímpetu, porque la Iglesia necesita la aportación espiritual y apostólica de una vida consagrada renovada y fortalecida. Con la presente Exhortación postsinodal deseo dirigirme a las comunidades religiosas y a las personas consagradas con el mismo espíritu que animaba la carta dirigida por el Concilio de Jerusalén a los cristianos de Antioquía, y tengo la esperanza de que se repita también hoy la misma experiencia vivida entonces: « La leyeron y se gozaron al recibir aquel aliento » (Hch 15, 31). No sólo esto: tengo además la esperanza de aumentar el gozo de todo el Pueblo de Dios que, conociendo mejor la vida consagrada, podrá dar gracias más conscientemente al Omnipotente por este gran don. (Vita Consecrata, 13)

Vocación profética, 15 de 16, Frente al relativismo

[Vocación profética de la Vida Religiosa: un retiro ofrecida a las Dominicas de la Inmaculada, en Ecuador. Julio de 2014.]

Tema 15 de 16: Frente al relativismo

* La denuncia que en su tiempo hizo el Papa Benedicto XVI conserva todo su valor: padecemos la tiranía del relativismo. En un tal contexto, el sujeto se considera norma única de su propio bien, con dos repercusiones inmediatas: desconocimiento del bien común e incapacidad de asumir compromisos a largo plazo.

* Si se examina bien, las causas del relativismo hay que ubicarlas en una desconexión entre los tres vértices de un triángulo enunciado en la Encíclica Veritatis Splendor del Papa Juan Pablo II: se trata de los vértices de la verdad, la libertad y la felicidad. Cuando se disloca la relación entre ellos, el capricho subjetivista se alza como tirano.

* Para mostrar el vínculo entre libertad y verdad basta darse cuenta de que cuando decimos que la libertad consiste en hacer lo que venga en gana, uno se pone en poder de quien le genere las “ganas.” En efecto, el deseo es en buena parte un constructo que sale de los diseños inteligentes de los publicistas y de los técnicos en ingeniería social. La única manera de no entregar la propia libertad al ponerse en manos de las “ganas” es discernir con la luz de la VERDAD qué es lo necesario, lo correcto, lo justo, y así sucesivamente. Donde se ve que no es posible desconectar libertad y verdad.

* La verdad desconectada de la felicidad se vuelve puro estoicismo, puro voluntarismo, o puro formalismo. Al final, el alma pide también gozo, y el edificio moral se desploma buscando excesos. Para conectar verdad y felicidad es preciso discernir cuáles son nuestros verdaderos bienes y cómo a través de esa búsqueda verdadera encontramos verdadera felicidad.

Así oraba Juan Pablo II al Espíritu Santo

Espíritu de verdad, que conoces las profundidades de Dios, memoria y profecía de la Iglesia, dirige la Humanidad para que reconozca en Jesús de Nazaret el Señor de la gloria, el Salvador del mundo, la culminación de la Historia.

Ven, Espíritu de amor y de paz.

Espíritu creador, misterioso artífice del Reino, guía la Iglesia con la fuerza de tus santos dones para cruzar con valentía el umbral del nuevo milenio y llevar a las generaciones venideras la luz de la Palabra que salva.

Espíritu de santidad, aliento divino que mueve el universo, ven y renueva la faz de la tierra. Suscita en los cristianos el deseo de la plena unidad, para ser verdaderamente en el mundo signo e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano.

Ven, Espíritu de amor y de paz.

Espíritu de comunión, alma y sostén de la Iglesia, haz que la riqueza de los carismas y ministerios contribuya a la unidad del Cuerpo de Cristo, y que los laicos, los consagrados y los ministros ordenados colaboren juntos en la edificación del único Reino de Dios.

Espíritu de consuelo, fuente inagotable de gozo y de paz, suscita solidaridad para con los necesitados, da a los enfermos el aliento necesario, infunde confianza y esperanza en los que sufren, acrecienta en todos el compromiso por un mundo mejor.

Ven, Espíritu de amor y de paz.

Espíritu de sabiduría, que iluminas la mente y el corazón, orienta el camino de la ciencia y la técnica al servicio de la vida, de la justicia y de la paz. Haz fecundo el diálogo con los miembros de otras religiones. y que las diversas culturas se abran a los valores del Evangelio.

Espíritu de vida, por el cual el Verbo se hizo carne en el seno de la Virgen, mujer del silencio y de la escucha, haznos dóciles a las muestras de tu amor y siempre dispuestos a acoger los signos de los tiempos que Tú pones en el curso de la Historia.

Ven, Espíritu de amor y de paz.

A Ti, Espíritu de amor, junto con el Padre omnipotente y el Hijo unigénito, alabanza, honor y gloria por los siglos de los siglos.

Amén.

Carta de Juan Pablo II sobre el sacerdocio reservado a los varones

“La ordenación sacerdotal, mediante la cual se transmite la función confiada por Cristo a sus Apóstoles, de enseñar, santificar y regir a los fieles, desde el principio ha sido reservada siempre en la Iglesia Católica exclusivamente a los hombres. Esta tradición se ha mantenido también fielmente en las Iglesias Orientales…”

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Frente a los críticos de la canonización de San Juan Pablo II

Numerosas solicitudes hemos recibido para responder a las duras críticas que la Iglesia soporta estos días por la canonización del Papa Juan Pablo II. El mensaje más repetido, hasta el hastío, con clara intención de hacerlo penetrar en la mente de muchos, es que el Papa “encubrió” a sacerdotes indignos, sobre todo indignos por el crimen espantoso del abuso de menores de edad.

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A los católicos que lean estas palabras debo recordarles algo: es natural que el infierno brame y escupa azufre cuando se realiza una canonización. Declarar, con la autoridad de Cristo y de los Apóstoles, que alguien está en el Cielo, no es otra cosa que declarar la derrota de Satanás. Todo el trabajo del demonio tiene un propósito: que no alcancemos nuestra meta, que es el Cielo. Cuando el Papa declara, de modo normativo y definitivo, la santidad de alguien, le está declarando en su cara al demonio que fracasó, que todas sus estrategias fueron inútiles al final; que la presa ansiada escapó de sus fauces: “Hemos salvado la vida como un pájaro de la trampa del cazador; la trampa se rompió y escapamos” (Salmo 124): tal es el mensaje y el canto de victoria de los santos en el Cielo, y entre ellos se encuentra ya nuestro muy amado Juan Pablo II.

No sólo en el mundo sobrenatural sino también en este mundo Juan Pablo II hizo muchos enemigos, porque se opuso a las pretensiones de codicia y de ambición de muchos “imperios” de esta tierra. Nadie puede negar su enorme influencia en la caída del comunismo soviético, ni en la apertura a la fe en la Cuba atea. Falta mucho camino por recorrer en uno y otro caso, pero es evidente que el sistema asfixiante de espionaje y tortura que hacía casi imposible la existencia pública de la fe cristiana, ha caído, y eso significa derrota, amarga derrota para muchos.

Las industrias que se alimentan del pecado, sobre todo, el mercadeo de pornografía vestido con disfraz de protección y de “sexo seguro” tienen que sentir odio puro hacia el Papa polaco. Con inmenso valor, él mostró el camino de la fidelidad y la pureza como la verdadera ruta que humaniza la sexualidad en general, y que debe aplicarse en la África continental en particular. Esa predicación valiente ha marcado la ruta de la Iglesia entera, con resultados que son medibles científicamente. En cambio, cada campaña del llamado sexo seguro sólo deja más abortos, más embarazos juveniles, más enfermedades de transmisión sexual, y mayor y más profundo deterioro del la familia. Pero hay gente que hace su dinero en las industrias de los preservativos y los anticonceptivos; hay quienes se hacen millonarios con los presupuestos que miserablemente gastan los gobiernos subsidiando la muerte de su población más indefensa: los no-nacidos. ¡Es natural que mucha gente que tiene mucho poder deteste con fuerza a Juan Pablo II, y quiera ensuciar su memoria, con el claro propósito de que su palabra sea sepultada en olvido vergonzoso y cobarde!

La acusación central es que el Papa “encubrió” pederastas. Le doy la palabra a un experto mundial, George Wiegel:

Al refutar las acusaciones de encubrimiento de Juan Pablo II a casos de pederastia, el biógrafo papal explicó que tanto en los Estados Unidos como en otras partes, la mayoría de abusos no sucedieron durante el pontificado de Juan Pablo II, aunque las revelaciones de esos casos sí.

Juan Pablo II fue un gran reformador del sacerdocio y el ministerio ordenado de la Iglesia está en mucha mejor forma hoy, gracias a él, de lo que estaba en 1978.

El biógrafo reconoció a ACI Prensa que ciertos despachos vaticanos, especialmente la Congregación para el Clero fueron más lentos de lo que debían haber sido en reconocer la naturaleza del problema en los Estados Unidos y en elaborar remedios apropiados.

Sin embargo, precisó, una vez que estaba claro, en abril de 2002, que esto no podía ser manejado por los obispos estadounidenses solos y que una intervención papal era necesaria, él (Juan Pablo II) intervino y dejó inequívocamente claro que no hay lugar en el sacerdocio para aquellos que dañan a los jóvenes.

Al referirse a la relación del Papa con el P. Marcial Maciel, Weigel afirmó que Juan Pablo II fue engañado por él al igual que mucha, mucha gente.

El discipulado cristiano radical de Juan Pablo II y su notable capacidad de hacer brillar el compromiso a través de sus palabras y sus actos, hizo al Cristianismo interesante e irresistible otra vez en un mundo que pensó que ya había superado su necesidad de fe religiosa, agregó.

Nadie se avergüence de proclamar con alegría la santidad de Juan Pablo II. Si el infierno se retuerce de ira, no es mala cosa: es la señal de cómo Cristo vence una y otra vez. ¡Él es el Señor de la Historia! ¡No tengáis miedo!

La Indulgencia Plenaria del Día de la Misericordia

“Con próvida solicitud pastoral, el Sumo Pontífice Juan Pablo II, para imprimir en el alma de los fieles estos preceptos y enseñanzas de la fe cristiana, impulsado por la dulce consideración del Padre de las misericordias, ha querido que el segundo domingo de Pascua se dedique a recordar con especial devoción estos dones de la gracia, atribuyendo a ese domingo la denominación de “Domingo de la Misericordia divina” (cf. Congregación para el culto divino y la disciplina de los sacramentos, decreto Misericors et miserator, 5 de mayo de 2000)…”

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Benedicto XVI concede una entrevista sobre la figura de Juan Pablo II

“El periodista polaco Wlodzimierz Redzioch y colaborador de Zenit, ha sido el primero en entrevistar a Benedicto XVI desde que es papa emérito. La razón no ha sido otra que hablar de su predecesor Juan Pablo II. El libro, titulado «Junto a Juan Pablo II. Los amigos & los colaboradores cuentan», recoge 21 entrevistas a personas cercanas al beato polaco, la primera de ellas la de Joseph Ratzinger. La agencia de noticias católica ha publicado algunos extractos de dicha entrevista…”

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Conversión Pastoral, 02 de 12, Pablo VI y Juan Pablo II

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 2 de 12: Leyendo signos de los tiempos

* Pablo VI
+ Extremismos del postconcilio: progresismo y tradicionalismo
+ Búsqueda de una relación constructiva Iglesia – Mundo
+ Relanzamiento de la alegría.

* Juan Pablo II
+ Denuncia de un humanismo sin Dios
+ Aporte profético sobre la teología del cuerpo

Oración de Juan Pablo II a la Virgen de Guadalupe

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Oh Virgen Inmaculada, Madre del verdadero Dios y Madre de la Iglesia! Tú, que desde este lugar manifiestas tu clemencia y tu compasión a todos los que solicitan tu amparo; escucha la oración que con filial confianza te dirigimos y preséntala ante tu Hijo Jesús, único Redentor nuestro.

Madre de misericordia, Maestra del sacrificio escondido y silencioso, a ti, que sales al encuentro de nosotros, los pecadores, te consagramos en este día todo nuestro ser y todo nuestro amor. Te consagramos también nuestra vida, nuestros trabajos, nuestras alegrías, nuestras enfermedades y nuestros dolores.

Da la paz, la justicia y la prosperidad a nuestros pueblos; ya que todo lo que tenemos y somos lo ponemos bajo tu cuidado, Señora y Madre nuestra.

Queremos ser totalmente tuyos y recorrer contigo el camino de una plena felicidad a Jesucristo en su Iglesia: no nos sueltes de tu mano amorosa.

Virgen de Guadalupe, Madre de las Américas, te pedimos por todos los Obispos, para que conduzcan a los fieles por senderos de intensa vida cristiana, de amor y de humilde servicio a Dios y a las almas.

Contempla esta inmensa mies, e intercede para que el Señor infunda hambre de santidad en todo el Pueblo de Dios, y otorgue abundantes vocaciones de sacerdotes y religiosos, fuertes en la fe, y celosos dispensadores de los misterios de Dios.

Concede a nuestros hogares la gracia de amar y de respetar la vida que comienza, con el mismo amor con el que concebiste en tu seno la vida del Hijo de Dios. Virgen Santa María, Madre del Amor Hermoso, protege a nuestras familias, para que estén siempre muy unidas, y bendice la educación de nuestros hijos.

Esperanza nuestra, míranos con compasión, enseñanos a ir continuamente a Jesús y, si caemos, ayúdanos a levantarnos, a volver a El, mediante la confesión de nuestras culpas y pecados en el Sacramento de la Penitencia, que trae sosiego al alma.

Te suplicamos que nos concedas un amor muy grande a todos los santos Sacramentos, que son como las huellas que tu Hijo nos dejó en la tierra.

Así, Madre Santísima, con la paz de Dios en la conciencia, con nuestros corazones libres de mal y de odios podremos llevar a todos la verdadera alegría y la verdadera paz, que vienen de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que con Dios Padre y con el Espíritu Santo vive y reina por los siglos de los siglos, Amén.

Amén.

Enero de 1979 – Primer viaje apostólico del Papa Juan Pablo II

Maestros en la Fe, 6 de 6, Juan Pablo II y la circularidad entre fe y razon

[Curso a las Monjas Dominicas del Monasterio de Santa Ana, en Murcia, España.]

Tema 6 de 6: Juan Pablo II y la circularidad entre fe y razón

Esquema de Fides et Ratio, del Beato P.P. Juan Pablo II (1920-2005)

Introducción (Conócete a ti mismo)
Capítulo I: La revelación de la sabiduría de Dios
Jesús revela al Padre
La razón ante el misterio

Capítulo II: Credo ut intellegam
“La sabiduría todo lo sabe y entiende” (Sb 9,11)
“Adquiere la sabiduría, adquiere la inteligencia” (Pr 4,5)

Capítulo III: Intellego ut credam
Caminando en busca de la verdad
Diversas facetas de la verdad en el hombre

Capítulo IV: Relación entre la fe y la razón
Etapas más significativas en el encuentro entre la fe y la razón
Novedad perenne del pensamiento de santo Tomás de Aquino
El drama de la separación entre fe y razón

Capítulo V: Intervenciones del magisterio en cuestiones filosóficas
El discernimiento del Magisterio como diaconía de la verdad
El interés de la Iglesia por la filosofía

Capítulo VI: Interacción entre teología y filosofía
La ciencia de la fe y las exigencias de la razón filosófica
Diferentes estados de la filosofía

Capítulo VII: Exigencias y cometidos actuales
Exigencias irrenunciables de la palabra de Dios
Cometidos actuales de la teología

Conclusión

Sobre la Circularidad de Fe y razón, Filosofía y Teología

73. A la luz de estas consideraciones, la relación que ha de instaurarse oportunamente entre la teología y la filosofía debe estar marcada por la circularidad. Para la teología, el punto de partida y la fuente original debe ser siempre la palabra de Dios revelada en la historia, mientras que el objetivo final no puede ser otro que la inteligencia de ésta, profundizada progresivamente a través de las generaciones. Por otra parte, ya que la palabra de Dios es Verdad (cf. Jn 17, 17), favorecerá su mejor comprensión la búsqueda humana de la verdad, o sea el filosofar, desarrollado en el respeto de sus propias leyes. No se trata simplemente de utilizar, en la reflexión teológica, uno u otro concepto o aspecto de un sistema filosófico, sino que es decisivo que la razón del creyente emplee sus capacidades de reflexión en la búsqueda de la verdad dentro de un proceso en el que, partiendo de la palabra de Dios, se esfuerza por alcanzar su mejor comprensión. Es claro además que, moviéndose entre estos dos polos —la palabra de Dios y su mejor conocimiento—, la razón está como alertada, y en cierto modo guiada, para evitar caminos que la podrían conducir fuera de la Verdad revelada y, en definitiva, fuera de la verdad pura y simple; más aún, es animada a explorar vías que por sí sola no habría siquiera sospechado poder recorrer. De esta relación de circularidad con la palabra de Dios la filosofía sale enriquecida, porque la razón descubre nuevos e inesperados horizontes.

74. La fecundidad de semejante relación se confirma con las vicisitudes personales de grandes teólogos cristianos que destacaron también como grandes filósofos, dejando escritos de tan alto valor especulativo que justifica ponerlos junto a los maestros de la filosofía antigua. Esto vale tanto para los Padres de la Iglesia, entre los que es preciso citar al menos los nombres de san Gregorio Nacianceno y san Agustín, como para los Doctores medievales, entre los cuales destaca la gran tríada de san Anselmo, san Buenaventura y santo Tomás de Aquino. La fecunda relación entre filosofía y palabra de Dios se manifiesta también en la decidida búsqueda realizada por pensadores más recientes, entre los cuales deseo mencionar, por lo que se refiere al ámbito occidental, a personalidades como John Henry Newman, Antonio Rosmini, Jacques Maritain, Étienne Gilson, Edith Stein.

La Verdad y el Amor, 01 de 12, contexto eclesial

[Retiro Espiritual en el Real Monasterio de Monjas Dominicas en Caleruega, Octubre de 2012.]

Tema 1 de 12: Introducción, Contexto de Iglesia

* El Papa Benedicto ha venido insistiendo en tres expresiones que, si uno examina, están íntimamente relacionadas: hermenéutica de la continuidad, nueva evangelización, y ahora: Año de la Fe.

* La hermenéutica (interpretación, lectura comprensiva) de la continuidad (en cuanto al Concilio Vaticano II) va en contraste con las hermenéuticas de la ruptura, que son sobre todo dos: (1) La lectura tradicionalista, que ve en el Concilio una “traición” a lo que se supone que era y pensaba la Iglesia; (2) La lectura progresista, que idealiza el tiempo del Concilio y también el llamado “espíritu” del Concilio.

* Tradicionalistas y progresistas se parecen en que ven en el Concilio una “ruptura,” trágica o necesarísima, según el caso. Se parecen también en que ven en Juan Pablo II y ahora en Benedicto XVI “traidores,” para los tradicionalistas, por haber favorecido la “destrucción” de lo que la Iglesia era; para los progresistas, por haber asfixiado la atmósfera nueva que trajo el Concilio.

* La hermenéutica de la continuidad se apoya en las palabras y la intención de quien convocó el Concilio Vaticano II: Juan XXIII. El propósito del Concilio no fue definir aspectos de la fe, sino apoyarse en ella, y preguntarse cómo ofrecerla de modo más abierto y efectivo al mundo. La “continuidad” es ante todo la continuidad de la misma fe y de la misma Iglesia.

* A la vez, la continuidad nos lanza de nuevo a la tarea de la evangelización, y por eso ha de considerarse como fruto conciliar la Nueva Evangelización (de ningún modo un “nuevo evangelio”).

* Esa Nueva Evangelización no parte de cero: cuenta con el depósito de la fe, cuenta con la experiencia misionera multisecular, y además, mira con atención las señales del postconcilio, incluyendo la progresiva esterilidad de las disidencias, sean de corte tradicionalista o progresista.

* Tal es el contexto del Año de la Fe, mucho más una tarea pendiente que una simple celebración o recuerdo.

ESCUCHA, El ABC de la Teología del Cuerpo

ABC de la Teología del Cuerpo

1. Identidad: el ser humano es unidad sustancial de alma y cuerpo, de modo que el cuerpo no es vestido del que pueda desprenderme como uno deja un vestido. La reencarnación es engaño, y lo que amamos, buscamos o hacemos de nuestro cuerpo no es separable de lo que somos en el tiempo y en la eternidad.

2. Lenguaje: A través del cuerpo nos hacemos presentes en la vida de otras personas. Nuestro primer lenguaje y la condición misma de todo nuestro expresarnos es nuestro cuerpo y lo que hacemos con él, por ejemplo, en la manera como actuamos, el tono que usamos o los vestidos que nos ponemos.

3. Salvación: Santo Tomás llama al cuerpo de Jesucristo “instrumento unido a la divinidad.” El cuerpo es vehículo de salvación por la realidad sacramental que prolonga la encarnación de Cristo, y por la presencia del Espíritu en nosotros que hace que otros puedan sentirse amados por el amor que Dios les da a través nuestro.

[Predicación en el marco de la IX Semana de la Familia, en la Parroquia de la Asunción en Zipaquirá, Colombia.]