Multiples conexiones entre la buena nueva de Cristo y la cultura

58. Múltiples son los vínculos que existen entre el mensaje de salvación y la cultura humana. Dios, en efecto, al revelarse a su pueblo hasta la plena manifestación de sí mismo en el Hijo encarnado, habló según los tipos de cultura propios de cada época.

De igual manera, la Iglesia, al vivir durante el transcurso de la historia en variedad de circunstancias, ha empleado los hallazgos de las diversas culturas para difundir y explicar el mensaje de Cristo en su predicación a todas las gentes, para investigarlo y comprenderlo con mayor profundidad, para expresarlo mejor en la celebración litúrgica y en la vida de la multiforme comunidad de los fieles.

Pero al mismo tiempo, la Iglesia, enviada a todos los pueblos sin distinción de épocas y regiones, no está ligada de manera exclusiva e indisoluble a raza o nación alguna, a algún sistema particular de vida, a costumbre alguna antigua o reciente. Fiel a su propia tradición y consciente a la vez de la universalidad de su misión, puede entrar en comunión con las diversas formas de cultura; comunión que enriquece al mismo tiempo a la propia Iglesia y las diferentes culturas.

La buena nueva de Cristo renueva constantemente la vida y la cultura del hombre, caído, combate y elimina los errores y males que provienen de la seducción permanente del pecado. Purifica y eleva incesantemente la moral de los pueblos. Con las riquezas de lo alto fecunda como desde sus entrañas las cualidades espirituales y las tradiciones de cada pueblo y de cada edad, las consolida, perfecciona y restaura en Cristo. Así, la Iglesia, cumpliendo su misión propia, contribuye, por lo mismo, a la cultura humana y la impulsa, y con su actividad, incluida la litúrgica, educa al hombre en la libertad interior.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 58]

Sacerdotes que estudiaron los cielos

“La Iglesia Católica ha dado más apoyo financiero y social al estudio de la astronomía por más de seis centurias, que ninguna otra institución en el mismo tiempo, y, probablemente, que todas las instituciones juntas; esto ha sido desde la Baja Edad Media hasta la Ilustración”.

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La Teologia Hoy

““Teología hoy: Perspectivas, principios y criterios” es el título del texto, suscrito por la Comisión Teológica Internacional y ratificado por la Congregación para la Doctrina de la Fe…”

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La fe y la cultura

57. Los cristianos, en marcha hacia la ciudad celeste, deben buscar y gustar las cosas de arriba, lo cual en nada disminuye, antes por el contrario, aumenta, la importancia de la misión que les incumbe de trabajar con todos los hombres en la edificación de un mundo más humano. En realidad, el misterio de la fe cristiana ofrece a los cristianos valiosos estímulos y ayudas para cumplir con más intensidad su misión y, sobre todo, para descubrir el sentido pleno de esa actividad que sitúa a la cultura en el puesto eminente que le corresponde en la entera vocación del hombre.

El hombre, en efecto, cuando con el trabajo de sus manos o con ayuda de los recursos técnicos cultiva la tierra para que produzca frutos y llegue a ser morada digna de toda la familia humana y cuando conscientemente asume su parte en la vida de los grupos sociales, cumple personalmente el plan mismo de Dios, manifestado a la humanidad al comienzo de los tiempos, de someter la tierra y perfeccionar la creación, y al mismo tiempo se perfecciona a sí mismo; más aún, obedece al gran mandamiento de Cristo de entregarse al servicio de los hermanos.

Además, el hombre, cuando se entrega a las diferentes disciplinas de la filosofía, la historia, las matemáticas y las ciencias naturales y se dedica a las artes, puede contribuir sobremanera a que la familia humana se eleve a los conceptos más altos de la verdad, el bien y la belleza y al juicio del valor universal, y así sea iluminada mejor por la maravillosa Sabiduría, que desde siempre estaba con Dios disponiendo todas las cosas con El, jugando en el orbe de la tierra y encontrando sus delicias en estar entre los hijos de los hombres.

Con todo lo cual es espíritu humano, más libre de la esclavitud de las cosas, puede ser elevado con mayor facilidad al culto mismo y a la contemplación del Creador. Más todavía, con el impulso de la gracia se dispone a reconocer al Verbo de Dios, que antes de hacerse carne para salvarlo todo y recapitular todo en El, estaba en el mundo como luz verdadera que ilumina a todo hombre (Juan 1,9).

Es cierto que el progreso actual de las ciencias y de la técnica, las cuales, debido a su método, no pueden penetrar hasta las íntimas esencias de las cosas, puede favorecer cierto fenomenismo y agnosticismo cuando el método de investigación usado por estas disciplinas se considera sin razón como la regla suprema para hallar toda la verdad. Es más, hay el peligro de que el hombre, confiado con exceso en los inventos actuales, crea que se basta a sí mismo y deje de buscar ya cosas más altas.

Sin embargo, estas lamentables consecuencias no son efectos necesarios de la cultura contemporánea ni deben hacernos caer en la tentación de no reconocer los valores positivos de ésta. Entre tales valores se cuentan: el estudio de las ciencias y la exacta fidelidad a la verdad en las investigaciones científicas, la necesidad de trabajar conjuntamente en equipos técnicos, el sentido de la solidaridad internacional, la conciencia cada vez más intensa de la responsabilidad de los peritos para la ayuda y la protección de los hombres, la voluntad de lograr condiciones de vida más aceptables para todos, singularmente para los que padecen privación de responsabilidad o indigencia cultural. Todo lo cual puede aportar alguna preparación para recibir el mensaje del Evangelio, la cual puede ser informada con la caridad divina por Aquel que vino a salvar el mundo.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 57]

Aprender latin en el siglo XXI

“El español Mons. Celso Morga Iruzubieta, secretario de la Congregación para el Clero, intervino en una jornada sobre el estudio y uso de la lengua latina. L’Osservatore Romano publicó ayer varios pasajes de su intervención, en la que el prelado se refirió al latín como lengua que facilita una «nueva apropiación, directa y sin intermediarios, de un mensaje de extraordinaria riqueza doctrinal, cultural y pedagógica» y de «una herencia intelectual amplia, fecunda y arraigada»…”

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Evangelizacion Catolica

“Evangelización Católica es la recopilación de materiales de apoyo para catequistas, equipos de retiro, Pastoral Juvenil y demás ministerios que lo necesiten. Por muchos años hemos llevado al límite nuestra creatividad para evangelizar de diversas maneras. Este es nuestro momento de compartirlo…”

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El hombre, autor de la cultura

55. Cada día es mayor el número de los hombres y mujeres, de todo grupo o nación, que tienen conciencia de que son ellos los autores y promotores de la cultura de su comunidad. En todo el mundo crece más y más el sentido de la autonomía y al mismo tiempo de la responsabilidad, lo cual tiene enorme importancia para la madurez espiritual y moral del género humano. Esto se ve más claro si fijamos la mirada en la unificación del mundo y en la tarea que se nos impone de edificar un mundo mejor en la verdad y en la justicia. De esta manera somos testigos de que está naciendo un nuevo humanismo, en el que el hombre queda definido principalmente por la responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 55]

Conoce los nuevos Cardenales

“Ahora, con gran alegría, anuncio que el próximo 18 de febrero tendré un Consistorio en el cual crearé 22 nuevos miembros del Colegio cardenalicio. Como es sabido, los cardenales tienen la misión de ayudar al Sucesor de Pedro en el desempeño de su ministerio de confirmar a los hermanos en la fe y de ser principio y fundamento de la unidad y de la comunión de la Iglesia…”

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Y la Iglesia tenia razon…

Pintar a la Iglesia Católica como “fuera de contacto con el mundo actual” es lo más fácil del mundo, con tanto sombrerito extraño y las iglesias llenas de pan de oro. Y nada lo hace más fácil que la postura de la Iglesia contra los anticonceptivos.

Mucha gente (incluido nuestro editor [del Business Insider] ) se pregunta por qué la Iglesia Católica no abandona simplemente esta norma. Señalan que la mayoría de los católicos la ignoran y que casi todos los que no son católicos consideran que crea división o que está pasada de moda. “¡Venga ya, que estamos en el siglo XXI!”, dicen. “¿Es que no VEN que es algo ESTÚPIDO?”, gritan.

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Nuevos estilos de vida

54. Las circunstancia de vida del hombre moderno en el aspecto social y cultural han cambiado profundamente, tanto que se puede hablar con razón de una nueva época de la historia humana. Por ello, nuevos caminos se han abierto para perfeccionar la cultura y darle una mayor expansión. Caminos que han sido preparados por el ingente progreso de las ciencias naturales y de las humanas, incluidas las sociales; por el desarrollo de la técnica, y también por los avances en el uso y recta organización de los medios que ponen al hombre en comunicación con los demás.

De aquí provienen ciertas notas características de la cultura actual: Las ciencias exactas cultivan al máximo el juicio crítico; los más recientes estudios de la psicología explican con mayor profundidad la actividad humana; las ciencias históricas contribuyen mucho a que las cosas se vean bajo el aspecto de su mutabilidad y evolución; los hábitos de vid ay las costumbres tienden a uniformarse más y más; la industrialización, la urbanización y los demás agentes que promueven la vida comunitaria crean nuevas formas de cultura (cultura de masas), de las que nacen nuevos modos de sentir, actuar y descansar; al mismo tiempo, el creciente intercambio entre las diversas naciones y grupos sociales descubre a todos y a cada uno con creciente amplitud los tesoros de las diferentes formas de cultura, y así poco a poco se va gestando una forma más universal de cultura, que tanto más promueve y expresa la unidad del género humano cuanto mejor sabe respetar las particularidades de las diversas culturas.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 54]

El sano fomento del progreso cultural

53. Es propio de la persona humana el no llegar a un nivel verdadera y plenamente humano si no es mediante la cultura, es decir, cultivando los bienes y los valores naturales. Siempre, pues, que se trata de la vida humana, naturaleza y cultura se hallen unidas estrechísimamente.

Con la palabra cultura se indica, en sentido general, todo aquello con lo que el hombre afina y desarrolla sus innumerables cualidades espirituales y corporales; procura someter el mismo orbe terrestre con su conocimiento y trabajo; hace más humana la vida social, tanto en la familia como en toda la sociedad civil, mediante el progreso de las costumbres e instituciones; finalmente, a través del tiempo expresa, comunica y conserva en sus obras grandes experiencias espirituales y aspiraciones para que sirvan de provecho a muchos, e incluso a todo el género humano.

De aquí se sigue que la cultura humana presenta necesariamente un aspecto histórico y social y que la palabra cultura asume con frecuencia un sentido sociológico y etnológico. En este sentido se habla de la pluralidad de culturas. Estilos de vida común diversos y escala de valor diferentes encuentran su origen en la distinta manera de servirse de las cosas, de trabajar, de expresarse, de practicar la religión, de comportarse, de establecer leyes e instituciones jurídicas, de desarrollar las ciencias, las artes y de cultivar la belleza. Así, las costumbres recibidas forman el patrimonio propio de cada comunidad humana. Así también es como se constituye un medio histórico determinado, en el cual se inserta el hombre de cada nación o tiempo y del que recibe los valores para promover la civilización humana.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 53]

Reforma y conversion se conjugan al mismo tiempo

En plena tormenta post-conciliar, el 4 de junio de 1970 en Munich de Baviera, el entonces profesor Joseph Ratzinger pronunció una conferencia titulada “¿Por qué permanezco todavía en la Iglesia?”. Dijo que “la reforma, en su significado original, es un proceso espiritual muy cercano a la conversión y, en este sentido, forma parte del corazón del fenómeno cristiano; sólo a través de la conversión nos volvemos cristianos, y esto es válido para toda la vida del individuo y para toda la historia de la Iglesia”. “Si la reforma se aleja de este contexto, del esfuerzo de la conversión – concluía Ratzinger -, y si se espera la salvación sólo del cambio de los demás, de la formas y de adaptaciones al tiempo siempre nuevas”, la reforma “se convierte en una caricatura de sí misma”.

vía La rebelión contra el Papa: un cisma silencioso.

Los otros indignados

El año 2011 dejó entre sus herencias la transformación de un adjetivo en un sustantivo. A través de un uso peculiar, el adjetivo “indignado” se convirtió en el nombre común de cada uno de los cientos de miles de contemporáneos nuestros que manifestaron en las calles y plazas que detestan el mundo en que viven, ante todo porque es un mundo marcado por la injusticia, y porque la democracia, si no toca la distribución de la riqueza, es un juego mental, una continua pantomima, un chiste cruel.

Hay que notar que estos indignados callejeros, aunque diversos en muchas cosas, suelen tener por denominador común un talante de izquierdas y una actitud agnóstica o abiertamente anticlerical.

Un incidente reciente en el ciberespacio me llevó a pensar en otro tipo de “indignados.” Son los que sienten que se les revuelven las entrañas viendo lo que sucede en la Iglesia o contra la Iglesia. Son los que se duelen por las misas celebradas con pereza y rutina, o con todo tipo de abusos. Son los que sufren al ver la inercia, por lo menos aparente, de tantos obispos a quienes cuesta no ver como cómplices de los desmanes pastorales o teológicos de sus curas. Son también los que lamentan con amargura cada aborto que se hubiera podido y debido evitar. Estos otros indignados abundan en algunas esquinas de la red de redes. De hecho, es Internet, a menudo, su vía casi única de soltar en público la amargura acumulada y el calambre de una frustración muy honda.

Lo mismo que con los indignados de las calles, estos otros aprenden pronto a reconocerse mutuamente. Diríamos que son espontáneos compañeros de una misma causa. Sin ponerse de acuerdo se han encontrado–virtualmente, por supuesto–alrededor de los mismos foros de Internet, comentando los mismos artículos, vitoreando en silencio a los mismos autores. Tienen así una pequeña pero muy representativa pléyade de héroes a los que aman; modelos a los que miran; paradigmas que encienden su esperanza. Todo esto es muy humano, sin que le falte una chispa de divino.

¿Cómo puedo describir mi sentimiento hacia estos otros indignados, a los que, por lo pronto, reconozco un millón de veces más cerca que a los protestones que sirvieron de “Personaje del Año” a la revista TIME? Hay afecto; hay respeto; hay solidaridad; y sin embargo, también hay alguna distancia. Es muy fácil pasar de este tipo de indignación a la soberbia y el juicio implacable; es muy fácil resbalar hacia la nostalgia de lo preconciliar y el filo-lefebvrismo; es muy fácil tomar un tono apocalíptico; es muy fácil convertirse en heraldo perpetuo de malas noticias, hasta sentir extraño placer en describir todo lo que no funciona; es muy fácil, en fin, volverse profeta de desgracias y adoptar un rostro perpetuamente adusto e… indignado.

Con cariño, para ti, Infocatólica.