Institcuiones Catolicas demandan a la administracion de Obama

“El lunes 21 de mayo de 2012 pasará a la historia: el arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan, la Universidad de Notre Dame y 41 instituciones más han presentado 12 demandas contra el presidente de EEUU, Barack Obama, por obligarles a suscribir seguros de salud que cubren obligatoriamente la anticoncepción y «toda la gama de servicios de salud reproductiva» que incluye aborto y fármacos abortivos, el tristemente famoso mandato HHS…”

demandan administración Obama

Click!

Portal de la Pontificia Comision para America Latina

“La Pontificia Comisión para América Latina es un organismo de la Curia Romana creado en 1958 que tiene como función primordial la de “aconsejar y ayudar a las Iglesias particulares en América Latina” y “estudiar las cuestiones que se refieren a la vida y progreso de dichas Iglesias, especialmente estando a disposición, tanto de los dicasterios de la Curia interesados por razón de su competencia, como de las mismas Iglesias para resolver dichas cuestiones.” (Juan Pablo II, Constitución Apostólica Pastor Bonus, art. 83)…”

Pontificia Comision para America Latina

Click!

La ley fundamental del desarrollo es el servicio al hombre

64. Hoy más que nunca, para hacer frente al aumento de población y responder a las aspiraciones más amplias del género humano, se tiende con razón a un aumento en la producción agrícola e industrial y en la prestación de los servicios. Por ello hay que favorecer el progreso técnico, el espíritu de innovación, el afán por crear y ampliar nuevas empresas, la adaptación de los métodos productivos, el esfuerzo sostenido de cuantos participan en la producción; en una palabra, todo cuanto puede contribuir a dicho progreso. La finalidad fundamental de esta producción no es el mero incremento de los productos, ni el beneficio, ni el poder, sino el servicio del hombre, del hombre integral, teniendo en cuanta sus necesidades materiales y sus exigencias intelectuales, morales, espirituales y religiosas; de todo hombre, decimos, de todo grupo de hombres, sin distinción de raza o continente. De esta forma, la actividad económica debe ejercerse siguiendo sus métodos y leyes propias, dentro del ámbito del orden moral, para que se cumplan así los designios de Dios sobre el hombre.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 64]

La economia, leida desde la fe

63. También en la vida económico-social deben respetarse y promoverse la dignidad de la persona humana, su entera vocación y el bien de toda la sociedad. Porque el hombre es el autor, el centro y el fin de toda la vida económico-social.

La economía moderna, como los restantes sectores de la vida social, se caracteriza por una creciente dominación del hombre sobre la naturaleza, por la multiplicación e intensificación de las relaciones sociales y por la interdependencia entre ciudadanos, asociaciones y pueblos, así como también por la cada vez más frecuente intervención del poder público. Por otra parte, el progreso en las técnicas de la producción y en la organización del comercio y de los servicios han convertido a la economía en instrumento capaz de satisfacer mejor las nuevas necesidades acrecentada de la familia humana.

Sin embargo, no faltan motivos de inquietud. Muchos hombres, sobre todo en regiones económicamente desarrolladas, parecen garza por la economía, de tal manera que casi toda su vida personal y social está como teñida de cierto espíritu economista tanto en las naciones de economía colectivizada como en las otras. En un momento en que el desarrollo de la vida económica, con tal que se le dirija y ordene de manera racional y humana, podría mitigar las desigualdades sociales, con demasiada frecuencia trae consigo un endurecimiento de ellas y a veces hasta un retroceso en las condiciones de vida de los más débiles y un desprecio de los pobres. Mientras muchedumbres inmensas carecen de lo estrictamente necesario, algunos, aun en los países menos desarrollados, viven en la opulencia y malgastan sin consideración. El lujo pulula junto a la miseria. Y mientras unos pocos disponen de un poder amplísimo de decisión, muchos carecen de toda iniciativa y de toda responsabilidad, viviendo con frecuencia en condiciones de vida y de trabajo indignas de la persona humana.

Tales desequilibrios económicos y sociales se producen tanto entre los sectores de la agricultura, la industria y los servicios, por un parte, como entre las diversas regiones dentro de un mismo país. Cada día se agudiza más la oposición entre las naciones económicamente desarrolladas y las restantes, lo cual puede poner en peligro la misma paz mundial.

Los hombres de nuestro tiempo son cada día más sensibles a estas disparidades, porque están plenamente convencidos de que la amplitud de las posibilidades técnicas y económicas que tiene en sus manos el mundo moderno puede y debe corregir este lamentable estado de cosas. Por ello son necesarias muchas reformas en la vida económico-social y un cambio de mentalidad y de costumbres en todos. A este fin, la Iglesia, en el transcurso de los siglos, a la luz del Evangelio, ha concretado los principios de justicia y equidad, exigidos por la recta razón, tanto en orden a la vida individual y social como en orden a la vida internacional, y los ha manifestado especialmente en estos últimos tiempos. El Concilio quiere robustecer estos principios de acuerdo con las circunstancias actuales y dar algunas orientaciones, referentes sobre todo a las exigencias del desarrollo económico.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 63]

Acuerdo entre la cultura humana y la educacion cristiana

62. Aunque la Iglesia ha contribuido mucho al progreso de la cultura, consta, sin embargo, por experiencia que por causas contingentes no siempre se ve libre de dificultades al compaginar la cultura con la educación cristiana.

Estas dificultades no dañan necesariamente a la vida de fe; por el contrario, pueden estimular la mente a una más cuidadosa y profunda inteligencia de aquélla. Puesto que los más recientes estudios y los nuevos hallazgos de las ciencias, de la historia y de la filosofía suscitan problemas nuevos que traen consigo consecuencias prácticas e incluso reclaman nuevas investigaciones teológicas. Por otra parte, los teólogos, guardando los métodos y las exigencias propias de la ciencia sagrada, están invitados a buscar siempre un modo más apropiado de comunicar la doctrina a los hombres de su época; porque una cosa es el depósito mismo de la fe, o sea, sus verdades, y otra cosa es el modo de formularlas conservando el mismo sentido y el mismo significado. Hay que reconocer y emplear suficientemente en el trabajo pastoral no sólo los principios teológicos, sino también los descubrimientos de las ciencias profanas, sobre todo en psicología y en sociología, llevando así a los fieles y una más pura y madura vida de fe.

También la literatura y el arte son, a su modo, de gran importancia para la vida de la Iglesia. En efecto, se proponen expresar la naturaleza propia del hombre, sus problemas y sus experiencias en el intento de conocerse mejor a sí mismo y al mundo y de superarse; se esfuerzan por descubrir la situación del hombre en la historia y en el universo, por presentar claramente las miserias y las alegrías de los hombres, sus necesidades y sus recurso, y por bosquejar un mejor porvenir a la humanidad. Así tienen el poder de elevar la vida humana en las múltiples formas que ésta reviste según los tiempos y las regiones.

Por tanto, hay que esforzarse para los artistas se sientan comprendidos por la Iglesia en sus actividades y, gozando de una ordenada libertad, establezcan contactos más fáciles con la comunidad cristiana. También las nuevas formas artísticas, que convienen a nuestros contemporáneos según la índole de cada nación o región, sean reconocidas por la Iglesia. Recíbanse en el santuario, cuando elevan la mente a Dios, con expresiones acomodadas y conforme a las exigencias de la liturgia.

De esta forma, el conocimiento de Dios se manifiesta mejor y la predicación del Evangelio resulta más transparente a la inteligencia humana y aparece como embebida en las condiciones de su vida.

Vivan los fieles en muy estrecha unión con los demás hombres de su tiempo y esfuércense por comprender su manera de pensar y de sentir, cuya expresión es la cultura. Compaginen los conocimientos de las nuevas ciencias y doctrinas y de los más recientes descubrimientos con la moral cristiana y con la enseñanza de la doctrina cristiana, para que la cultura religiosa y la rectitud de espíritu de las ciencias y de los diarios progresos de la técnica; así se capacitarán para examinar e interpretar todas las cosas con íntegro sentido cristiano.

Los que se dedican a las ciencias teológicas en los seminarios y universidades, empéñense en colaborar con los hombres versados en las otras materias, poniendo en común sus energías y puntos de vista. la investigación teológica siga profundizando en la verdad revelada sin perder contacto con su tiempo, a fin de facilitar a los hombres cultos en los diversos ramos del saber un más pleno conocimiento de la fe. Esta colaboración será muy provechosa para la formación de los ministros sagrados, quienes podrán presentar a nuestros contemporáneos la doctrina de la Iglesia acerca de Dios, del hombre y del mundo, de forma más adaptada al hombre contemporáneo y a la vez más gustosamente aceptable por parte de ellos. Más aún, es de desear que numerosos laicos reciban una buena formación en las ciencias sagradas, y que no pocos de ellos se dediquen ex profeso a estos estudios y profundicen en ellos. Pero para que puedan llevar a buen término su tarea debe reconocerse a los fieles, clérigos o laicos, la justa libertad de investigación, de pensamiento y de hacer conocer humilde y valerosamente su manera de ver en los campos que son de su competencia.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 62]

Concurso de Literatura Catolica

“Si queremos reavivar la literatura católica, lo primero que necesitamos no es dinero (como dirían nuestros amigos materialistas), sino autores católicos que no se avergüencen de serlo y quieran dar gloria a Dios con su pluma. Convocamos este concurso para dar a conocer a algunos (o muchos) de esos futuros autores católicos…”

Concurso Literatura Catolica

Click!

Taize

HOLA FRAY NELSON, HERMANO, DESEANDO LA PAZ DEL RESUCITADO PARA SU MINISTERIO… TENGO UNA INQUIETUD, RESPECTO AL TAIZÉ, ¿ES ACEPTADO POR LA IGLESIA? AGRADEZCO SU RESPUESTA DIOS LO BENDIGA… – Raúl Humberto

* * *

Todo está en lo que se entienda por “aceptar.” Taizé (pronunciado: Tesé) es una aldea en Francia donde hace años existe una comunidad de hombres y mujeres con una forma de consagración semejante a los monjes en nuestra Iglesia Católica. Ellos reciben además a grandes multitudes de peregrinos, especialmente jóvenes, que participan de la vida de fe y la liturgia del lugar. Para millones de personas la experiencia del encuentro con hermanos creyente, y el encuentro con un ambiente cargado de oración y amor a Dios ha sido transformante.

Taizé no es anticatólico en ningún sentido pero tampoco es expresamente católico. Se presenta como un lugar de encuentro en la fe en Cristo vivo y resucitado, abierto de modo ecuménico a todos, desde la bondad y la simplicidad. El fundador de la comunidad, Hermano Roger, marcó estas líneas de generosidad, comunión y sencillez, y su ejemplo está muy vivo en Taizé.

Ya en 1980, el Hermano Roger aseguró: “He encontrado mi propia identidad como cristiano a través de la reconciliación en mi interior de la fe de mis orígenes [protestantes] con el misterio de la fe católica, sin romper el sentido de hermandad con todos.” Fue muy visible el hecho de que en el funeral del Papa Juan Pablo II el entonces cardenal Ratzinger le dio la comunión. Es evidente entonces el sentido de pertenencia y cercanía que une a Taizé con nuestra Iglesia.

Yo sin embargo no recomendaría en general a un joven católico que fuera a Taizé como algo indispensable o necesario en su camino como creyente. Como iniciativa nacida del cristianismo protestante me parece algo hermoso, incluso loable, pero mi primera sugerencia para un joven, salvo excepciones muy puntuales, es que vaya a los lugares donde puede fortalecer su fe, hoy tan amenazada, y donde puede abrirse a otros hermanos desde esta nuestra casa, la fe católica. Pero si un católico va a Taizé, y allí redescubre la sencillez del Evangelio, eso será bueno para él o para ella, y no se puede reprochar.

En fin, no cesemos de orar por la unidad de los cristianos, y apreciemos la obra del Espíritu en todas partes.