Mision de los cristianos en la cooperacion internacional

88. Cooperen gustosamente y de corazón los cristianos en la edificación del orden internacional con la observancia auténtica de las legítimas libertades y la amistosa fraternidad con todos, tanto más cuanto que la mayor parte de la humanidad sufre todavía tan grandes necesidades, que con razón puede decirse que es el propio Cristo quien en los pobres levanta su voz para despertar la caridad de sus discípulos. Que no sirva de escándalo a la humanidad el que algunos países, generalmente los que tienen una población cristiana sensiblemente mayoritaria, disfrutan de la opulencia, mientras otros se ven privados de lo necesario para la vida y viven atormentados por el hambre, las enfermedades y toda clase de miserias. El espíritu de pobreza y de caridad son gloria y testimonio de la Iglesia de Cristo.

Merecen, pues, alabanza y ayuda aquellos cristianos, en especial jóvenes, que se ofrecen voluntariamente para auxiliar a los demás hombres y pueblos. Más aún, es deber del Pueblo de Dios, y los primeros los Obispos, con su palabra y ejemplo, el socorrer, en la medida de sus fuerzas, las miserias de nuestro tiempo y hacerlo, como era ante costumbre en la Iglesia, no sólo con los bienes superfluos, sino también con los necesarios.

El modo concreto de las colectas y de los repartos, sin que tenga que ser regulado de manera rígida y uniforme, ha de establecerse, sin embargo, de modo conveniente en los niveles diocesano, nacional y mundial, unida, siempre que parezca oportuno, la acción de los católicos con la de los demás hermanos cristianos. Porque el espíritu de caridad en modo alguno prohíbe el ejercicio fecundo y organizado de la acción social caritativa, sino que lo impone obligatoriamente. Por eso es necesario que quienes quieren consagrarse al servicio de los pueblos en vías de desarrollo se formen en instituciones adecuadas.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 88]

ESCUCHA, El camino de las pequeñas comunidades

Algunos pensamientos centrales de esta predicación:

– Si la fe no renace, muere.

– La fe es más que entusiasmo.

– Despues de la tribulación, Dios hace renacer a su pueblo con la pequeña comunidad.

– La primera característica de la pequeña comunidad es la HUMILDAD, que se resume primero en esto: Yo no me apoyo en mi sino en Dios.

– La espiritualidad de la pequeña comunidad es la respuesta de Dios a la inconstancia humana.

– Decepcionarse del ser humano es a menudo un paso para nunca decepcionarse de Dios.

– Amamos a las personas sin ilusionarnos con las personas, solo Dios es nuestra ESPERANZA!

– Lo más bello de una pequeña comunidad es apasionarse por el Reino de Dios.

– Mi humildad debe ser mi pasión por el plan de Dios.

– Oración: Solo tu plan me apasiona, solo tu voluntad me mueve, solo tu reino me conquista.

– María es el rostro del pequeño resto y el modelo perenne de la pequeña comunidad.

– El nombre de María en el Cielo es la LLENA DE GRACIA. Pentecostés es la respuesta victoriosa de Dios.

– Hoy debo escoger si quiero SER FRUTO QUE PERMANECE o GENTE QUE DECEPCIONA!

Cooperacion internacional en cuanto al crecimiento demografico

87. Es sobremanera necesaria la cooperación internacional en favor de aquellos pueblos que actualmente con harta frecuencia, aparte de otras muchas dificultades, se ven agobiados por la que proviene del rápido aumento de su población. Urge la necesidad de que, por medio de una plena e intensa cooperación de todos los países, pero especialmente de los más ricos, se halle el modo de disponer y de facilitar a toda la comunidad humana aquellos bienes que son necesarios para el sustento y para la conveniente educación del hombre. Son varios los países que podrían mejorar mucho sus condiciones de vida si pasaran, dotados de la conveniente enseñanza, de métodos agrícolas arcaicos al empleo de las nuevas técnicas, aplicándolas con la debida prudencia a sus condiciones particulares una vez que se haya establecido un mejor orden social y se haya distribuido más equitativamente la propiedad de las tierras.

Los gobiernos respectivos tienen derechos y obligaciones, en lo que toca a los problemas de su propia población, dentro de los límites de su específica competencia. Tales son, por ejemplo, la legislación social y la familiar, la emigración del campo a la ciudad, la información sobre la situación y necesidades del país. Como hoy la agitación que en torno a este problema sucede a los espíritus es tan intensa, es de desear que los católicos expertos en todas estas materias, particularmente en las universidades, continúen con intensidad los estudios comenzados y los desarrollen cada vez más.

Dado que muchos afirman que el crecimiento de la población mundial, o al menos el de algunos países, debe frenarse por todos los medios y con cualquier tipo de intervención de la autoridad pública, el Concilio exhorta a todos a que se prevenga frente a las soluciones, propuestas en privado o en público y a veces impuestas, que contradicen a la moral. Porque, conforme al inalienable derecho del hombre al matrimonio y a la procreación, la decisión sobre el número de hijos depende del recto juicio de los padres, y de ningún modo puede someterse al criterio de la autoridad pública. Y como el juicio de los padres requiere como presupuesto una conciencia rectamente formada, es de gran importancia que todos puedan cultivar una recta y auténticamente humana responsabilidad que tenga en cuanta la ley divina, consideradas las circunstancias de la realidad y de la época. Pero esto exige que se mejoren en todas partes las condiciones pedagógicas y sociales y sobre todo que se dé una formación religiosa o, al menos, una íntegra educación moral. Dése al hombre también conocimiento sabiamente cierto de los progresos científicos con el estudio de los métodos que pueden ayudar a los cónyuges en la determinación del número de hijos, métodos cuya seguridad haya sido bien comprobada y cuya concordancia con el orden moral esté demostrada.

[Constitución Gaudium et Spes, del Concilio Vaticano II, n. 87]

Renovar la escuela catolica, en orden a la Nueva Evangelizacion

“En esta educación fundada sobre el “humanismo cristiano”, lo sustantivo es la centralidad del hombre y lo adjetivo y secundario, su condición de “cristiana”, que deviene en algo accesorio, marginal y poco o nada significativo en la vida de cualquiera de estos colegios. El carácter cristiano de nuestros colegios se ha convertido en un ligero barniz que queda bien ante un público burgués liberal, siempre y cuando no se note demasiado ni exija mayores compromisos…”

Renovar la escuela católica

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El post-concilio

[…] Su Santidad: Se trata del tema de los de mi generación, los que nos preparamos al sacerdocio durante los años del Concilio, y luego salimos con entusiasmo y tal vez también con la pretensión de cambiar el mundo; hemos trabajado mucho y hoy tenemos dificultades: estamos cansados, porque no se han realizado muchos de nuestros sueños y también porque nos sentimos un poco aislados. Los de más edad nos dicen: “¿Veis cómo teníamos razón nosotros al ser más prudentes?”; y los jóvenes algunas veces nos tachan de “nostálgicos del Concilio”. Nuestra pregunta es esta: ¿Podemos aportar aún algo a nuestra Iglesia, especialmente con la cercanía a la gente que, a nuestro parecer, nos ha caracterizado? Ayúdenos a recobrar la esperanza, la serenidad…

* * *

Gracias. Es una pregunta importante y yo conozco muy bien la situación. También yo viví los tiempos del Concilio; estuve en la basílica de San Pedro con gran entusiasmo, viendo cómo se abrían nuevas puertas; parecía realmente un nuevo Pentecostés, con el que la Iglesia podía convencer de nuevo a la humanidad, después de que el mundo se hubiera alejado de la Iglesia en los siglos XIX y XX. Parecía que la Iglesia y el mundo se volvían a encontrar, y que renacía un mundo cristiano y una Iglesia del mundo y realmente abierta al mundo. Esperábamos mucho, pero las cosas han resultado más difíciles en la realidad. Con todo, queda la gran herencia del Concilio, que abrió un camino nuevo. Es siempre unacharta magna del camino de la Iglesia, muy esencial y fundamental. Pero, ¿por qué ha sucedido así?

En primer lugar, quisiera hacer una anotación histórica. Los tiempos de un posconcilio casi siempre son muy difíciles. Después del gran concilio de Nicea, que para nosotros es realmente el fundamento de nuestra fe, pues de hecho profesamos la fe formulada en Nicea, no se produjo una situación de reconciliación y de unidad, como esperaba Constantino, promotor de ese gran concilio, sino una situación realmente caótica, en la que todos luchaban contra todos.

San Basilio, en su libro sobre el Espíritu Santo, compara la situación de la Iglesia después del concilio de Nicea con una batalla naval nocturna, donde nadie reconoce al otro, sino que todos luchan contra todos. Realmente era una situación de caos total. Así describe san Basilio con gran plasticidad el drama del posconcilio, del tiempo que siguió al concilio de Nicea. Cincuenta años más tarde, el emperador invitó a san Gregorio Nacianceno a participar en el primer concilio de Constantinopla. El santo respondió: “No voy, porque conozco muy bien estas cosas; sé que los concilios sólo generan confusión y enfrentamientos; por eso no voy”. Y no fue.

Por tanto, con una visión retrospectiva, ahora para todos nosotros no constituye una gran sorpresa, como lo fue en un primer momento, digerir el Concilio y su gran mensaje. Introducirlo y recibirlo para que se convierta en vida de la Iglesia, asimilarlo en las diversas realidades de la Iglesia, es un sufrimiento, y el crecimiento sólo se realiza con sufrimiento. Crecer siempre implica sufrir, porque es salir de un estado y pasar a otro.

( Lee más aquí ).

[Este texto es parte de una serie de preguntas hechas al Papa Benedicto XVI en un Encuentro con párrocos y sacerdotes de las diócesis de Belluno-Feltre y de Treviso, el día Martes 24 de Julio de 2007.]

Diagnostico y Pronostico de la Fe, 2 de 2

[Predicación en el Congreso de los Custodios de los Dos Corazones, versión 2012.]

Tema 2 de 2: Pronóstico de la fe

* El futuro de nuestra fe lo podemos intuir a partir del diagnóstico de la fe. Pero ese pronóstico cambiará si seguimos adecuado tratamiento.

* Ante todo, no confundamos la fe con otras cosas:

(1) No es simplemente “pensamiento positivo.” El pensar positivamente sirve para educar el cerebro en buscar más soluciones que problemas, pero tiene limitaciones: fácilmente nos hace ciegos a los propios pecados, y duros para juzgar a los que son débiles o están agotados.

(2) La fe tampoco es aquella propuesta pragmática de seguir lo que cada quien piensa o aplicar lo que a uno le sirva. de hecho, esa forma de mentalidad lleva pronto a la brujería, la Nueva Era y otros males.

(3) La fe tampoco equivale a la acumulación de información religiosa, o incluso bíblica. Hay “teólogos” sin fe; y hay muchos que no se acercan al Dios vivo porque se sienten confortables y arrogantes en sus conocimientos o erudición. Puede haber mucho conocimiento y mucha fe, o a veces no.

(4) La fe tampoco es la certeza apacible de quien se siente cobijado por prácticas piadosas o devociones propias de su entorno y cultura. Puede haber mucha religiosidad y muchas fe, o a veces no.

* Nuestra fe viene del testimonio. Es un saludable contagio que empezó el día de Pentecostés, y que tiene por consiguiente su hogar en la comunidad creyente. Cada uno de los que ha experimentado el eco de la resurrección recibe también la certeza interior, que viene del Espíritu, para transmitir esa voz y testimonio a otros.

Diagnostico y Pronostico de la Fe, 1 de 2

[Predicación en el Congreso de los Custodios de los Dos Corazones, versión 2012.]

Tema 1 de 2: Diagnóstico de la fe

* Siguiendo una analogía con la labor que hacen los médicos, conviene hacer un diagnóstico de nuestra fe, pues tal ha de ser uno de los propósitos del Año de la Fe.

* El reflejo de la pupila. Si ante la luz de la Palabra Divina la persona siente deseo de acercarse y crecer, es un buen síntoma. Si por el contrario, se aparta, como un vampiro, es algo grave. Pero aún más grave es la indiferencia, que a menudo es el fruto del cinismo.

* La respiración. El acto de inspirar es instintivo y señala ganas de vivir. Si hay anhelo de silencio, oración, sacramentos, formación, es buen síntoma. Si por el contrario la persona no extraña ni buscan las fuentes de la fe hay que preocuparse. El acto de espirar equivale al dar de nosotros. Debemos preguntarnos qué rastro estamos dejando, y cuánto nos interesa atraer a otros hacia Dios.

* El pulso. El ritmo cardíaco hace posible el recorrido de la sangre, que ha de llegar a cada célula viva de nuestro cuerpo. ¿Está llegando la Sangre de Cristo a todo lo que yo soy? ¿He permitido a Dios que renueve mis costumbres, amistades, finanzas, según su evangelio de salvación?

La nueva evangelizacion y la novedad de la cultura digital

internetParece natural e incluso obligado relacionar la nueva evangelización con el surgimiento de nuevos modos de interacción humana, específicamente los que se han hecho posibles gracias a Internet, las redes sociales, la omnipresencia de los teléfonos móviles, y en general, la prevalencia de la cultura digital.

En esto hay que evitar caer en entusiasmos apresurados sobre los alcances de lo cibernético y lo multimedia. Y sin embargo, es claro que ya no es una opción prescindir del conocimiento de las nuevas posibilidades y de los nuevos riesgos que brotan de este hecho incontestable: estar “conectado” es la condición “por defecto” de un número inmenso de nuestros contemporáneos en la mayor parte del planeta.

¿Qué implica hacer presencia en la blogósfera? ¿Qué cambia en el predicador cuando produce un podcast y sus palabras, apenas salidas de su boca, ya son parte de una red colosal, anónima, que a la vez parece olvidarlo todo y ser capaz de recordarlo todo? ¿Hay una genuina novedad en el acto mismo de evangelizar por el hecho de que se usen, por ejemplo, redes sociales? Hace poco me hicieron estas preguntas. Lo que sigue son mis respuestas. Llevarán entonces el sello de una experiencia peculiar, como las hay tantas hoy en día.

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Fe y Comunidad, 6 de 6, Somos Iglesia Catolica

[Predicación en la Parroquia de Blessed Trinity, Waukegan, Illinois, EEUU, con ocasión del Año de la fe. Noviembre de 2012]

Tema 6: Somos Iglesia Católica

* El pecado lleva división; la redención debe definirse, entre otras cosas, como camino hacia la unidad.

* En su Carta a los Efesios el apóstol Pablo destaca esa nueva unidad, que es cohesión en Cristo Sólo en él puede cumplirse que hay “Un solo Señor, una sola fe; un solo bautismo.”

* Unirse a Cristo porque uno ha acogido su llamado es algo que tiene nombre: IGLESIA. Nuestra fe es desde el principio, e indisolublemente, fe de Iglesia, fe en la Iglesia, fe con la Iglesia. No existe una fe individual pues esta sería fantasía.

* Ser Iglesia es una buena noticia: es ser de la Casa de Dios; es acercarse a la morada eterna y la ciudad de sólidos cimientos.

Fe y Comunidad, 5 de 6, Nuestras comunidades de fe

[Predicación en la Parroquia de Blessed Trinity, Waukegan, Illinois, EEUU, con ocasión del Año de la fe. Noviembre de 2012]

Tema 6: Nuestras comunidades de fe

* Tal vez era una época en que era suficiente, ara una vida cristiana, decir: “Mi familia es católica, y vamos a la parroquia. Eso basta.” Entre la familia y la parroquia hay un nivel intermedio: las Pequeñas Comunidades de Fe.

* ¿Por qué se necesitan las Pequeñas Comunidades? Para vencer ella tentación del egoísmo de familia, es decir, el peligro de encerrarse sobre sí mismos. Además, ese encierro no sólo es egoísta sino asfixiante: necesitamos ver nuestras historias en otros.

* Las fortalezas de las comunidades son: formación, corrección fraterna, proyectos comunes.

* Debilidades y riesgos de las comunidades: asoman por el manejo del dinero, desorden en los afectos, ansias de poder, murmuración.

* Sobre el futuro de las Pequeñas Comunidades: claramente están en el centro de la nueva evangelización. Hermoso ideal: que la parroquia sea “comunidad de comunidades.”