Lectura muy fuerte de la Carta a los Romanos

Por error me encontré leyendo Rom 1, 18 – 32. Al leerla fue un gran impacto pues lo que dice no es agradable habla de la ira de Dios en el pasado, pero lo que entendí es que menciona las relaciones entre dos mujeres y dos hombres, ya que Dios los entregó a las más bajas pasiones, trate de hacer una lectio divina pero la lectura fue tan fuerte que no pude entenderla; por eso les pido que si alguien lee esto me pudiera hacer el gran favor de enviarme una explicación. -N.L.G.

* * *

La idea fundamental es clara: el mundo sin Dios se pervierte. Y hay una justicia, una lógica en que, abandonando al santo, lleguen al extremo de degradación de toda clase de pecados. La “justicia” de la que ahí se habla es esa especie de consecuencia lógica.

Y por cierto: ¿no es lo que estamos viendo y viviendo? Cuando las grandes figuras, que son como ídolos para la juventud, promueven ese tipo de comportamiento, haciéndolo pasar por aceptable e incluso “divertido,” ¿no es verdad que estamos atrayendo sobre nosotros las gravísimas consecuencias de nuestros propios pecados? En todo esto hay un llamado a la conversión.

Las siete virtudes de un auténtico bloguero

“Entiendo como “agente de sentido” a cualquier persona o institución que ayuda a transformar información dispersa en un conjunto con significado, seleccionando, ordenando y jerarquizando los datos. En un contexto saturado de mensajes y noticias como el actual, casi todos necesitamos personas que nos orienten para comprender un poco mejor lo que sucede alrededor. Hasta hace poco, además de ser menor la cantidad de datos disponibles, para orientarse bastaba con algún buen comentarista de radio, un par de firmas interesantes en nuestros periódicos de referencia, una persona cercana con cierto nivel de conocimiento. Hoy ya no es suficiente…”

virtudes del bloguero

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Colmar la distancia entre la letra y el espíritu

158 La solemne proclamación de los derechos del hombre se ve contradicha por una dolorosa realidad de violaciones, guerras y violencias de todo tipo: en primer lugar los genocidios y las deportaciones en masa; la difusión por doquier de nuevas formas de esclavitud, como el tráfico de seres humanos, los niños soldados, la explotación de los trabajadores, el tráfico de drogas, la prostitución: « También en los países donde están vigentes formas de gobierno democrático no siempre son respetados totalmente estos derechos ».331

Existe desgraciadamente una distancia entre la « letra » y el « espíritu » de los derechos del hombre332 a los que se ha tributado frecuentemente un respeto puramente formal. La doctrina social, considerando el privilegio que el Evangelio concede a los pobres, no cesa de confirmar que « los más favorecidos deben renunciar a algunos de sus derechos para poner con mayor liberalidad sus bienes al servicio de los demás » y que una afirmación excesiva de igualdad « puede dar lugar a un individualismo donde cada uno reivindique sus derechos sin querer hacerse responsable del bien común ».333

159 La Iglesia, consciente de que su misión, esencialmente religiosa, incluye la defensa y la promoción de los derechos fundamentales del hombre,334 « estima en mucho el dinamismo de la época actual, que está promoviendo por todas partes tales derechos ».335 La Iglesia advierte profundamente la exigencia de respetar en su interno mismo la justicia 336 y los derechos del hombre.337

El compromiso pastoral se desarrolla en una doble dirección: de anuncio del fundamento cristiano de los derechos del hombre y de denuncia de las violaciones de estos derechos.338 En todo caso, « el anuncio es siempre más importante que la denuncia, y esta no puede prescindir de aquél, que le brinda su verdadera consistencia y la fuerza de su motivación más alta ».339 Para ser más eficaz, este esfuerzo debe abrirse a la colaboración ecuménica, al diálogo con las demás religiones, a los contactos oportunos con los organismos, gubernativos y no gubernativos, a nivel nacional e internacional. La Iglesia confía sobre todo en la ayuda del Señor y de su Espíritu que, derramado en los corazones, es la garantía más segura para el respeto de la justicia y de los derechos humanos y, por tanto, para contribuir a la paz: « promover la justicia y la paz, hacer penetrar la luz y el fermento evangélico en todos los campos de la vida social; a ello se ha dedicado constantemente la Iglesia siguiendo el mandato de su Señor ».340

NOTAS para esta sección

331Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 47: AAS 83 (1991) 852.

332Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 17: AAS 71 (1979) 295-300.

333Pablo VI, Carta ap. Octogesima adveniens, 23: AAS 63 (1971) 418.

334Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 54: AAS 83 (1991) 859-860.

335Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 41: AAS 58 (1966) 1060.

336Cf. Juan Pablo II, Discurso al Tribunal de la Sacra Rota Romana (17 de febrero de 1979), 4: L’Osservatore Romano, edición española, 1º de abril de 1979, p. 9.

337Cf. CIC, cánones 208-223.

338Cf. Pontificia Comisión « Iustitia et Pax », La Iglesia y los derechos del hombre, 70-90, Tipografía Políglota Vaticana, Ciudad del Vaticano 1975, pp. 49-57.

339Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 41: AAS 80 (1988) 572.

340Pablo VI, Motu propio Iustitiam et Pacem (10 de diciembre de 1976): AAS 68 (1976) 700.

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Derechos de los pueblos y de las Naciones

157 El campo de los derechos del hombre se ha extendido a los derechos de los pueblos y de las Naciones,325 pues « lo que es verdad para el hombre lo es también para los pueblos ».326 El Magisterio recuerda que el derecho internacional « se basa sobre el principio del igual respeto, por parte de los Estados, del derecho a la autodeterminación de cada pueblo y de su libre cooperación en vista del bien común superior de la humanidad ».327 La paz se funda no sólo en el respeto de los derechos del hombre, sino también en el de los derechos de los pueblos, particularmente el derecho a la independencia.328

Los derechos de las Naciones no son sino « los “derechos humanos” considerados a este específico nivel de la vida comunitaria ».329 La Nación tiene « un derecho fundamental a la existencia »; a la « propia lengua y cultura, mediante las cuales un pueblo expresa y promueve su “soberanía” espiritual »; a « modelar su vida según las propias tradiciones, excluyendo, naturalmente, toda violación de los derechos humanos fundamentales y, en particular, la opresión de las minorías »; a « construir el propio futuro proporcionando a las generaciones más jóvenes una educación adecuada ».330 El orden internacional exige un equilibrio entre particularidad y universalidad, a cuya realización están llamadas todas las Naciones, para las cuales el primer deber sigue siendo el de vivir en paz, respeto y solidaridad con las demás Naciones.

NOTAS para esta sección

325Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 33: AAS 80 (1988) 557-559; Id., Carta enc. Centesimus annus, 21: AAS 83 (1991) 818-819.

326Juan Pablo II, Carta con ocasión del 50º aniversario del comienzo de la Segunda Guerra mundial, 8: AAS 82 (1990) 56.

327Juan Pablo II, Carta con ocasión del 50º aniversario del comienzo de la Segunda Guerra mundial, 8: AAS 82 (1990) 56.

328Cf. Juan Pablo II, Discurso al Cuerpo Diplomático (9 de enero de 1988), 7-8: AAS 80 (1988) 1139.

329Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 8, Tipografía Vaticana, p. 11.

330Juan Pablo II, Discurso a la Quincuagésima Asamblea General de las Naciones Unidas (5 de octubre de 1995), 8, Tipografía Vaticana, p. 12.

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Derechos y deberes

156 Inseparablemente unido al tema de los derechos se encuentra el relativo a los deberes del hombre, que halla en las intervenciones del Magisterio una acentuación adecuada. Frecuentemente se recuerda la recíproca complementariedad entre derechos y deberes, indisolublemente unidos, en primer lugar en la persona humana que es su sujeto titular.322 Este vínculo presenta también una dimensión social: « En la sociedad humana, a un determinado derecho natural de cada hombre corresponde en los demás el deber de reconocerlo y respetarlo ».323 El Magisterio subraya la contradicción existente en una afirmación de los derechos que no prevea una correlativa responsabilidad: « Por tanto, quienes, al reivindicar sus derechos, olvidan por completo sus deberes o no les dan la importancia debida, se asemejan a los que derriban con una mano lo que con la otra construyen ».324

NOTAS para esta sección

322Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259-264; Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047.

323Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 264.

324Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 264.

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Conversión Pastoral, 10 de 12, Decálogo de la Conversión Pastoral

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 10 de 12: Decálogo de la Conversión Pastoral

* Las siguientes diez recomendaciones implican no únicamente la conversión del sacerdote sino toda una renovación de la comunidad:

  1. De la Iglesia “estación de servicio” a la Iglesia “casa”
  2. De un cristianismo de puntos a uno de procesos.
  3. De clientes y espectadores a hermanos y cooperadores.
  4. De masa anónima a comunidad de discípulos misioneros.
  5. De la normalidad de “asistir” a la normalidad de “participar”.
  6. Del lamento al compromiso.
  7. De la catequesis simplemente aprendida a la Palabra gustada.
  8. De la santidad como fenómeno a la santidad como meta común.
  9. De una vida cristiana tranquila a una espiritualidad de la militancia.
  10. De una iglesia uni-vocacional (sacerdotes y religiosos) a una iglesia pluri-vocacional.

Conversión Pastoral, 09 de 12, Nuevo contexto de comunidad

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 9 de 12: Nuevo contexto de comunidad

* Está claro que una Iglesia de masas, aunque impresione con cifras y estadísticas, falla en su misión de llevar el evangelio íntegro a todo el hombre y a todos los hombres.

* Muchos ven el origen de ese cristianismo en el Edicto de Milán o en la era constantiniana. Esa visión, de origen protestante, no resiste análisis histórico: la mediocridad, el empobrecimiento del catecumenado, el aumento de privilegios y divisiones en el rebaño de Cristo es anterior a Constantino.

* Simplemente, hay un problema que hay que plantear y resolver: ¿cómo conservar la frescura del encuentro personal con Cristo cuando debe suceder a millones de personas que además comparten todo tipo de vínculos de órdenes no religiosos, como por ejemplo: económicos, laborales, políticos?

* Una complicación adicional brota de la cultura de nuestro tiempo, que falsifica las palabras. Ejemplos típicos:

(1) Tolerancia NO SE QUIERE QUE SIGNIFIQUE respeto a la conciencia del otro sobre la base de su dignidad humana, SINO convivencia no agresiva dentro de los parámetros de la ley convencional y positiva.

(2) Autenticidad NO SE QUIERE QUE SIGNIFIQUE una vida expresada desde lo más propiamente humano en su integralidad SINO expresarse de modo primario, espontáneo, irreflexivo; incluso cínico.

(3) Libertad NO SE QUIERE QUE SIGNIFIQUE ausencia de coacción para buscar lo que es verdadero y bueno SINO posibilidad de obrar como a uno se le venga en gana.

(4) Amistad NO SE QUIERE QUE SIGNIFIQUE “hacer al amigo todo el bien” SINO ser aliado incondicional, o sea: cómplice, compinche.

(5) Misericordia NO SE QUIERE QUE SIGNIFIQUE amor de caridad que se conmueve ante la necesidad del hermano y busca hacerle el bien, SINO obrar con un extraño como si fuera “amigo.” (Y véase el anterior número (4) sobre la manera como se entiende “amigo”).

* A menudo estas redefiniciones, parte de una dura guerra semántica, tienen el propósito de servir a la imposición de un “pensamiento único” y a la idolatría del dios Mercado.

Conversión Pastoral, 08 de 12, Homilías

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 8 de 12: Homilías

* Reflexión a partir de algunos textos de Evangelii Gaudium, tomados de los siguientes numeros:

135. La homilía es la piedra de toque para evaluar la cercanía y la capacidad de encuentro de un Pastor con su pueblo.

136. Renovemos nuestra confianza en la predicación, que se funda en la convicción de que es Dios quien quiere llegar a los demás a través del predicador y de que Él despliega su poder a través de la palabra humana.

137. Hay una valoración especial de la homilía que proviene de su contexto eucarístico, que supera a toda catequesis por ser el momento más alto del diálogo entre Dios y su pueblo, antes de la comunión sacramental.

138. La homilía no puede ser un espectáculo entretenido, no responde a la lógica de los recursos mediáticos, pero debe darle el fervor y el sentido a la celebración. Es un género peculiar, ya que se trata de una predicación dentro del marco de una celebración litúrgica; por consiguiente, debe ser breve y evitar parecerse a una charla o una clase.

Este mismo contexto exige que la predicación oriente a la asamblea, y también al predicador, a una comunión con Cristo en la Eucaristía que transforme la vida. Esto reclama que la palabra del predicador no ocupe un lugar excesivo, de manera que el Señor brille más que el ministro.

141. Uno se admira de los recursos que tenía el Señor para dialogar con su pueblo, para revelar su misterio a todos, para cautivar a gente común con enseñanzas tan elevadas y de tanta exigencia. Creo que el secreto se esconde en esa mirada de Jesús hacia el pueblo, más allá de sus debilidades y caídas.

Conversión Pastoral, 07 de 12, Equipo

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 7 de 12: Equipo

* La Iglesia en Cruz: vertical y horizontal
+ La fe que nos salva no es fruto de un consenso de voluntades humanas. Es la respuesta a la predicación de los apóstoles.
+ La fe la recibimos; es un don que en el momento mismo de darse establece una dirección “vertical,” que va de arriba hacia abajo: una jerarquía. Por consecuencia, lo jerárquico en la Iglesia no es un añadido posterior, con fines de funcionamiento, sino parte misma del modo único como nace la comunidad creyente: a partir del testimonio de los apóstoles.
+ Sin embargo, ello no autoriza a la prepotencia, la vanidad o el clericalismo, que son todas enfermedades en las que Cristo pierde su lugar y su significado. La autoridad debe existir pero somo servicio, a la manera de Cristo.
+ Además, está la dimensión “horizontal”: todos, jerarcas o no, hemos sido salvados por misericordia; todos hemos recibido también don del Espíritu, y cada carisma tiene su lugar e importancia en la vida del pueblo de Dios.

* Ser líderes
+ El presbítero está llamado a “ir delante” en el conocimiento de Cristo, y en el amor y obediencia a su Evangelio.
+ Su labor no es la de consultor ni se reduce a “acompañar” las opciones de la gente porque a menudo esas opciones son determinadas por eficaces métodos de los centros de poder económico y político para “lavar” el cerebro a las masas.

* Afianzar la unidad en el presbiterio y luego en la comunidad
+ Vemos en la Sagrada Escritura que el individualismo anterior a la Pascua se abre a una experiencia de comunión muy profunda. Es fruto del Espíritu que se consolida en la oración. ¿Qué otras lecciones nos deja?
(1) Importancia de volvernos a la palabra de los apóstoles.
(2) Gestos específicos de compartir y de solidaridad.
(3) Reconocer los enemigos comunes (las persecuciones, muchas veces sutiles, que padece la Iglesia hoy)
(4) Recordar que el corazón de toda diócesis es el seminario.

¿Cuáles son los derechos específicamente humanos?

155 Las enseñanzas de Juan XXIII,314 del Concilio Vaticano II,315 de Pablo VI 316 han ofrecido amplias indicaciones acerca de la concepción de los derechos humanos delineada por el Magisterio. Juan Pablo II ha trazado una lista de ellos en la encíclica « Centesimus annus »: « El derecho a la vida, del que forma parte integrante el derecho del hijo a crecer bajo el corazón de la madre después de haber sido concebido; el derecho a vivir en una familia unida y en un ambiente moral, favorable al desarrollo de la propia personalidad; el derecho a madurar la propia inteligencia y la propia libertad a través de la búsqueda y el conocimiento de la verdad; el derecho a participar en el trabajo para valorar los bienes de la tierra y recabar del mismo el sustento propio y de los seres queridos; el derecho a fundar libremente una familia, a acoger y educar a los hijos, haciendo uso responsable de la propia sexualidad. Fuente y síntesis de estos derechos es, en cierto sentido, la libertad religiosa, entendida como derecho a vivir en la verdad de la propia fe y en conformidad con la dignidad trascendente de la propia persona ».317

El primer derecho enunciado en este elenco es el derecho a la vida, desde su concepción hasta su conclusión natural,318 que condiciona el ejercicio de cualquier otro derecho y comporta, en particular, la ilicitud de toda forma de aborto provocado y de eutanasia.319 Se subraya el valor eminente del derecho a la libertad religiosa: « Todos los hombres deben estar inmunes de coacción, tanto por parte de personas particulares como de grupos sociales y de cualquier potestad humana, y ello de tal manera, que en materia religiosa ni se obligue a nadie a obrar contra su conciencia ni se le impida que actúe conforme a ella en privado y en público, solo o asociado con otros, dentro de los límites debidos ».320 El respeto de este derecho es un signo emblemático « del auténtico progreso del hombre en todo régimen, en toda sociedad, sistema o ambiente ».321

NOTAS para esta sección

314Cf. Juan XXIII, Carta enc. Pacem in terris: AAS 55 (1963) 259-264.

315Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 26: AAS 58 (1966) 1046-1047.

316Cf. Pablo VI, Discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas (4 de octubre de 1965), 6: AAS 57 (1965) 883-884; Id., Mensaje a los Obispos reunidos para el Sínodo (23 de octubre de 1974): AAS 66 (1974) 631-639.

317Juan Pablo II, Carta enc. Centesimus annus, 47: AAS 83 (1991) 851-852; cf. también Id., Discurso a la Asamblea General de las Naciones Unidas (2 de octubre de 1979), 13: AAS 71 (1979) 1152-1153.

318Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Evangelium vitae, 2: AAS 87 (1995) 402.

319Cf. Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 27: AAS 58 (1966) 1047-1048; Juan Pablo II, Carta enc. Veritatis splendor, 80: AAS 85 (1993) 1197-1198; Id., Carta enc. Evangelium vitae, 7-28: AAS 87 (1995) 408-433.

320Concilio Vaticano II, Decl. Dignitatis humanae, 2: AAS 58 (1966) 930-931.

321Juan Pablo II, Carta enc. Redemptor hominis, 17: AAS 71 (1979) 300.

Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.

Conversión Pastoral, 01 de 12, Introducción

[Retiro espiritual para sacerdotes de la Diócesis de Yopal, en Colombia; Enero de 2014.]

Tema 1 de 12: introducción

* Permanente necesidad de la conversión.

* Disculpas usuales: Que se conviertan…
+ Los ricos / Los poderosos
+ Los violentos / Los cobardes
+ Los jóvenes / Los viejos
+ Los que no piensan como yo

* Dos tipos de conversión
+ El modelo “Mateo”
+ El modelo “Betania”

* Señales de conversión interior:
+ Manera de distribuir el tiempo
+ Temas de conversación espontánea
+ Iniciativas de renovación pastoral