Los ingenuos creen que los derechos de los homosexuales terminan en bodas y fotos. Cuando estos ingenuos despierten se darán cuenta que sus hijos han sido secuestrados por un modelo educativo que impone la sexualidad como acto subjetivo, autónomo sin otra regla que el consenso entre mayores de edad. Y luego descubren que sus lugares de trabajo, sus gobernantes, sus medios de comunicación han sido también secuestrados de modo que ahora se supone que todos debemos pensar lo mismo. Hay que ayudar a que otros despierten.
“¿Realmente necesitamos a un científico para decirnos y saber que todo niño tiene derecho a una madre y un padre? ¿O que nos confirmen que todos los niños tienen, por naturaleza, derecho a una madre y un padre?… Yo soy hijo de madres lesbianas. Este fue mi drama. Conceder a una pareja gay el poder casarse para que juntos sean felices no es razón suficiente para impedir a un niño tener una madre y un padre y decirle que debe ser feliz sin ellos”.
“La historia de David Reimer es la de un niño que fue obligado a criarse como una niña para demostrar que ser hombre o mujer es tan sólo una cuestión cultural. Al crecer, decidió recuperar su verdadera identidad…”
Magnífica homilía de Mons. Munilla, con clara denuncia a la actual pretensión de imponer un pensamiento único, con el paso intermedio de destruir la familia para que el individuo no tenga más referencia que lo que el Estado le conceda y le imponga.
“Los indígenas americanos se han levantado en pie de lucha y han dicho que, algunas de las culturas más extendidas en el país del norte, no reconocerán el matrimonio homosexual: los indígenas nativos de EE UU, tienen potestad para no reconocerlo en sus reservas…”
“Pero, ¿por qué quieren acabar con la familia? ¿Por qué esa obsesión? Pues porque la familia es la célula básica de la sociedad. La familia establece unos lazos, unos vínculos; la familia transmite unos valores que el pensamiento único detesta. La persona, sin familia, sin referencias, sin ningún tipo de anclaje, sin un paraguas que la ampare cuando llegan las crisis o las dificultades; la persona, desvinculada, queda a merced del Estado…”
“Como propuesta a la libertad de sus lectores, y desde el más exquisito respeto hacia todas las personas, la página web del Obispado de Alcalá de Henares ha preparado una Sección en la que se ofrece, a la luz del Magisterio de la Iglesia Católica, una primera aproximación a la cuestión referida al deseo de cambiar de sexo (DCS) en adultos, jóvenes y niños…”
“El sociólogo italiano Massimo Introvigne, antes de ser representante de la OSCE contra la cristianofobia, ha sido durante décadas un gran estudioso e investigador de las sectas y nuevos movimientos religiosos y esotéricos en el centro CESNUR. Ante el debate sobre el matrimonio gay y la importancia deque la sociedad se construya sobre la complementariedad hombre y mujer, y no sobre el mero deseo, Introvigne recuerda que la ideología de género nace con Margaret Sanger, fundadora de la mayor patronal del aborto, la International Planned Parenthood, cuyo racismo es bien conocido, pero cuya base esotérica y gnóstica se conoce menos. Introvigne recuerda y analiza esta conexión en La Nuova Bussola Quotidiana. Lo traducimos a continuación…”
Seis videos formativos e informativos sobre las discusiones más candentes sobre género, homosexualidad, lobby LGBTI, con argumentos amplios y constructivos. Los menores de edad deberían acceder a este material sólo en compañía de adultos responsables.
[Retiro “Católico Soy” versión 2015. Advertencia: la naturaleza del tema de este retiro y el lenguaje directo propio de estas discusiones puede no ser apropiado para menores de edad sin acompañamiento de sus padres o responsables.]
Tema 6 de 6: ¿Qué hacer?
1. Formación permanente: retiros, cursos, jornadas, congresos.
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Tema 5 de 6: Causas de la omnipresencia del tema de género
* A cualquier observador atento le llamará la atención que habiendo tantos temas graves y urgentes en tantos países, de repente pareciera que el único tema relevante, o por lo menos, el que recibe una atención constante y destacada, es este asunto de género. ¿Por qué sucede así? Podemos decir que, sobre la base de un “caldo de cultivo” largamente preparado, han entrado con fuerza intereses muy claramente identificables.
* El “caldo de cultivo” tiene dos ingredientes fundamentales: el naufragio emocional y la atomización de la sexualidad humana.
* “Naufragio emocional” o “existencial” es durísima situación de soledad en que millones y millones de personas se encuentran por muchos factores, sobre todo el individualismo y la obsesión por la satisfacción a través de tener más y más dinero. El efecto más notable de ese abandono es que muchas personas tratan de aferrarse a sus cosas, sus placeres, o sus amores ocasionales con la misma fuerza de un náufrago a la única tabla de salvación que ha podido encontrar. Si la persona a la que otro logra aferrarse es del mismo sexo entonces ambos tratarán de defender, más allá de todo argumento, la relación que les hace posible sobrevivir emocionalmente.
* Llamamos “atomización de la sexualidad” a la mentalidad, creada o impulsada grandemente por la difusión de la pornografía, que hace que el sexo no se vea como encuentro de personas sino como acceso a una colección de objetos de deseo: una boca, unos pechos, unos genitales. Las relaciones sexuales, así entendidas, son notoriamente pobres, frágiles y provisionales, de modo que se impone la lógica de que “todo vale” con tal de encontrar algo de placer o algún tipo de refugio afectivo.
* Preparado así el terreno resulta fácil a los políticos oportunistas presentarse como abanderados de la causa de la “discriminación” de los náufragos. Toda responsabilidad social y todo criterio moral desparecen de la escena, y los improvisados líderes logran lo único que les interesaba: los votos suficientes para acceder al poder. Únase a ello las gigantescas ganancias que trae el sexo comprado y vendido como artículo de consumo, en sus más diversas formas.
* Finalmente, una mal entendida misericordia facilita que, incluso en ambientes cristianos y católicos, avance con fuerza la mentira, pues resulta cómodo predicar un dios falso que no exige lo primero que reclamo Cristo al empezar su misión: “Convertíos.” esta falsa misericordia se queda solamente con acoger al náufrago pero no le ofrece la riqueza del amor que salva sino la pobreza de un falso amor de complicidad y mediocridad.
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Tema 4 de 6: Otras palabras-bandera y palabras-dragón
* Hay otras palabras-bandera de uso frecuente en nuestro tiempo, cuando se trata de conquistar terreno para la causa LGBTI. Es el caso del lenguaje sobre los “derechos.” Con el único problema de que, según conveniencia, unos derechos se suprimen por afirmar otros, con lo cual la condición de quienes no comparten las ideas que se nos quieren imponer queda bloqueada con apariencia de legalidad. Así sucede por ejemplo cuando los padres pierden el derecho de educar a sus hijos en la sexualidad según los principios que consideran correctos porque el Estado impone un modelo único de educación sexual que se supone que asegurará la tolerancia y la convivencia ciudadana en el futuro de esos niños. En ocasiones los materiales impuestos sólo pueden calificarse de manuales de corrupción pero los papás no pueden oponerse so pena de perder la custodia de sus propios hijos. Cabe bien la pregunta: ¿qué pasa con el derecho de estos padres?
* En la supuesta defensa de los “derechos” de la mujer, o del “derecho” a una muerte llamada “digna,” se multiplican otro tipo de desmanes. Es sabido que en países de más larga tradición de eutanasia se dan casos de presiones para que los pacientes, que ya están en condición de fragilidad psicológica y emocional, pidan “voluntariamente” ser asesinados. Hay datos de médicos que preguntan a sus pacientes cuándo piensan morir. ¿Es eso digno?
* Un término repetido con frecuencia, y en realidad vacío de toda consistencia racional, es que “ya estamos en el siglo XXI.” A poco de examinar ese tipo de “argumento” uno comprueba su completa vaciedad: ¿Eso qué demuestra? Si se tratara, por ejemplo, de definir si robar es malo, ¿por qué el siglo en que uno vive importaría? No mucho más hay que decir de lemas pobres intelectualmente hablando como que hay que tener la mente “abierta” (y la pregunta obvia es: ¿abierta a qué exactamente?), o que “ganó el amor” (donde la pregunta es: ¿qué entiendes por amor?).
* Las palabras-dragón se apoyan en la lógica coja que hemos venido examinando. Por ejemplo, el término “discriminación.” ¿Es malo discriminar? La pregunta es: ¿discriminar qué o a quién? Si pretendo sentarme en la oficina de gerencia de una empresa donde ni siquiera me conocen, y los guardias de seguridad me impiden entrar, ¿diré que me están discriminando? La respuesta es obvia: sí me discriminan, y con razón. A ese edificio, y a esas oficinas, no entran todos. Eso es discriminación. Por supuesto, esto no valida TODO tipo de discriminación pero sí indica que no debemos asustarnos por el hecho de que nos lancen una palabra así. De nuevo, la clave es preguntarse qué es lo propio y lo correcto. De ahí saldrán límites, y esos límites indican que no todos hacen o pueden todo.
* En cuanto al verbo “juzgar,” que a menudo se usa para desacreditar el discurso de algún creyente, siempre para indicar que uno no debería opinar de la vida de nadie, hay aclaraciones que son necesarias. La expresión de Cristo sobre “no juzgar” no elimina la enseñanza de Cristo sobre la corrección fraterna. ¿Qué indica eso? Si “no juzgar” significara “no te metas en la vida de nadie,” ¿cómo podríamos cumplir lo que Cristo nos manda sobre corregirnos unos a otros? Es obvio que el “no juzgar” debe tener otro sentido. Y lo tiene: “juzgar” en lengua hebrea, es tomar el lugar del juez, y el único juez es Dios, cuyos “juicios” indican la verdad definitiva y el destino final de cada persona. De modo que “no juzgar” equivale a: “No pretendas tomar el lugar de Dios creyendo que puedes conocer o definir el desenlace final de la vida de otra persona.” Por supuesto, ese mandato no implica que suspendamos toda opinión sobre todo comportamiento pues entonces ni siquiera la predicación sería posible.
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Tema 3 de 6: Tolerancia, libertad y naturaleza
* Tres de las palabras-bandera más repetidas, en el contexto de la lucha por una supuesta “igualdad” entre todos los humanos, igualdad que incluiría el “derecho” de casarse con lo que cada quien desee, son: tolerancia, libertad y naturaleza.
* El criterio general para responder, de modo razonado y respetuoso, frente a las palabras-bandera es hacer las necesarias distinciones. “Sí… pero”: tal es el lenguaje necesario en este caso. por ejemplo: creemos en la igualdad entre hombre y mujer PERO tal igualdad se refiere a la dignidad como seres humanos, y a los derechos fundamentales que se derivan directamente de ello. Cada uno de tales derechos tiene que ser demostrado como inherente e idéntico en hombre y mujer, y por eso, no existe el “derecho humano a parir” por dar un ejemplo.
* La tolerancia es una palabra importante para la convivencia social pero a nadie se le ocurre que TODO deba ser tolerado. Además, y es lo mismo que sucede con la política comunista, pasa en esto que se exige tolerancia hasta que se logra el poder. Conseguido el poder, se procede a castigar con absoluta intolerancia a los que se resisten a pensar como se les ordena que piensen.
* Con la naturaleza, en cuanto al avance de la presencia social de la práctica homosexual, se han intentado varias cosas: (1) Se ha buscado una hipotética base genética (el “gen gay”) sin ningún éxito. (2) Se han planteado paralelos de comportamiento homosexual en especies animales–lo cual no demuestra nada porque hay todo tipo de robos, crueldades y engaños en el mundo animal, y eso no validad tales comportamientos en los humanos. (3) Se han usado recursos ridículos como presentar imágenes de rayos X de seres humanos abrazándose o besándose como un modo de sugerir que “en el fondo” o “adentro” somos iguales todos y que por consiguiente todo da lo mismo. Eso equivale a presentar cortes de tejido cerebral de personas muy bondadosas o muy crueles para deducir de ahí que da lo mismo una cosa que otra.
* Además, incluso si hubiera un factor natural, por ejemplo genético, que llevara a una tendencia homosexual, eso tampoco demostraría nada porque de hecho ya se conocen casos en que los factores genéticos empujan, por ejemplo, hacia el suicidio o hacia la promiscuidad. A nadie se le ocurre que por existir esas tendencias, que podrían llamarse innatas, sus respectivos portadores quedan exentos de responsabilidad y pueden obrar según el impulso de sus genes. La cualidad moral de qué es un comportamiento bueno o de malo no puede resolverse estudiando el ADN.
* En cuanto a la libertad, no hay que dejarse engañar. Es verdad que la definición usual de libertad en el diccionario moral de mucha gente es: “hacer lo que me da la gana.” Pero esa definición es vergonzosamente ingenua porque quien así piensa pone su vida en manos de quien le maneje las ganas. Y ciertamente hay personas, empresas y centros de poder que tienen mucha habilidad para producir y dirigir las “ganas.” Usan lo que se conoce genéricamente como “marketing.”
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Tema 1 de 6: Recordemos que estamos en guerra semántica
* Las persecuciones son de distintas clases. El Estado Islámico te quita la cabeza; la guerra semántica te la cambia.
* Caso típico es el de la palabra “meditación” que para la mayoría de la gente hoy se asocia con dejar la mente en blanco y practicar alguna variante de yoga o de budismo zen. Para el cristiano, meditar era una cosa muy distinta: reflexionar pausadamente sobre la Palabra de Dios o sobre la predicación de la Iglesia, típicamente en el contexto de un retiro espiritual.
* Una parte importante de la guerra semántica es usar determinadas palabras como clichés, lemas o eslógans que tienen mucha fuerza en el imaginario colectivo. Su valor es de símbolo de una causa, y por eso funcionan como “palabras-bandera” Entre esas palabras actuales tenemos términos como “igualdad,” “inclusión,” “tolerancia” y algunos otros. La gente no los analiza ni cuestiona más sino que los asume ingenuamente y forma bloque para defenderlas sin darse cuenta de los muchos matices que esas mismas palabras requieren.
* Otras palabras, en cambio, quedan convertidas en “palabras-dragón,” es decir, términos con los que se pretende atacar, marginar o incluso “demonizar” a quienes se atrevan a pensar de modo distinto a como se supone que todos debemos pensar. Entre esas palabras-dragón están “discriminación,” “hipocresía,” y “estás juzgando.”
“En el festival de la ciudad noruega de Bergen, los organizadores dicen que pretenden sentar las bases para ” la seguridad, la tolerancia y el respeto entre los niños y los adultos”, esto suena muy bien, pero es que los niños fueron aleccionados para que cantaran canciones sobre lo que es vivir con ” dos padres” del mismo sexo…”