CUARTO DOMINGO DE CUARESMA
Aún de la experiencia del destierro, que fue un morir, Dios saca un fruto admirable, presagio de resurrección.

Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
CUARTO DOMINGO DE CUARESMA
Aún de la experiencia del destierro, que fue un morir, Dios saca un fruto admirable, presagio de resurrección.
Ningún sacrificio puede darle a Dios algo que Él no tenga; la misericordia, en cambio, dona el corazón que Él ha querido no tener sino sólo cuando se lo damos.
Los “proto-mandamientos” son aquellas disposiciones para cumplir y vivir los mandamientos. Destacamos: escuchar. recordar, admirar, practicar y proclamar.
Los verdaderos ídolos no son los de papel, madera o yeso, sino las codicias y mimos que le entregamos a nuestro “yo.”
No existe verdadera “neutralidad” frente a la religión. Quien sólo tolera, acabará persiguiendo.
Quien no reconoce una naturaleza humana tampoco reconoce que hay leyes vinculantes que nos ayudan a encontrar nuestro genuino bien.
La purificación del templo de Jerusalén es señal de la purificación que Cristo hace del corazón, elevando el sentido, la cantidad y la calidad de nuestro amor.
El perdón, como otras bendiciones de Dios, sólo puede abundar en nosotros si lo pasamos a otros.
Nadie se perdió tanto de conocer a Jesús como aquellos que creían que ya lo conocían.
Quite often dreamers are badly hated, for their behaviour is a prophetic denounce of everybody else’s lack of prupose and coherence.
[Homily given in John Pall II’s Academy, in Lafayette, LA, on March 9, 2012.]
Hay un valor permanente en los mandamientos que Dios nos dio por medio de Moisés, pero la plenitud de su voz sólo resuena en su Hijo, palabra eterna.
Perdonar es algo tan próximo a crear, que uno de los elogios mayores al poder de Dios es la afirmación de que Él sí perdona.
Dos enseñanzas: (1) El pecado termina engendrando muerte. (2) A un cierto punto, uno debe optar entre los bienes de Dios, y el Dios que es todo bien.
Cristo quiere que reconozca mi nombre en aquel que tiene tanto para compartir.
No puede quitarse del Evangelio el sacrificio porque hay unos, muy poderosos, que sacan provecha de las cadenas del pecado.
Todos ofrecemos sacrificios; pero hay que saber si se ofrecen al Dios vivo y que da la vida, o a ídolos muertos que traen muerte.