SÁBADO SANTO
La Vigilia Pascual es, entre otras cosas, la gran catequesis que nos conduce de la Pascua de Moisés a la de Cristo Jesús.

Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
SÁBADO SANTO
La Vigilia Pascual es, entre otras cosas, la gran catequesis que nos conduce de la Pascua de Moisés a la de Cristo Jesús.
VIERNES SANTO
La Acción litúrgica de la Pasión del Señor nos lleva a contemplar la muerte de Cristo con los ojos humildes y agradecidos de Isaías y de Juan Evangelista.
JUEVES SANTO
El Triduo Pascual goza de unidad en torno al misterio del amor que se dona.
El verdadero servicio a Dios se caracteriza por una vida ungida y sellada por la compasión.
Poco ha conquistado quien no ha vencido en las tierras duras del sufrimiento.
La frustración más dolorosa dará paso al final a la fecundidad más grande: tal es la promesa del Señor para su Siervo.
DOMINGO DE RAMOS
La verdadera iniciación en el misterio de Dios es alcanzar la victoria sobre el sufrimiento desde el amor, la fidelidad y la obediencia.
La esterilidad de Abraham era señal de la condición del hombre sin Dios. Su fecundidad es anuncio del día de Cristo.
Los Cánticos del Siervo, en Isaías, nos permiten asomarnos al misterio del amor que redime.
Hemos sido amados hasta el extremo: lo demuestra la Pasión de Cristo.
Los enemigos de Cristo necesitaban apariencia de legalidad al condenarlo, pero su sentencia fue dada por anticipado y sin relación con la Ley.
El Dios “demasiado cercano” que anuncia y hace presente Cristo resulta excesivamente incómodo para aquellos que se benefician del pecado.
Es engañoso querer fiarse de que uno tiene el arca, el templo o el linaje: sólo Cristo permanece para siempre.
Ser discípulo de Jesús es mucho más que compartir algo de su tiempo o enseñanzas: es ser liberado por él de toda esclavitud del pecado.
La Encarnación del Hijo de Dios, verdadera boda entre la naturaleza humana y la divina, es señal indeleble de esperanza para todos.
En la expresión “Queremos ver a Jesús” está el límite de la carne de Cristo. Pero superar ese límite implica la Cruz.