Tal vez el mundo es Corinto, 08 de 10, Tres dimensiones de lo corporal

[Retiro espiritual en el Monasterio de Dominicas en Catamarca, Argentina.]

Tema 8 de 10: Tres dimensiones de lo corporal

* Por lo menos tres veces habla Pablo del cuerpo en su Primera Carta a los Corintios, refiriénose: (1) al cuerpo físico (del hombre o de la mujer); (2) al cuerpo eclesial, que somos todos los que estamos unidos por la fe y la caridad en Cristo; (3) al cuerpo eucarístico, aquel que se ofrece y recibe en la asamblea cristiana.

* Lo más bello y profundo de la enseñanza del apóstol está precisamente en la relación entre esos tres usas de la palabra “cuerpo” (soma, en griego), de modo que puede hablarse de una trinidad corporal, en el sentido de que el cuerpo físico, el cuerpo eclesial y el cuerpo eucarístico o se valoran juntos y se iluminan mutuamente, o son despreciados a la vez. Lo que suceda con el cuerpo humano, con el sacrificio eucarístico y con la comunidad creyente está profundamente relacionado.

* Se ve así también la novedad de la predicación cristiana, pues el modo cristiano de apreciar cada una de estas tres realidades el algo radicalmente nuevo para el mundo pagano. Todos, pero especialmente los esclavos y la gente más pobre, tenían que sentir que la fe en Cristo les abría los ojos hacia su verdadera dignidad humana y hacia el sentido de su existencia. Sobre todo para ellos el Evangelio era genuinamente “Buena Noticia” El inefable gozo de estos creyentes era también principio de fortaleza que tenían para soportar y superar el martirio.

* Particular mensaje hemos de tomar del capítulo 11 de Primera Corintios en cuanto a la necesidad de trabajar sin descanso y hacer nuestra tarea para que la unidad del Cuerpo de Cristo sea un realidad, y fuente de testimonio “para que el mundo crea.”

La verdad sobre el aborto hoy y el trafico de esclavos de ayer

“Para escándalo de la prensa pro-aborto en España, el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig Pla, portavoz de los obispos españoles en los temas que atañen a la defensa de la vida y la familia, ha comparado la lucha contra las leyes abortistas (y su práctica, se entiende) a la lucha contra las leyes esclavistas (y su práctica). Esta comparación no es una originalidad del obispo: desde que se aprobó el aborto en Estados Unidos en los años 70,la han señalado muchas personas, juristas, historiadores, médicos, blancos y negros: los argumentos de la cultura esclavista en el siglo XIX y los de la cultura abortista actual son casi idénticos. Y se refutan igual: pidiendo que no se trate a un ser humano (sea un negro o un no-nacido) como una cosa…”

Aborto y esclavitud

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