Hacer Discípulos
2. Ser discípulo es un don muy grande, sin el cual el don del Maestro divino Jesús y el don del Maestro de la Verdad, el Espíritu Santo, no se realizan en plenitud. O sea, para que haya verdadera enseñanza espiritual -en espíritu (El Espíritu Santo) y verdad (Jesús)-, debe darse en el fiel el estado del discípulo, aceptado y dado por el Maestro.
Sabemos que por medio del Bautismo se reciben excelentes dones, desde la filiación divina hasta el ser hijo-discípulo de Dios, de María Santísima y de la santa Iglesia. Pero como dichos dones se reciben en estado de germen, hay que nutrirlos, actualizarlos y acrecentarlos con la educación y la liturgia católica.