Un discípulo cualificado de Cristo es aquel que ha entrado en el lenguaje del todo se recibe y todo se da.
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Alimento del Alma: Textos, Homilias, Conferencias de Fray Nelson Medina, O.P.
Un discípulo cualificado de Cristo es aquel que ha entrado en el lenguaje del todo se recibe y todo se da.
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El discípulo amado es el discípulo testigo.
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Todos los católicos somos discípulos de Emaús: de los que se van perplejos ante la Cruz, o de los que vuelven gozos por la Pascua.
La vida del discípulo: renuncias y abundancia; persecución y gloria eterna.
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Si el discípulo de Cristo ofrecerá bondad en un mundo en que la maldad es buen negocio, no puede esperar sino cruz.
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Ser luz implica también contar con que en todas partes habrá alguna oscuridad que debe ser vencida.
DOMINGO XXIII DEL TIEMPO ORDINARIO, CICLO C
Jesús muestra honestamente las dificultades reales de ser discípulo; de ahí entendemos en qué clase de combate se desenvuelve la vida humana.
La experiencia de los discípulos en la transfiguración nos lleva a descubrirnos en Dios antes que pretender someterlo a nuestros esquemas o deseos.
Las enseñanzas que Cristo da de modo especial a sus discípulos muestran que el discipulado mismo es un camino.
[Retiro Espiritual con un Grupo de Servidores de la Comunidad Hispana en Lafayete, Louisiana, EEUU, en Mayo de 2013.]
* Continuamos sobre el CRECIMIENTO como una de las etapas básicas del discipulado.
* Además de la mistagogía y la catequesis, la vida cristiana crece a través del ejercicio de la virtud. La palabra griega “askesis” significa ejercicio, y de ahí viene nuestro término “ascesis.”
* Es importante notar el papel que la vida en comunidad tiene dentro de este proceso de crecimiento. Cristo eligió discípulos muy distintos entre sí; de muy diversa procedencia geográfica y cultural; también con ideas incluso divergentes sobre lo que podría ser el Reino de Dios. Desde zelotas (extrema izquierda) como Simón el Zelota y Judas Iscariote, hasta colaboracionistas, (extrema derecha) como Mateo, Jesús llamó gente que no podía tener en común otra cosa sino al mismo Cristo y su Evangelio. El ejercicio de encaminarse hacia la unidad, soportándose, y además venciendo esa tendencia a querer ser el primero, tuvo que ser altamente formativa para todos.
* La MADUREZ viene con la Cruz. No es que uno busque el dolor para encontrar a Cristo sino que el dolor que llega por seguir con fidelidad y generosidad a Cristo es la indicación principal sobre cuál es la cruz que va a ser fecunda en la vida de uno.
* La Cruz es indispensable para llegar a la verdad de lo que uno es, de lo que uno ama y de lo que uno cree. por algo Cristo dijo: Si alguien quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga (Mateo 16,24).
* Finalmente, madurados por la Cruz, que equivale a: habiendo sido molidos nuestros deseos y sueños en el altar del dolor que ama hasta el fondo, estamos listos para recibir el rocío y a la vez fuego del Espíritu. Así es como se llega a la DONACIÓN total.
[Retiro Espiritual con un Grupo de Servidores de la Comunidad Hispana en Lafayete, Louisiana, EEUU, en Mayo de 2013.]
* Continuamos con las etapas del discipulado. Hablaremos del CRECIMIENTO.
* Hay tres cosas que nos hacen crecer: mistagogía, catequesis y ascesis.
* Originalmente, la mistagogía es el camino que ayuda a reconocer los “misterios,” y con esta palabra los primeros cristianos aludían al mundo rico y profundo de las celebraciones litúrgicas, y muy especialmente los sacramentos. Avanzar en la mistagogía es reconocer esa riqueza de sentido y alimentar en ella nuestra vida.
* De ahí viene un segundo sentido, derivado, de mistagogía: corresponde a lo que varias veces nos pide Cristo en el Evangelio: aprender a leer los signos de los tiempos. Crecer como discípulos no es simplemente celebrar con respeto y devoción la liturgia, es hacer de nuestra vida una ofrenda, y esto implica ofrecer lo que somos, lo que vivimos, lo que padecemos, entendiendo que nuestra existencia está precedida por el amor providente de Señor que cuando cierra un camino es sólo para mostrarnos otro.
* La catequesis tiene varias dimensiones. (1) Implica la familiaridad con la Biblia, hasta hacer de ella la casa espiritual en que uno vive. (2) Implica claridad de conceptos, es decir, tener muy firmes las verdades de nuestra fe. (3) Implica reconocer cuáles son las cuestiones más duras, los desafíos actuales para vivir y predicar nuestra fe.
* En síntesis: la catequesis no es un adornos ni es cosa que uno pueda dejar cómodamente en el pasado: es la herramienta fundamental para abordar de manera inteligente y fructuosa los retos del mundo presente.
[Retiro Espiritual con un Grupo de Servidores de la Comunidad Hispana en Lafayete, Louisiana, EEUU, en Mayo de 2013.]
* Pentecostés nunca está lejos. lo sabemos porque Cristo ha prometido: “Pues si vosotros siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (Lucas 11,13).
* La dinámica del discipulado. Dos verbos destacan como propios de los discípulos, en los cuatro evangelios: aprender y colaborar. Discípulo es el que aprende, por supuesto, pero Cristo no quiere una simple acumulación de conocimiento, porque el tema de aprendizaje es el Reino de Dios, y Dios no llega a reinar solamente con lo que sabe nuestra cabeza sino sobre todo con lo que practicamos y vivimos. Por eso la importancia del “laborar.” Pero no laboramos solos; Él está cono nosotros, y nosotros co-laboramos.
* Sobre esa base se establecen las etapas del discipulado, que pueden condensarse en cuatro: comienzo, crecimiento, madurez y donación.
* El COMIENZO supone recibir a Cristo por alguna de las puertas que la vida suele dejar abiertas: sanación, liberación y perdón. Lo característico de esta primera etapa es el gozo que Cristo describe en varias de sus parábolas, como por ejemplo, la del hombre que encontró un tesoro en un campo, o el comerciante que halló una perla de grandísimo valor. Esta alegría es importante porque suele suceder que quien no conoce esta clase de gozo tenga siempre espacio en su alma para otro tipo de gozo, que ya no será según Dios.
41 La vida personal y social, así como el actuar humano en el mundo están siempre asechados por el pecado, pero Jesucristo, « padeciendo por nosotros, nos dio ejemplo para seguir sus pasos y, además, abrió el camino, con cuyo seguimiento la vida y la muerte se santifican y adquieren nuevo sentido ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 22: AAS 58 (1966) 1043] El discípulo de Cristo se adhiere, en la fe y mediante los sacramentos, al misterio pascual de Jesús, de modo que su hombre viejo, con sus malas inclinaciones, está crucificado con Cristo. En cuanto nueva criatura, es capaz mediante la gracia de caminar según « una vida nueva » (Rm 6,4). Es un caminar que « vale no solamente para los cristianos, sino también para todos los hombres de buena voluntad, en cuyo corazón obra la gracia de modo invisible. Cristo murió por todos, y la vocación suprema del hombre en realidad es una sola, es decir, la divina. En consecuencia, debemos creer que el Espíritu Santo ofrece a todos la posibilidad de que, en la forma de solo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 22: AAS 58 (1966) 1043]
42 La transformación interior de la persona humana, en su progresiva conformación con Cristo, es el presupuesto esencial de una renovación real de sus relaciones con las demás personas: « Es preciso entonces apelar a las capacidades espirituales y morales de la persona y a la exigencia permanente de su conversión interior para obtener cambios sociales que estén realmente a su servicio. La prioridad reconocida a la conversión del corazón no elimina en modo alguno, sino, al contrario, impone la obligación de introducir en las instituciones y condiciones de vida, cuando inducen al pecado, las mejoras convenientes para que aquéllas se conformen a las normas de la justicia y favorezcan el bien en lugar de oponerse a él ».[Catecismo de la Iglesia Católica, 1888]
43 No es posible amar al prójimo como a sí mismo y perseverar en esta actitud, sin la firme y constante determinación de esforzarse por lograr el bien de todos y de cada uno, porque todos somos verdaderamente responsables de todos.[Cf. Juan Pablo II, Carta enc. Sollicitudo rei socialis, 38: AAS 80 (1988) 565-566] Según la enseñanza conciliar, « quienes sienten u obran de modo distinto al nuestro en materia social, política e incluso religiosa, deben ser también objeto de nuestro respeto y amor. Cuanto más humana y caritativa sea nuestra comprensión íntima de su manera de sentir, mayor será la facilidad para establecer con ellos el diálogo ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 28: AAS 58 (1966) 1048] En este camino es necesaria la gracia, que Dios ofrece al hombre para ayudarlo a superar sus fracasos, para arrancarlo de la espiral de la mentira y de la violencia, para sostenerlo y animarlo a volver a tejer, con renovada disponibilidad, una red de relaciones auténticas y sinceras con sus semejantes.[Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, 1889]
44 También la relación con el universo creado y las diversas actividades que el hombre dedica a su cuidado y transformación, diariamente amenazadas por la soberbia y el amor desordenado de sí mismo, deben ser purificadas y perfeccionadas por la cruz y la resurrección de Cristo. « El hombre, redimido por Cristo y hecho, en el Espíritu Santo, nueva criatura, puede y debe amar las cosas creadas por Dios. Pues de Dios las recibe y las mira y respeta como objetos salidos de las manos de Dios. Dándole gracias por ellas al Bienhechor y usando y gozando de las criaturas en pobreza y con libertad de espíritu, entra de veras en posesión del mundo como quien nada tiene y es dueño de todo: Todo es vuestro; vosotros sois de Cristo, y Cristo es de Dios (1 Co 3,22-23) ».[Concilio Vaticano II, Const. past. Gaudium et spes, 37: AAS 58 (1966) 1055.]
Este Compendio se publica íntegramente, por entregas, aquí.
Es maravilloso descubrir que Cristo, tan perfecto en sí mismo, haya querido elegir discípulos tan imperfectos para hacer su obra.
[Retiro para el clero de la Diócesis de Chiquinquirá en el Año de la Fe.]
Tema 8. La historia de JUAN
[Retiro para el clero de la Diócesis de Chiquinquirá en el Año de la Fe.]
7. La historia de PEDRO