I-A. Dios ha manifestado su amor

3. Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su hijo único, para que quien crea no perezca, sino tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por medio de él. (Jn 3,16-17)

4. El Señor espera para apiadarse de vosotros. (Is 30,18)

5. Con amor eterno te amé; por eso prolongué mi fidelidad. (Jer 31,3)

6. Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que llegaba la hora de pasar de este mundo al Padre, después de haber amado a los suyos del mundo, los amó hasta el extremo. (Jn 13,1)

7. Acudid a mi, los que andáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Cargad con mi yugo y aprended de mí, que soy tolerante y humilde, y os sentiréis aliviados. Pues mi yugo es blando y mi carga es liviana. (Mt 11,28-30)

8. Se ha manifestado la gracia de Dios que salva a todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos y a vivir en esta edad con templanza, justicia y piedad, esperando la promesa dichosa y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y de nuestro Salvador Jesucristo. (Tt 2,11-13)

9. Dios nos demostró su amor en que, siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. (Rm 5,8)

10. Sabed que os han rescatado de vuestra vana conducta heredada, no con plata y oro corruptibles, sino con la preciosa sangre de Cristo, cordero sin mancha ni tacha. (1 P 1,18-19)

11. Yo vine para que tengan vida y una vida abundante. (Jn 10,10)

12. Yo soy la resurrección y la vida. Quien cree en mí, aunque muera, vivirá; y quien vive y cree en mí no morirá para siempre. ¿Lo crees? Le contestó: Sí, Señor, yo creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo. (Jn 11,25-27)

El Amor echa fuera el temor: una leccion que salva vidas

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Muchos abortos, y en realidad casi todos los demás pecados, si los examinamos bien, provienen más del miedo que de la malicia. Tememos no ser aceptados, tememos que nos rechacen, tememos quedarnos solos o perder los privilegios o ventajas adquiridas. El amor perfecto, aquel que Dios nos ha dado en Cristo, vence estos temores y nos ayuda a sentar las bases de una verdadera cultura de la vida.

Amar cada dia – Un enfoque para los laicos

El Primer Mandamiento de la Ley de Dios es “primero” en varios sentidos, sobre todo porque sin el amor todo lo demás vale poco y significa menos. Ya desde la primera mitad del siglo XX el Espíritu Santo había inspirado obras y caminos de santidad en la vida de los laicos, como decir la Acción católica, la Legión de María o el Opus Dei. Todo ello condujo a una visión positiva de la vocación del laico como aquel que, desde una experiencia de amor de Dios, expresa y traduce el reinado de Cristo en las realidades de este mundo.