LA GRACIA 2024/11/29 Estamos en el tiempo en que el demonio está encadenado

Aunque parezca increíble estamos en el tiempo donde el mal tiene un límite para el daño que nos puede hacer; para no cruzar ese límite, debemos rechazar al demonio diciéndole un sí rotundo a Dios.

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LA GRACIA 2024/11/27 Nosotros somos el pueblo de la Pascua

Somos los hijos de la Pascua, somos los hijos de las victorias de Moisés en el Éxodo y de Jesús en la Cruz que han destruido el poder del demonio y que hacen posible la vida de Dios en nosotros.

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LA GRACIA 2024/10/02 Los ángeles nos guardan del peligro y custodian del enemigo

MEMORIA DE LOS SANTOS ÁNGELES CUSTODIOS

Los santos ángeles nos guardan porque estamos en peligro y nos custodian porque tenemos enemigos. El demonio quiere destruir lo más valioso, la imagen de Dios en nosotros.

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LA GRACIA 2024/01/17 La confianza en Dios sin grietas derrota al demonio

MEMORIA DE SAN ANTONIO, ABAD

San Antonio nos dice que no le tengamos miedo a las amenazas, al alboroto, al ruido que quiera utilizar el demonio; si nos mantenemos firmes en la fe, la alabanza y la oración, el demonio huirá de nosotros.

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LA GRACIA 2023/08/25 Las dos grandes mentiras del demonio

Las dos grandes mentiras del demonio: escoger entre ser obedientes o ser felices dejando de amar a Dios sobre todas las cosas; y ya instalado en el trono de Dios tienes que escoger entre el prójimo o tú, dejando de amar al otro como a ti mismo.

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LA GRACIA 2023/07/05 La acción del demonio

Ante la acción del demonio somos llamados como Iglesia a ayudar a quienes sufren por su causa, a no tenerle miedo porque él primero le tiene miedo a Jesús y a entender que la victoria definitiva sobre las tinieblas no es definitiva, la lucha sigue.

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Las armas de Dios

«Las armas de Dios» (Ef. 6, 11)

En el texto antes citado de 2 Cor. 10, 4, San Pablo proclama expresamente: «las armas de nuestro combate no son carnales», es decir, no son de orden humano o natural.

Y el fundamento de esta afirmación lo encontramos en el otro texto también citado de Ef. 6,12: la armas no pueden ser «carnales» porque la lucha «no es contra la carne y la sangre». Las armas tienen que ser adecuadas al género de enemigo y de combate. Precisamente porque la lucha es «contra los Espíritus del Mal», sólo valen «las armas de Dios»; sólo ellas hace posible «resistir a las asechanzas del Diablo» (v. 11) y «resistir en el día malo» y mantenerse firmes después de haber vencido todo (v. 13).

Con otras palabras, es necesaria la fuerza poderosa del Señor (Ef. 6,10). San Pablo lucha y se fatiga, pero con una energía que no es suya: «precisamente me afano luchando con la fuerza de Cristo que actúa poderosamente en mí» (Col. 1,29). Cristo ha vencido al diablo (Mt. 4,1-11), y sólo en Cristo y con su fuerza es posible vencer.

Por eso el apóstol renuncia deliberadamente a apoyarse en los medios naturales humanos -la «armas carnales»- y acude a las «armas de Dios», las únicas eficaces en el combate apostólico y cristiano.

Y en Ef. 6,14ss. detalla en qué consiste esta armadura que hace invulnerable y vencedor: vivir en la Verdad revelada por Dios; estar revestidos de la santidad en la adhesión a la voluntad de Dios; el celo por el Evangelio; la fe viva; la salvación asimilada y vivida; la atención y acogida de la Palabra de Dios; la oración constante… Son en realidad las armas necesarias al cristiano; mucho más al apóstol.

Puesto que la acción de Satanás utiliza como arma fundamental el engaño y la seducción (2 Tes. 2,9-12), se comprende la insistencia en las armas que hacen vivir en la luz (la verdad, la fe, la Palabra de Dios…). Otras armas miran más a la unión con Dios o con Cristo (santidad, salvación…), que es nuestra fortaleza. Notar que junto a las armas defensivas están también las ofensivas (la Palabra de Dios, el celo por la difusión del Evangelio…).


El autor de esta obra es el sacerdote español Julio Alonso Ampuero, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

Pablo nos enseña sobre el “misterio de iniquidad”

Hemos encontrado en el capítulo anterior expresiones de este tipo: «intentamos llegar a…, pero el Espíritu Santo nos lo impidió». Llama la atención que también encontramos en san Pablo estas otras: «quisimos ir a vosotros -yo mismo, Pablo lo intenté una y otra vez- pero Satanás nos lo impidió» (1 Tes. 2, 18). Aquí no es Dios quien «impide» un determinado proyecto de los apóstoles con la intención de sacar adelante otro proyecto suyo; quien aquí obstaculiza la acción de los apóstoles es otro: Satán, el Adversario.

En toda la tradición bíblica es muy conocido este personaje, enemigo del hombre, adversario de Dios y de sus planes (Gen. 3, 1; Job. 1,6; Mc. 1, 13; Ap 12,3). Y san Pablo es consciente de su acción: las dificultades surgidas en Tesalónica no son signo de un plan de Dios que a través de determinadas circunstancias marca otros caminos y otros momentos, sino indicio de una intervención del Maligno que procura a toda costa impedir la implantación del Evangelio entre los tesalonicenses.

Entendemos ahora el porqué de las preocupaciones del Apóstol en relación con la joven iglesia de Tesalónica. Todas las persecuciones y tribulaciones allí surgidas han sido en realidad atizadas por Satanás. Pablo, «no pudiendo soportar ya más», envía a Timoteo a Tesalónica ante el temor de que «el Tentador os hubiera tentado y que nuestro trabajo quedara reducido a nada» (1Tes. 3, 5).

Por tanto, las dificultades no provienen sólo de la debilidad en la fe de una comunidad aún no consolidada, sino de lo que Pablo llama en otro lugar «el misterio de la iniquidad» (2Tes. 2, 7), que actúa en la sombra sirviéndose normalmente del «impío», es decir, de aquellos hombres que se prestan a ser sus secuaces e instrumentos de su acción en la historia.

Abiertamente lo dice también en la Carta a los Efesios: «nuestra lucha no es contra la carne y la sangre -es decir, contra dificultades o enemigos de orden humano, natural-, sino contra los Principados, contra las Potestades, contra los Dominadores de este mundo tenebroso, contra los Espíritus del Mal que están en las alturas» (Ef. 6, 12).

Entendemos desde aquí mejor todas las expresiones que san Pablo utiliza para hablar de su acción apostólica como de un combate. Dirigiéndose a Timoteo le exhorta a soportar las fatigas «como un buen soldado de Cristo Jesús» y a competir como un atleta (2 Tim. 2, 3-5). Todos los sacrificios hechos por el Evangelio los compara a los esfuerzos y renuncias que debe realizar un deportista para alcanzar el premio (1 Cor. 9,23-27). Y cuando encare el final de su vida hará balance de ella en idénticos términos (2 Tim. 4,7).

No son simples metáforas. Tampoco se refiere con estas expresiones sólo a las fatigas producidas por sus continuas idas y venidas. Es que experimenta su tarea evangelizadora como una lucha y una conquista: un «arrasar fortalezas» y un «reducir a cautiverio todo entendimiento para que obedezca a Cristo» (2 Cor. 10,4-5). Una lucha porque encuentra resistencias («sofismas y toda altanería que se subleva contra el conocimiento de Dios»). Una lucha porque los hombres no están bien dispuestos a recibir humildemente la salvación que viene de Cristo, sino que -instigados por Satanás- se yerguen en su soberbia, en su pretensión de «ser como dioses» (Gen. 3,4-5).

Podemos decir que la vida del apóstol es un combate continuo a favor de los que le han sido confiados (Col.2, 1). Unas veces serán los errores doctrinales, otras veces las debilidades morales de sus cristianos, otras la persecución abierta. Lo cierto es que el apóstol vive en lucha permanente con las fuerzas del mal. Y en esa lucha empeñará su misma vida.


El autor de esta obra es el sacerdote español Julio Alonso Ampuero, a quien expresamos nuestra gratitud. Aquí la obra se publica íntegra, por entregas. Lo ya publicado puede consultarse aquí.

LA GRACIA 2022/01/31 La trivialización de los demonios y lo demoniaco

Evitemos todo lenguaje trivial sobre el demonio y descubramos el valor de la vida humana porque el alma inmortal creada a imagen y semejanza de Dios vale más que lo material.

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La Iglesia en México vuelve a advertir sobre la Santa Muerte

“El culto a la Santa Muerte “no es agradable para Dios”, tal como señaló el portavoz del arzobispado de San Luis Potosí (México), Juan Jesús Priego Rivera, quien sostuvo que esta práctica de ninguna manera forma parte del rito católico o cristiano en general, por lo que pidió a los fieles católicos descartar a esta falsa deidad que más bien tiene rasgos del satanismo…”

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LA GRACIA 2020/10/03 Con el demonio no se juega, no se negocia, ni se discute

Con el demonio no se juega, no se negocia, ni se discute; no negamos su existencia ni su poder sujeto al gobierno de Dios. Esto nos basta para seguir en nuestra vida cristiana porque lo que nos interesa es el Evangelio de Jesucristo.

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Recordando al P. Gabriele Amorth

“El 16 de septiembre de 2016, falleció a los 91 años el P. Gabriele Amorth, famoso exorcista italiano de la Sociedad de San Pablo. Días antes de su muerte, el P. Amorth había sido internado en el hospital de la Fundación Santa Lucía de Roma (Italia) debido a dolencias pulmonares…”

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Diez cosas que el demonio desea con fuerza

DIEZ COSAS QUE EL DEMONIO DESEA CON FUERZA
-Según enseñanzas de diversos santos-

1. Ante todo, que veamos en Dios y sus mandamientos un estorbo para nuestra felicidad o realización: esta es la GRAN MENTIRA.

2. Por consiguiente, que caigamos en el pecado.

3. Que luego no nos arrepintamos.

4. Que si nos arrepentimos, nos vayamos al otro extremo y desesperemos de la misericordia divina.

5. Que pensemos que no podremos evitar el pecado y entonces dejemos de luchar y, sobre todo, de orar.

6. Que usemos nuestra mente para justificarnos internamente y ante los demás: que seamos cínicos.

7. Que pasemos de faltas menos graves a “atrevernos” a realizar actos más perversos.

8. Que acostumbremos nuestra conciencia a la mentira y a la doble vida para facilitar la repetición del pecado.

9. Que seamos ciegos a los buenos ejemplos que nos rodean.

10. Que al saber de los pecados de otros perdamos ánimo y fuerzas para orar y luchar por rescatarlos.

Había experimentado con la magia y en Medjugorje recibió liberación

“Miriam Cairós es una joven canaria que vivía alejada de Dios, cuya “gasolina” era el odio y el resentimiento por una vida teóricamente envidiable pero que encontraba vacía. Tal y como recoge Cari Filii News, sin saber cómo acabó en Medjugorje donde vivió una experiencia que cambió su vida y donde gracias a una oración de liberación encontró la paz tras haber probado en varias ocasiones la magia, especialmente la santería cubana…”

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