Pregunta: ¿sabemos cuál es la razón por la cual Dios le pide al pueblo de Israel que sus varones sean circuncidados? Hay algo más allá de las razones sanitarias? — S.M.
* * *
De hecho, no estamos seguros de que las razones “sanitarias” o incluso de salud hayan tenido un papel real en el inicio de la práctica judía de la circuncisión. La Biblia es extremadamente sucinta en este punto: lo único que nos cuenta es que Dios ordenó a Abraham esta práctica (siglo XVIII antes de Cristo); está en Génesis, capítulo 17:
10. Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 11. Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros. 12. Y de edad de ocho días será circuncidado todo varón entre vosotros por vuestras generaciones; el nacido en casa, y el comprado por dinero a cualquier extranjero, que no fuere de tu linaje. 13. Debe ser circuncidado el nacido en tu casa, y el comprado por tu dinero; y estará mi pacto en vuestra carne por pacto perpetuo. 14. Y el varón incircunciso, el que no hubiere circuncidado la carne de su prepucio, aquella persona será cortada de su pueblo; ha violado mi pacto.
En Éxodo 12,44, Levítico 12,3, y otros textos propios de la Ley Mosaica se refrenda ese mandato divino, sin dar explicación alguna fuera de la relación con la alianza: el varón circuncidado lleva en su carne una señal permanente de “pertenencia” a Dios. De varios hombres importantes en los relatos del Nuevo Testamento se dice expresamente que fueron circuncidados: Jesucristo (Lucas 2,21); Juan, el Bautista (Lucas 1,59); San Pablo (Filipenses 3,5); Timoteo (Hechos 16,1-3). Por otra parte, hay una excepción en otro discípulo de Pablo: Tito (Gálatas 2,3).
El mismo Pablo relaciona la circuncisión solamente con la alianza antigua y la práctica de toda la Ley de Moisés, de modo que quien pone su esperanza en la circuncisión, y por tanto, en la práctica de la Ley, se ha apartado de Cristo (Gálatas 5) :
2 Mirad, yo, Pablo, os digo que si os dejáis circuncidar, Cristo de nada os aprovechará. 3 Y otra vez testifico a todo hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la ley. 4 De Cristo os habéis separado, vosotros que procuráis ser justificados por la ley; de la gracia habéis caído. 5 Pues nosotros, por medio del Espíritu, esperamos por la fe la esperanza de justicia. 6 Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor.
Hay un último pasaje bíblico que tiene una cierta diensión de profundidad o misterio sobre este tema. En Juan 7 se habla de una curación que Cristo realiza en día sábado. Al ser reprochado por sus adversarios, que le acusan de “trabajar” en sábado, el Señor Jesús responde:
21 —Hice un milagro y todos ustedes han quedado asombrados. 22 Por eso Moisés les dio la circuncisión, que en realidad no proviene de Moisés, sino de los patriarcas, y aun en sábado la practican. 23 Ahora bien, si para cumplir la ley de Moisés circuncidan a un varón incluso en sábado, ¿por qué se enfurecen conmigo si en sábado lo sano por completo?
Que yo conozca, es el único texto bíblico que relaciona de algún modo a la circuncisión con una especie de “sanación.” Como que aquello que la circuncisión empezaba, “sanando” algo en la sexualidad del varón, luego lo completa Cristo, “sanando” al hombre entero. En la misma línea puede ir aquel texto del capítuo 1 de San Juan, referido a los que han llegado a la fe:
12 Pero a todos los que le recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios, es decir, a los que creen en su nombre, 13 que no nacieron de sangre, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre, sino de Dios. (Juan 1,12-13).
La expresión “voluntad de la carne… voluntad del hombre…” alude directamente al deseo sexual del varón. Volviendo al pasaje de Juan 7, es como si Cristo dijera: “la circuncisión mandada por Moisés sanaba en algo al hombre, poniendo el señño de la alianza en el centro de sus deseos, de modo que tofdo en el hombre esté sometido a la alianza con Dios; pero ahora he venido yo, y conmigo la posibilidad de que todo en ustedes sea sanado y restaurado e plena alianza con Dios.” Creo que hasta ahí nos permiten llegar los datos que nos ofrece la Escritura.